Por: Ramón Antonio Veras.
I.- Las marchas verdes en sus inicios
1.- Al momento del movimiento marcha verde comenzar
sus actividades, escribí diciendo: “se le está dando inicio a un proceso que de
continuar como va puede convertirse en el hecho político y social de mayor
envergadura de los últimos cincuenta años, por la indignación presente en
amplios sectores de las capas medias;
por lo firme que ha comenzado el calor de los participantes y el
deterioro de la situación actual”.
2.- Me llamó
la atención ver a mujeres y hombres de cierto nivel académico marchando
espontáneamente; sin la orientación de un partido del sistema, ni dominados por
un politiquero. El accionar político sincero, intuitivo, demuestra
determinación, posición que puede traducirse en automática logrando extenderse
a medida que las marchas se hagan con mayor regularidad.
3.- Las marchas verdes contra la impunidad y la
corrupción, prueban que sus actores tienen ideas propias, ingeniosas, agudas,
que sirven de motivación a los convocados. En política lo ocurrente llega aglutinar; y si los
dirigentes prueban ser portadores de criterios chispeantes pueden aglutinar a
su alrededor a amplios sectores de la sociedad, hasta ese momento de
comportamiento tímido, indeciso o indiferente.
4.- El medio
social dominicano está saturado de actos que repugnan hasta al más indiferente.
Lo mejor del país está rebosado de hechos dolosos que ocurren sin ser
sancionados. De ahí que el fastidio
causado por la corrupción sin
sanción mueve, impulsa a la protesta hasta el más indolente.
5.- Una vez la indignación toma ribetes de masas,
la movilización popular se hace incontenible. La repulsa a que se haga gárgaras
sin consecuencias con los dineros del erario, concita, excita voluntades, agita
sentimientos. Sentirse el pueblo burlado en su patrimonio económico, genera ánimo
para amotinarse.
6.- A los
que se benefician de la corrupción y son protegidos con la impunidad, no les
resulta fácil apaciguar a los amplios grupos sociales que consideran que el
fruto de su trabajo ha sido robado impunemente. No hay forma de contener a un movimiento de
personas convencidas de que la vara de la justicia no ha alcanzado a los que se
han enriquecido robando sin sanción alguna.
7.- Aquel
que se siente burlado, sin mucho esfuerzo se moviliza; le da riendas sueltas a
su rebeldía; se mantiene inquieto ante la tolerancia, viendo la impunidad en su
propia cara. No hay nada de sosegado en aquel que decide ponerle término a la
calma, a la actitud placentera, para convertirse en el más decidido inquieto.
El más bonachón se transforma en un terrible desapacible.
II.- Un gran despegue de masas
8.- A medida
que las marchas verdes tomaban impulso expuse: “lo que estamos viendo es el
comportamiento de un pueblo que ha dado un cambio absoluto dejando atrás la
actitud inofensiva; cambiando la tranquilidad por
actividad; convertido en
avispado, agitado, en marcha, probando ser combativo, luchador”.
9.- Los
movimientos de masas que están haciendo acto de presencia en diversos pueblos
del país con la consigna contra la corrupción, demuestran que se ha operado un
giro, un viraje positivo en lo que a despertar de las masas se refiere. Lo que
pinta la realidad es un andar; moverse para hacerse sentir en la calle, accionando y voceando, pregonando,
manifestándose en la vía pública, clamando justicia y que termine el reino de la impunidad.
10.- No es lo mismo el pueblo hablando en voz baja,
susurrando, secreteando, que a todo pulmón expresar su disgusto con sentido
político en el curso de una movilización popular. Así como las masas se comportan sumisas,
obedientes a los dictados del poder, también saben rebelarse, manifestarse
indócil, ingobernables. El acatamiento
llega a su final una vez los de abajo rompen la sumisión y la subordinación, dándole
inicio a la insubordinación.
11.- Los
momentos en los cuales los pueblos se quejan, lamentan y claman sin ser
escuchados es porque se mantienen quietos, tranquilos, viviendo en la
pasividad. Pero una vez dejan de ser los eternos sufridos y los querellosos, su situación cambia una vez se activan en las
calles, exigiendo con firmeza lo que antes pedían con ruego, por piedad.
12.- El cambio de rumbo político de los pueblos se
expresa cuando modifican su actitud de combatir y no continuar aceptando
tranquilamente el desprecio en su contra. Las señales de transformar su
proceder frente a sus adversarios, puede ser mediante la protesta cívica, como
ocurre con las marchas verdes, o violentas que es la más alta expresión del
accionar de las masas.
13.- La decisión del pueblo de dar una respuesta
nueva movilizándose es un indicio, una muestra de que ha tomado la
determinación de no limitarse a
amagar y no dar; que quiere
rubricar con su presencia en la plaza pública un salto cualitativo diciéndole a los que han
utilizado el robo de los dineros del
erario para enriquecerse impunemente.
14.- Las masas populares, hombres y mujeres del
pueblo, en un ambiente nuevo se
movilizan rompiendo el nudo que les ataba a la resignación, el vínculo que les
impedía salir adelante. Ahora con frescura y actitud diferente, en acciones
innovadoras, salen al frente aquellos que hasta hace poco lucían entregados,
conformistas, mansos, sumisos, tolerantes ante los excesos, desafueros y
atrevimientos de corruptos de cuello blanco y cuello sucio.
15.- Las masas adquieren la conciencia necesaria y
se hacen dueñas de su destino desde el
momento que por convicción infunden
energía y combatividad, lo que les permite despertar en la política para tomar
caminos liberadores.
16.- Cuantas veces las masas movilizadas toman las
calles, tienen éxitos y avanzan hacia la conquista de amplias y nuevas
victorias. La realidad demuestra la acción del pueblo paraliza la prepotencia
de los grupos de poder.
III.- Inmovilidad de las marchas verdes. Algo ha
fallado
17.- Por la razón que sea, en los últimos tiempos
se ha observado que el órgano marcha verde se ha debilitado en su
accionar; su poder de convocatoria se
ha quebrantado; luce que se ha consumido
ese movimiento que probó en sus comienzos alto dinamismo, gran viveza y
presteza para poner las masas populares en tensión.
18.- En las movilizaciones de los pueblos siempre
hay que tomar en cuenta el contenido, la esencia, el fondo político y social
que sirve de motivación a las mismas. Resulta determinante que los más
calificados y lúcidos dirigentes mantengan su reloj político en hora para
comprender qué sirve de motivación a los sectores que se procura que accionen.
En cada momento conviene saber el fondo
que sirve de motivación a la convocatoria, porque solamente una causa con
sentido social justifica la citación a un encuentro popular.
19.- La participación de ciudadanas y ciudadanos en
actividades cívicas, sociales o políticas deben responder a objetivos concretos
a alcanzar en una determinada coyuntura histórica porque un reclamo vacío conduce a resultados
fallidos que se traducen luego en frustración,
aniquilando el espíritu, el dinamismo
de todo lo que significa diligencia y celeridad para triunfar.
20.- El
clamor popular de las masas debe tener respuesta a los fines de que no se
marchite el entusiasmo que les sirve de motivación y las impulsa a mantener
vivo el deseo de obtener lo que se han propuesto con su brega. Mover al pueblo
con el único fin de mantenerlo en la calle no conduce ni resuelve nada desde el
punto de vista de la lucha social.
21.- La
actividad política debe responder a un programa previamente concebido, el cual
ha de recoger los objetivos que se proponen alcanzar sus sostenedores. Aquellos
que tratan de movilizar
a las masas populares están en el deber de explicarles el alcance de lo
que se procura con el accionar.
22.- El
trabajo político dirigido a las masas populares debe ser lo suficientemente
claro para que sea comprendido y aceptado por los mejores hombres y mujeres de
la sociedad, los cuales responden con su presencia cuantas veces se les explica
con claridad, en forma nítida el alcance de los puntos contenidos en la
proclama que sirve de fundamento programático a la convocatoria.
23.- Los métodos de lucha política se elaboraron
tomando en consideración los escenarios donde se han de aplicar, los actores
que los han de llevar a la práctica y frente a quienes se van a oponer.
24.- En
política el optimismo no puede guiarnos al entusiasmo absurdo de subestimar al
adversario, porque la prematura efervescencia
a veces lleva al fracaso convirtiéndose la ilusión en postración y
depresión. Hay que sopesar, tantear el triunfo, así como también la posibilidad
derrota.
25.- Poner
en movimiento a una gran parte del pueblo entraña motivación a que se ponga en
tensión con la finalidad de lograr el objetivo que con su pasividad no había
alcanzado, de donde resulta que al ser estimulada responde a la exaltación
persuadida de halagüeños resultados.
26.- La
realización de un proyecto político que aspira a ser distinto a los existentes
en lo que a método y programa se refiere, debe ser dirigido para actuar con
suma inteligencia, sentido objetivo y práctico; y en ningún momento perder la
lucidez para mover con razonamientos convincentes, argumentos concluyentes,
fines loables y alcanzables.
IV.- Ante un nuevo llamado de marcha verde
27.- Ahora, nuevamente, marcha verde ha llamado a
contribuir a la reactivación de las movilizaciones multitudinarias, tomando
como base las consignas que en su momento impulsaron al pueblo a las
movilizaciones con entusiasmo desbordante.
28.- Los coordinadores de marcha verde han llamado
a una actividad de contenido cívico a
efectuarse en Santiago, el día
domingo 14 de julio, con el objetivo de:
a) contribuir a la reactivación contra
la corrupción en todas sus manifestaciones; b) persistir en la urgente
necesidad de una justicia independiente, que juzgue y condene a los corruptos
obligándoles a devolver lo robado; c) denunciar
y enfrentar los actos de corrupción
en todas sus modalidades; e) contribuir a un amplio apoyo a los reclamos comunitarios
por mejores condiciones de vida y respeto a sus derechos humanos; f) respaldar
las justas demandas de los diferentes
sectores sociales del país; y, g) todo
aporte a la defensa de la dignidad
nacional y el estado de derecho en la República
Dominicana.
29.- En nuestro país, procede contar con el apoyo
de los mejor de la sociedad dominicana toda actividad que tenga por finalidad el adecentamiento de la vida pública y el
fortalecimiento de las instituciones
para hacer más llevadera la vida democrática.
Santiago de los Caballeros,
10 de julio de 2019.