Por:
Ramón Antonio Veras.
1.-
Nicolás Maduro, el 20 de mayo de 2018, resultó electo Presidente de la
República Bolivariana de Venezuela, venciendo a los otros tres candidatos que
participaron en el proceso electoral. Luego, el presidente fue proclamado y
juramentado conforme las leyes venezolanas. Ninguno de los candidatos
derrotados impugnó las elecciones ni al candidato ganador.
2.-
El día 30 de abril de 2019, un grupo de militares, motivados y acompañados de
diputados de la oposición, encabezados por el presidente sombra Juan Guaidó,
pusieron en ejecución un golpe de Estado, que fracasó totalmente por el rechazo
de militares y civiles que apoyan la Revolución Bolivariana y a Nicolás Maduro.
3.-
Donald Trump, la Organización de Estados Americanos (OEA), la Comisión de
Justicia y Paz de la Conferencia Episcopal de Venezuela y el Grupo de Lima, han
manifestado su protesta porque el Tribunal Supremo de Justicia levantó la
inmunidad parlamentaria a los diputados que públicamente apoyaron y activaron
el frustrado golpe de Estado.
4.- Sorprende que personas, instituciones
políticas y religiosas, que dicen respetar la autodeterminación y la
independencia de los pueblos, decidan protestar por el hecho de que se sancione
a quienes se unificaron para derrocar un gobierno cuya legitimidad no ha sido
impugnada ante ningún tribunal nacional o internacional.
5.-
Es difícil de entender cómo es posible que se den palmadas en señal de
aprobación a un golpe de Estado contra un gobierno que, además de haber sido
elegido conforme las leyes de su país, resultó triunfador ante otros tres que
con razones no impugnaron para desmentir la victoria.
6.-
Ninguna persona con sano juicio puede imaginarse que ciudadanos y
organizaciones respetuosas de la institucionalidad se pongan de acuerdo para
protestar porque son procesados judicialmente aquellos que se unen a militares
golpistas para desconocer la voluntad del pueblo expresada en las urnas. La
complicidad comprobada es sancionada en cualquier parte del mundo civilizado.
7.-
De seguro que no se quedará tranquilo ante la tentativa de un golpe de Estado,
ninguno de los gobiernos que, siguiendo las órdenes de Estado Unidos, han roto
relaciones diplomáticas con Venezuela. Los mecanismos judiciales se pondrían en
movimiento contra los uniformados sediciosos, sin importar que sean civiles o
militares.
8.-
El Salmo 42, “Hazme justicia, oh Dios, defiende mi causa contra gente sin
piedad”, no cuadra en provecho de aquellos que en Venezuela patrocinaron el
golpe de Estado del 30 de abril de 2019, y ahora piden la intervención militar
contra su propio país, a la vez que estimulan la crisis económica que está
llevando privaciones de toda clase a lo que en verdad se llama pueblo
venezolano.
9.-
No hay coherencia entre aquellos demócratas y cristianos que se oponen al golpe
de Estado cuando la acción golpista es ejecutada contra un gobierno aliado
suyo, pero apoyan a los violadores del orden constitucional cuando el puchismo
es llevado a cabo frente a un gobernante electo en forma legal y legítima.
10.-
Es posible pensar que aquellos que ahora protestan porque el brazo de la
justicia ha alcanzado a algunos de los que en Venezuela quisieron romper el
orden constitucional, a lo mejor estaban pensando celebrar con los ahora
acusados su fracasado operativo golpista. Los dominicanos nunca olvidaremos a
los que el 25 de septiembre de 1963 derrocaron al profesor Juan Bosch, y fueron
los mismos que santificaron la intervención militar norteamericana de 1965.
Santiago
de los Caballeros,
17
de mayo de 2019.