Por:
Ramón Antonio Veras.
1.-
Los jóvenes estudiantes a nivel de secundaria que al final de la década del 50
del siglo pasado residíamos en Santiago
por el barrio de la Plaza Valerio, en los momentos de ocio ocupábamos el tiempo
en el juego de ajedrez. Nuestro entusiasmo por ese pasatiempo llegó hasta el
punto de que acordamos en cada uno de
nuestros hogares establecer una especie de centro de práctica de ese deporte
ciencia. Ciertamente, no todos llegamos a dominar el entretenimiento con igual
rigor científico, pero nos hicimos colocadores de piezas con cierta
ilustración.
2.- Aquellos vecinos que nos reuníamos por el
barrio a echar partidas de ajedrez, sentíamos muchas emociones cuando en un
momento determinado del juego, fruto de un buen cálculo, podíamos materializar
la estrategia que habíamos elaborado hasta llegar a gritar el deseado jaque
mate. Hacer algo por diversión y que, además, que sirva como medio de organizar
las ideas para alcanzar objetivos estratégicos sanos, es motivo de agrado y de
realización por el esfuerzo intelectual.
3.-
Por el hecho de interesarme el ajedrez, llegué a leer libros con relación a maestros rusos y
norteamericanos. Grande fue mi sorpresa en el año 1980, cuando me encontraba en
Moscú compartí, en el curso de un congreso sobre la necesidad de eliminar la carrera
armamentista, con Anatoli Evguénevich Kárpov, quien había sido campeón del
mundo, y reconocido como uno de los grandes ajedrecistas a nivel mundial.
4.- Una vez tuve conocimiento de la presencia de
Kárpov en la asamblea, le solicité a mi intérprete ruso me concertara una cita
con el renombrado ajedrecista. Al concluir la sesión del día, acompañado del
traductor, me reuní con Kárpov, con quien hablé de diferentes temas
relacionados con su persona y sus actividades en el ajedrez.
5.-
Recuerdo que Kárpov me dijo que desde niño fue un amante del ajedrez; que
cuando todavía no había cumplido los trece años de edad ya tenía conocimientos
del juego, y que quien lo preparó
profundamente fue su entrenador, un señor de nombre Semyon Furman.
6.-
De sus primeras competencias, Kárpov me hizo referencia cuando compitió con
Boris Spaski. No olvido que me hizo
mención al enfrentamiento que se suspendió en 1975, por decisión de Baby Fischer. Habló en
términos muy elogiosos de José Raúl Capa Blanca y Gari Kasparóv.
7.-
Siempre he creído que sería muy provechoso para la niñez dominicana y los
jóvenes del futuro, que en el programa de estudios se incluya como una de sus
materias el estudio y práctica del ajedrez. Acostumbrar a los ciudadanos a la
disciplina hace posible contar con mujeres y hombres bien educados, algo que
tanta falta está haciendo en nuestro medio social. El individuo que somete sus
actos a reglamentos elaborados para conformar su voluntad en el buen vivir es
signo de una correcta instrucción.
8.-
He decidido escribir con relación a mi encuentro con Kárpov porque tengo de él
un grato recuerdo, y rememoro hoy su persona porque es 23 de mayo día de su
cumpleaños.
Santiago
de los Caballeros,
23
de mayo de 2019.