Por: Ramón Antonio Veras
1.- No es de un día para otro que la
criminalidad llena de horror a los hombres y mujeres de bien; ha de surgir un
modo nuevo de operar el delincuente para que sus actos revelen que ha llegado
una forma diferente de trastornar la
seguridad personal y de bienes.
2.- En las sociedades humanas los actos
delincuenciales no surgen como
consecuencia de la voluntad o capricho de un grupo determinado; ellos son el
resultado de un alto nivel de descomposición de un sistema social alrededor del
cual se levanta un ordenamiento con rígidas estructuras.
3.-
La suma de desigualdad, pobreza, hambre
y miseria, mendicidad e indigencia, generan opresión social,
la que a su vez trae como consecuencia irritación, enojo y desesperación en amplios sectores, clases y capas sociales.
4.- En nuestro país la delincuencia con
factura nueva ha hecho acto de presencia
como consecuencia de un sistema desgastado, agrietado, lo que se expresa en la debilidad del órgano familiar, deterioro en la educación y de las instituciones del Estado.
SICARIATO Y SECUESTROS (II)
1.-
No siempre ha existido la misma clase de crímenes y delitos; ellos evolucionan y hacen acto de presencia partiendo de vicios
sociales vigentes en una coyuntura específica.
2.- En la sociedad deben de haberse producido toda una serie de
transformaciones que incidan en forma
negativa en el comportamiento de los entes sociales para que
ocurran crímenes con estampa propia de ese período.
3.- Así, por ejemplo, en nuestro país en los últimos treinta y cinco (35) años se
han desarrollado acciones delincuenciales anteriormente
desconocidas.
4.- El crimen
salvaje, acompañado de torturas y otros
tormentos, se ejecuta respondiendo a una
línea de criminalidad propia del bajo mundo vinculado con el crimen organizado; y ramificaciones del consumo, distribución
y tráfico de estupefacientes
5.- Las operaciones de sicariato y los
secuestros, están presentes en nuestro medio como consecuencia de la descomposición social
y el desarrollo del consumo de las drogas ilegales.
6.- Para hacerle frente a la
criminalidad vinculada con el crimen organizado no bastan medidas artificiales,
represivas ni legales. Se impone un trabajo combinado de amplios sectores de la
sociedad dispuestos a combatir el crimen,
y una voluntad política que mande un
mensaje de firmeza desde las alturas del Estado.
20
de mayo de 2014