Por: Ramón Antonio Veras.
I.- Sacar
experiencias de hechos pasados
1.- Por más
esfuerzo que se haga no resulta cómodo por medio de la escritura transmitir un
estado, la situación del comportamiento
de grupos humanos ante igual fenómeno, en momentos diferentes, pero aun conociendo lo
dificultoso, hay que tratar de exponer lo que
se piensa a sabiendas de que es posible
no sea bien comprendido el asunto sobre el cual se escribe.
2.- Al
analizar coyunturas diferentes de la vida política y social de un
país, no siempre existe coincidencia en las opiniones, porque las oportunidades
y las circunstancias pueden no ser las mismas, ni las ocasiones iguales para las personas actuar. Lo que es
posible hacer en determinado momento, no es factible en otro espacio de tiempo.
3.- De la misma
forma que cambian las situaciones políticas un país, también se presenta
cambiante la voluntad de las personas
desde el punto de vista generacional, así como la época que actúan.
4.- El ser humano
acciona influenciado por diversos elementos que se conjugan para dirigir sus
actuaciones, de ahí lo inestable,
versátil, y mudable que es al actuar. No
siempre procede en forma coherente, firme e invariable porque le acecha la
inestabilidad emocional y voluble.
5.- La
consideración que tenemos con relación a
las actuaciones en el pasado, en un periodo
específico de la vida política,
puede servirnos para, por vía de comparación, razonar en busca de la
semejanza o diferencia de las
actuaciones de las personas en el
presente. La facultad que tenemos para pensar, el entendimiento, posibilita que
nos formemos un juicio de lo que procuramos demostrar recurriendo a la
historia, a la realidad de los hechos ocurridos anteriormente en nuestro país.
6.-Conocer las
motivaciones por las cuales un conjunto de personas se comportó en una forma, y distinta en otra, requiere
someter a análisis el medio social, el ambiente, la situación de las clases
sociales que intervienen, así como las condiciones nacionales e internacionales
existentes que pueden incidir en el
ánimo de los actores de cada época o periodo de la vida del país analizado.
II.- La comunidad
dominicana en su forma de actuar ayer y hoy
7.- Me siento bien cuantas veces expongo para el
público cualquier inquietud que tenga
sobre algo relacionado con mi país; por
tal razón voy a narrar el cosquilleo que se anida en mi cerebro. El
azogue que se mueve dentro de mi cabeza
es el siguiente.
8.- Recuerdo
perfectamente la actitud de rechazo generalizado, en el pasado, del pueblo dominicano a un hecho que
repugnaba a la conciencia cívica y ciudadana, llámese violación a los derechos humanos, a las libertades
públicas, o a una acción despótica
cualquiera contra un ser humano, ejecutada por un organismo represivo.
9.- Pero la
disposición, la postura de una gran
mayoría de los dominicanos y dominicanas de hoy
difiere, en lo absoluto, del comportamiento, la conducta de la comunidad
dominicana de ayer. Partiendo de esta premonición, me he hecho la pregunta,
¿cuál sería hoy la actitud de la gran
mayoría de los dominicanos y dominicanas a un hecho igual al que motivaba anteriormente repulsa
colectiva?
10.- Tengo la
sospecha de que la gran mayoría de la población no reaccionaría con coherencia,
en igual sentido, no habría una concordancia adversa, la
repulsa no se materializaría en
conjunto por las siguientes
presunciones.
11.- El ambiente
dominicano actual sólo resulta acogedor para aquellos que se interesan por lo
que le motiva satisfacción material o
espiritual; su existencia gira alrededor de lo que lo deleita sin esfuerzo, lo que le mueve a contentamiento aunque no sepa por
qué. Con beneplácito recibe lo que le
llega sin molestia alguna, saborea las mieles a gusto.
12.- La
degradación de la decencia y del sentido del honor ha llegado para quedarse, al dejar entusiasmados
a los que permanecen inmutables ante lo
peor que ocurra a su alrededor. Al sinvergüenza nada le inquieta, se conserva
impertérrito, es un ser humano formado
para no impresionarse, y le es
extraño avergonzarse.
13.- El país se ha
convertido en una cantera de políticos sin concepto, en una
mina de rufianes, porque para ellos no hay sanción moralizadora. La
inmundicia politiquera es inmune a cualquier castigo porque no hace otra cosa que actuar
acorde a su moral de cafre.
14.- El campo político del país, al no exigirle correcto proceder al que se
dedica habitualmente al accionar politiquero, su impura conducta cada día se
aleja más de lo limpio y lo pulcro,
para que sólo predomine la insignificancia, la poca cosa, la gilipollez.
15.- El que se
está imponiendo en el medio político actual es el descarado, atrevido y
sorrastrado, que se ha elevado porque se
ha hecho el necesario por descompasado, irrespetuoso y descomedido. No hay
espacio para la persona respetuosa y que merece importancia por su decente
proceder.
III.- La posición
de los demócratas sinceros
16.- Anido la creencia, que puede ser un temor infundado, que ante un hecho odioso con estampa oficial,
unos nos opondríamos y seriamos reprimidos, otros se
comportarían indiferentes, y algunos aceptarían la situación por
conveniencia. Cada segmento justificaría
su forma de comportarse con argumentos diferentes.
17.- Aquellos que
creemos en la lucha democrática, en el accionar de las masas populares para
producir los cambios que requiere el país,
actuaríamos en forma coherente rechazando el acto represivo. La represión va a caer sobre quienes manifiestan
repudio a la actuación repudiable.
18.- En cualquier país los hombres y mujeres con
vocación democrática, cifran sus esperanzas de cambios, en el accionar del pueblo debidamente
organizado, no en individualismo sin base social.
19.-La creencia en
la lucha de masas permite a los sectores de avanzada fijarse en la
potencialidad, en la firmeza de
las fuerzas que motorizan las transformaciones y rechazan los métodos que aplican en forma ilegal los
que están en el poder del Estado. La
convicción de que sólo el poder de las masas hace posible transformar la
sociedad, afianza la idea de los sectores progresistas para expresar su rechazo a una
acción contra una persona por su
pensamiento político.
20.- Ningún
argumento es válido, ni razonamiento atendible, para el sector progresista de un país apoyar aquello
que va contra el movimiento
democrático. La firme creencia de que
las ideas no se matan, se encierran ni se estropean, está fija en los hombres y mujeres que sólo creen en el
accionar colectivo, y no tienen espacio
en su mente para aceptar tranquilamente la represión.
21.- Las fuerzas
democráticas saben distinguir muy bien cuando deben prestar su concurso,
solidaridad e identificarse con aquellos que son perseguidos, reprimidos por el simple hecho de ligar sus ideas de
avanzada con la lucha del pueblo humilde y trabajador.
22.- Una cosa son
los movimientos de grupos aislados, y
otras las que defienden reivindicaciones
que convienen al pueblo trabajador del campo y la ciudad. Con estas últimas están
todos los que en nuestro medio hacen
causa común con las causas justas, de
los que constituyen las grandes mayorías.
IV.- La posición
de los indiferentes
23.- Si es cierto
que un hombre o mujer de pensamiento progresista no tiene excusa alguna para
apoyar las acciones represivas, posición contraria a la de toda la
toda la gama que se inscribe en
la lista de oportunistas, personas de ocasión.
24.- En nuestro
país es muy amplio el abanico que ante la represión oficial, se
comportaría tranquilamente; viviendo
plácidamente; como si nada hubiera
ocurrido. La situación la ve lo más
normal, como lo más natural del
mundo, sin darle importancia alguna. Su estado de quietud nada lo altera, no se
intranquiliza, la paciencia lo domina y la disfruta.
25.- El apático no
rompe su relajación espiritual, su relax, por
el hecho de que se reprima a
un grupo de personas. Reaccionaría
serenamente, con todo equilibrio; se manifiesta con una flema increíble, se
revelaría un novedoso tardón.
26.- El
modelo, la muestra del ciudadano indiferente que no le quitaría el sueño ni
trastornaría su paz, la vemos a diario en la actitud que asume ante problemas que afectan a todos los
miembros de la comunidad.
27.-Nada haría
ante el despotismo que proviene desde
las alturas del poder político, aquel munícipe que se mantiene con toda
parsimonia, acepta fríamente que el Alcalde de la ciudad dé en arrendamiento un amplio tramo de una calzada de una avenida de doble vía, o decida crear una ruta innecesaria de conchos
por una urbanización.
28.- El desdén, el
indiferentismo identifica a quien la quietud,
la apacibilidad no la cambia por nada;
se mantiene descartado, el mundo es
solo su mundo, el de la tibieza y la despaciosidad.
29.- El
aprovechado, el oportunista sólo vive para sí, no le importa lo que ocurre a su alrededor y afecta
a los demás; sacar provecho es su divisa, comportarse como un caradura aprovechado.
Se mueve para sacar partido; no desaprovecha ni desperdicia ocasión alguna.
30.- Los familiares de Claudio Caamaño,
atribuyeron su muerte a que no recibió
las atenciones médicas a tiempo, y denunciaron
que tras el accidente recorrieron varios centros de salud y su pariente no fue recibido. En épocas
pasadas, los periódicos y los programas de radio y televisión del país, ya
habrían recibido cientos de documentos
de organizaciones cívicas y personalidades,
expresando su indignación ante lo
ocurrido con Claudio Caamaño y la
indolencia de no prestarle los primeros auxilios en los centros de salud.
Pero hoy son muy pocas las voces que se
han levantado condenando la
insensibilidad de que fue víctima el
comandante Claudio.
31.- El país
nuestro es el ideal para quien hace del
disfrute sin esfuerzo una forma
de vida, aquel que sólo sabe llevar el
agua a su molino; barrer hacia adentro y
de cualquier manera subirse al carro que está en condiciones y listo para partir, hacerse el amo, pero sin
sacrificio.
32.- El vividor
se activa sólo por lo que le es útil,
aunque perjudicial para los demás; busca
lo que le es productivo, aunque infructífero para la sociedad. La
conveniencia, la ventaja es una especie de cultura en el pensamiento del aprovechado
social, el listo de las oportunidades, el artero.
Reflexiones
a.- La
generación que vivía aquí en la década del 60 o del 70 del siglo pasado, era en su generalidad sumamente honesta y
respetuosa; un ser humano magnifico y maravilloso; no tenía
nada de insignificante, vulgar, horrible y mediocre; les eran inherentes
los buenos sentimientos, la buena voluntad y absoluta bondad. Por haber vivido las atrocidades de la
tiranía trujillista, rechazaba todo lo que significaba despotismo, intolerancia
y opresión social y política de cualquier
naturaleza.
b.- Así por ejemplo, en 1963, cuando ocurrió el
derrocamiento de Bosch, la población dominicana estaba compuesta, en su gran
mayoría, por un material humano mejor que el de ahora. El de ese periodo era sumamente sensible,
íntegro, solidario, leal, de mucha
solidez en su conducta; apegado a principios inquebrantables, con una voluntad guiada por
valores hogareños finamente cultivados,
y refinados en las escuelas. Además, el medio social no estaba contaminado
al nivel que está ahora, independientemente del régimen tiránico que precedió
al de Bosch.
c.- Hombres y
mujeres con deseo de vivir en libertad,
y respirar en democracia, vieron que
se ajustaba a sus aspiraciones el gobierno de Bosch. Combinado esto con
una acentuada esperanza de que se había
iniciado una forma nueva de
gobernar, lo que les impulsó a rechazar el Golpe de Estado.
d.- En el país,
las personas adultas en la década del 60 y 70 del siglo pasado, tenían un
concepto muy distinto a las de ahora.
Estaban dominadas por la espiritualidad, el sentimentalismo y la ternura; en
sus corazones no tenían espacio para la dureza, la crueldad y la frialdad. Además, estaban acompañadas de
un sentido de responsabilidad ciudadana, una formación cívica aplomada y
sustancia ejemplar de ser humano.
e.- En los
periodos ya citados, el hombre o la mujer dominicana, además de la sólida formación en el hogar,
tenía una educación que descansaba en
una excelente instrucción, lo que hizo
posible una persona educada, correcta, cumplidora, responsable y disciplinada.
f.- Todavía tengo
frescas en mi memoria las acciones de masas, las grandes movilizaciones
sindicales, gremiales, estudiantiles llevadas a cabo después de la desaparición
física de Trujillo, así como cuando se
materializó el golpe contra
Bosch, destacándose, entre otras, la
acción guerrillera del 14 de Junio de 1963, la huelga de 1964, y la Guerra de
abril de 1965.
g.- Por eso estoy
seguro al afirmar que la reacción del dominicano de hoy, frente a un hecho
similar al golpe de Estado contra Juan Bosch, sería muy distinta y menos
auspiciosa.
h.- No he
pretendido dibujar a la persona anteriormente como perfecta, totalmente correcta, bien
hecha, irreprochable e insuperable.
Sólo busco establecer una separación en el
comportamiento, la diferencia de conducta del individuo de ahora que está influenciado en su formación por un medio
social desenfrenado, depravado, pervertido, degenerado, degradado, enviciado
desde arriba hasta abajo.
i.- Finalmente, la
correlación de fuerzas a nivel mundial en la década del 60 del siglo pasado
favorecía al pensamiento de avanzada y
progresista, por la presencia todavía del campo socialista y,
particularmente en América Latina y el
Caribe, el triunfo de la Revolución
Cubana representó, y representa todavía, el más significativo aporte a los latinoamericanos y caribeños que vieron en ese proceso la materialización
de sus ideales.
Santiago de los
Caballeros,
26 de Marzo de
2016.