Por: Ramon Antonio Veras.
I.- La influencia de mamá en mi forma de ser
1.- No tengo el menor reparo en contar lo que ha sido mi vida, y hacerlo
con sinceridad, porque de lo contrario
no haría más que engañarme y pecar
de farsante por conveniencia.
2.- Llegar vivo a los setenta
y siete (77) años de edad, me
permite reflexionar sobre
particularidades relacionadas con mi forma de ser, la actitud que asumo ante
los demás, y que puedo hacer para
liberarme de mis defectos, y conservar las escasas virtudes que resultan
de mi proceder en el medio social donde vivo.
3.- No puedo hablar de mi forma de ser, sin
especificar lo determinante que en mi comportamiento ejerció la formación
hogareña que me dio mi madre; en todo el curso de mi vida he tenido hacia ella
una gratitud, un apego sin igual;
valoro su esfuerzo por hacerme un
ser humano libre por entero, lo que me ha permitido tener una existencia espiritual agradable,
sin anidar pesares ni resentimientos.
4.- Al asimilar los consejos de mamá he podido mantener mi conciencia tranquila,
sin angustiarme por los agravios provenientes de aquellos que han pretendido
destruirme, eliminarme físicamente, y moralmente hiriéndome, recurriendo a la blasfemia y a la
descalificación. Por las orientaciones de mamá, anhelar vivir en paz me ha permitido no tener animadversión hacia nadie; en el interior de mi alma no hay lugar
para la congoja ni la zozobra.
5.- Físicamente no me parezco a mi madre; mis
gestos, son distintos a los de ella, pero heredé su carácter, mi temperamento
es una copia fiel del suyo, y en mi cabeza tengo una especie de código que me impuso
en el hogar, el cual contiene
normas resultantes de su rigidez disciplinaria.
6.- Ahora, al cumplir 77 años de edad, me he dado cuenta que mi forma de proceder es fruto de una
mezcolanza, variedad de enseñanzas,
diversidad educativa, porque aprendí
de la crianza que me dio mamá, lo
asimilado por los estudios y lo capturado en ordenamientos sociales distintos, o sea,
en el que nací y en el que me he
ido desarrollando.
7.- Gracias a las sabias
indicaciones de mamá, dentro de
los defectos que tengo como persona, no
están la
venganza, el odio, el egoísmo, la deslealtad, el individualismo y otras taras sociales que dañan a la especie
humana formada en sociedades
fundamentadas en la desigualdad y
la opresión social.
II.- Debilidades que reconozco a mis 77 años
8.- Aunque mi madre me templó como el
acero, para que no me doblara ante las
adversidades, como ser humano reconozco
tener debilidades las cuales he comprobado con el transcurso de los años.
9.- Soy un ser humano que se comporta sólido,
pero de un momento a otro me torno
frágil, tal como me ocurre en
ocasiones. Así, reconozco un error de apreciación mía
actuar con ingenuidad frente a individuos que con el tiempo
descubrí no merecían mi nobleza.
En este sentido he reincidido durante mi
existencia; la candidez debo reservarla
para quien sea merecedora de ella.
10.-
Admito que reaccionar en forma
apasionada no me ha dado buenos resultados; la realidad me ha enseñado que en determinados momentos actúo dominado por emociones; a veces los sentimientos me impulsan a ser vehemente sin ser correspondido. Debo
aprender a no ser iluso, un soñador
despierto, porque el medio me lo está imponiendo.
11.- Ser confiado me ha llevado a sufrir pesares; al
creer que otro actuaría como espero, me lleva a entregármele por completo; fiarme de quien creía merecía
confiar, ha sido una falla mía.
12.- Ser sincero, comportarme sin fingimiento
ni doblez, en este ambiente de
hipócritas, me ha hecho comprender que
debo revisarme porque he estado equivocado al dar trato igual
a falsos y leales.
13.- En el querer a los demás con absoluta franqueza lo he hecho sin darme
cuenta que lo practico sin correspondencia; he sido muy dado a tenerle cariño a
personas que no tienen hacia mi ninguna
estima. Esto he llegado a comprobarlo a nivel familiar, de amistad, sentimental y
político.
14.- En mi actitud de generosidad, me he equivocado, porque la he materializado con personas no merecedoras de ella. En lo adelante debo ser desprendido con aquel que bien lo merece y valora mi gesto.
He caído de tonto con verdaderos ingratos.
III.- La política al llegar a mis 77 años
15.- Al llegar a mis 77 años de edad, puedo
decir que la política ha sido mi gran
pasión; a ella llegué por
convicción y así la he llevado a la práctica, con la creencia de que
actúo para el bien de lo que en verdad
se llama pueblo dominicano.
16.- En política, aunque me
guío por principios que creo
correctos, inequívocos, he cometido errores, y aunque no han lesionado a terceros, me han hecho sentir
mal. No siempre he juzgado o interpretado una situación con acierto, sin
equivocarme.
17.- En el accionar político, la emoción no
ha cubierto mis ojos,
ni ha modificado mi forma libre
de pensar; he tratado de vivir la política sin cortapisas, con llaneza,
sin afectación alguna, con absoluta
naturalidad.
18.- La forma como ahora se está haciendo
política en el país, me ha decepcionado,
porque no me formé en esa actividad como se hace hoy; sólo defraudado
puedo considerarme de lo que veo en la
política. Me motiva desaliento la politiquería que se hace aquí a diario.
19.- Porque llegué a la política por la
pasión que despertó en mí desde
niño, por ella me he sentido cautivado, seducido para materializar las
ideas que me han conquistado por siempre, y seguiré acariciándolas mientras tenga vida.
20.- Hubiera querido llegar a los 77 años sin
lamentaciones por la política, pero hoy
mi queja se justifica porque la politiquería se ha convertido en algo que genera tristeza, un sentir lastimoso; como veo a los politiqueros ahora
me acongoja, me da nostalgia, pena por ellos.
21.- Por haber llegado a la actividad
política por ideales, no la resisto con carácter mercantil; política y
negocios, para mí no cuadran
en la lucha social y de masas; el
comerciar la política los politiqueros, me ha
hecho verla como algo propio de
truhanes, mercachifles de baja estofa. En la actualidad, el politiquero es
un artículo de comercio sumamente
devaluado.
22.- Para mí, en la política del país se ha
producido una metamorfosis para mal, porque
se ha desnaturalizado, convirtiéndose
de una actividad decente y limpia, a algo sucio, propio de personas de escasa o ninguna valía.
23.- A mis 77 años de edad, lo que me mantiene incidiendo en las actividades
políticas es que creo que todavía en mi país los más son los mejores,
y que más temprano que tarde se ha de
producir una conversión de la forma de
hacer política con sentido social, y han de imponerse las ideas liberadoras
contra todas las lacras sociales y politiqueras.
IV.- A mis 77 años de edad me siento ser dichoso
24.- Solamente mi familia cercana y amistades
muy íntimas, saben los justos motivos
que tengo para reconocer que soy un
agraciado al cumplir 77 años de edad, luego de haber transitado tantos y tantos
caminos tortuosos.
25.- Por haber vivido setenta y siete años,
en un país subdesarrollado, controlado por la potencia económica y militar más
poderosa que se conoce en la historia de la humanidad; y accionando en política
abiertamente, impugnando el sistema y sus aliados nacionales y extranjeros, me
siento no sólo dichoso, sino suertudo,
lo que me motiva a ser una persona llena de felicidad. No tengo
ningún motivo para considerarme infortunado; por el contrario, soy un ser
humano agraciado, venturoso, con posibilidad de generar alegría a quien precisa de ella.
26.- Por agradecimiento a la vida he
convertido los padecimientos en
alegría, los suplicios en satisfacción, y los tormentos en gozo; no me he dejado
dominar por la aflicción, porque ante ella he puesto la firme voluntad
del placer.
27.- Las veces que he sentido lacerado mi
corazón, como ocurrió con la muerte de mi madre, de mi padre espiritual y de mi compañera Carmen, así como la tentativa de asesinato contra mi hijo Jordi, he sabido sobreponerme,
colocándome por encima de las adversidades
circunstanciales.
28.- Cuantas veces me siento golpeado, en
lugar de amilanarme trato no acobardarme, sino de animarme, tomar nuevos
impulsos y mostrarme dispuesto a no sucumbir, sino a vencer. En
las oportunidades que me ha llegado la tristeza, la espanto con mi
decisión inquebrantable de no darle espacio en mi vida, porque me he formado en
la alegría, haciéndola bonita con la
sonrisa, poniéndome ante ella
gozoso.
V.- Por llegar a los 77 años de edad, conocí simulados amigos
29.- Me alegro de estar vivo a los 77 años de
edad, entre otras cosas, porque solamente así
podía llegar a conocer muchas de las cosas feas que guarda el ser humano
en su cerebro, y que sólo el transcurso de los años hace posible su comprensión,
y esto lo digo por lo siguiente.
30.- En la medida que el medio social
dominicano se ha ido deteriorando, se ha hecho más difícil contar
con una amistad sincera, y resulta
mucho más intrincado para aquellos que nos formamos en la franqueza y la lealtad, y no somos engañadores.
31.- En los últimos años de mi vida he descubierto que personas a las cuales siempre creí buenas como amigas, no son más que traidoras, desleales,
farsantes, envidiosas y descalificadoras.
32.- Haber llegado a mis 77 años de vida, me
ha facilitado descubrir a felones
que quise como amigos, y hoy sé
que en el fondo de su alma siempre me
adversaron; no fueron más que
hipócritas, simuladores, practicantes de la doblez, el disimulo, el engaño y la
falsía.
33.- Puedo decir, sin temor a equivocación que, en los últimos
dos años de mi vida he aprendido a conocer a los traidores y farsantes, más que
los 75 años anteriores de existencia, hasta el punto de que muchas veces creo estar viviendo, no en una comunidad civilizada, sino en una
cueva de fieras, en la que no se
sabe cuál de ellas está esperando la
ocasión para devorarte.
34.- Por haber descubierto la falsedad de simulados amigos, ahora sólo
tengo los de calidad; los falsos se espantaron de mi lado, o ellos mismos, al
sentirse desenmascarados, se esfumaron, todo para mi felicidad y tranquilidad espiritual.
VI.- A
quienes quiero sólo pido respeto
35.- Admito que de no haber sido por mi carácter, mis relaciones
familiares, amorosas, profesionales y políticas, hubieran sido más llevaderas;
mi temperamento no sintoniza fácil con
las normas que rigen el relajo de
comportamiento en la sociedad dominicana de hoy
36.- Aquel que quiere conocerme, familiar o
amistad, debe remontarse a la época en que nací, saber lo que fue mi formación
hogareña, así como lo que ha sido mi
vida material y espiritual desde mi
niñez hasta ahora. Por tanto, quienes
más y mejor deben conocerme son mis
familiares más cercanos y mis íntimas
amistades.
37.- Acepto que conmigo se equivoque quien no me conoce, pero no así aquel
que sabe bien la
persona que he sido y soy en lo
familiar y vínculos de amistad. A mis
hermanos les quiero; a mis hijos, nietas y nietos, que son la razón de mi vida, les amo sin límite, en pocas palabras, gozan de
mi adoración plena.
38.- Aunque ocupan un lugar especial en mi
corazón, de mis descendientes, hermanas y hermanos, no espero reciprocidad
afectiva, sino el respeto que creo
merecer. Es lo mismo que aspiro recibir
de mis amigas y amigos.
Santiago de los Caballeros,
19 de diciembre de 2015.