sábado, 19 de diciembre de 2015

Reflexionando a mis 77 años de edad

Por: Ramon Antonio Veras.

I.- La influencia de mamá en mi forma de ser

1.- No tengo el menor reparo  en contar lo que ha sido mi vida, y hacerlo con sinceridad, porque  de lo contrario no haría más que  engañarme  y pecar  de farsante por conveniencia.

2.- Llegar vivo  a los setenta  y siete (77) años de edad,  me permite reflexionar  sobre particularidades relacionadas con mi forma de ser, la actitud que asumo ante los demás, y que  puedo hacer para liberarme de mis defectos, y conservar las escasas virtudes que  resultan  de mi proceder en el medio social donde vivo.

3.- No puedo hablar de mi forma de ser, sin especificar  lo determinante  que en mi comportamiento ejerció la formación hogareña que me dio mi madre; en todo el curso de mi vida he tenido  hacia ella  una gratitud, un apego sin igual;  valoro su esfuerzo  por hacerme un ser humano libre por entero, lo que me ha permitido  tener una existencia espiritual agradable, sin anidar  pesares ni resentimientos.

4.- Al asimilar los consejos de mamá  he podido mantener mi conciencia tranquila, sin angustiarme  por los agravios  provenientes de aquellos que han pretendido destruirme, eliminarme físicamente, y moralmente  hiriéndome, recurriendo a la blasfemia y a la descalificación. Por las orientaciones de mamá, anhelar vivir en paz  me ha permitido no tener animadversión  hacia nadie; en el interior de mi alma  no hay lugar  para la congoja  ni la zozobra.

5.- Físicamente no me parezco a mi madre; mis gestos, son distintos a los de ella, pero heredé su carácter, mi temperamento es una copia fiel del suyo, y en mi cabeza tengo una especie de código  que me impuso  en el hogar, el cual contiene   normas resultantes de su rigidez disciplinaria.

6.- Ahora, al cumplir 77 años de edad,  me he dado cuenta  que mi forma de proceder es fruto de una mezcolanza, variedad de enseñanzas,  diversidad educativa, porque aprendí   de la crianza que me dio mamá,  lo asimilado  por los estudios  y lo capturado  en ordenamientos sociales distintos, o sea, en el que nací  y en el que me he ido  desarrollando.

7.- Gracias a las   sabias  indicaciones de mamá,  dentro de los defectos que tengo como persona,  no están  la  venganza, el odio, el egoísmo, la deslealtad, el individualismo  y otras taras sociales que dañan a la especie humana formada en sociedades  fundamentadas  en la desigualdad y la opresión social.

II.- Debilidades  que reconozco a mis 77 años
8.- Aunque mi madre me templó como el acero,  para que no me doblara ante las adversidades, como ser humano  reconozco tener debilidades las cuales he comprobado con el transcurso de los años.

9.- Soy un ser humano que se comporta sólido, pero de un momento a otro  me  torno  frágil,  tal como me ocurre en ocasiones. Así, reconozco un error de apreciación  mía   actuar con ingenuidad frente a individuos que  con el tiempo  descubrí  no merecían mi nobleza. En este sentido  he reincidido durante mi existencia;  la candidez debo reservarla para quien sea merecedora de ella.

 10.- Admito que  reaccionar en forma apasionada no me ha dado buenos resultados; la realidad me ha enseñado que  en determinados momentos  actúo dominado por emociones; a veces   los sentimientos me impulsan  a ser vehemente sin ser correspondido. Debo aprender a no ser  iluso, un soñador despierto, porque  el medio  me lo está imponiendo.

11.- Ser confiado me ha llevado a sufrir  pesares; al  creer  que otro actuaría  como espero, me lleva a entregármele  por completo; fiarme de quien creía merecía confiar, ha sido una falla mía.

12.- Ser sincero, comportarme sin fingimiento ni doblez, en este  ambiente de hipócritas, me   ha hecho comprender  que  debo  revisarme  porque he estado equivocado al dar trato  igual  a  falsos y  leales.

13.- En el querer a los demás  con absoluta franqueza lo he hecho sin darme cuenta que lo practico sin correspondencia; he sido muy dado a tenerle cariño a personas que no  tienen hacia mi ninguna estima.  Esto he llegado a comprobarlo  a nivel familiar, de amistad, sentimental y político.

14.- En mi actitud de generosidad,  me he equivocado, porque la  he materializado con personas no  merecedoras de ella.  En lo adelante   debo ser desprendido con aquel que  bien lo merece y valora  mi gesto.  He caído de tonto con verdaderos ingratos.

III.- La política al llegar a mis  77 años
15.- Al llegar a mis 77 años de edad, puedo decir que la política ha sido mi gran  pasión;  a ella llegué por convicción  y así la he  llevado a la práctica, con la creencia de que actúo  para el bien de lo que en verdad se llama  pueblo dominicano.

16.- En política,  aunque me  guío por  principios que creo correctos, inequívocos, he cometido errores, y aunque no han  lesionado a terceros, me han hecho sentir mal. No siempre he juzgado o interpretado una situación con acierto, sin equivocarme.

17.- En el accionar político, la emoción no ha  cubierto mis  ojos,  ni ha   modificado mi forma libre de pensar; he tratado de vivir la política sin cortapisas, con llaneza, sin  afectación alguna, con absoluta naturalidad.

18.- La forma como ahora se está haciendo política en el país,  me ha decepcionado, porque no  me formé  en esa actividad como se hace hoy; sólo defraudado puedo considerarme de lo  que veo en la política. Me motiva desaliento la politiquería que se hace aquí a diario.

19.- Porque llegué a la política por la pasión  que despertó en mí desde niño,  por  ella me he sentido  cautivado, seducido para materializar las ideas que me han conquistado  por  siempre, y seguiré acariciándolas  mientras tenga vida.

20.- Hubiera querido llegar a los 77 años sin lamentaciones  por la política, pero hoy mi queja se justifica porque la politiquería se ha   convertido en algo que  genera tristeza, un sentir lastimoso;  como veo a los politiqueros  ahora  me acongoja, me da nostalgia, pena por ellos.

21.- Por haber llegado a la actividad política por ideales, no la resisto con carácter mercantil; política y negocios,  para mí  no cuadran  en  la lucha social y de masas; el comerciar  la  política los politiqueros,  me ha  hecho verla como algo propio  de truhanes, mercachifles de baja estofa. En la actualidad, el politiquero es un  artículo de comercio sumamente devaluado.

22.- Para mí, en la política del país se ha producido una metamorfosis para mal, porque  se ha desnaturalizado, convirtiéndose  de una actividad decente y limpia, a algo sucio,  propio de personas de escasa o ninguna valía.

23.- A mis 77 años de edad, lo que me  mantiene incidiendo en las actividades políticas es que  creo  que todavía en mi país los más son los mejores, y  que más temprano que tarde se ha de producir una conversión  de la forma de hacer política con sentido social, y han de imponerse las ideas liberadoras contra todas las lacras sociales y politiqueras.


IV.- A mis 77 años de edad me siento ser dichoso
24.- Solamente mi familia cercana y amistades muy íntimas, saben los justos  motivos que tengo para  reconocer que soy un agraciado al cumplir 77 años de edad, luego de haber transitado tantos y tantos caminos tortuosos.

25.- Por haber vivido setenta y siete años, en un país subdesarrollado, controlado por la potencia económica y militar más poderosa que se conoce en la historia de la humanidad; y accionando en política abiertamente, impugnando el sistema y sus aliados nacionales y extranjeros, me siento no sólo dichoso, sino  suertudo, lo que  me motiva a ser  una persona llena de felicidad. No tengo ningún motivo para considerarme infortunado; por el contrario, soy un ser humano agraciado, venturoso, con posibilidad de generar alegría a quien  precisa de ella.

26.- Por agradecimiento a la vida he convertido  los padecimientos en alegría,  los suplicios en  satisfacción, y los tormentos  en gozo; no me  he dejado  dominar por la aflicción, porque ante ella he puesto la firme voluntad del placer.

27.- Las veces que he sentido lacerado mi corazón, como ocurrió con la muerte de mi madre, de mi padre espiritual y  de mi compañera  Carmen, así como la tentativa de asesinato  contra mi hijo Jordi, he sabido sobreponerme, colocándome por encima de las adversidades  circunstanciales.

28.- Cuantas veces me siento golpeado, en lugar de amilanarme trato no acobardarme, sino de animarme, tomar nuevos impulsos y mostrarme dispuesto a no sucumbir, sino  a vencer. En  las oportunidades que me ha llegado la tristeza, la espanto con mi decisión inquebrantable de no darle espacio en mi vida, porque me he formado en la alegría, haciéndola bonita con la  sonrisa, poniéndome ante ella  gozoso.


V.- Por llegar a los  77 años de edad, conocí simulados amigos
29.- Me alegro de estar vivo a los 77 años de edad, entre otras cosas, porque solamente así  podía llegar a conocer muchas de las cosas feas que guarda el ser humano en su cerebro, y que sólo el transcurso de los años hace posible su comprensión, y esto lo digo por lo siguiente.

30.- En la medida que el medio social dominicano se ha ido deteriorando, se ha hecho más difícil  contar  con una amistad sincera,  y resulta mucho más intrincado  para aquellos  que nos formamos en la franqueza  y la lealtad, y no somos  engañadores.

31.- En los últimos años de mi vida  he descubierto  que personas a las cuales  siempre creí buenas como amigas,  no son más que traidoras, desleales, farsantes, envidiosas y descalificadoras.

32.- Haber llegado a mis 77 años de vida, me ha facilitado  descubrir  a felones  que quise como amigos,  y hoy sé que  en el fondo de su alma siempre me adversaron;  no fueron más que hipócritas, simuladores, practicantes de la doblez, el disimulo, el engaño y la falsía.

33.- Puedo decir,  sin temor a equivocación que, en los últimos dos años de mi vida he aprendido a conocer a los traidores y farsantes, más que los 75 años anteriores de existencia, hasta el punto de que  muchas veces creo  estar viviendo, no  en una comunidad civilizada, sino en una cueva de fieras,  en la que no se sabe  cuál de ellas está esperando la ocasión  para devorarte.

34.- Por haber descubierto  la falsedad de simulados amigos, ahora sólo tengo  los  de calidad; los falsos se  espantaron de mi lado, o ellos mismos, al sentirse desenmascarados, se esfumaron, todo para  mi felicidad y tranquilidad espiritual.  


VI.- A  quienes quiero sólo pido  respeto
35.- Admito que de no  haber sido por mi carácter, mis relaciones familiares, amorosas, profesionales y políticas, hubieran sido más llevaderas; mi temperamento no sintoniza fácil  con las normas que rigen el relajo de  comportamiento en la sociedad dominicana de hoy

36.- Aquel que quiere conocerme, familiar o amistad, debe remontarse a la época en que nací, saber lo que fue mi formación hogareña, así como lo que  ha sido mi vida  material y espiritual desde mi niñez hasta ahora. Por tanto,  quienes más y mejor deben conocerme son  mis familiares más cercanos y mis íntimas   amistades.

37.- Acepto que conmigo se equivoque  quien no me conoce, pero no así aquel que  sabe bien  la  persona  que he sido y soy en lo familiar  y vínculos de amistad. A mis hermanos les quiero; a mis hijos, nietas y nietos, que  son la razón de mi vida, les   amo sin límite, en pocas palabras, gozan de mi adoración plena.

38.- Aunque ocupan un lugar especial en mi corazón, de mis descendientes, hermanas y hermanos, no espero reciprocidad afectiva, sino  el respeto que creo merecer. Es lo mismo que aspiro  recibir de mis amigas y amigos.




Santiago de los Caballeros,

19 de diciembre de 2015.