Por:
Ramon Antonio Veras.
I.-
Una generación de luchadores
1.- En los últimos cien (100) años de historia dominicana, la
generación de hombres y mujeres que más
ha incidido en la política ha sido la
nacida entre 1930 y 1970; en todos los grandes acontecimientos ocurridos en el
país ha estado presente, accionando en forma decisiva, y sin importar que sean actividades cívicas o políticas, de contenido social o
militar, pacificas o violentas.
2.-
Pero los entes sociales nacidos en la
indicada etapa, con su propio discurso, con sus ideas progresistas, democráticas,
de izquierda o socialistas, no han
llegado a ocupar ningún cargo
electivo; y si han estado en el poder es porque han abjurado
a los principios que habían defendido.
3.-
El objetivo de este escrito no es referirnos al comportamiento político de los que
renegaron, a los que
abandonaron la línea que juraron seguir,
sino a los que se han mantenido firme,
sin apartarse de la ruta que se
trazaron.
4.-
No vamos a proceder a analizar las
motivaciones que han tenido o tienen
luchadores democráticos para no
concertar alianzas con otras fuerzas;
sólo haremos precisiones de lo que creemos conviene hacer
para unificar posiciones en torno a
puntos concretos.
II.-
Trabajos unitarios en curso de un proceso electoral
5.-
En un medio social como el dominicano de
hoy, no pueden esperarse aliados políticos químicamente
puros, homogéneos, y de sólidos principios; se impone ser prácticos, sin
ceder en los principios. Pactar con aliados circunstanciales no rebaja la lucha política
por causas justas, simplemente la hace menos áspera, llevadera.
6.-
Los hombres y mujeres del país,
históricamente identificados con
el accionar político democrático, deben
aprovechar las coyunturas electorales para expresar su sentir, tomando
en cuenta la correlación de fuerzas, las posibilidades de éxitos total o
parcial, de sumar para exigir o, simplemente, aceptar algo ahora, para reclamar mucho después.
7.-
Aquellos que luchan por cambios políticos y sociales verdaderos, no pueden marginarse de los
procesos sociales, aunque las coyunturas
no sean favorables, porque las masas populares no deben ser abandonadas
al mensaje de sus adversarios. A los que
buscan embaucar al pueblo hay que enfrentarlos con la denuncia verdadera,
certera y esperanzadora.
8.-
Si conviene a los intereses de las
grandes mayorías nacionales que sus más dignos representantes, abandonando el puritanismo y con un
pañuelo en la nariz, sentarse a
debatir un programa mínimo de lucha con sectores opuestos ideológicamente, pero
dispuestos a ceder, hay que ir a la mesa de
negociación para ver qué se puede lograr.
9.-
En política hay que ser realista, estar
preparado para bregar en todos los escenarios; ante aliado y adversario, obrar
con el convencimiento de que en todo asunto político subyace un interés
clasista. Cada actor procura sacar la
mayor ventaja para su clase, sector o capa social.
III.-
Sentido político en trabajos unitarios
programáticos
10.-
A los encuentros para concertar puntos comunes dentro de las diferencias, no se puede ir con prejuicios para no
acordar, sino con la cabeza fría y en pleno estado de libertad para aceptar,
rechazar o conciliar sin lesionarse políticamente. El que va a pactar tiene que
estar en condiciones de acordar o
disentir, retirarse y regresar.
11.-
En los arreglos políticos basados en cuestiones programáticas se acepta como también se puede
discordar. La unidad dentro de la
diferencia se alcanza con inteligencia política de altura.
12.-
En política, los acuerdos serios se hacen
de cara al sol, exhibiendo cada parte sus pretensiones. Los encuentros
para llegar a la unidad de acción no son
conciliábulos a espalda de las masas, citas hechas para conjuras, ni
maquinaciones para operaciones politiqueras.
13.-
Los pactos políticos ejecutados en base a la repartición de cargos, se hacen
tomando en cuenta beneficios personales y grupales a costa del presupuesto
nacional; los dineros del erario
sirven de motivación a los negocios
entre iguales, donde los intereses del pueblo no cuentan, a no ser para resultar
afectados en la operación
comercial y política.
IV.-
Posibles resultados de los encuentros para lograr unidad programática
14.-
La presencia de sectores democráticos en una alianza electoral con corrientes
opuestas, sirve como órgano dinámico para las masas populares obtener
conquistas sociales y políticas y, a la
vez, espacios orientadores y
realizadores.
15.- Comenzar por trabajos unitarios
electorales abre la posibilidad de crear un amplio frente de fuerzas opuestas,
que pueda llegar a englobar a todo un
mosaico político ideológico, a los fines
de que en el futuro el verdadero
pueblo dominicano pueda participar efectivamente en el ejercicio del poder y de su democracia.
16.-
Lo que se ha visto hasta ahora es que en el seno del pueblo dominicano hay
hombres y mujeres con suficiente
talento y honestidad, que
morirán siendo muy serios y
virtuosos, pero condiciones que para nada sirvieron al quehacer político y
democrático del país.
Reflexiones finales
a.-
Demuestra lucidez política quien va a tratar puntos sobre unidad programática,
consciente de que las negociaciones no
se desarrollan sin contradicciones, sin obstáculos ni dificultades a vencer.
Los inconvenientes son previsibles, pero
hay que elevarse sobre ellos y superarlos con inteligencia para lograr el
acercamiento posible y deseado.
b.-
El momento es para mujeres y hombres
que, con visión democrática, vean
nítidamente clara la necesidad de la unidad en base a puntos programáticos y no en reparto de cargos, para contribuir a la creación de bases firmes para una alianza futura de
mayores proporciones.
c.-
En la presente ocasión, ante las
peculiares condiciones actuales, el político sagaz y realista, con orientación
certera, ha de aplicar una táctica flexible, defendiendo sus ideas con audacia
y sin claudicación, para lograr acuerdos programáticos que recojan, entre
otros, puntos tales como estimulo
del progreso económico, asegurar la ocupación
a todas las personas aptas para el trabajo, defensa de los recursos
naturales nacionales frente a los intereses extranjeros, elevar el nivel de
vida de las masas trabajadoras, una política exterior independiente y de
colaboración pacifica, el desarrollo del comercio con todos los países; adecentamiento de la vida
pública y la creación de mecanismos para la
instauración de instituciones funcionales. No importa lo dura y porfiada
que sea la lucha por la unidad, lo importante es lograrla sin ceder en los
principios.
d.-
Las discrepancias son normales entre organizaciones políticas con posiciones
ideológicas opuestas; las divergencias siempre están presentes por
criterios subjetivos que agrietan
la unidad, crean fisuras. Pero lo que
debe primar es ponerse de acuerdo en lo que une, y no insistir en lo que separa y se convierte en
fatal tropiezo.
e.-
La práctica, la experiencia acumulada en el quehacer político aconseja que hay
que comprender que la unidad supone la discusión, de donde resulta que en
procura de llegar a acuerdos programáticos
no hay que perseguir una polémica
en términos agraviantes que pongan en peligro el proyecto unitario. Las ofensas
crean irritación que dañan el buen
ambiente que se necesita para llegar a puntos coincidentes.
f.-
Para alcanzar un entendimiento en base a principios programáticos, aquellos que
participan en el dialogo deben tener la
plena libertad, con apego a la fidelidad
de sus ideas, para actuar con nobleza,
interés, consecuencia, pasión y optimismo.
g.-
Si se acercan mutuamente diversas
organizaciones políticas a los
fines de acordar puntos programáticos a ejecutar en los marcos de un proceso
electoral, las partes han de ir convencidas de que la unidad es posible y
necesaria, independientemente de las discrepancias teóricas que surjan. En
la negociación ha de
primar el dialogo, la plática franca, la conversación respetuosa.
h.-
En procura de avanzar por conquistas positivas para el pueblo, las fuerzas
democráticas, en los encuentros por la
unidad, en las negociaciones deben hacer
suyas las ideas de Georgi Dimitrov, con relación a los frentes
populares: a.-) Si están en mayoría,
imponen sus puntos de vista; b.-) en
igualdad de condiciones, discuten; c.-) si están en minoría, pura y
simplemente, se funden.
Santiago
de los Caballeros,
07
de diciembre de 2015.