Por: Ramón Antonio Veras.
I.- El nuevo año y lo que recibimos
1.- El calendario gregoriano, al llegar
el mes de diciembre avisa a las dominicanas y
dominicanos, la fiesta de la
navidad; la conclusión del año que transcurre, que se avecina uno nuevo
que es
esperado, por muchos, con optimismo; y con la esperanza de que será mejor que el que
quedó atrás; el pasado sólo ha de servir como referencia.
2.- Aunque todavía desconocido, el
nuevo año debemos esperarlo como al principiante que viene cargado de confianza
y muchas cosas venturosas.
3.- A la espera del nuevo año no
debemos hacer cálculos de pesares, pesimismo y lamentos, ni
reeditar penurias y catástrofes; tenemos que pensar en forma positiva,
aislando todo lo dañino que pueda contaminar lo bonito que han de venir los
próximos doce meses.
4.- Debemos hacer un ejercicio mental
minucioso de lo que, hasta ahora, hemos hecho o dejado de hacer para disfrutar, material y
espiritualmente, de un mejor país; de una convivencia llevadera, sin agravios,
ultrajes y vejaciones de todo tipo.
5.- Al recibir el nuevo año tenemos que
hacer un alto en el camino, y razonar en
el sentido de que no hemos cumplido con el rol de hombres y mujeres de bien
para la comunidad; pero en lo adelante reflexionaremos positivamente,
contribuyendo con nuestras actuaciones para dar ejemplo de que hemos cambiado,
de ser personas que tratamos a los demás
con acritud y acerbidad, y en el nuevo año seremos diferentes, porque nuestro
comportamiento va a ser de dulzura y amabilidad.
6.- El nuevo año que se aproxima
debe servirnos de motivación para reflexionar en el sentido de que no
podemos comportarnos como testigos indiferentes ante hechos aberrantes que
ponen en entredicho a la especie humana, y su deseo de vivir en un ambiente
propio de seres humanos civilizados.
7.- Lamentablemente, el nuevo año lo
vamos a recibir con un ambiente convulsionado por guerras regionales; con
almacenes de ojivas nucleares; amenaza permanente del terrorismo; notoria presencia del narcotráfico y su
secuela de criminalidad; incidencia de prejuicios por cuestiones de raza,
color, ideología y preferencia sexual; millones de seres humanos con hambre y
analfabetos; el fenómeno de la corrupción desnaturalizando el accionar político
decente y democrático; un centro de torturas dirigido por el país más poderoso
del mundo actual, en fin, el estatuto colonial de Puerto Rico, que son hechos
que deben repugnar y preocupar a todos los hombres y mujeres sensibles.
II.- En el nuevo año debemos de ser
mejores ante nuestros semejantes
8.-
En un mundo cada día más dominado por pequeñeces que afectan al ser humano, se debe sentir bien
aquel que dispensa un trato agradable a los demás. Resulta afortunado quien
recibe expresiones oportunas que motivan felicidad, cuando otros son víctimas
de gestos desagradables.
9.-
La naturaleza sensitiva de las personas contribuye a que el trato bondadoso sea recibido con alegría;
mientras que, por el contrario, produce disgusto, enfado, el ultraje; sentirse
ofendido hace al ser humano infeliz, y lo lleva a reaccionar mal.
10.- Al oído de los seres humanos
llegan bien las palabras delicadas, dirigidas con dulzura, y más en los
momentos difíciles. Escuchar expresiones de
aliento, hacen desaparecer cualquier signo de pesar que pueda afligir o
mortificar. Una persona lastimada requiere escuchar bellas expresiones para
elevar su estado de ánimo y cualquier desazón.
11.- Debemos mandar a los demás
señales de aliento cargadas de
exhortación al regocijo; hacer divertida el alma de quien precisa llenar el
espíritu de lo bonito, que sólo puede aportar quien tiene sensibilidad, y se
preocupa por la felicidad de otro.
12.- Una frase fea lleva a quien se le
dirige a cambiar su estado de alegría a tristeza; de ahí que el lenguaje debe
ser utilizado con suma prudencia para no estropear los sentimientos de quien
sólo merece gestos exquisitos transmitidos con dulzura.
13.- No sólo físicamente se agrede a
otro; una actitud de indiferencia, de desprecio, entraña una lesión; un desaire
pesa en la conciencia de un hombre o mujer
digna; el menosprecio es inaceptable para una persona de vergüenza.
14.-
Demuestra indolencia aquel que en forma consciente trata con desdén a
sus relacionados, amistades y amigos; un desaire hacia una persona sana y de
buen proceder, es un golpe en su corazón. Una desatención, una dejadez ante el
requerimiento de una amiga o amigo, es una señal de falta de distinción que
daña la relación entre personas que, se supone, se tienen afecto y respeto
mutuo, porque en lo adelante los vínculos afectivos ya no serán los mismos.
15.- El trato tosco hacia una persona
acreedora de respeto por su comportamiento de bien, constituye una ofensa, un
oprobio que sólo es dirigido por quien busca reducir a los demás por medio del ultraje.
16.- Todo aquel que se respeta, y no
acepta ofensas gratuitas, debe proceder en todo momento con mucho tacto para no
permitir una agresión por muy leve que
sea; una torpeza, una inobservancia, puede llevar a un abusador a reincidir en
sus ofensivas actuaciones. No se puede caer en debilidad ante el bellaco y rudo
III.- Un trato agradable hacia los
demás debe ser un signo de que en nuestra conciencia también ha llegado un nuevo año
17.- Tiene mucha significación en una
persona el trato que le dispensa a otra
con motivo de una relación cualquiera; la forma de comportarse ante los demás
puede servir para definir a un ser humano.
Es de inteligentes entender la forma como deben mantenerse las
relaciones sin lesionar; ahí reside la capacidad para entender lo que puede
hacer sentir bien o mal a otro.
18.- Aquel que tiene fino trato hacia
los amigos, conocidos y amistades, conservará relaciones armoniosas en todo
momento, y difícilmente se encontrará en conflictos por malos gestos y actos
hacia los demás. Cada persona ha de tener en su cabeza una especie de código
del trato para aplicarlo tomando en consideración a cada ente social; porque en
el seno de la sociedad los miembros que las integran tienen diferentes
criterios de lo que es moral o inmoral, y lo que acepta como normal o
inhabitual.
19.- A aquel que proviene de un hogar
en el cual se formó en la decencia, honradez y decoro, en el curso de su vida
le será imposible aceptar proposiciones indecentes, deshonestas e indecorosas;
como tampoco tolerará las posiciones
caprichosas de quienes no valoran sus virtudes. Es indigno quien permite
desconsideración a su persona sin importar de quien proviene.
20.- Se reduce como persona quien se
comporta tranquilamente ante el maltrato que se le da, disminuyendo así su
reputación o la estimación de que goza en el medio social donde habita. Aceptar
el descrédito con sumisión es propio de
mequetrefes.
21.- Es sinónimo de poca cosa como
persona aquel que, en nombre de obtener algún beneficio para sí o los suyos,
acepta ofensas, llegando con su actitud
a la humillación; en lo adelante va a ser visto como un réptil, arrastrándose
ante quien le hiere para degradarlo.
22.-
No hay razón valedera para no actuar inmediatamente se advierta un gesto
o actitud que entrañe desconsideración hacia su persona y honra; abstenerse de
darle una respuesta merecida al ofensor es inhibirse ante los insultos; es intolerancia, el agravio que evidencia irrespeto con males
morales o insinuaciones hirientes.
23.- Aquel que bien te conoce y te
ofende, merece de tu parte una respuesta digna, para que no le quede la menor
duda de la indignación que ha motivado su gesto o actuación; se le responde al
abusador sin pérdida de tiempo y en el mismo escenario donde ha pretendido
herir.
24.- Por lo general, se cree muy listo
aquel que trata por igual a todos a quienes ofende con su forma grosera de
proceder; de tanto lesionar a los demás,
el que no tiene sentido de actuar con sensatez, ni distingue a las
personas por lo que valen, cree que los inteligentes y los bobos son iguales.
25.- Se comporta en forma correcta en
el trato con una persona aquella que la valora por las mutuas relaciones, y
bajo ninguna circunstancia la hiere con acciones u omisiones. Si mimamos a un
ser humano cualquiera, lo tratamos con respeto, cariño y condescendencia. La
consideración y el irrespeto han de estar separados, para reservar la
distinción especial para quien merece un trato fino, con esmero.
26.- Así como todos los seres humanos
no tenemos idéntico carácter, tampoco merecemos igual trato; la personalidad de
cada quien ha de guiarnos a un comportamiento acorde con la estatura moral, de
ética y dignidad; no todos aquellos a quienes tratamos nos han de merecer la
misma entrega; saber tratar a otro es conocerlo y distinguirlo como merece.
27.-El proceder y carácter de una
persona define su forma de ser, lo hace diferente de los demás; saber de su
temperamento, permite no caer frente a ella en errores que pueden contribuir a
desavenencias que terminan en situaciones insalvables.
28.- Prepararnos para hacer sentir bien
a las personas que forman parte de nuestra vida, es hacernos felices a nosotros
mismos; incomodar a otros no tiene nada de agradable; es algo propio de quienes
no tienen sensibilidad, y procuran con gestos o palabras que sus semejantes se
sientan fastidiados.
29.- No debe escapar a nuestro
conocimiento que el orden social bajo el
cual vivimos en la actualidad, genera comportamientos que predominan en
personas sin conciencia del bien y del mal;
o sea, tienen actitudes que sólo merecen la recriminación de lo mejor de
la sociedad, porque no ajustan sus actos al proceder de la mayoría de sus
semejantes.
30.- No podemos actuar pensando sólo en
nosotros mismos, sino también en los demás;
comportarnos en forma individualista es renegar del sentido de la
solidaridad que debe primar sobre todo; es correcta una actitud de comprensión
e identificación con todos aquellos que accionan en procura del bien.
Conclusiones
a-) Al desarrollar las reflexiones que
contiene este escrito no procuro convertirme en orientador cívico, sino que las
ideas que expongo sirvan para que quienes tienen la posibilidad de leerlo
conozcan mi percepción con relación a lo que creo podemos afianzar, modificar,
o de cualquier forma transformar nuestro comportamiento, a los fines de hacer
aportes significativos a la lucha social y política del país, así como mejorar
o superar las relaciones con nuestros
familiares, amigos, amigas, conocidos y amistades.
b.-) El año nuevo, como todo lo fresco,
novedoso y tierno, debemos recibirlo con original sentido de la vida en
comunidad; poniendo por delante lo agradable que hay en cada una de las
dominicanas y los dominicanos cuando ponen su gracia en procura de la felicidad
de sus semejantes.
c.-) La llegada del nuevo año ha de ser
acogida por los hombres y mujeres de bien del país, con los parabienes que
deben llegar, enhorabuena, para la felicidad de lo que en verdad se llama
pueblo dominicano.
d.-) Porque no creo en la deshumanizada
tesis de que “entre peor mejor”, siempre he confiado y actuado con el
convencimiento de que nuestro pueblo, más temprano que tarde, se liberará de
las cadenas de la opresión.
e.-) Porque los procesos sociales no
están enmarcados dentro de fechas o períodos, y las masas populares tienen la
potencialidad de condensar veinte años
en un día; quién sabe los grandes logros políticos y sociales que el pueblo
dominicano puede alcanzar en el año venidero.
f.-) Porque he vivido armado de
optimismo, siempre espero lo bueno, lo fructífero; el aliento del triunfo lo he
tenido presente hasta en las coyunturas más difíciles de mi vida; el pesimismo
nunca vencerá mi deseo de ver a mi pueblo con el control del poder del Estado.
La ilusión y la alegría fortalecen mi espíritu.
g.-) No son conceptos abstractos,
sino realidades, las narraciones que hago desde el punto número 8
hasta el 30; de ellas, unas las he vivido directamente, y otras las he sentido
al ser ejercidas o recibidas por otras personas.
h.-) Finalmente, aquellos que en
nuestro país maltratan a los demás con
actitudes, gestos, palabras o acciones, la llegada del nuevo año les debe servir para que comiencen a distinguir y a valorar al ser humano como tal, y a los
que merecen respeto por su
comportamiento en el medio social.
Santiago de los Caballeros,
diciembre de 2015.