Gente de carácter vaporoso dominada por la doblez
- Bien dirigir la sociedad desde el poder del Estado es encaminar a los miembros que la integran para que ajusten sus actos al correcto proceder.
- El auténtico dirigente interpreta los intereses y aspiraciones de sus seguidores y se preocupa por el buen funcionamiento de su colectivo.
- Formar a buenos conciudadanos y conciudadanas para el futuro es educarles para que actúen acorde a cómo conviene a la sociedad en general, poniendo por delante conducirse apegados a lo aprendido para ser buenos comunitarios.
- Mirar con atención cómo actúan nuestros connacionales de esta época es para causar decepción, desencantarse, desalentarse por entero.
- Estamos compartiendo con gente que pesa poco; inconstantes en sus ejecuciones, de carácter vaporoso.
- La mujer y el hombre que se doblan son los que sobresalen en el medio donde nos movemos, porque con facilidad se dejan torcer su voluntad.
- Combinando la adquisición del dinero fácil con el consumismo y el doblegarse, he ahí un ente social de ahora.
- Al pueblo dominicano, dirigido por grupos sin orgullo nacional, le es elemental comprender de manera precisa que no vamos por buen camino.
- Lo ideal sería que las clases dominantes dominicanas se ocuparan de sembrar en la conciencia de nuestra niñez el amor por su gente y terruño.
- Educar a los nuestros para que hagan de ciudadanos modelos, para así contribuir a que algo se pueda alcanzar en el porvenir.
- El diario vivir le está diciendo al pueblo dominicano que está haciendo falta la mujer original, distinta a la de ahora; que necesitamos tener al hombre nuevo, extraordinario, prototipo de luchador por causas justas.
- Se nos impone ser realistas y saber que a la República Dominicana hay que hacerla otra vez, nuevamente, una vez más, con un material humano distinto y sobre un orden social diferente.
- El dominicano del futuro no debe practicar la doblez, no ser contemporizador, ni dado a adulzorar y ceder a los adversarios.
- La mujer y el hombre sin consistencia, flácidos, no deben tener espacio en la lucha por construir un flamante país. Los diligentes han de imponerse.
- Al conformista, al resignado y al adaptable hay que excluirlos; con ellos no se puede contar para hacer el renovado país que queremos y merecemos.
- Necesitamos tener connacionales de entereza moral, solidez en sus convicciones, resistencia ante las adversidades y firmeza bajo cualquier circunstancia.