Empujar al pueblo a la lucha
- En nuestro país estamos viviendo como a los poderosos les da la gana, a su mejor conveniencia e interés. Su ambición marca sus deseos.
- Las clases dominantes deciden aquí a su gusto cómo dirigir el gobierno, el Estado y sus órganos e instituciones. No hay límite a las pretensiones de la minoría.
- Las aspiraciones de los sectores minoritarios de aquí se han convertido en leyes porque no hay contraposición a sus designios que se constituyen en preceptos a ejecutar.
- Para vencer la posición de dominio absoluto de la minoría nacional sobre la mayoría de la población dominicana, se impone crear un instrumento de lucha con definidos objetivos programáticos.
- Conviene crear un organismo que recoja en conjunto las más sentidas aspiraciones populares en lo material y espiritual. Es asunto de toda una labor política permanente.
- No es cuestión de que se convoquen y se reúnan dos o tres desesperados para escucharse a sí mismos. Es hacer una labor política permanente, crear un organismo que recoja en conjunto las más sentidas reivindicaciones populares en lo material y espiritual.
- A medida que transcurre el tiempo, se convierte en una irresponsabilidad ciudadana e insensatez cívica, indiferencia política, acción de irreflexión y falta de decisión, no hacer nada para que se produzcan los cambios que se hacen urgentes.
- La realidad dominicana exige trabajo político serio, pide el accionar de gente honesta en el quehacer social, clama por salir de la politiquería que daña y sigue dañando a la buena política.
- Basta con armarse de espíritu civilista, conciencia ciudadana y darle rienda suelta a las más sanas convicciones para sacar al país del atraso en que se encuentra por las ambiciones de unos y el no hacer nada de otros.
- Un alentador mensaje al pueblo de a pie es que debe dejar de estar adaptado a la pobreza, acomodarse a las necesidades y acoplarse a sufrir miseria. Nunca encajar con la pobretería.
- Procede orientar a las masas para que sean respondonas, se decidan por señalar a los responsables de sus pesares, echar en cara y enfrentar a quienes nos han hundido en la miseria.
- Sacar al país del atolladero donde lo han metido no puede ser obra de un grupito de mente calenturienta. A la lucha política y social deben integrarse mujeres y hombres de combate, en condiciones de enfrentar a los adversarios en todos los terrenos y circunstancias.
- Si se está en la batalla por la felicidad material y cultural de los que son los más, el pueblo, no hay que escatimar esfuerzos, economizar tiempo o cicatear motivos.
- El bienestar de los pueblos es obra de los que se deciden por llegar hasta el final para alcanzar lo que es digno de alabanza, loable, los hermosos ideales de liberación.
- Ciudadanas y ciudadanos interesados en la felicidad de su país son los que deben encabezar los movimientos sociales que persiguen cambios positivos que favorecen el progreso social.
- Es necesario empujar para que el pueblo dominicano disfrute de una vida digna, lo que debe ser el resultado del convencimiento de mujeres y hombres hechos para obrar apegados a las mejores causas de la humanidad.