Por: Ramón Antonio Veras.
I.- Comportamiento político luego de las
pasadas votaciones
1.- La actitud ante la vida define a los
seres humanos, y la forma de proceder en el medio social que desarrollan sus
actividades, determinará si han sido o no consecuentes con la prédica. La práctica
social es la que decide si actuamos conforme sermoneamos.
2.-La política puede llevarse a cabo con fines culturales y educativos, como
pasatiempo para recrear la mente,
distracción de círculos sociales y entretenimiento de grupos afines. Pero para
quienes la política con contenido social es un
compromiso que se asume con seriedad y responsabilidad, el accionar político no tiene nada de hobby,
es un convenio, un acuerdo entre
el ser humano y su pensamiento.
3.- En nuestro país, las campañas electorales
son episodios, farándulas politiqueras,
ambientes adecuados de cómicos, farsantes y fantoches; una vez llegan a su
final esas chácharas costosas y de mal gusto, la mayoría de sus principales
actores, polichinelos y monigotes, hacen
una pausa para luego de maquinaciones
post electoreras, volver con nuevos
bríos a confabulaciones y asechanzas contra lo mejor de nuestro pueblo.
4. Un comportamiento diferente al de los
negociantes de la politiquería, deben asumir los hombres y mujeres
comprometidos con el rumbo, la dirección
que ha de seguir el país para con
una correcta orientación llegar al éxito. Mientras los enemigos del pueblo, después de los comicios hacen
pausa para maquinar, sus amigos deben
aspirar a cambios verdaderos, hacer un alto para reflexionar, una tregua mental con el fin de repensar qué
harán en lo adelante.
II.- Posición que deben asumir los
comprometidos con la lucha política y
social
5.-
Concluidas ya las votaciones el pasado día 15 de mayo, los comprometidos
con la causa de los humildes, burlados y despreciados de la sociedad
dominicana, que no cifraron esperanza en
el resultado de las urnas, deben hacer una labor de repaso con relación a lo que han hecho en el
accionar político con resultados positivos o negativos, y enfrascarse,
concentrarse en qué harán en lo adelante, para seguir cumpliendo las funciones
políticas y sociales que por convicción,
fidelidad a sus irrenunciables principios,
están obligados llevar a cabo.
6.- La
forma como está diseñada la sociedad dominicana, y la flexibilidad de su moral, permite que las personas que la integran se
manejen en su comportamiento público y
privado, laboral y familiar, conforme su conveniencia y de acuerdo con las
circunstancias. Aquí, cada quien ajusta su proceder político a lo que le dicta su conciencia, dependiendo de su
ideología.
7.- Aquel que asume el compromiso político y
social de ser coherente con sus principios, no tiene excusa alguna para
liberarse, sin importar apuro, dificultad o el trance que se le presente. En
el medio cada quien sabe la forma que, conforme sus posibilidades y habilidades,
puede hacerle honor a su responsabilidad como político comprometido.
8.- En
nuestro país, miles y miles de hombres y mujeres han demostrado estar
comprometidos con las mejores causas, las de los que viven en estado permanente
de opresión social; y haciéndoles honor a su compromiso han actuado en
coyunturas diferentes.
9.- Pero no basta con comprometerse con una
causa, un objetivo liberador, también hay que
accionar correctamente para hacer realidad la razón, el fundamento de la motivación que
es la materialización de las ideas. Para
alcanzar los resultados esperados hay
que manejarse, desenvolverse; trabajar, no abstenerse; funcionar, no inhibirse.
10.- El
deber llama a los luchadores
políticos y sociales consecuentes del país a que asuman las tareas que mandan
las circunstancias para cumplir su cometido, sin importar que hayan
llegado a su final las votaciones de mayo 15, organizadas por los que defienden
el sistema para legitimarlo y rodearlo de las formalidades de la democracia
representativa. Aquí, no tienen alternativas los que por voluntad propia han
decidido liberar a los que están hundidos en la miseria que los ha metido la minoría nacional.
11.-
Diferentes son las actividades que los hombres y mujeres con vocación democrática están llamados a cumplir en el
quehacer político nacional; pero dentro de las múltiples tareas hay una que
constituye la piedra de toque: hacer posible agrupar, enlazar, amalgamar a los
que coinciden en el objetivo de la liberación de los oprimidos.
12.- En los trabajos unitarios hay que desarrollar todo el dinamismo posible, demostrar agilidad mental, ser
cuidadoso en el trato, estar atento a los más mínimos detalles y prestos a
buscar soluciones. En busca de lograr la
unificación de los que quieren un mejor país, no hay nada que desdeñar; el
momento no es de separar, sino de incorporar en un solo
órgano político a los que creen en la unidad dentro de la diversidad.
III.- Aprovechar el momento actual
13.- El tiempo desempeña un papel importante
a tomar en cuenta en los asuntos políticos, porque no se actúa igual en cualquier momento. Los
ciclos sociales cambian en un abrir y cerrar de ojos, y las fases de los
procesos se presentan cambiantes, por lo que
hay que estar preparado para saber actuar y tener éxito.
14.- En la actualidad política nacional, es
necesario comprender el momento de
actuar, y saber combinar coyuntura, situación del país y el estado de
ánimo de las masas populares. La ocasión
a veces resulta determinante para alcanzar el objetivo perseguido.
15.-
Los seres humanos se manifiestan de formas diferentes en las actividades
políticas, razón por la cual hay que tomar en consideración su entusiasmo o
desaliento, los bríos que exhiben o la
pusilanimidad que demuestran ante un llamado a accionar. La resolución, la decisión a moverse por una causa que le
motiva, demuestra su intención en uno u
otro sentido.
16.- No hay que ser un sabihondo de la política nacional para darse cuenta el
estado de indignación, el completo enojo
que hay en amplios sectores de la sociedad dominicana; el disgusto es patente, se observa con claridad, sin mucho esfuerzo; y
son distintas las causas que generan ese
explicito desencanto de la situación actual.
17.- Corresponde a los dirigentes políticos
con sentido común y sensibilidad,
conocedores de la realidad
nacional, en la presente coyuntura
interpretar el sentir del
pueblo, y haciendo un análisis objetivo
de las lacras de la sociedad dominicana
y la insatisfacción popular, actuar en consecuencia.
18.- La oportunidad que se presenta en el país, por el deterioro material y
moral, la degradación de la sociedad en general, es adecuada para organizar al
pueblo y guiarlo por un camino distinto
al que ha transitado hasta ahora. La desmoralización y pesares fijos en la
conciencia popular es notoria, y el
mensaje que deben mandar los luchadores sociales es de acción permanente, sin descanso, sin
tregua.
Reflexiones finales
19.- La intervención de los hombres y mujeres
comprometidos con las causas justas, la conducta que expresen debe ser preparar al pueblo para
emprender grandes batallas políticas, económicas y sociales. El tiempo actual
es de empuje de masas, y la pujanza que
demuestren los oprimidos es compromiso
de los dirigentes democráticos más lúcidos, decididos y resueltos.
20.- Una sociedad como la dominicana de hoy,
preñada de injusticias, inseguridad, corrupción, degeneración y cuantos vicios
sociales están vigentes en un cuerpo social enfermo, sin duda impulsa al desasosiego,
la intranquilidad e impaciencia.
Corresponde a los que no
están de acuerdo con esa podredumbre,
desnudarla, quitarle el velo que la cubre colocado por los que de la porquería
se benefician.
21.-
Los mejores dominicanos y dominicanas, deben estar debidamente
organizados y bien dirigidos para que expresen su desacuerdo con la situación actual; manifiesten su ruptura
con el modelo vigente; y demuestren así la pugna que existe entre el
desastre que hay y la vida digna a que aspiran. Al frente de esas acciones han
de estar aquellos que tienen calidad
para dirigir, es decir, los más
decididos luchadores sociales, poniendo por delante acierto, sensatez y buen
tino.
22.- Las dominicanos y dominicanas
inconformes con la desastrosa situación actual,
deben ser captados para luchar;
atraídos a expresar unidos su disgusto; seducidos para que su voz unida
a la de otros indignados se escuche más
potente; conquistarlos para que nunca más sean presa de los politiqueros
desalmados que les mantienen secuestrados, como prisioneros de sus propias
necesidades.
23.-
Hay que salir al frente para que el pueblo sepa que no todos estamos en
política para engañarlo con mentiras y traiciones; y vea las mismas caras de
los que durante años han estado a su lado en diferentes escenarios reclamando
derechos y libertades; iguales los
rostros de los que sin reservas se han levantado exigiendo respeto a la
soberanía nacional y el adecentamiento de la vida pública, en fin, reclamando
democracia sustentada en la igualdad de oportunidades y funcionalidad de las
instituciones y órganos del Estado.
24.-
Deben salir y hablarles al pueblo con franqueza, los que en este país no
tienen fechorías que ocultar, dinero robado que encubrir ni cómplices truhanes
para tapar; conversar con las masas populares y manifestarles que sus
verdaderos amigos no se van a refugiar cubiertos en
instituciones del Estado, carcomidas por la corrupción; que no estarán
agazapados, ni agachados, sino presentes en todas partes para mostrarse como lo que son: hombres y mujeres de
vanguardia, que pueden abrir sus manos y de ellas no cae al suelo dinero robado
ni sangre generosa de los hijos de esta tierra.
25.- Nuestro pueblo necesita que sus mejores
hombres y mujeres, los honrados y
decentes del accionar político, estén
predicando desde la misma tribuna, con idénticos mensaje de orientación,
caminando parejos hacia el objetivo
común de acabar con el ignomioso estado de
deshonor que nos avergüenza como país, y el despreciable ambiente que
padecemos y no merecemos como comunidad laboriosa y honesta.
26.- Aquellos que por años se han dedicado a
esquilmar a la mayoría del pueblo dominicano, y al concluir el proceso
electoral piensan continuar empobreciéndolo, hay que decirles que en lo adelante no será igual al pasado de ignominia, maldad, depravación,
perversidad y vileza, porque los que aquí se han opuesto y se oponen a la desigualdad, la
infamia, ultraje y mezquindades han
decidido unirse para cambiar el país de la ruta trazada. El estado de desastre
que en el orden de decencia e institucionalidad
que vive el país hay que impugnarlo ya,
en la cotidianidad de nuestra existencia, sin necesidad de esperar la
llegada de un nuevo proceso electoral.
Santiago de los Caballeros,
16 de Mayo de 2016