Soliloquio a Dedé Mirabal.
Por:
Ramón Antonio Veras.
Mi
querida Dedé:
En
el curso de la tarde de ayer, sábado,
fui informado de tu fallecimiento; de inmediato
me preparé para hoy domingo
trasladarme a la ciudad capital para despedirme de ti y darte el último adiós,
y también estar al lado de tus familiares y demás seres
queridos.
Hoy, al llegar al lugar de tu velatorio alrededor de las diez horas de la mañana, todavía no te habían
puesto en la sala, lo que hicieron, más
o menos, como a las once. Aproveché para
compartir su aflicción con Jaime David,
Minou y otros de tus familiares.
Cuando me acerqué a tu ataúd y te vi, me
pareció que tú estabas durmiendo; en ese momento se me vinieron a la mente muchas de las conversaciones que sostuvimos recientemente,
principalmente cuando tocamos el tema sobre mi último libro, y lo
emocionada que me dijiste: “Negro, para escribir un libro así
hay que estar libre de prejuicios y querer que el pueblo conozca a quien lo
escribe”.
Mi
querida Dedé, luego de despedirme de ti y haber acompañado a tus familiares en la funeraria, ahora he regresado a Santiago a escribirte
estas líneas, y decirte, entre otras
cosas, que siempre te recordaré, que
fuiste un gran ser humano y un modelo de
lo que es una dominicana sensible y solidaria. Me siento bien por haberte
conocido, tratarte y admirarte.
Por
último, Dedé, quiero hacer de tu
conocimiento que voy a poner al alcance
de mis amistades, amigos y familiares,
las ideas que expuse en tu presencia aquella inolvidable noche del 4 de agosto de 2009, cuando procedí a comentar tu libro: “Vivas en
su jardin”.
Sólo
me resta decirle, hasta luego Dedé.
Te
quiero.
Negro
Veras.
2 de febrero de 2014.
DIA: 04 DE AGOSTO DEL
2009
LUGAR: GRAN TEATRO DEL
CIBAO EN SANTIAGO.
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Amigos
y amigas:
En determinados momentos, a los seres
humanos en su vida les corresponde pasar por espacios que les mantienen en
permanente estado de emotividad.
Precisamente, en estos últimos días a
mí me ha tocado vivir espacios sumamente emotivos porque he tenido que manejar
temas que llegan a lo más profundo de mi alma. Por ejemplo, estoy trabajando en
la elaboración de un pequeño folleto con relación a mi finada compañera Carmen.
El día 25 de junio, y los días 23 y 26 de julio próximo pasado, fue la
presentación en New York y el país –en la capital y Santiago respectivamente-
del documental “Los Panfleteros de Santiago”
y ahora, Dedé y Minou me solicitan que haga un comentario con respecto a
la obra “Vivas en su Jardín”.
Luego de tener estructurada mi
exposición, la coordinadora de esta presentación me comunicó que mi
participación en el programa estaba limitada a veinticinco minutos; le pedí que
la extendiera a treinta y lo aceptó. En ese tiempo voy a sintetizar mis
comentarios, los cuales van a estar divididos en dos partes: la primera, con
relación al contenido del libro, y la segunda, a mis reflexiones de la obra.
EL
CONTENIDO DEL LIBRO
Quiero hacer constar que la misma
pregunta que me hicieron varios de los asistentes a la exhibición del
documental sobre “Los Panfleteros de Santiago”, de por qué a mí no me mataron,
también se la han hecho a la autora de la obra “Vivas en su Jardín”, Dedé
Mirabal, “¿Por qué a usted no la mataron?
QUEDAR
VIVA
Así comienza Dedé la obra en el capítulo
con el título “Quedar Viva”, cuando trae a colación una anécdota que narra así:
“temprano, cada mañana, me afano en la limpieza del jardín.
Generalmente me sigue el hijo de una señora que trabaja conmigo. Recojo cada
hojita seca, limpio aquí y allá, mientras él me hace diversas preguntas: “Y las
Mirabal? ¿Dónde están las Mirabal?”. Me detengo y le señalo las mariposas —unas
hermosísimas, grandes, amarillas, anaranjadas, marrones — volando entre los
anturios, los caprichos, las rosas y las orquídeas saludables, porque nuestra agricultura
es orgánica. “Son ellas?”, pregunta él con los ojos muy abiertos. Yo le
respondo: “Sí, son ellas. Ponte a recoger las hojitas para que ellas lo
encuentren todo limpio”. Día por día, al caminar detrás de mí, el niño exclama:
“Llegaron ellas! Mira, las mariposas!”. En otras ocasiones, me mira y me
pregunta: “Las Mirabal vendrán hoy?”.
“Para
los niños y jóvenes, la historia de la lucha antitrujillista y el trágico final
de las hermanas Mirabal suele tener un fuerte
atractivo, tal vez porque la han estudiado en la escuela, o porque han oído, aunque sea con vaguedad, a los adultos referirse a ella.” (Pág. No.17 y 18)
atractivo, tal vez porque la han estudiado en la escuela, o porque han oído, aunque sea con vaguedad, a los adultos referirse a ella.” (Pág. No.17 y 18)
La
autora, refiriéndose al libro dice: “mis memorias ubicarán a los lectores en un
camino veraz”. Realmente es así, porque al leer su trabajo nos damos cuenta que
tenemos a la vista un relato completo de lo que ha sido la vida de la Hermanas Mirabal
en su conjunto.
Dedé
divide sus memorias en cuatro (4) partes. Las tres (3) primeras abarcan tres
(3) etapas de su vida, y la cuarta a la labor para terminar de levantar a sus
sobrinos, hijas e hijos de sus hermanas asesinadas.
I.- NUESTRA FAMILIA. II. LA INFANCIA , EDUCACIÓN Y
AMISTADES.
En
el primer tema se refiere a la familia y su desarrollo. La segunda la inicia
con la fiesta de San Cristóbal en 1949, cuando Minerva desafío políticamente a
Trujillo y termina con el asesinato de Manolo Tavares Justo en 1963.
La
tercera parte corresponde a la muerte de sus hermanas, incluyendo el
esclarecimiento del asesinato y la sanción ante el tribunal.
Para
hacer referencia al origen de su familia, Dedé comienza en la página No.25
relatando el origen y lugar de nacimiento de su padre Enrique Mirabal Fernández,
y de su madre Mercedes Reyes Camilo, mejor conocida como doña Chea.
Al
hacer mención de la infancia suya y de sus hermanas, Dedé destaca el nacimiento
de cada una: Aida Patria Mercedes, el 27 de febrero de 1924; Bélgica Adela,
1ro. de marzo de 1925; María Argentina Minerva, el 12 de marzo de 1926 y
Antonia María Teresa, el 15 de octubre de 1935.
III.- TEMPERAMENTO, IDEAS Y CAMINOS
Con
el título “Temperamento, Ideas y Caminos”, Dedé inicia, en la página 57 de la
obra, definiendo el temperamento, la actitud, el comportamiento de cada una de
sus hermanas.
Comienza
preguntándose ¿Cómo era María Teresa? Y dice “trato de imaginarla, pero termino
llorando al comprobar que por alguna razón inexplicable numerosos detalles de
su personalidad o de su apariencia se han borrado de mi memoria. He llegado a
pensar que esa especie de vacío mental es un mecanismo de defensa contra el
dolor y la impotencia de no haber podido hacer nada para evitar que la vida
útil de nuestra hermanita, mi bebé, el “nidal” adorado de toda la familia,
fuera tronchada cuando empezaba a florecer.”
“A
Patria y a Minerva, por el contrario, las recuerdo con mayor claridad. A veces
me parece ver a Patria en la terraza con un pantalón gris, estrecho en las
piernas, y una blusita roja de tirantes amarrados. Así estaba vestida la última
vez que estuve con ella.” (Página No.
57).
La
autora se extiende haciendo mención del temperamento de sus hermanas, desde la
página número 57 hasta concluir en la 93 hablando de sí misma cuando dice: “que
uno de sus admiradores una vez le dio una serenata y hasta le dedicó una
película en el cine de Salcedo. El vió la película basada en una canción que
decía “si a tu ventana llega una paloma,
trátala con cariño que es mi persona”.
Dedé
concluye, refiriéndose a su matrimonio con el padre de sus hijos, destacando: “entre
Jaimito y yo pasaron cosas. En aquella época era un verdadero dictador en el
hogar… hoy que nuestras vidas tomaron caminos distintos, que él es feliz y yo
soy feliz, nos hemos hecho buenos amigos.”, aunque antes en la página número 88
dice: “cuando Jaimito empezó a enamorarme me dio una serenata. Trajeron un
piano, me cantaron: En un beso, la vida… para Dedé Mirabal, la más bella
canción hecha mujer, fue la dedicatoria.
IV.- EN DESGRACIA. FIESTA DE SAN CRISTÓBAL 1949
Luego
de referirse al temperamento de sus hermanas, en la página número 95, con el
título “Tiempos de Tormentas, Lucha, Tragedia y Cambios”, Dedé comienza en la
página número 97, con el título “13 de Octubre de 1949: La Fiesta en San Cristóbal”. Y
a seguidas escribe:
“13
de octubre de 1949: la fiesta en San Cristóbal. Para que se
comprenda mejor la importancia de lo ocurrido en la famosa fiesta de San
Cristóbal, me parece necesario referir algunos detalles y acontecimientos que
tuvieron lugar”.
“Por aquellos años Trujillo se empecinó en celebrar fiestas en los pueblos, y le dedicó una a la sociedad “más prestante” de Moca, y Salcedo que todavía era una común de la provincia Espaillat.”
“Minerva y Trujillo se habían conocido en la inauguración del Palacio Municipal de Santiago, antes de la fiesta en San Cristóbal. Luego la invitaron a una fiesta en el hotel Montaña, donde tuvo que bailar con uno de los Trujillo, no recuerdo bien si fue con el dictador o con su hijo Ramfis”.
Y
sigue escribiendo Dedé: “nada más entrar a la fiesta vimos a Manuel De Moya
Alonzo, famoso por su rol de maipiolo oficial, y nos dijo: “saludos, saludos,
con una voz como de ultratumba, dirigiéndose directamente a Minerva. La había
visto varias veces: una en La
Vega y otra en la ocasión en que mi hermana representó la
patria vestida del Escudo Nacional en una actividad organizada por Petán
Trujillo en Bonao”.
Y
sigue diciendo Dedé:
“Bueno,
nos acomodaron en una mesa, que a Jaimito le pareció que estaba reservada para
nosotros. Había muchas personas conocidas de Moca y de Salcedo. En un momento
oímos un
alboroto. Muchos se levantaron de sus asientos. Yo volteé la cabeza y ahí estaba Trujillo. La única vez que lo vi en mi vida.
Había entrado por otro lado. Se mantuvo parado, no se sentaba. Empezó la orquesta a tocar “Ay, Tana, la maricutana” y “El jarro pichao”, mientras Trujillo condecoraba a militares, ascendía a otros y, en fin, hacía todo el show que estaba acostumbrado a representar. Recuerdo que aunque vestía de militar, no llevaba el famoso bicornio. La orquesta tocaba del otro lado y él seguía parado ahí. Se me quedó grabada la imagen de una señora que alcancé a ver cerca de él, vestida con una extravagantísima estola de plumas de marabú.”
alboroto. Muchos se levantaron de sus asientos. Yo volteé la cabeza y ahí estaba Trujillo. La única vez que lo vi en mi vida.
Había entrado por otro lado. Se mantuvo parado, no se sentaba. Empezó la orquesta a tocar “Ay, Tana, la maricutana” y “El jarro pichao”, mientras Trujillo condecoraba a militares, ascendía a otros y, en fin, hacía todo el show que estaba acostumbrado a representar. Recuerdo que aunque vestía de militar, no llevaba el famoso bicornio. La orquesta tocaba del otro lado y él seguía parado ahí. Se me quedó grabada la imagen de una señora que alcancé a ver cerca de él, vestida con una extravagantísima estola de plumas de marabú.”
“Al poco rato Manuel de Moya vino a sacar a bailar a una de nosotras. Patria dijo que no bailaba y Minerva se negó. Pero el hombre siguió insistiendo hasta que a Minerva no le quedó más remedio que acceder, por educación. Cuando estaban bailando en la pista, De Moya se la pasó a Trujillo y bailaron varias piezas. Serían uno o dos sets que nos parecieron interminables. Se terminaba una pieza y Trujillo se quedaba parado; ahí se quedaba, Minerva, al igual que otras parejas. Nosotros, además, estábamos preocupados porque ella no fuera a tomar de una copa
que supuestamente el dictador brindaba, y sobre la que circulaban rumores de que contenía una especie de droga que hacía que las mujeres cayeran rendidas en sus brazos. Por eso tratábamos de mirar desde nuestra mesa, pendientes de la tal copa, rogando que Minerva no fuera a probarla.
“En un punto, Minerva le dijo a Trujillo: “Quiero regresar a la mesa”. Entonces él se la pasó a Negro Trujillo y éste a Manuel de Moya. Cuando se sentó nos tranquilizó: “Yo no tomé nada”. Después de ese incidente permanecimos un rato más allí, Yo me paré a bailar varias veces. De repente empezó un aguacero, y como estábamos bailando en la concha acústica, al aire libre, todo el mundo se metió a la casa. A Patria le dolía la cabeza y le pidió un calmante a Pedrito. Ya todos nos habíamos amargado, imagínense, Minerva había bailado con Trujillo. En ese momento nos dijo que Trujillo le había preguntado si ella tenía novio, a lo que había respondido no. El le preguntó: “Y a usted no le interesa mi política o no le gusta?”. Minerva contestó: “No, no me gusta”. Entonces Trujillo le dijo: “Y si yo mando mis seguidores a conquistarla?”. Su respuesta fue: “¿Y si yo los conquisto a ellos?”. Entonces, aprovechando el desorden que se armó con el aguacero, papá decidió: “Vámonos de aquí.”
“Nuestro vehículo estaba bien cerca de la
puerta. Arrancamos para la capital, allí echamos gasolina y continuamos viaje
hacia Salcedo. Cuando Trujillo preguntó: “Dónde está la joven Mirabal?”, todos
salieron a buscarla: el gobernador, el senador, las autoridades de Moca,
preocupados por la situación creada. Al cabo de un rato tuvieron que informarle
a Trujillo que Minerva y su familia se habían ido. Llamaron a La Cumbre para que nos
detuvieran, pero parece que ya habíamos pasado por ese puesto de chequeo. Dicen
que cuando a Trujillo le confirmaron que no estábamos pateó de rabia, armó un
escándalo y desarmó a Antonio de la
Maza , gobernador de Moca, y al senador Juan Bautista Rojas,
un abogado eminente y de mucho prestigio, oriundo de Salcedo.”
“Mientras
tanto, nosotros veníamos felices de haber podido salir de allí. Patria hablaba
sin parar con su compadre Jaimito para evitar que se quedase dormido, mientras
él manejaba a toda velocidad.”
“Es
cierto que habíamos escuchado que estaba prohibido abandonar una fiesta antes
de que lo hiciera Trujillo; sin embargo,
de camino nos olvidamos de eso, por lo que ni siquiera sospechamos las consecuencias que tendría nuestra conducta en el futuro inmediato”
de camino nos olvidamos de eso, por lo que ni siquiera sospechamos las consecuencias que tendría nuestra conducta en el futuro inmediato”
“Yo
recuerdo que doña Paulita y su esposo, el médico Renán González, salieron de la
fiesta junto con nosotros. Pero a ellos no los molestaron, ni les reclamaron.
No les hicieron nada. Solo la emprendieron contra nosotros.”
“Sobre
lo que se dijo después, que Minerva le había dado una bofetada a Trujillo y lo
había dejado plantado en la pista de
baile, no ocurrió así. Pero creo que sí hubo lo que llamamos una galleta sin mano. A Minerva le bastaron sus palabras y su actitud. No necesitó sus manos para darle la bofetada.”
“Mientras bailaban, ella trato con abierta hostilidad a un hombre acostumbrado a que la gente se arrodillara a sus pies.
Trujillo percibió su disgusto, la ubicó como lo que ella en realidad era: una hermosa mujer de veintidós años, culta, capaz... y
enemiga de su gobierno. El, un todopoderoso, un hombre temido por todos, al que nadie contradecía, por miedo, porque mandaba a matar a cualquiera que se le opusiera, y aparece Minerva, una muchacha, una mujer temeraria, que se atreve a decirle que conquistaría a quienes él mandara a convencerla.”
baile, no ocurrió así. Pero creo que sí hubo lo que llamamos una galleta sin mano. A Minerva le bastaron sus palabras y su actitud. No necesitó sus manos para darle la bofetada.”
“Mientras bailaban, ella trato con abierta hostilidad a un hombre acostumbrado a que la gente se arrodillara a sus pies.
Trujillo percibió su disgusto, la ubicó como lo que ella en realidad era: una hermosa mujer de veintidós años, culta, capaz... y
enemiga de su gobierno. El, un todopoderoso, un hombre temido por todos, al que nadie contradecía, por miedo, porque mandaba a matar a cualquiera que se le opusiera, y aparece Minerva, una muchacha, una mujer temeraria, que se atreve a decirle que conquistaría a quienes él mandara a convencerla.”
¿Sabía Trujillo que nosotros iríamos a la fiesta? ¡Claro que sí! El mejor testimonio de que sí lo sabía lo dio doña América,
la esposa de don Juan Bautista Rojas, una mujer muy expresiva, muy extrovertida. Después que desconsideraron a don Juan, pues
como dije Trujillo mismo lo desarmó esa noche, ella contó que le había advertido a su esposo que no invitara a Minerva a la fiesta, a lo que él respondió que no tenía esa opción, que estaba obligado a llevarla.” (Págs. Nos. 97-98-99-100-101).
Todo
aquel que tenga la posibilidad de leer el libro “Vivas en su Jardín”, se dará
cuenta que con esa fiesta en San Cristóbal y el comportamiento de Minverva se
inició el martirio de la familia Mirabal – Reyes.
Luego
de narrar lo ocurrido en la fiesta de San Cristóbal, Dedé, en la página número
101 con el título “El Inicio de la Represión
Contra la
Familia ”, se extiende hasta la número 108 explicando la
prisión a que fue sometido su padre.
V.- ACONTECIMIENTOS EN EL ENTORNO FAMILIAR
En
el Capítulo V, y con el título “Acontecimientos en el Entorno Familiar”, Dedé narra hechos de relevancia ocurridos en
torno a su familia destacando la misteriosa muerte de un primo suyo que
formando parte de la Marina
de Guerra Dominicana se enamoró de una joven que había sido amante de Trujillo
y terminó, el primo siendo víctima de una muerte con estampa de crimen.
Expone
también, en el mismo Capítulo V, su dedicación a los negocios, el ingreso de
Minerva a la Universidad
de Santo Domingo, la muerte de su padre al final del año 1953 y se extiende con
el diario de María Teresa Mirabal hasta la página número 118 inclusive.
VI.- ENCUENTROS AFORTUNADOS, ENLACES Y MUDANZAS
En
el Capítulo número VI, con el título “Encuentros Afortunados, Enlaces y
Mudanzas”, Dedé hace referencia a los amores de Minerva y Manolo Tavares, la
timidez de éste, y la comunidad de ideales de Minerva y Manolo, aunque habla de
una aventura amorosa de Manolo que indignó a Minerva, y la detalla así:
“Claro
que no todo entre ellos fue color de rosa. Hubo pequeño inconveniente en su
matrimonio que quizás deba contar aquí. Minerva tenía ya a Minou y estaba
embarazada de nuevo. Viajaba a la capital con muchos sacrificios a terminar su
carrera. En eso pasó lo inesperado e inconcebible para ella. En las semanas en
las que ella había venido a Conuco a dar a luz, Manolo había tenido un
embullito con una joven empleada en un recinto de la justicia, donde él ejercía
como abogado en Montecristi.”
“Cuando
Minerva se enteró, se puso como el diablo, furiosa. Ella y mamá eran muy
celosas, aunque lo disimularan. Minerva le escribió a Manolo, le reclamó, le
dijo que se iba a divorciar, hizo de todo. Yo trataba de calmarla: “Minerva, tú
estás embarazada. El hombre a veces se
comporta así”. No aceptaba ni toleraba esa conducta. A su juicio, la lealtad
era obligación común para ambos miembros de la pareja, no sólo para la mujer, y
confiaba en que su marido nunca miraría a otra mujer. Ese era su concepto del
matrimonio.”
“Por estar de testaruda y obstinada hizo desarreglos que le provocaron una hemorragia durante el parto. Tuvo que permanecer en Conuco durante varios días más, reponiéndose.” (Págs. Nos.134-135)
“Para
Manolo, el matrimonio con Minerva no estuvo nunca en juego. Pero ella, mujer al
fin, quedó resentida. Se sintió
traicionada. Le dolió demasiado, aunque fue evidente para mí que con el tiempo
la crisis se subsanó”
Más
adelante, en la página número 141, Dedé se refiere a María Teresa, sus estudios
universitarios y su enlace matrimonial con el Ingeniero Leandro Guzmán.
Concluye, en la página 146 con un relato que hace Leandro en su obra “1J4. De
Espigas y de Fuegos”.
El
Capítulo VI concluye, en las páginas 147 y 148, Dedé narrando lo que dice con
el título: “Finalizan los Año Cincuenta”, y escribe:
Finalizan
los años cincuenta
“Trujillo nunca dejó de vigilar a Minerva, de seguirle los pasos hasta tal punto que cuando se graduó de abogada en 1957, aunque sus calificaciones fueron sobresalientes,
“Desde
muy joven mi madre había adquirido fama entre la familia de tener facultades
premonitorias. Papá lo decía: “Chea
tiene boca de chivo. Cuando le coge con una cosa...” Irenita, una trabajadora de casa, decía: “Esa gritó en el vientre de su madre”,
porque cuando mamá predecía una cosa, pasaba porque pasaba. Por eso no debe sorprender que los acontecimientos de los
que estaba siendo testigo la hicieran sentir tan temerosa. Hablaba de unos franceses dueños de una finca en Rincón deLa Vega , quienes fueron asesinados lo mismo que un
señor de apellido Pimentel que también vivía por ahí. Se decía que el autor del
crimen había sido Virgilio Trujillo.”
tiene boca de chivo. Cuando le coge con una cosa...” Irenita, una trabajadora de casa, decía: “Esa gritó en el vientre de su madre”,
porque cuando mamá predecía una cosa, pasaba porque pasaba. Por eso no debe sorprender que los acontecimientos de los
que estaba siendo testigo la hicieran sentir tan temerosa. Hablaba de unos franceses dueños de una finca en Rincón de
“Los franceses iban al hotel Jaragua, en la capital, a jugar. Una noche aparecieron sus cuerpos en un precipicio, por Rincón. Mamá le recordaba esa historia a mi hermana: «Minerva, ten cuidado. Te van a desricar con los catarey*. Te van a hacer como a la pareja de franceses y como a Donato Bencosme». Hijo de Cipriano Bencosme, de Moca, Donato era un enemigo acérrimo de Trujillo. Luego de haber asesinado a Cipriano, Trujillo nombró a Donato gobernador de Moca. ¡Qué burla! Poco después lo apresaron cuando regresaba de Puerto Plata. En
VII.- INICIO DE 1960, MOVIMIENTO REVOLUCIONARIO 14
DE JUNIO, CRECE LA REPRESIÓN
El
Capítulo número VII lo identifica Dedé en su libro con el título “Inicios de
1960, Movimiento Revolucionario 14 de Junio, Crece la Represión.
En
la página número 150, en un párrafo central Dedé explica la reunión en la cual
se expuso la idea de constituir el movimiento clandestino 14 de Junio. Ella lo
explica así:
“Hay
coincidencias que pueden cambiar la historia. Así sucedió el 6 de enero de
1959, en casa de Josefina Ricart y de Guido D’Alessandro (Yuyo), un sobrino de
Manolo. En principio se trató de un encuentro social para celebrar el nuevo
año, al que estaban invitados Minerva, Manolo, Leandro y Juan Bancalari, un
italiano socio o empleado de Yuyo en la Distribuidora Olivetti ,
propiedad de los D’Alessandro. Sólo habían transcurrido unos días del triunfo
de la Revolución
cubana. Algunos de los que asistieron a ese encuentro han contado que fue
Minerva quien dijo: “¿Por qué nosotros en nuestro país no formamos un
movimiento similar; si aquí hay tanta gente maltratada y antitrujillista? ¿Por
qué en otros países pueden y nosotros no? Vamos a hacer un compromiso, para que
cuando salgamos de aquí cada uno empiece a establecer contactos”.
“Josefina
Ricart, que además era cuñada de Ramfis Trujillo, consciente de la gravedad de
una conspiración de ese tipo, se asustó y les advirtió que “no jugaran con
candela” porque podía ser sumamente peligroso. Ese encuentro fue el embrión de
lo que luego se denominaría Movimiento Revolucionario 14 de Junio. La idea,
según los testimonios, partió de Minerva.”
Más
adelante, en la página No.151, Dedé se refiere a la constitución del Movimiento
14 de Junio, haciendo mención de una reunión efectuada el día 9 de enero del
año 1960, en la casa de Patria y Pedrito. Destacando, ya en la página No.152
que al Movimiento 14 de Junio se le puso el nombre el día 10 de enero del año
1960, en Valverde Mao, en una reunión efectuada en la finca del señor Charlie
Bogaert.
Luego,
en la página número 155, narra la primera persona detenida de los integrantes
del 14 de Junio, identificada como Marcos Pérez Collado.
Manolo
Tavares fue detenido el 13 de 1960 en Monte Cristi. A Leandro Guzmán lo
apresaron el 19 del mismo mes y año.
Después
del apresamiento de Manolo y Leandro el servicio de inteligencia hizo una
verdadera cacería en la que resultaron detenidos los esposos y las hermanas
Mirabal. Esto se narra desde la página número 156 hasta en la concluir en la
página número 177.
VIII.- LA TRAGEDIA
“La Tragedia ” es el título
del Capítulo número VIII de la obra “Vivas en su Jardín”, y comienza con un
relato de lo declarado por Manolo Tavares ante el juez de instrucción en
diciembre del año 1961.
En
la página número 180 podemos leer lo siguiente:
“A
Pedrito lo dejaron en La
Victoria porque no era considerado dirigente del movimiento,
y por un comentario que hizo Américo Dante Minervino Matías, un hombre muy
cruel ”que llegó a ser el jefe de La Cuarenta. Su padre se había casado con una mujer
de Tenares emparentada con Pedrito, de manera que Minervino era hijastro de
ésta. Cuando vio a Pedrito en la cárcel, dijo: “Ese es un infeliz, un
agricultor, fueron los otros los que lo metieron en eso.”
“Minerva
y María Teresa seguían en prisión domiciliaria. Sólo tenían permiso para
visitar a sus esposos prisioneros, pero antes debían pasar por una casa
propiedad de mi madre, ocupada por el SIM en Salcedo, frente a la gobernación,
a informarlo. A nosotros nos prohibieron visitarlos. Solamente ellas podían
ir.”
“Desde finales de octubre a Trujillo le cogió con visitar los pueblos. Vino a Salcedo el primero de noviembre. Se comentó que cuando en una de las varias casas que visitó él preguntó:
“¿Cómo
está Salcedo?”. Un militar, o un adulón, no se sabe quién, dijo: “Ahí, esas
mujeres nada más jodiendo”. Al otro día, en Villa Tapia, Trujillo expresó:
“Sólo tengo dos problemas políticos por resolver, la Iglesia Católica y la familia
Mirabal”. Eso se regó como pólvora por toda la zona y por supuesto llegó a
nuestros oídos. Antes, el 15 de mayo, había declarado en Santiago que donde los
Testigos de Jehová y los comunistas habían echado raíces más profundas era en
Conuco, Salcedo, y entre otras mencionó a la familia Mirabal, lo que fue
recogido en primera plana por el periódico El Caribe del día siguiente)”
En
las páginas siguientes, desde la 182 hasta la 194 en el libro se lee el
traslado de Manolo y Leandro a Puerto Plata y el asesinato de las Hermanas
Mirabal.
En
la página número 195, Dedé narra un hecho que demuestra, como ella misma lo
dice, la crueldad de la dictadura de Trujillo. Se refiere a una carta que Peña
Rivera le llevó a la madre de las Hermanas Mirabal para que la firmara en la
cual reconocía que Minerva, Patria y María Teresa habían muerto en un accidente
automovilístico.
Dedé
explica la indignación que produjo esta situación en su madre y concluye que su
mamá se vió obligada a firmar el documento. Es evidente que esto lo hizo
Trujillo para confundir a la opinión pública internacional.
IX.- EL PUEBLO LLORA
El
Capítulo número IX de la obra comienza en la página 199 y se extiende hasta la
número 213. En este capítulo la autora explica como después del asesinato de
sus hermanas, Manolo y Leandro fueron trasladados desde Puerto Plata a la
ciudad capital, específicamente a La 40. Dedé en la página número 202
transcribe un relato hecho por Manolo Tavares al juez de instrucción encargado
de instruir el caso de las Hermanas Mirabal y lo destaca así:
“El
28 de noviembre del año 1960,
a las 10:30 de la noche, mi compañero, ingeniero Guzmán
Rodríguez, y yo fuimos trasladados a la cárcel del Servicio de Inteligencia
Militar dominicano, denominada “La
Cuarenta ”. El día 4 de diciembre de ese mismo año llevaron a
nuestro concuñado señor Pedro Antonio González Cruz a la celda número seis de
la cárcel ya mencionada, donde nos encontrábamos el ingeniero Guzmán Rodríguez
y yo.”
“El
día anterior, es decir, el 3 de diciembre, a las cuatro de la tarde,
introdujeron a esa celda un agente del Servicio Militar de apellido Núñez.
El día 4 de diciembre a las 12:00 del mediodía se presentó ante nosotros el capitán dela Policía
Nacional , Miguel del Villar Alvarez, en compañía de otros
agentes destacados al servicio de esa cárcel y nos dijo, dirigiéndose a mí:
“Doctor Tavárez, usted sabe que en las cárceles del país a los presos políticos
no se les permite la entrada de periódicos, pero en este periódico —mostrándome
un ejemplar de El Caribe, de
la edición de fecha 27 de noviembre— hay algo que puede interesarle” y en
actitud cínica, burlona y cruel nos lanzó el periódico dentro de la celda,
soltó una grosera carcajada, cerró la puerta y se retiró.”
El día 4 de diciembre a las 12:00 del mediodía se presentó ante nosotros el capitán de
“Entonces nos enteramos de la muerte de nuestras esposas. Transcurrida más o menos media hora volvió el capitán Del Villar en compañía de los mismos agentes, y en la misma actitud que he referido nos preguntó: “¿Se enteraron, eh?”, soltando otra carcajada, y luego nos dijo: “Eso hace este gobiernazo con
los desgraciados que como ustedes pretenden derrocarlo. Eso no es nada, aquí van a suceder cosas terribles, porque estamos dispuestos a seguir matando, quizás las próximas víctimas sean ustedes.” Y diciendo esto se retiró tirando la puerta de la celda. Al día siguiente sacaron al calié de apellido Núñez.”
Luego
en la página número 203, Dedé transcribe un párrafo del libro del Ingeniero
Leandro Guzmán, titulado “1J4 De Espigas y De Fuego”, del cual se lee lo
siguiente:
“Seguíamos
considerando que un crimen de esa naturaleza no era posible, que el tirano no
llegaría a tal nivel de infamia, que aquello sería un horror y un desafío a la
opinión pública a los cuales Trujillo no se arriesgaría.”
“A
medida que iban llegando más detenidos a La Cuarenta crecía nuestra desesperación. A todos
les preguntábamos si sabían algo de las hermanas Mirabal. La mayoría lo
ignoraba todo. Pero uno de ellos, Hugo Rivas, reincidente en la lucha contra
Trujillo y miembro de nuestro Movimiento, aseguró que las había visto en la
cárcel La Victoria. El
ánimo subió. Queríamos aferrarnos a aquella posibilidad. Nos convencimos uno al
otro de que aquel periódico El Caribe
era una simulación.”
Finalmente
comprobaron la realidad del asesinato de las hermanas Mirabal al concluir el
capítulo en la página 203, no sin antes relatar en la página 209 el Final de la Era de Trujillo donde consta
el momento en que el doctor Joaquín Balaguer se asiló el 31 de diciembre del
año 1961 en la Nunciatura
para después escribir:
“Luego
se formó el Consejo de Estado presidido por Rafael Bonnelly, que gobernaría
hasta las elecciones, celebradas en diciembre de 1962. Bonnelly, en mi opinión,
organizó unas elecciones honestas en las cuales su partido, la Unión Cívica , el
partido de la clase “bien”, perdió. Juan Bosch, con un discurso sencillo,
conciliador, que el pueblo escuchaba y entendía a través de la radio, y con el
último debate que sostuvo con el padre Láutico García, las ganó. El nuevo
presidente se juramentó el 27 de febrero de 1963. Duró sólo hasta septiembre,
pues aún persistía la maquinaria del ejército de Trujillo, y las manos de los
norteamericanos jugaron su papel para derrocarlo.”
“Pocos días después de que mataran a Trujillo, Alicinio Peña Rivera desbarató la casa de Patria y quemó las ruinas. Cuando en el juicio, que estaba siendo transmitido a todo el país, declaró que había utilizado esa madera para construirse una vivienda en la avenida Estrella Sadhalá, en Santiago, una multitud indignada se dirigió hacia allá y la destruyó.”
“No hace mucho fui donde Pedro Ramón Rodríguez Echavarría a darle las gracias, porque él fue quien apresó a Alícinio Peña Rivera y le impidió irse con Ramfis, como tenía planeado. Rodríguez Echavarría me contó en esa ocasión: “Yo llegué a dar el contragolpe. Ahí encontré a Alicinio. La situación era: me mata él o lo mato yo. Le quité la ametralladora y lo apresé”. Para entonces ya Manolo había investigado y sabía quiénes habían sido los asesinos directos de las muchachas y de Rufino.”
A
seguidas, en la página 211 de la obra, Dedé explica la salida de Manolo de la
cárcel y la situación en que se encontraba la casa de su hermana Patria.
X.- MANOLO, 1963
El Capítulo número X de la obra “Vivas en su
Jardín”, con el título Manolo, 1963, Dedé expone
parte del pronunciamiento hecho por Manolo en un mitin efectuado en la ciudad
capital cuando dijo:
“los hombres del 14 de Junio saben muy bien dónde
quedan las escarpadas montañas de Quisqueya”.
En
la página número 216, Dedé escribe:
“Otra
parte de los compañeros de Manolo estaba en desacuerdo con la decisión de irse
a la montaña a pelear, en reclamo de la vuelta a la constitucionalidad.
Benjamín Ramos, médico; Máximo Bernard, baloncestista y famoso miembro del
buró; Vinicio Echavarría, Pucho García Saleta... Esos y otros más no estaban de
acuerdo. Manolo se vio presionado entre los que sí creían necesario irse a la
montaña y los que no estaban de acuerdo. Puede ser que no estuviera convencido
del todo, pero sintió que debía cumplir con su palabra.”
“Yolanda Vallejo, en cuya casa estuvo escondido Benjamín, me lo confirmó. Ella guarda actas de las resoluciones tomadas en
algunas reuniones en las que participó.
Mamá y yo sabíamos que Manolo estaba comprometido con la vuelta a la constitucionalidad, pero no imaginamos que se iría para las montañas. El mismo día que mataron a John F. Kennedy en Estados Unidos, el 22 de noviembre, partió Manolo a Santiago y de ahí siguieron para
“Yo no lo critico, porque Manolo vivió en una dictadura y estuvo dispuesto a dar la vida por conseguir la libertad. Tenía casi 33 años de edad. Demasiado joven. Toda su vida había transcurrido durante la dictadura. En la juventud se pueden tomar decisiones que responden a un ideal, pero que luego no resultan tan oportunas como se suponía.
Manolo fue un líder de gran carisma que aglutinó a todo el pueblo dominicano. Irse a la montaña fue cumplir un compromiso con su pueblo, y yo diría que con sus compañeros. Tomó la decisión consciente de que le costaría la vida.”
Esa
fue la realidad. Manolo cumplió con su palabra. Fue asesinado el 21 de
diciembre de 1963.
XI.- UN JUICIO PARA LA HISTORIA
Me
ha llamado mucho la atención del libro “Vivas en su Jardín”, todo el contenido
del Capítulo XI que tiene por título “Un Juicio Para la Historia ”.
Pero
no es solamente a mí que me ha inquietado la narración de Dedé en el aludido
capítulo. Ella misma dice, en la página 223:
“hay detalles que hasta ahora no había tenido el
valor o la fuerza de investigar. Pasó un tiempo en el que yo estaba como
atemorizada, incapaz de enfrentarme con ciertas situaciones. Pero ahora quiero la verdad. Y quiero dejar
mi testimonio porque puede arrojar luz sobre la época más tenebrosa de la
historia de nuestra patria. Por eso escribo estas memorias: para que no se
olvide y para que nadie en mi país vuelva a ser víctima de tanto horror, de
tanto dolor.”
Cualquiera
se pregunta ¿por qué Dedé expone lo que se cita anteriormente? La respuesta es
muy sencilla: desde la página número 224 hasta la 257 están las informaciones
relacionadas con el apresamiento y asesinato de Patria, Minerva, María Teresa y
Rufino.
XII.- EL DESTINO DE LOS ASESINOS
“El
Destino de los Asesinos” es el título del Capítulo número XII y en el mismo
Dedé narra la forma como salieron de la cárcel los asesinos de las Hermanas
Mirabal y cuál ha sido su destino. La
escritora al respecto nos dice lo siguiente en las páginas números 261 y 262:
“Candito
Torres, el que trajo la orden de la capital a Santiago y que se fue del país
cuando salieron los Trujillo, aún reside
en Estados Unidos. Cuando estuve en Nueva York, en el año 1961, fui invitada por una amiga a una casa en Queens. Al llegar
encontramos a los presentes muy nerviosos.”
en Estados Unidos. Cuando estuve en Nueva York, en el año 1961, fui invitada por una amiga a una casa en Queens. Al llegar
encontramos a los presentes muy nerviosos.”
“Luego,
la misma amiga me contó que Candito Torres había estado en ese mismo sitio y
que se había marchado a toda prisa cuando le dijeron que yo iba para allá.”
“Durante
el gobierno provisional posterior a la revolución del 1965, Neit Nivar Seijas
soltó a los asesinos de mis hermanas
que aún permanecían en prisión. Nosotros nos alarmamos, escribimos cartas de protesta. No nos valió de nada. El jefe de la guardia enLa Victoria , un militar de apellido
Despradel, declaró cínicamente que alguien con una voz parecida a la del
Presidente
llamó y le ordenó liberar a esos presos. Se marcharon del país y la mayoría de ellos se fue a vivir a Estados Unidos. ¿Cómo consiguieron visas y residencias en ese país si eran prófugos de la justicia dominicana?”
que aún permanecían en prisión. Nosotros nos alarmamos, escribimos cartas de protesta. No nos valió de nada. El jefe de la guardia en
llamó y le ordenó liberar a esos presos. Se marcharon del país y la mayoría de ellos se fue a vivir a Estados Unidos. ¿Cómo consiguieron visas y residencias en ese país si eran prófugos de la justicia dominicana?”
“Aquí sólo permaneció el llamado Rojas Lora, quien era nativo de Salcedo. Le decían Caifás. Recuerdo que el día del juicio
Jaimito le gritó «Caifás!», y él volteó la cara, nervioso. Ese hombre fue el que mató a María Teresa. Nos enteramos que había
sido policía en
nada más de él.”
“Hace unos cinco años vino a visitarme un señor y me informó que Rojas Lora había muerto, que se cayó en Los Mina,
donde vivía, y que murió a consecuencia del golpe. Más recientemente, el doctor Alcibíades González, quien es oriundo de Salcedo y ha escrito un libro sobre las hermanas Miraba! y Rufino me contó algo distinto. Un día llegó a su clínica ubicada en la zona oriental de Santo Domingo, un hombre enfermo, recomendado por un médico militar de alto rango, el doctor Clarence Charles Dunlop, asesor médico de Balaguer.”
“La recomendación estaba dirigida a otro doctor González, que no estaba en ese momento de servicio, por lo que el doctor Alcibíades lo atendió. Al enterarse del nombre, Emilio Rojas Lora, quedó profundamente impresionado por la coincidencia. El enfermo vivía en Villa Faro y sufría de un cáncer avanzado del que poco después murió. Pasado un tiempo, un día llegó a la clínica una joven en labor de parto. Había que hacerle una cesárea y no tenía dinero. Ocurre que era hija de Rojas Lora. El doctor Alcibíades escuchó las amargas quejas de la mamá de la joven:
Rojas Lora no le había dejado nada, salvo muchos problemas. El doctor Alcibíades, fervoroso admirador de las Mirabal, le hizo la cesárea a la joven, pensando para sus adentros en las vueltas que da el destino.”
“A
Rojas Lora lo enterraron en el cementerio de San Isidro. Pérez Terrero está
enterrado en Enriquillo. Ciriaco de la
Rosa y Estrada Malleta vivieron juntos durante un tiempo en
Lawrence, Massachusetts. Ambos eran adictos a los juegos de azar, peleaban,
discutían en los casinos, hasta que finalmente se separaron, y Estrada se fue a
vivir a Miami. Allá lo entrevistó Freddy Beras Goico, también en la misma
ocasión en que entrevistó a Angelita Trujillo y a Alicinio Peña Rivera. Vi esas
entrevistas y se me revolvió el estómago porque casi son ellos los que aparecen
como víctimas. ¿Qué se les está trasmitiendo con esos reportajes a las futuras
generaciones?”
“Alicinio
Peña Rivera se fue primero a vivir a Puerto Rico, pero después se radicó en
Miami. En 1992, siendo Balaguer presidente, se atrevió a venir públicamente al
país con la intención de presentar un libro sobre Porfirio Rubirosa en la Biblioteca Nacional.
Es decir, un asesino de mujeres escribiendo una apología sobre un gigoló, un
vividor de mujeres.”
Ciriaco
de la Rosa murió
en Lawrence, Alicinio Peña Rivera falleció de cáncer en Puerto Rico.
Recuerdo
ahora que cuando Dedé supo de la muerte de Peña Rivera, me llamó desde Salcedo
para que celebráramos juntos la muerte de Alicinio, así lo hace constar ella en
la página número 269 de la obra que comentamos.
CAPITULO XIII. LOS ACONTECIMIENTOS POLÍTICOS SIGUEN
TOCANDONOS
En
el Capítulo número XIII, con el título “Los Acontecimientos Políticos Siguen
Tocándonos”, que se inicia en la página 271 y termina en la 278, Dedé se
remonta al año 1965 y hace mención de lo ocurrido a un grupo de
revolucionarios. Ella lo dice así:
“En
1965, en medio del fragor de la
Guerra Civil , en la finca de Pedrito mataron a cuatro
revolucionarios que habían venido a atacar el cuartel de San Francisco de
Macorís y fueron delatados por el trabajador que llevaba la leche desde la
finca al pueblo. En el cuartel asesinaron a otros dos. Ahí murieron Edmundo
Díaz Moreno, hermano del ingeniero Rubén Díaz Moreno, catorcista que había
caído con Manolo, y Sóstenes Peña Jáquez, otro destacado catorcista.”
“Militares, comandados por un coronel de apellido Perelló, penetraron a la casa de Pedrito y destruyeron todo. El tuvo que salir huyendo con su nueva esposa y con Raúl. No encontraban adónde ir y se refugiaron en casa de mamá. A pesar del distanciamiento y de las fricciones que habían surgido entre nosotros, él pensó que era el lugar más seguro. De aquí siguieron a casa de tío Fello en Jarabacoa. Fueron momentos muy tensos y difíciles para mamá y para mí.”
“Jaimito, de su parte, convirtió su camioneta en un medio de transporte para llevar a la capital a la gente que quería ir a sumarse a la lucha por el retorno a
También
relata Dedé, en este mismo capítulo trece la llegada del doctor Joaquín
Balaguer al gobierno en el año 1966.
Indica
también que durante el régimen de los doce años de Balaguer, su casa, en Ojo de
Agua fue constantemente allanada buscando, supuestamente, las armas del 14 de
Junio.
CAPÍTULO XIV, CON EL TÍTULO “CRIAR LOS NIÑOS NOS DIO
VIDA”,
En
el capítulo XIV, con el título “Criar los Niños Nos Dio Vida”, la autora se
extiende explicando su relación con los hijos de sus hermanas asesinadas y con
los suyos, concluyendo este capítulo con la indicación, en la página número
294, de “Mamá se apaga”. Dedé narra con un pesar que le sale del alma el día
que su madre el 20 de enero de 1981, le dijo a Tonó que se sentía mal, con
nauseas. Al poco rato ya su madre no respiraba.
CAPITULO XV. EL VALOR DEL TRABAJO
Un
capítulo que no se podía quedar es el que se refiere a lo que ha hecho al ser
humano: “El Valor del Trabajo”. En este capítulo XV, Dedé explica su sentido de
laboriosidad, las distintas tareas que ha realizado en el área laboral la que
heredó, de seguro, de su padre, con quien trabajó en los primeros años de su
vida hasta convertirse en una activa vendedora de seguros lo que le permitió
desarrollarse plenamente.
CAPÍTULO XVI AMOR, MATRIMONIO, DIVORCIO Y
ESTABILIDAD.
Para
que no se quedara nada de su vida, Dedé, en el capítulo XVI: “Amor, matrimonio,
divorcio y estabilidad”.
Con
un lenguaje muy directo, sin rodeos, Dedé expone sus relaciones con el que fue
su único novio, el padre de sus hijos, Jaimito, con quien comienza el primer
párrafo de este capítulo, para luego continuar diciendo: “he olvidado los
agravios y penas porque hoy Jaimito y yo hablamos normalmente. Comemos juntos,
lo invito a las celebraciones familiares y comparte con todos nosotros. El está
bien, yo estoy feliz, hago lo que deseo, voy donde quiera, económicamente me he
estabilizado, y puedo viajar y conocer otros países y otras gentes. El tiempo lo cura todo, dicen y así debe de
ser porque ahora pienso en esos días y me río a carcajadas: ¡de las que me
salvé al divorciarme!”
Conviene
dejar a la imaginación de los lectores y lectoras del libro “Vivas en su
Jardín”, lo importante que es este libro de Dedé el cual concluye en la página
número 313, con el capítulo XVII “Ya No Hay Lugar Para Dictaduras”,
Dedé
nos deja en su obra un mensaje final: “El deber de quienes vivimos el horror de
la tiranía es educar a esas generaciones jóvenes con el fin de que aprecien el
justo valor de quienes se sacrificaron por la libertad y, sobre todo, para
prevenir que se repita tanta desgracia y humillación para nuestro pueblo.”
Habiendo
concluido con el contenido del libro “Vivas en su Jardín, Memorias”, me muevo
ahora a hacer algunas reflexiones con respecto al contenido de la obra.
R E F L E X I O N E S
La
obra “Vivas en su Jardín, Memorias”, no es para coleccionar, sino para asimilar
y aprovechar en su totalidad; está hecha para nutrirnos, edificarnos de hechos
ocurridos en un pasado reciente que forma parte de la historia política y
social dominicana.
El
libro, aunque ha sido presentado como las memorias de Dedé Mirabal en sí no lo
es porque en él se recogen episodios de la vida política del país que van más
allá de la autora y sus familiares. Son hechos que han marcado a todo nuestro
pueblo.
Una
vez Dedé escribe las líneas de ¿Por qué a usted no la mataron? Está ubicando al
lector o lectora en un punto histórico de contenido político porque ella, Dedé,
al quedar con vida luego del asesinato de sus hermanas tenía un compromiso con
su pueblo, que consistía, precisamente, en contar la vida suya y de su familia
que es, sin quererlo una familia de contenido y sentido histórico.
Cuando
Dedé escribe en el primer capítulo haciendo recuerdos de tiempos felices, lo expone con familiaridad,
franqueza, demostrando la intimidad familiar, la confianza que hay entre la
familia. La parentela permite que Dedé ponga en conocimiento de los lectores y
lectoras todo de lo que solamente es posible conocer por quien está ligado por
la sangre y la intimidad de vida familiar.
Al
abordar el asunto familiar nos permite ubicarnos de inmediato en un relato
sencillo, conocido. De ahí que Dedé desarrolle el tema de su familia con
llaneza, con naturalidad.
De
la infancia, educación hogareña y las amistades de infancia solamente puede
hablar con propiedad, a nivel familiar, quien ha convivido y compartido con
aquellos a los que se refiere.
La
autora de la obra “Vivas en su Jardín”, con suma facilidad nos habla de la
precocidad, de la niñez, de cómo se desarrolló su vida. Describe los juegos de
muñecas, los bailes de niñas, los cantos y hasta los cuentos que les hacía
Irenita la cocinera de su casa sobre Juan Bobo y Pedro Animal.
La
vida familiar que nos cuenta Dedé en su libro recrea la realidad de su familia,
la inquietud de su madre por la salud, la educación y por orientarlas por el
camino de la decencia y la vida ejemplar.
El
lazo familiar hace posible que Dedé pueda exponer en forma brillante con
relación al temperamento, las ideas y
los distintos caminos transitados por sus hermanas Patria Teresa, Minerva y
María Teresa.
Ella,
Dedé, edifica a la presente y futuras generaciones de dominicanos y dominicanas
con respecto a la forma de ser, a la actitud ante la vida de sus hermanas.
Dedé
pone en claro cosas que se comentaban sin base. Así, por ejemplo, describe con
detalles y precisiones las relaciones políticas y de amistad sincera que
mantuvieron Minerva y Pericles Franco Ornes, en las cuales todo fue siempre de
amista y con ribetes políticos. Para que conste bien claro Dedé lo escribe en
la página número 77, así: “Uno de los episodios de la vida de Minerva que más
se ha mencionado es la relación que sostuvo con Pericles Franco Ornes, a quien
conoció alrededor de 1947. Lo voy a contar porque la gente dice que ella tuvo
amores con él, y no fue así. Manolo fue su único novio”
También,
para describir lo inteligente y bondadosa que era su otra hermana María Teresa,
Dedé en un lenguaje sencillo nos expone en la página número 83: “los
estudiantes y los niños que vienen al museo a veces me preguntan por la
cualidad que definía a cada una de mis hermanas. Lo primero que destaco de
María Teresa es esa bondad suya increíble. Desde pequeñita era tan buena, tan
sana. De ese tipo de personas confiadas que piensan siempre lo mejor de los
demás, hasta el punto de que algunos se aprovechan de ellas.”
A
Patria, Dedé la define con pocas palabras en el primer párrafo de la página
número 58, así: “¿Como definir a Patria? No hace muchos años salió un rostro en
un Listíngrama. La semana siguiente busqué la definición que daban de ella:
“mujer perínclita. Persona excepcional. Eso era Patria, una mujer excepcional”.
Real
y efectivamente, Dedé explica el proceder no solamente suyo, sino también de
sus hermanas. Tenía que ser Dedé, y nadie más, que explicara con tantos
detalles y precisión el proceder, el comportamiento, la conducta de Patria,
Minerva y María Teresa.
El
modo de actuar del ser humano solamente puede ser conocido en esencia por aquel
que ha convivido con el que busca definir. Las actuaciones, las conductas
humanas no se conocen de la noche a la mañana. Dedé podía definir, como lo hace
en su obra, a sus hermanas porque nacieron y se desarrollaron juntas, en el
mismo hogar y con la misma disciplina y orientación de sus padres.
La
misma Dedé Mirabal, que en su libro “Vivas en su Jardín”, nos habla de los
momentos dulces, agradables, del comportamiento suyo y de sus hermanas, es la
misma que relata la parte amarga, desagradable y fea que vivió su familia o,
como ella misma los identifica: Tiempos
de Tormentas, Lucha, Tragedia y Cambios.
En
las sociedades humanas la vida de los hombres y mujeres que las integran no se
desarrollan en forma rectilínea, sino columpeante, con altas y con bajas y más
en medios o ambientes, sociales y políticos como los que existían aquí en todo
el curso de la Era
de Trujillo.
Si
la historia que hace Dedé con relación a la
estirpe y unión matrimonial de sus padres en el año 1923 y el nacimiento
de Patria, Minerva, María Teresa y ella, Dedé, en 1924, 1926, 1935 y 1925,
respectivamente, nos permite tener un conocimiento cabal de lo que fue y ha sido
la formación y el proceder de la familia levantada por sus padres Enrique
Mirabal Fernández y Mercedes Reyes Camilo, la sucesión de hechos que nos relata
Dedé nos sirven para edificarnos en el sentido de que la obra “Vivas en su
Jardín”, no se contrae a la historia de la Familia Mirabal Reyes, de la Hermanas ni a las
Memorias de Dedé Mirabal.
Al
leer el libro “Vivas en su Jardín”, desde la página número 97 hasta la número
296, en verdad comprendemos que la obra es la exposición clara de lo que ha
sido, y es, la realidad dominicana de ayer y hoy vivida y sufrida por nuestro
pueblo.
Es
correcto el título “En Desgracia”, con el cual encabeza Dedé la página número
97 para darle inicio al martirio sufrido por ella y toda su familia. La
desgracia, la desventura, la infelicidad, la desdicha de la familia Mirabal
Reyes, tuvo sus comienzos en esa fiesta de San Cristóbal la noche del 13 de
octubre del año 1949 cuando el tirano Rafael Leonidas Trujillo Molina le dijo a
Minerva: “¿A usted no le interesa mi política o no le gusta?”, y ella le
contestó: No, no me gusta. Entonces Trujillo le dijo: “¿Y si yo mando mis
seguidores a conquistarla? Su respuesta fue: “Y si yo los conquisto a ellos”.
Pero,
además, si combinamos la respuesta de Minerva a Trujillo con el hecho de el
padre decidir abandonar la fiesta primero que el tirano, no hay que hacer mucho
esfuerzo para saber que ahí mismo quedó sellado el destino de los Mirabal Reyes
ante el régimen de Trujillo.
La
misma Dedé dice, en la página número 100, como reaccionó Trujillo una vez supo
que Minerva y sus acompañantes habían abandonado la fiesta. Ella escribe:
“Dicen que cuando a Trujillo le confirmaron que no estábamos, patio de rabia,
armó un escándalo y desarmó a Antonio de la Maza , gobernador de Moca y al senador Juan
Bautista Rojas”.
Trujillo
se enfureció, se comportó enojado, irritado; se vio como un hombre burlado, lo
que le llenó de rabia, se puso iracundo. No era para menos. El se encolerizó,
estaba ahito de rabia. Como narra Dedé en el último párrafo de la página número
111: “El, un todopoderoso, un hombre temido por todos, al que nadie
contradecía, por miedo, porque mandaba a matar a cualquiera que se le opusiera,
y aparece Minerva, una muchacha, una mujer temeraria, que se atreve a decirle
que conquistaría a quienes él mandara a convencerla.
Trujillo
manifestó su enojo comenzando por encarcelar, primero al padre y luego a la
hija. A Enrique el lunes 15 y a Minerva el martes, aunque siguiendo las
instrucciones del Senador de Moca, Juan Bautista Rojas, le había puesto a
Trujillo un telegrama, el domingo 14, excusándose por haber salido de la fiesta
antes que él.
En
la persona de Trujillo se reunían toda una serie de perjuicios, vicios, bajezas
y debilidades propias de los seres humanos mezquinos. En Trujillo quedó fija la
idea de lo que había ocurrido en la fiesta de San Cristóbal, desde la respuesta
de Minerva hasta el abandono de la fiesta.
Una
demostración de lo rencoroso que era Trujillo es que no se limitó a encarcelar
a Minerva y a su padre en 1949, sino que en 1951, procedió a llevar a la cárcel
a Minerva, a su papá y a su mamá.
Para
que Minerva y su familia recordaran que él las tenía presentes, Trujillo,
aunque se fue de paseo hacia España, a su regreso, como represalia, impidió que
Minerva se matriculara nuevamente en la Universidad de Santo Domingo para continuar sus
estudios de derecho.
Minerva,
para volver a nuevamente a la
Universidad se vio obligada a leer unas palabras que le había
escrito una profesora de Salcedo –Chachita Brito- con motivo de un acto
efectuado en honor a Trujillo, aunque hay que reconocer que con este discurso
Minerva no claudicó ante Trujillo ni le pidió perdón. Pura y simplemente le dio
lectura a un discurso hijo de las circunstancias políticas y no de sus firmes
convicciones políticas las cuales nunca cambió y con las que nunca hizo
transacciones ante el tirano.
Con
su agradable temperamento, Dedé pasa en su obra de la explicación de la
situación de Minerva y la lectura del discurso en honor a Trujillo, a darnos
unas pinceladas con respecto a la muerte de su padre, y extenderse en el
contenido del diario de María Teresa y pasar luego a explicar los encuentros
afortunados, comenzando con los amores de Minerva y Manolo, su comunidad de
ideales, el matrimonio y el nacimiento de sus hijos, hasta concluir ese
capítulo con María Teresa, su ingreso a la Universidad y su boda
con el ingeniero Leandro Guzmán.
La
página número 149, donde figura el título “Inicios
de 1960. Movimiento Revolucionario 14 de Junio”. Crece la Represión , nos anuncia
la continuación de una etapa que se había iniciado el 1 de enero de 1959, con
el triunfo en Cuba de la Revolución Cubana.
Las
ideas no surgen de la nada, no llegan desde el cielo; ellas surgen de las
realidades objetivas, de la vida social y política en un momento dado.
Para
Minerva expresarse, como lo hizo el 6 de enero de 1959 en la casa de los
esposos Josefina Ricart y de Guido D’ Alessandro (Yuyo), tenía que tener una
vivencia real, un hecho fruto de una realidad: la Revolución Cubana
que había triunfado hacía unos seis días. Por tal razón fue que ella dijo, como
expone Dedé en la página númro 150: “Por qué nosotros en nuestro país no
formamos un movimiento similar, si aquí hay tanta gente maltratada y
antitrujillista? ¿Por qué en otros países pueden y nosotros no? Vamos a hacer
un compromiso, para que cuando salgamos de aquí cada uno empiece a establecer
contactos”.
Y
al igual que en Minerva, su idea había calado en la conciencia de todo un
abanico de la juventud dominicana, que como bien nos dice Dedé, en la página
número 149:
“El
período más represivo de toda la tiranía trujillista transcurrió de 1959 a 1961. Durante esos dos años la resistencia fue más intensa y variada, con la participación de la Iglesia católica y de
parte importante de la juventud. En Tenares se conformó la Acción Clero —Cultural,
dirigida por el padre Daniel Cruz Inoa, adscrito a la diócesis de Santiago; se
gestó el Movimiento Revolucionario 14 de Junio; brotó en Santiago el grupo de
jóvenes llamado Los Panfleteros, quienes, con materia fecal, escribían en las
paredes “Trujillo es una mierda”, mientras que los exiliados antitrujillistas
intensificaban sus esfuerzos en distintos países.”
“Fueron
años de terror y carnicería, de traiciones, delaciones y destrucción, pero
también fue el tiempo en que más firmemente se mostró el heroísmo de toda una
generación de jóvenes. Y mis hermanas fueron parte de la juventud que se inmoló
en aras de que el pueblo dominicano se liberara de la dictadura que lo oprimió
por tantos años.”
La
resistencia contra la dictadura trujillista trajo la respuesta del poder de
Trujillo quien todavía tenía el total control de los órganos del Estado.
Precisamente, los aparatos represivos se cebaron contra los adversarios más
firmes del tirano. La 40 fue el lugar donde el crimen, el terror, las torturas
y la muerte se hicieron aliadas impúdicas del trujillismo.
La
tortura, el martirio, el tormento contra todos los que se enfrentaron a
Trujillo, hicieron acto de presencia en ese escenario de La 40. El dolor, el
sufrimiento y la angustia llegaron a los cuerpos de los opositores a Trujillo.
Los torturadores, los verdugos que disfrutaron el martirio de hombres y mujeres
indefensos, llenaron de luto a miles de hogares dominicanos, muchos de los
cuales no llegaron a recibir ni el cadáver de las víctimas del terror, del
crimen político instaurado en 1930 por Trujillo.
En
los marcos de ese cuadro macabro se inscribe lo que en la obra de Dedé “Vivas
en su Jardín, memorias”, ella comienza con el título de “La Tragedia ”
en la página número 179.
El
hecho ocurrido el 25 de noviembre de 1960, no se puede ver en forma aislada.
Hay que comprenderlo dentro de lo que es un régimen político de corte
terrorista, un gobierno que aplicó en nuestro país métodos no utilizados
anteriormente por tiranía alguna.
El
libro sirve, en lo que se refiere al crimen de las Hermanas Mirabal y Rufino de
la Cruz , como
punto de referencia de la criminalidad trujillista, que terminó como comenzó,
asesinando a sus adversarios políticos más activos.
No
basta con saber la forma como se planificó y ejecutó el asesinato, sino también
las circunstancias y hechos que ocurrieron con posterioridad alrededor de la
familia de las Hermanas Miraba, como fue la presencia de Alicino Peña Rivera en
la casa de las víctimas requiriéndole a la madre la firma de una carta para
hacer creer que el crimen fue un accidente automovilístico, la forma como les
dieron a conocer a sus esposos el crimen, y, por último la presencia de
Trujillo en Salcedo a los tres meses del múltiple asesinato.
La
obra escrita por Dedé Mirabal debe ser conservada en cada hogar dominicano para
que se sepa lo que ha sido parte de la historia política del país y de las
instituciones que conforman el Estado Dominicano.
Enlazando
el capítulo que se identifica como “Un
Juicio Para La Historia ”,
con el otro que lleva por título “El
Destino de los Asesinos”, llegamos a darnos cuenta que aquí,
históricamente, no se ha hecho verdadera justicia y cuando se ha aplicado la
ley es como una forma de apaciguar a lo mejor de nuestro pueblo, para calmar su
deseo de justicia. Así ocurrió con el juicio y destino final de los asesinos de
la Patria ,
Minerva, María Teresa y Rufino. Ninguno llegó a cumplir la sanción impuesta por
el tribunal.
A
los jovencitos y jovencitas de hoy, y a lo mejor algunos de nuestra generación,
les resulta de mucho interés leer el libro de Dedé Mirabal, porque recoge
episodios desconocidos por algunos y, a lo mejor, olvidados por muchos porque
la autora nos pone a vivir hechos desde la intervención norteamericana en 1916
y la nueva invasión de 1965. De igual manera, pone a los lectores y lectoras en
condiciones de conocer lo ocurrido en 1965, en San Francisco de Macorís a un
grupo de revolucionarios y patriotas
asesinados, precisamente, en la finca de un ex cuñado suyo.
Dedé
edifica a los que tienen la posibilidad de leer su testimonio respecto a la
actitud valiente y responsable de Manolo Tavarez, así como de sus compañeros
del 14 de junio asesinados en 1963, en Manaclas. Manolo pagó con su vida el
juramento que había hecho el 14 de junio de 1962, ante el altar de la patria,
de que: “Los hombres del 14 de Junio saben muy bien dónde quedan las escarpadas
montañas de Quisqueya”.
Pero
no obstante los momentos amargos que ha vivido Dedé; ella nunca ha perdido su
sensibilidad, su amor por los demás y las causas justas. Ella manifiesta sus
grandes condiciones humanas en toda la exposición que hace en la obra,
particularmente cuando nos habla en el capítulo catorce de “Criar Los Niños Nos
Dio Vida”.
Habla
no solamente de los hijos suyos, sino también de los de Patria, Minerva y María
Teresa. Se refiere a Nelson Enrique,
Noris Mercedes, Fidel Raúl, Minou, Manolito y Jacqueline, como si fueran sus
hijos biológicos. Su calidad humana se comprueba al referirse a los niños y la
refleja en su libro.
Leer
el libro de Dedé es edificarse, conocer la expresión viva de una mujer
dominicana de verdad, de esas mujeres que hacen aportes para el desarrollo de
la sociedad humana. La forma como ella se ha insertado en el mercado laboral
dominicano sirve para definirla como una gran mujer. Debo confesar que quede
maravillado con el análisis que hace Dedé valorando el trabajo.
En
la presente coyuntura que vive el país, cuando se ha desarrollado un amplio movimiento
feminista, las que lean el libro “Vivas en su Jardín”, de seguro que apreciarán
la obra en su justo valor cuando al llegar al capítulo número XVI lean la
narración que hace la autora de su vida en el amor, en el matrimonio, su
situación como madre, el divorcio con el hombre que fue el amor de su vida y,
finalmente de la estabilidad que ella disfruta en estos momentos.
Aunque
Dedé está conciente de que todo ser humano pasa por un proceso natural de
nacer, crecer, desarrollarse y morir, ella destaca en la primera línea del
capítulo número XVII la idea de que “el único problema verdaderamente sin
solución es la muerte”.
Para
mí la idea central, la reflexión que Dedé pide a la presente generación, es que
luchen por la libertad.
El
deber de quienes vivimos el horror de la tiranía –dice Dedé- es educar a esas
generaciones jóvenes, con el fin de que aprecien el justo valor de quienes se
sacrificaron por la libertad y, sobre todo para prevenir que se repita tanta
desgracia y humillación para nuestro pueblo.
Ya
concluyendo su testimonio, Dedé habla de la Casa -Museo Hermanas Mirabal, de la fecha
universal del 25 de noviembre declarado en el año 1998, por las Naciones Unidas
como Día Internacional de la No Violencia
Contra la Mujer.
Ojalá
la mayoría de los dominicanos y dominicanas puedan decir, ya al final de su
vida, como dice Dedé al concluir sus memorias: “Puedo decir he cumplido con la
patria. Puedo decir: He levantado una familia honesta. A mis años, ¡que mayor
satisfacción que decir he cumplido con mi patria y con mi familia! En el
cementerio, junto a mi madre y a mi padre, está mi sitio esperándome. Mientras
tanto, el día de hoy cada día, trabajo y vivo con dedicación y entusiasmo.”
Y yo, me limito a decir: El libro “Vivas en su
Jardín”, es un testimonio de una dominicana para todo nuestro pueblo, y
quisiera que todos los dominicanos y dominicanas que coincidan con las
aspiraciones de Dedé retengan estas palabras suyas:
“…Como
ciudadana responsable, como dominicana, entiendo que las tareas de saneamiento
económico e institucional continúan inconclusas y que nuestros esfuerzos en la
política deben estar encaminados a mejorar la vida de dominicanos y
dominicanas; a construir la institucionalidad debilitada por la dictadura y por
la mayoría de los gobiernos que la sucedieron, y, sobre todo, a trabajar para
que el Estado sea eficiente ofreciendo los servicios universales que le
corresponden a cada uno de los nacidos en esta tierra. Por esas ideas me
levanto a trabajar cada día y seguiré levantándome mientras me lo permitan la
salud y la edad.”
Buenas
noches, y gracias por escucharme.