Por: Ramón Antonio Veras.
Introducción
1.- Nuestro pueblo ha vivido dominado por imágenes irreales sugeridos por políticos que han
perseguido inducirlo a errores;
creándole ilusiones; orientándolo a los fines de que, bajo delirio, se
entusiasme y llegue a permanecer con la esperanza de conseguir algo, aunque
finalmente se da cuenta que todo no ha sido más que espejismo, absoluta
quimera.
2.- A las masas populares se les ha vendido
la falsa idea de que las calles y avenidas les pertenecen; que son de uso común
y que nadie tiene derecho a apropiarse
para provecho exclusivo de las mismas. Se ha llegado a difundir la hueca
consigna de que las calles no son de nadie; que ninguna persona debe
sentirse dueña de la vía pública. Pero
lo que se ve es que una cosa son las frases y otras las realidades, la
materialidad.
I.- En Santiago, resulta infernal moverse en
vehículos de motor desde el elevado,
transitando por la calle Del Sol hasta llegar
a la avenida Francia y viceversa
3.- He
hecho la introducción anterior para que quien decida leer este artículo
mentalmente se ubique en lo que me propongo explicar, en el sentido de que por
el desorden existente en la ciudad de Santiago de los Caballeros, en todo lo
relacionado con el tránsito de vehículos y la forma como choferes, conductores
y dueños de negocios han llegado a disponer con sentido de propiedad de espacios físicos destinados
para el común movimiento de vehículos de motor.
4.- En verdad, causa pena que la actual
administración municipal le ha dado
continuidad a toda una serie de medidas odiosas tomadas por la pasada
gestión, que ha sido la más funesta que en
los últimos años han padecido los habitantes de la ciudad de Santiago de
los Caballeros. Sin necesidad, ni justificación alguna, el equipo que hoy dirige el gobierno municipal ha
cargado con problemas que fueron fruto de la corrupción y que entrañan parte
del desorden en el tránsito y el estacionamiento de vehículos. No se explica la
razón que ha impulsado a la nueva alcaldía a mantener la extensión de la ruta N hasta la avenida 27
de Febrero, la cual fue llevada a cabo
con el fin de favorecer a un negocio, así como lo fue la creación de rutas
innecesarias y el tránsito por varias calles estrechas de
una sola vía por el centro histórico de Santiago.
5.- No hay que hacer mucho esfuerzo para
darse cuenta la forma como se han unido abusadores y desorejados para hacer de Santiago un vivo
desorden en el movimiento de vehículos públicos y privados, por la actitud
tolerante de las autoridades encargadas
de regular el tránsito de vehículos en la zona urbana de la caótica ciudad
corazón.
6.- Constituye un peligro y tormento conducir
un vehículo por la calle Del Sol, en el
tramo comprendido desde el final del elevado donde está la rotonda con la estatua del Patrón Santiago, cruzando por la calle Daniel Espinal hasta
llegar a la avenida Francia. Este trecho, que antes era de dos carriles, ahora
es de uno, porque el otro es utilizado como estacionamiento de los clientes de
los negocios ubicados cerca del Monumento a los Héroes de la Restauración, en
la calle Del Sol. Lo mismo ocurre con el bloqueo por el estacionamiento que hay
en la vía norte, transitando de oeste a este desde la avenida Francia con calle
Del Sol, hasta penetrar a la salida de Santiago tomando el elevado o su parte
lateral.
7.- Anteriormente, cuando el ayuntamiento
tenía los espacios públicos controlados
y al servicio de la comunidad, era un deleite llegar a Santiago y desplazarse
por una cualquiera de sus calles y avenidas, pero lo que fue un placer, ahora
es una infelicidad, un completo
martirio. El disgusto que genera la
ocupación de la entrada y la salida de la ciudad de Santiago, es lo que se
llama un verdadero dolor de cabeza, una repugnancia.
8.- En el pasado cualquier persona que se
movía en un vehículo en la ciudad de Santiago de los Caballeros, por la calle Del Sol, desde la avenida
Francia, de oeste a este y viceversa, lo podía hacer con absoluta libertad,
mientras que ahora constituye un
percance hacerlo porque a ambos
lados hay un permanente estacionamiento en los carriles.
9.- La situación que padece la ciudad de
Santiago con el problema del tránsito y los estacionamientos de cualquier
máquina, sin importar que sea automóvil, camión, camioneta, etc., no es la
culpa exclusiva de la alcaldía, sino que
se combinan la indisciplina, la cultura del desorden, la falta de
sanción al delito y otros vicios que dañan al ciudadano y a la ciudadana de
hoy.
10.- Lo que sí es responsabilidad del
gobierno municipal es que con el otorgamiento de permisos para la instalación
de negocios en inmuebles sin parqueos, fomenta el desorden y hace posible el
estacionamiento anárquico que hoy ha convertido a mi querido Santiago en un
ambiente sumamente amargo, pesado y desagradable, casi imposible para vivir en
forma civilizada.
11.- Con el asunto del infernal tránsito de
vehículos por sus calles y avenidas, a Santiago le ha caído encima una especie
de maldición divina, para no decir que está siendo víctima de todo lo que
significa politiquería, tigueraje y corrupción; populismo de lumpen y
complicidades impúdicas; falta de civismo, sinvergüencería de baja estofa y
desprecio a lo que todavía sirve en la sociedad dominicana.
II.- El estacionamiento de los carros de
taxis
12.- La labor de los taxistas en la ciudad de
Santiago, en sentido general, es buena, y el material humano ejecuta su trabajo
con honradez y eficiencia. El problema de la operación de los taxis es que
tienen prácticamente ocupado todo el
espacio público en los lugares donde se reúnen muchas personas, sin importar que
sea clínicas, supermercados o restaurantes.
13.- En otras ocasiones he dicho que tomando
en consideración lo necesario que es el servicio de taxi, lo que procede es que
la Alcaldía del Ayuntamiento de Santiago, acuerde con los dueños de los
vehículos para que tengan una base, o un centro donde se mantengan estacionados
a la espera de ser requeridos para realizar su trabajo. La realidad es que los
carros de taxis no deben continuar convertidos en los amos de los espacios
públicos. Una solución convenida se impone por el bien de los habitantes de
Santiago de los Caballeros, de los taxistas y de los dueños de los vehículos.
14.- Aquel que quiera más pruebas que se dé
una vueltecita por el centro de la ciudad, y se dará cuenta que en las calles y
avenidas principales se han instalado centros de operaciones de carros taxis
que contribuyen a anarquizar más y más el caótico tránsito de vehículos que
estamos padeciendo los santiaguenses.
15.- La pesadilla que produce conducir un
vehículo de motor saliendo del elevado y tomando la calle Del Sol hasta la
avenida Francia, y al revés, es el mismo
suplicio que originan los taxistas que
hacen uso de todos los espacios aledaños a las esquinas
de las calles del centro histórico.
III.- Mujeres y hombres de Santiago, en
concurso con la alcaldía
16.- En Santiago se hace necesario que
mujeres y hombres con sentido cívico, y que quieran a su ciudad, se pongan en
tensión para acabar con el desorden en el tránsito y estacionamiento de
vehículos de motor. No es posible que un grupo de desaprensivos, amparados en
la política de dejar hacer, haga de nuestra urbe un medio social insoportable.
Lo incomodo e intolerable no debe ser
aceptado con resignación.
17.- El estado de angustia en que viven las
personas físicas decentes en la ciudad de Santiago de los Caballeros, por el
caos generado por el desorden en el transporte de vehículos, los parqueos
improvisados, el conducir temerario y la repartición tolerada de los espacios
públicos a particulares, no se vislumbra que tenga solución, a no ser que los
santiagueros y las santiagueras que todavía quedan con dignidad y vergüenza
decidan no continuar siendo víctimas de aquellos que con su proceder
desaguisado están sembrando desazón con sus abusadoras actuaciones.
18. Resulta difícil comprender que un
ciudadano, un munícipe educado y que se respete acepte tranquilamente
permanecer indiferente ante el desastre que ocurre en la comunidad donde
habita. Es muy propio de la persona digna sonrojarse cuantas veces se da cuenta
que el espacio, que su medio social se ha convertido en un lugar no adecuado
para vivir con tranquilidad, libre de sobresaltos, sin ninguna clase de
turbación y ausente de nerviosismo.
19.-
No debe continuar como hasta ahora, el desconcierto en la que fue una urbe
sumamente organizada en el tránsito de vehículos. La alteración se ha producido porque está
imponiéndose la cultura del desbarajuste. Hay que aplicarles la ley a los desaprensivos que quieren hacer de la ciudad de Santiago de los
Caballeros, un manicomio, algo así como un ambiente de furiosos, extraviados y
necios alborotados.
20.- Sin lugar a dudas, los miembros de la
Dirección General de Seguridad de Tránsito y Transporte Terrestre (DIGESETT),
aunque limitados en cantidad, dentro de sus posibilidades hacen su trabajo con
eficiencia. No obstante lo escaso del
personal con que cuenta, la DIGESETT, no
forma parte ni es causante del desorden en el tránsito de vehículos de motor,
aunque debemos contar con ella para la solución.
21.-
Todas aquellas personas físicas que por falta de capacidad, decencia o
sano juicio no están en condiciones de conducir un vehículo de motor por las
calles y avenidas de la ciudad de Santiago de los Caballeros, están en el deber de abstenerse de hacerlo por el bien suyo, de su familia y
de la comunidad. En Santiago se impone que impere el orden, recuperar los
espacios públicos que están siendo utilizados como parqueo privados y, además,
que las autoridades hagan su trabajo.
22.- Lo habitantes de la ciudad de Santiago
de los Caballeros, y aman a su ciudad y la quieren limpia y organizada, están
en el deber cívico de hacer alianza sincera con la alcaldía para enfrentar el desorden en el movimiento y
estacionamiento de vehículos de motor. El alcalde Abel Martínez Duran, ese
mismo munícipe que hizo suyo e interpretó correctamente las aspiraciones y el sentir
de los hombres y mujeres de buen vivir de Santiago, que deseaban una ciudad
limpia y sin el vergonzoso mercado de
los jueves, cercano al Cementerio Municipal de la 30 de Marzo, está en el deber
de imponer su autoridad ante las ocupaciones abusivas de los espacios públicos, el caos en el transporte de
vehículos, y el estacionamiento
irregular en las calles y avenidas de nuestra ciudad.
Santiago de los Caballeros,
18 de diciembre de 2019.