Por:
Ramón Antonio Veras.
I.-
Contra Venezuela iguales métodos desestabilizadores
1.-
Guardo respeto por el criterio político que cada quien sostiene con relación a
la Revolución Bolivariana y el ataque de que es objeto en la actualidad, pero
ser considerado con aquel que está de acuerdo con la intervención extranjera en
los asuntos internos venezolanos, no me obliga a aceptar opiniones absurdas,
irracionales y fuera de toda lógica.
2.-
Cada ser humano aloja en su cerebro una norma para juzgar los fenómenos
sociales; es como la guía que le lleva a formarse un juicio con respecto a
cualquier asunto. De ahí que varía el criterio de cada persona de lo que ocurre
en Venezuela, partiendo del conjunto de ideas que cada quien asume como su
ideología y de los intereses a ella atados.
3.-
Ser consecuente con la concepción ideológica que se abraza por convicción, no significa tener idea fija. Responde a una
acabada reflexión mantenerse firme en lo que es fruto de la real y efectiva
ponderación de los hechos ocurridos. No hay alocamiento y mucho menos manía al
analizar sin apasionamiento lo que ocurre hoy en Venezuela.
4.-
La Revolución Bolivariana, ha sido objeto de los mismos métodos
desestabilizadores aplicados contra otros procesos revolucionarios triunfantes
en América Latina y el Caribe. Basta con recurrir a una relación detallada de
los antecedentes golpistas e intervencionistas ejecutados por el imperio
norteamericano, con el apoyo de las
minorías nativas, para derrocar a los gobiernos latinoamericanos y caribeños
que han demostrado interpretar el sentir de los oprimidos en el orden material
y espiritual.
5.-
No es monomanía, ni mucho menos extravagancia de mi parte, volver a decir que
en Venezuela está ocurriendo lo que ha sido una reiteración de la que fueron
víctimas Guatemala con Jacobo Arbenz; Chile con Salvador Allende; Brasil con
João Goulart; Bolivia con Juan Torres; Panamá con Omar Torrijos; Cuba con su
revolución; República Dominicana con Juan Bosch y la Revolución de Abril; el
Frente Sandinista y Daniel Ortega, en el pasado y en el presente.
II.-
La agresión a Venezuela es la continuación de ataques a los pueblos que luchan
por su liberación
6.-
He procedido a describir lo que le ha sucedido a movimientos sociales y
políticos triunfantes y sus consecuencias, porque al puntualizarlos sirven para
esclarecer y a la vez demostrar que la embestida contra el proceso que se
desarrolla en Venezuela es la continuación de la agresión a que han estado
expuestos nuestros países una vez deciden escoger el camino de la liberación
rompiendo el yugo colonialista.
7.-
En la vida, en ningún tiempo se puede esperar que la comunidad internacional va
a estar de acuerdo con lo que está sucediendo en un determinado país, partiendo
de que las informaciones que recibe condicionan su pensamiento, lo que la lleva
a tener opiniones diferentes a la realidad. Algunos periodistas callan para sí,
o disfrazan la verdad cuando ponen a circular lo que pasa en Venezuela.
8.-
La concurrencia de circunstancias en la realización de hechos nos permiten
examinar con todo detalle fenómenos que, aunque aparentan ser accidentales,
responden a la misma causalidad, a igual fundamentación. Lo esencial y
principal que mueve al imperio y a la ultraderecha a obrar contra la Revolución
Bolivariana, en el fondo son los intereses que el proceso revolucionario ha
lesionado para favorecer al pueblo venezolano.
9.-
Lo más conveniente para formarse un concepto de lo que acontece en Venezuela,
es actuar con sentido realista; razonando en forma práctica; ajustando el
pensamiento a los hechos de la actualidad y sometiéndolos a la comparación. Si
examinamos acontecimientos pasados, comprobamos que hay semejanza con
incidentes presentes, es fácil con el parangón llegar a la conclusión de que
estamos en igual escenario.
10.-
Lo que pinta la simulación no es lo que corresponde a la realidad y, de igual
manera, el mensaje laberíntico adornado con muestras de sensiblería, es el que
dirigen los opresores supuestamente en defensa de la democracia, la libertad y
los derechos humanos; y a veces con fingimiento de sentimientos de ayuda
humanitaria, como la que con suma mojigatería quiso el imperio y la
ultraderecha entrar desde Colombia a Venezuela.
11.-
Hablar de los derechos humanos sin sentido humano ni contenido social es muy
propio de los que simulan sentimientos que no tienen; son puros farsantes que
se mueven motivados por la mentira. Es una posición grotesca de parte del
imperio y sus acólitos en la ultraderecha, aparentar preocupación por derechos
fundamentales y a la vez, mediante sabotajes privar al pueblo venezolano de
energía eléctrica, agua y servicios de salud en los hospitales públicos.
12.-
Con el fin de captar la voluntad de la opinión pública internacional, y atraer
a su lado hombres y mujeres de sanos sentimientos, las agresiones contra los
pueblos que se levantan contra la opresión, siempre se llevan a cabo en nombre
de causas justas y de los más nobles sentimientos. Para justificar la
intervención a nuestro país en 1965, el imperio alegó, entre otras cosas, “que
la misma se justificaba para salvar vidas, y acabar con los desmanes de los
constitucionalistas, los cuales estaban violando monjas y tenían paredones
móviles para fusilar a sus opositores”. Lo que reseña la prensa contra la
Revolución Bolivariana, es que “Venezuela es un infierno; que allí no se puede
vivir; que está gobernada por un tirano apoyado por fuerzas represivas,
corruptas y vinculadas con el narcotráfico; que no hay garantía de vida ni de
bienes, y que, por tanto, hay que salir de Maduro y el chavismo”.
13.-
Algunos individuos que han renegado de sus ideas progresistas y vocación democrática,
ahora hacen causa común con el imperio y hablan de dictadura en Venezuela,
olvidando que los intereses monopolistas norteamericanos en toda la década del
cincuenta del siglo pasado, amamantaron verdaderas dictaduras en América Latina
y el Caribe, entre las que se destacaron la de Furgencio Batista, en Cuba;
Anastasio Somoza, en Nicaragua; Rojas Pinilla, en Colombia, Pérez Jiménez, en
Venezuela; Jean Claude Duvalier, en Haití; Alfredo Stroessner , en Paraguay;
José Remón, en Panamá y Rafael Leónidas Trujillo, en nuestro país. Se mantiene
muy presente en nuestra memoria las tiranías protegidas por Estados Unidos en
el Cono Sur, muy especial las que imperó en Brasil, Argentina, Uruguay y la
principal de Chile, con Augusto Pinochet.
III.-
La OEA y su servilismo
14.-
Los Estados Unidos, con el fin de que en América Latina y el Caribe, fuera
debidamente ejecutada la doctrina Monroe, impulsó en la IX Conferencia
Internacional de Estados Americanos, en Bogotá, en abril y mayo de 1948, la
creación de la Organización de Estados Americanos (OEA), sucesora de la Oficina
Internacional de las Repúblicas Americanas, que nació en la Primera Conferencia
de Estados Americanos en 1890. El modo de actuar de la OEA siempre ha estado
enmarcado en lo que es de interés para el imperio, lo que se comprueba por su
forma de obrar. Sus ejecutorias la definen como un instrumento servil, lo mismo
que el Tratado Interamericano de Asistencia recíproca (TIAR), cuya unión es, en
esencia, neomonronismo y neopanamericanismo made in USA.
15.-
Para conocer a la OEA, y su adhesión ciega y despreciable a la autoridad del
imperio, es bueno saber que cuantas veces hay un conflicto del cual es
apoderada, inclina su balanza a cómo interesa a su amo. Bolivia abandonó
temporalmente el organismo en 1962, porque no solucionó la disputa con Chile.
De igual manera, el 31 de enero de 1962, para complacer al imperio Cuba fue
expulsada. Solamente la posición firme de Rómulo Betancourt, siendo presidente
de Venezuela, en el año 1960, fue sancionado Trujillo, un protegido del
imperio.
16.-
Ante la sinvergüencería de la Organización de Estados Americanos (OEA), de
aceptar en su seno a Gustavo Torres como representante permanente designado por
el Parlamento de Venezuela, resulta muy provechoso para poner al día a los que
se olvidan fácilmente de las cosas, lo que hizo la OEA en 1965 contra nuestro
país. Traer a la memoria hechos históricos alimenta a los despistados.
17.-
La OEA, para legitimar su presencia en la crisis surgida en nuestro país con
motivo de la Guerra de Abril de 1965, necesitaba contar con el voto de las dos
terceras partes de sus miembros, pero en la ocasión solo tenía trece (13) y
requería catorce (14). En ese momento la República Dominicana no contaba con
representante en el Consejo de la OEA, porque ya el Triunvirato no estaba en el
gobierno. ¿Que hizo la OEA?, pues habilitó al doctor José Antonio Bonilla
Atiles, quien ya había dejado de representar al Triunvirato. El voto de Bonilla
Atiles, dio base de justificación legal a la ocupación militar a la República
Dominicana.
18.-
Así de sencillo fue el proceder de la OEA para darle viso de legalidad a la
intervención norteamericana en 1965, que dejó en su haber miles de muertos por
la acción de la Fuerza Interamericana de Paz, brazo armado de los interventores
y legalizado por la OEA. De la misma forma que ahora el imperio ha contado con
el Cartel de Lima en la OEA, en 1965 tuvo de aliados aquí en los operativos
militares a Costa Rica, Honduras, Nicaragua y Brasil. Aquel que vea correcta la
decisión del Consejo Permanente de la OEA que aprobó una resolución que
reconoce a un designado por el organismo bajo la influencia de Juan Guaidó, que
recuerde el caso dominicano en 1965, que hizo posible la violación de nuestra
soberanía.
19.-
La práctica de la política intervencionista de la Organización de Estados
Americanos ha puesto de manifiesto que su posición cuadra perfectamente para
sustraer a los pueblos de América Latina y el Caribe de las normas del derecho
internacional para imponerle el “derecho panamericano”, para darle legitimación
a las intervenciones de los Estados Unidos en nuestros países. La OEA, en lugar
de ser un órgano que procede en base a la necesidad de la paz, lo que hace es
fomentar conflictos contra países donde hay gobiernos que han roto con el
sistema colonial tutelado por Estados Unidos.
20.-
La OEA, se ha comportado como un instrumento dócil de la política agresiva del
imperio. Lo que se ha comprobado es que la OEA ha actuado, no apegada a
principios, sino conforme a lo que conviene a la potencia colonialista. De la
misma forma desvergonzada que procedió en 1965 contra nuestro país, ahora la
reedita frente a Venezuela, demostrando así que su actitud sinvergüenza no
tiene límites cuando están de por medio los intereses del imperio. De la OEA
basta con decir que de ser insignificante, pasó a ser perjudicial para el
derecho internacional, la soberanía nacional y la auto determinaciones de los
pueblos latinoamericanos y caribeños.
21.-
Los 18 gobiernos que ahora en la OEA aprobaron la decisión contra Venezuela, no
actuaron apegados a los principios del derecho internacional, sino, unos por
sometimiento a la voluntad del imperio, y otros por extorsión. Se combinaron el
despojo de la independencia y la obediencia, la subordinación a ejecutar
conforme los mandatos de quien ejerce el poder imperial. Con la posición del
Consejo Permanente de la OEA contra Venezuela, el pueblo de Simón Bolívar y
Chávez se eleva, mientras que se empequeñecen los que obraron por docilidad.
22.-
A la OEA, hay que verla dentro de los marcos de las organizaciones
interamericanas creadas como fachadas, y no como mediadoras. En lugar de un
árbitro confiable, ella se ha portado como una celestina de poca monta que
presta sus servicios en el momento que su cliente la requiera. Su inclinación a
ser facilitadora o encubridora de ilicitudes ha desnaturalizado la decencia que
debe adornar, o se supone engalanan a un mecanismo que debe actuar con esmero
en sus actuaciones.
Santiago
de los Caballeros,
23
de abril de 2019.