Por:
Ramón Antonio Veras.
I.-
Mi vida: un laberinto
1.-
El próximo lunes 25 de diciembre, cumplo setenta y nueve (79). Mi progenitora
no me trajo al mundo como un ser predestinado para ser bueno o malo; un santo o
un demonio, ni para llevar una vida placentera o llena de dificultades. Lo que
salió del vientre de mamá nadie podía vaticinar lo que llegaría a ser durante
su pervivencia.
2.-
Aunque mamá no podía adivinar lo que sería su niño en el curso de su
existencia, de seguro que añoraba para él una vida fácil, cómoda, soportable en
el más amplio sentido de la palabra; sin tropiezos de ninguna clase. Lo que una
madre quiere para sus hijos es digno de alabanza, pero no siempre se
materializan los deseos por muy encomiables que sean.
3.-
Por el trato amoroso que siempre recibí de mi madre, sé que quiso lo mejor para
mí, y que su mayor aspiración fue que mi vida fuera todo lo agradable posible;
que nada perjudicial se cruzara en mi camino por alcanzar la felicidad. Pero
por encima de los buenos deseos de mi progenitora está lo que ha sido la
materialización en que he tenido que moverme en condiciones desventajosas y
favorables.
4.-
La mía ha sido una vida como una línea quebrada. No escogí la forma como se
desarrollaría mi existencia; el medio donde nací y me he desenvuelto ha
ejercido influencia en mí trajinar. Los hechos me han mantenido de acá para
allá, moviéndome de un lado a otro. Las circunstancias me han zarandeado;
zangoteándome, sacudiéndome como una tela cualquiera; imponiéndome estar
sosegado o exasperado.
5.-
En el diario vivir me he formado tratándome con personas inteligentes; de ojo
clínico; llenas de sagacidad y fina penetración, pero también observando a las
ingenuas, estúpidas y simples. He aprendido a no estar fuera de la realidad,
para no ser sorprendido y quedar con la boca abierta; trato de conservarme
esquivo para que no me tomen desprevenido.
6.-
He tenido que aprender a lidiar a seres humanos de las más diversas ubicaciones
clasistas y conductas. La vida en sociedad no puede verse estática porque las
personas tienen diferentes formas de manifestarse, y para convivir con ellas no
se puede ser dogmático para no caer en inflexibilidad, intolerante y fanático.
7.-
Mi estructura mental no está diseñada para manifestarme conforme con lo que la
conciencia me manda a disentir. La aprobación ciega no está en mí, porque la
resignación la veo como la entrega a la voluntad de quien pretende erigirse en
orientador de los conformistas, de aquellos que se mantienen contentos,
coincidiendo sin saber por qué, aunque en el fondo están insatisfechos con lo
que han consensuado.
II.-
Una existencia de tensión y sosiego
8.-
He tenido una vida llena de intensidad y de debilitamiento, alegría y tristeza,
disfrute y padecimiento, entusiasmo y desánimo; de ejercicio pleno de mis
libertades y de encierros carcelarios. En ocasiones sintiendo manifestaciones
de amor, y por momentos gestos de odio; en etapas padeciendo hambre, y en otros
períodos saciado de abundantes alimentos.
9.-
En mi niñez pasé situaciones de disgusto porque me vi obligado a dormir en un
catre; en mi juventud enfadado porque guardando prisión me impusieron reposar
desnudo en el piso frio de una solitaria. Pero en mi adultez me he sentido muy
cómodo al poner a descansar mi cuerpo en confortables camas ubicadas en los
mejores hoteles y castillos de los distintos continentes.
10.-
Con saña he sido física y moralmente lastimado, difamado, agraviado, altamente
ofendido por personas desaprensivas que con sus acciones han procurado dañarme.
Pero también he sido elogiado, enaltecido por entes sociales que han valorado
mis actuaciones en el medio donde he incidido como ciudadano.
11.-
Sé lo que es vivir en una choza, como también en una lujosa residencia de tres
niveles, construida con los materiales más finos del momento. De igual manera,
me he bañado en lebrillos a la intemperie, como también en lujosas piscinas ubicadas
en lugares exclusivos de hermosas mansiones.
12.-
Personas cálidas, por mi cuerpo han deslizado sus manos con suavidad, por lo que me he sentido acariciado y lleno
de cariño; pero en otros momentos he sufrido el golpe áspero; rudamente
atacado; herido con furia; tratado a patada, pisoteado hasta llegar a tener mi
vida al borde de la muerte.
13.-
En mi niñez no supe lo que fue vestirme con ropa nueva, porque siempre me la
puse de medio uso; pero en mi adultez he cubierto mi cuerpo con prendas de vestir
hechas a mi gusto; de colores de mi predilección y a la última moda. He
disfrutado estar ataviado con paños fabricados especialmente para mi gusto.
14.-
Por las mismas calles de mi ciudad natal que ayer me moví a pie, descalzo
vendiendo periódicos y haciendo de lustrador de zapatos, hoy circulo en mi
elegante vehículo adquirido con recursos económicos obtenidos en forma licita.
15.-
Me he tratado con personas íntegras, pero también he departido con deshonestas.
He sentido agrado al conocer a individuos de buen corazón, que generan bondad,
pero he maldecido el momento cuando me comuniqué por primera vez con aquellos
que su presencia demuestra malignidad.
16.-
He tenido la dicha de tener a mi lado amigas y amigos que simbolizan lealtad,
franqueza, honradez y absoluta fidelidad, pero también he sufrido la
infelicidad por haber establecido relaciones de amistad con desleales,
traidores, innobles, ejemplos vivos de la falsía, la simulación y total doblez.
17.-
Con mis hijos he tratado de mantener relaciones afectivas, cordiales y
respetuosas, pero he tenido diferencias con aquel que ha pretendido imponerme
sus designios y prejuicios. No sé combinar el cariño con el irrespeto hacia mí.
18.-
De todo corazón he puesto mis sentimientos, depositado mis afectos amorosos en
mujeres que me han llenado de felicidad, demostrándome auténtico, profundo
querer y un trato exquisito. Pero con todo pesar confieso que he entregado
amor, franca devoción a féminas que nunca debí de haber conocido y mucho menos
dispensarles cariño. No he sido mujeriego, ni me he creído un playboy. Siempre
he tratado de respetar los sentimientos de las que me han demostrado amor
sincero.
19.-
En el ejercicio de la profesión de abogado he postulado ante magistrados
probos, y litigado frente a colegas honestos, aunque también he expuesto a
jueces venales y he tenido como adversarios a abogadas y abogados corrompidos.
Trabajar en la abogacía me ha hecho vivir momentos de alegría, pero también de
pesares, tormentosos y angustiosos. Comencé mi ocupación cargado de ilusiones,
con mucho entusiasmo, pero he terminado desencantado, más por el medio social
que por la actividad en sí.
20.-
Creo que el buen abogado no es aquel que pone sus conocimientos del derecho
para timar; quitar lo de otro con malas artes y dar gato por liebre. El
engañabobos no tiene nada de letrado, nunca será jurista, y a lo sumo llega a
granuja, a ser modelo de rufián. Lamentablemente, con muchos de estos
embaucadores me ha correspondido bregar en los últimos años de ejercicio.
III.-
En política sin queja
21.-
Por el trajinar político que he llevado desde muy joven, de lo que ha sido mi
vida no tengo nada de qué quejarme. No puedo, en lo absoluto, estar
refunfuñando, echando pestes ni darme por lastimado. No me cuadra vivir
poniendo el grito al cielo por las consecuencias adversas que me han generado
mis actividades en el accionar político y social.
22.-
En lugar de permanecer contrariado, insatisfecho, dándome por ofendido, me
conservo contento, sin disgustos de ninguna clase. He procedido en la brega
política con el pleno convencimiento de que aquel que abraza con sinceridad y
seriedad la lucha por los cambios políticos y sociales, debe aceptar los
resultados sin importar que sean los peores. Estar de querelloso y lamentoso no
es propio de quien hace de sus convicciones una doctrina armónica.
23.-
En el curso de mi existencia he actuado en procura de obtener provecho para la
sociedad porque entiendo que obrar para beneficio de la comunidad entraña
realizar para el bien común. La práctica de hacer lo que es de utilidad se
traduce en beneficioso para lo que en verdad se llama pueblo, por lo que
producir, crear y formar, es eficaz en la medida que tiene sentido y componente
social.
24.-
Solamente me siento útil cuando convierto mi dinamismo en ajetreos que traduce
mi esfuerzo en un producto de alcance humanista. Es válido como ser humano el
que desarrolla, motiva, origina, suscita en el medio donde vive que las
personas se preocupen por los cambios en el orden económico, político y social,
a los fines de crear un nuevo orden que haga el ambiente acogedor en lo ético y
moral.
25.-
Durante toda mi vida lo que he hecho o dejado de hacer ha sido fruto de mì
libérrima voluntad. Al ejecutar procedo con absoluta complacencia. No estoy
formado para actuar bajo disgusto. Mucho menos acciono con titubeos, impulsado
por la vacilación, duda o indecisión. Me siento bien poniéndome en acción sin
que en mí prime la dubitación. Hacer las cosas por decisión es para mí sentirme
un hombre libre de reacciones caprichosas rodeadas de veleidades.
26.-
Luego de mi familia, la pasión de mi vida es el accionar político con sentido
social. No tengo razón de existir si no es accionando por los cambios políticos
y sociales que precisa mi país y otros con estructuras semejantes a las que predominan
aquí.
27.-
Activar en la política me entusiasma, emociona y me motiva fogosidad. Con
vehemencia he actuado en la política desde muy corta edad y el fervor sin
límite lo he conservado. La política la vivo; ella me mantiene activo, con los
ánimos encendidos. No resisto estar paciente porque sentirme contemplativo me
hace creer que no existo.
28.-
En la política no he buscado maravillar, impresionar ni ser admirado. Llegué a
la política como combatiente contra la injusticia, y así me he mantenido;
fijando mi posición tanto en mi país como en el extranjero. No he usado la
política como pasatiempo, distracción o un medio para hacer dinero y escalar
socialmente.
29.-
Abracé la política por convicción y así la he ejercido estando dentro o fuera
de un partido político. El quehacer político y social no lo acepto en forma
pasajera, transitoria ni como algo furtivo. Mi vida ha sido y será la política,
y lo mío con ella es permanente, persistente, consistente y sin tregua, es
perpetuo. Ella llegó a mí para quedarse porque está estacionada en lo más
profundo de mi cerebro. Le he sido fiel a la política y a mis ideas, y así será
por secula seculorum.
Santiago de los Caballeros,
23 de diciembre de 2017