Por:
Ramón Antonio Veras.
1.-
El infausto día 2 de junio de 2010, cuando sicarios pagados por Adriano Román,
les dispararon a mi hijo Jordi, para
asesinarle, cambió por completo
mi vida desde el punto de vista
emocional, y se rompió por entero la tranquilidad espiritual de mi familia.
2.-
Desde aquel aciago día, hasta hoy, han transcurrido 74 meses, los que puedo considerar como
funestos, porque he tenido que
enfrentar, al igual que Jordi, situaciones desgraciadas, sumamente
desagradables, para las cuales no estaba preparado; aunque creo que nadie está
condicionado, prevenido para lo imprevisto, como siempre es la obra de los
asesinos que ejecutan sus acciones en forma repentina, amparados en la acechanza para coger por
sorpresa a su víctima.
3.- Además de la angustia que nuestro colectivo
familiar ha tenido que pasar como consecuencia de la tentativa de asesinato
contra Jordi, se ha unido el viacrucis, los tormentos soportados en todo el
curso del proceso judicial, donde nos hemos encontrado con lacras acostumbradas a pulular, hormigueando al lado del crimen organizado,
defendiéndolo en condición de aliados
impúdicos.
4.- Nada me ha impedido darle seguimiento al caso
de mi hijo. No han importado inconvenientes,
impertinencias ni despropósitos;
estoy preparado para seguir como
hasta ahora, soportando situaciones engorrosas, fastidiosas e irritantes. Los
que por paga quisieron matar a Jordi,
no me van a desesperar porque
hace tiempo me aprendí que la
desesperación es mala consejera, conduce al abatimiento, al desánimo que sólo favorece a los antisociales y a los que en estrados justifican fechorías de todas clases.
5.- El proceso judicial que se le sigue a la
asociación de criminales encabezada por Adriano Román, en el expediente
relacionado con el operativo criminal contra Jordi, ya ha pasado
por los grados de primera instancia y apelación. En el hipotético caso de que recurran en casación, ahí estaré con
más fe, con el convencimiento y sin perturbación alguna porque, hasta ahora, he confiado en el material
humano que ha administrado justicia en
el asunto que lesionó a Jordi, a nuestra familia y a lo que todavía sirve en la
sociedad dominicana.
6.-
En el expediente del Caso Jordi, los magistrados-fiscales y jueces-, han dado demostración de honestidad, capacidad
y responsabilidad; han fallado tomando
en cuenta los hechos, la ley y los
principios generales del derecho, así como el sentido de justicia. Con sus
decisiones han puesto en evidencia que en el Servicio Judicial del país no todo
está perdido, y que los hombres y mujeres que hacen honor a la diosa Temis, hay
que mantenerles el respeto de que se han
hecho merecedores como magistrados y seres humanos.
7.-
Ante el crimen organizado, del cual el sicariato es una variante, hay que ser perseverante, no se le puede dar
tregua; la consistencia, la tenacidad hay que ponerla en función. La desidia,
la dejadez no cuadra en aquellos que,
armados de la razón, el derecho y víctimas del crimen
debemos poner insistencia y
voluntad para afrontarlo sin importar
las consecuencias.
8.-
En una sociedad como la que estamos habitando hoy, cada quien
debe mantenerse alerta ante la criminalidad, y convertirse en forma
ininterrumpida en guardián de la vida
suya y de sus seres queridos. No hay
otra alternativa de garantía para la
existencia en el ambiente en el cual vivimos en la actualidad.
9.-
En lo que a mí concierne, lo he dicho y reitero, que las 24 horas del día soy el guardaespaldas de cada uno de mis
hijos, su escudo. La escolta permanente de mi familia entera; y mientras viva haré de
su espaldero; y aquel que pretenda lesionarla, me tendrá de frente
en cualquier terreno y sin
importar las consecuencias. Esta idea
vale mensaje para aquellos que tienen la creencia de que
estamos viviendo como chivos sin ley,
donde cada quien se cree con derecho a imponer su voluntad y designios.
Santiago
de los Caballeros,
2
de Agosto de 2016.