jueves, 18 de junio de 2015

Para conocer a una persona y las reflexiones de un abuelo


Por: Ramón Antonio Veras.

Introducción

1.- La vida en sociedad sería sumamente fácil, llevadera, si todos  los seres humanos tuviéramos igual forma de comportamiento; la comunicación se establecería  sin inconveniente alguno; cada quien sería asequible sin dificultad, sin cortapisas de ninguna índole.
2.- La igualdad de actitud entrañaría similitud,  analogía en el desenvolvimiento en el medio social. Pero ocurre que la especie humana reacciona diferente, con posturas distintas, conforme la sociobiología  que toma tópicos sociales tradicionales y los reexamina con términos biológicos de valor adaptivo.
3.- La realidad nos demuestra que no podemos tener como elemento para conocer a una persona un factor, un agente denominador común como individualizador característico de su proceder frecuente.
4.-  Tratar, codearse con una persona  permite advertir su forma de proceder;   la  acumulación  de conocimientos sobre el  sentir  de ella, hace posible comprenderla en sus reacciones;  la compenetración  contribuye a la identificación de sus  hábitos que llevan  a   hacer notorias  sus  actuaciones.    La frecuencia nos permitirá conocer su forma de actuar.

5.- Lo anterior no quiere decir, en modo alguno, que por el hecho de  compartir  durante mucho  tiempo con una persona  la  llega a conocer perfectamente. Nadie escapa a ser defraudado, por un  simulador preparado para aparentar, encubrir la realidad con la imitación.

II.-  En procura  de conocer a una persona

6.-  En mi comunicación  con los demás trato de ser observador  para comprender sus defectos y virtudes. Partiendo de que  nadie es bueno  entero ni malo entero, procuro valorar a las personas por la región del país donde nació y se desarrolló, por su extracción social,  ubicación clasista, cualidades de sensibilidad, probidad y lealtad.

7.- De entrada, siempre presumo que la persona es buena, sana y confiable; esa suposición la mantengo hasta que comienzo a darme cuenta que he  errado  en mi conjetura  inicial.  En lo adelante procuro actuar ante ella con precaución, para no ser víctima  de mi propio descuido,  aunque debo admitir que,  en algunas ocasiones  he caído de bobo.

8.- La  minuciosidad ante las personas  no  impide pecar de torpe;   la agilidad de los ladinos  está por encima del más agudo  de los espectadores. Por más atención que  le ponga a los gestos de un  falso, este logra confundir al más avispado.
9.- Por lo regular, mi candidez la practico ante personas de mi generación,   las cuales tengo  como  un gran  referente de sinceridad, lealtad y reciedumbre ética. Me comporto sumamente  candoroso cuando estoy en presencia de un  individuo cualquiera de mi época lo que  muchas veces  en los últimos años de mi vida me ha causado decepciones que me han  llegado a lo más profundo de mi corazón.

10.-  Los  desengaños sufridos me han llevado a reflexionar en el sentido de que tengo que cambiar  el hábito de fiarme, por asuntos generacionales, de personas que no merecieron  mi confianza porque su proceder me llevaron  al desencanto rompiendo mi normal ánimo de satisfacción  e ilusiones.

III.- Mi reacción  ante una acción dañina que me afecta anímicamente. Mensajes para mis nietos y nietas


11.-  Cuantas veces una persona de mi confianza me falla,  saco de esa situación dolorosa una experiencia que me impulsa a meditar; a pensar  de forma sosegada para no reincidir en  inocentadas. La meditación  oportuna me trae calma para revisarme y, a la vez,  reponerme olvidando sin  resquemor lo ocurrido.

12.- Los golpes que recibo por la ingenuidad como me comporto ante farsantes,   los supero transmitiéndolos,  no guardando silencio; no escojo  el camino  de la reclusión, el  confinamiento para sustraerme a la realidad. Procuro eliminar  mentalmente de todo  aquello que puede constituir un  obstáculo a mi libertad plena.

13.- Ocultar la verdad no es de personas sinceras; enmudecer,  sigilar por conveniencia o temor no eleva,  sino que reduce;  ser comunicativo para orientar a los suyos contribuye a formar seres humanos de bien  para el futuro.

14.-  Callar algo que debo decir, no forma parte de mi comportamiento; de ahí que  una vez resulto lesionado por la difamación  de un canalla, mi primera reacción  es responder por medio de un  escrito  que elaboro pensando en  mis nietas y nietos, a los fines de que lo tomen como experiencia para que no les ocurra algo semejante en  el curso de sus vidas.

15.- Las veces que elaboro un trabajo con tinte personal no persigo hacer labor  civilista ni de  pontífice.  Pura y simplemente,  busco llamarle la atención  a mis más cercanos continuadores sanguíneos de menor edad, para que  comiencen  a saber lo que es la  parte fea de la vida.

16.- A los niños hay que inculcarles el correcto proceder, la adecuada vida en sociedad, la necesidad de la  cortesía. Si aspiramos tener un país de ciudadanas y ciudadanos educados,  cultivados en las letras y las artes; instruidos, con buenos modales, debemos aportarles todo lo que  les haga posible afinar, ilustrarles.

17.-  En el  cerebro de las niñas y niños debemos de tratar que  se fijen  las ideas buenas, no las  malas; esto lo podemos lograr mediante la prédica;   a esos inmaduros y tiernos seres humanos hay que  edificarlos para que  nos recuerden  como sus fructíferos predecesores, no como  fútiles antecesores.

18.- Cada abuela o abuelo determina la forma como trata a  sus nietas y nietos; unos buscan  hacerles  que se sientan bien  poniéndoles  en sus manos cosas materiales, otros, entre los cuales  me incluyo, les aportamos ideas, consejos que sirvan para formarlos  para la adultez.

19.- Me siento bien como abuelo cuantas veces tengo la posibilidad de transmitirles a mis nietas y nietos las vivencias, las experiencias, los  sucesos en los cuales he participado o he sido testigo directo. Procuro exponerles lo que ha sido mi vida en  el país, mis viajes y aventuras.

20.-  Estoy  en el deber de hacerles saber a mis nietas y nietos que la vida no es como quieren  que sea,  sino como está en  la realidad y que  a ellos corresponde  eliminar lo negativo y preservar lo positivo que nos ha dado la naturaleza y los hechos buenos  por el ser humano.

21.- Cada abuela  o abuelo debe hacer conciencia de la situación de descalabro en que se encuentra la sociedad dominicana, y partiendo de esa realidad  ha de actuar en consecuencia con relación  a la conveniencia de edificar a sus nietos y nietas en lo que deben ser las mujeres y los hombres del futuro, en el adecuado comportamiento y  la correcta conducta humana.

22.- Procede hacerles  saber a las nietas y nietos que deben corresponderles  a lo que en verdad se llama pueblo dominicano  con actos positivos como hombres y mujeres de bien; retribuirle lo que de él  han recibido, devolverle con aportes de su trabajo material o intelectual;  pagarle al país  cumpliendo con sus deberes como personas comprometidas con las causas justas, sin flaqueza, apatía ni pusilanimidad.

23.- Las abuelas y los abuelos sensatos no pueden ignorar que los adultos, que ya nos movemos dentro de la tercera edad, no debemos abandonar el escenario, el ambiente social   dominicano actual sin, por  lo menos, hacer un  esfuerzo por llevarles a la niñez,  a los impúber, mensajes que les sirvan de sana orientación; de motivación para que reflexionen  sobre  la necesidad de que se levanten abrazando,  reverenciando  los buenos ejemplos de comportamientos, que se identifiquen con  un modo de vida decorosa, digna e intachable.

24.- Los abuelos y las abuelas de nuestro país, que se mantienen en la brega por un futuro mejor para sus nietas y nietos, les está prohibido jubilarse en la lucha por cambiar  la realidad vigente; el retiro no les cuadra; licenciarse ahora equivale a dejarle el camino libre a los que hay que arrinconar para que no sigan haciendo  daño.

25.- Abuelas y abuelos consecuentes con sus nietas y nietos,  son aquellos que se mantienen en la faena,  en el accionar diario enfrentando lo nocivo, las lacras sociales; aprovechando el tiempo hábil para cuestionar los abusos, impugnando los actos de los canallas que con sus acciones bochornosas contaminan el medio  social dominicano.

Reflexiones finales
a.- Por encima de todos los vicios que corroen a la sociedad dominicana de hoy, debemos de confiar  que se han de formar  niños y niñas con buena conducta; para que en el futuro nuestro país cuente con jóvenes que abracen ideas nuevas, de decencia; muchachos y muchachas que se identifiquen  con las causas justas, chicos  que sean continuadores del ejemplo de los que aquí han dado sus vidas por  un mejor país.

b.- Si queremos que los dominicanos y dominicanas del futuro actúen con voluntad propia, orientada a lo recto, lo legitimo y justo, hay que  guiar a la niñez en el sentido de que la sociedad actual no es el modelo a seguir, porque está sucia, viciada y contaminada; que corresponde  a ellos  limpiarla, sanearla desde arriba  hasta abajo; que deben prepararse para hacer labor de purificación social, eliminando  lo nocivo, separando lo dañino, hasta alcanzar la creación de un nuevo orden social.

c.- En un   medio social como el dominicano de hoy, las abuelas y los abuelos que creemos que  no todo está perdido, y que algo se  puede salvar estimulando a las nietas y nietos para que  crean en la dignidad, el decoro, la honestidad y el actuar con vergüenza, ante la proliferación de la indecencia a todos los niveles, debemos destinar tiempo para enderezar la descarrilización que padecemos.

d.-  El abuelo o abuela cumple su objetivo de encaminar  a sus nietos y nietas para que  se levanten como personas de bien, actuando con firmeza y determinación, haciendo caso omiso “al  qué dirán”.  El mundo es de los decididos, no de los medrosos, miedosos y tímidos. No importan las tachas y críticas; hay que seguir adelante sin esperar elogios ni alabanzas.

e.- No podemos desconocer que en  nuestro medio hay personas que,  como dice el refrán, “no lavan ni prestan la batea”; “no dan ni dicen donde hay”. Son los mismos que critican a quienes, ante la podredumbre social actual, se preocupan por llevar sana orientación a  sus  nietas y nietos.

f.- A mis nietas y nietos les he dicho que  no me creo dechado de virtudes, modelo de abuelo, ejemplo de civismo, portador exclusivo de la verdad, ni el ciudadano ideal. Pura y simplemente, soy un ser humano preñado de defectos y escasas virtudes; que  en todo el curso de mi vida he tratado  de ser consecuente con mi  forma de pensar y actuar, sin buscar nunca   beneficios personales con el  accionar en la vida pública.

g.- A  mis nietas y nietos les digo que  su abuelo no es ni  cree ser inteligente, talentoso, genio,  ni sabihondo de nada; que sólo procura analizar  los fenómenos partiendo de la realidad concreta,  y aplicando  el sentido común, en base a la experiencia acumulada por los años vividos y  las coyunturas en las cuales   ha sido actor o testigo.

h.- Por último, aunque la teoría de los premorientes no es absoluta, creo en ella. Por tal  razón, vivo convencido, y es mi deseo,  que he de morir primero que mis hijos, nietas y nietos; y además, espero  partir del mundo de los vivos sin dejar nada material como patrimonio económico.  Lo que sí aspiro es que mis descendientes reciban  como herencia las reflexiones  objetivas, las vivencias comprobadas y   los conceptos ajustados a la verdad que les  he transmitido;  los juicios expuestos que se correspondan con la realidad y las intenciones sanas que les he  expuesto para que sean   para la sociedad seres humanos sustanciales, sostenedores de un ordenamiento social que satisfaga las más legítimas  aspiraciones de nuestro pueblo.


Santiago de los Caballeros,

18 de junio de 2015.