Procurar conquistar la felicidad
- En los últimos días el dolor ha acompañado al pueblo dominicano. A cada instante el pesar lo toca y hace sentir mal.
- La aflicción, la angustia, la tribulación y la tristeza no han dejado espacio a nuestra gente para la alegría.
- Los sucesos adversos se han hecho significativos. Las calamidades han llegado unas tras otras y más o menos entrelazadas.
- Lo mejor de nuestro pueblo no debe ver los acontecimientos negativos como asuntos de buena o mala suerte. Lo que ocurre casualmente nada tiene que ver con malas predicciones.
- En la mente de nuestra gente no debemos fijarles la idea de que aquí ocurren hechos desgraciados porque somos desdichados.
- Los males que afectan a la mayoría del pueblo son sistémicos, no celestiales. Su solución debe ser obra de quienes son víctimas de los mismos.
- A la gente de aquí hay que infundirle vigor, energía, empujarla para que avance y logre sus objetivos liberadores.
- Lo que manda la ocasión, después de tantos episodios fatales, es derrotar el abatimiento, la apatía, el desgano, la flojedad y el apagamiento.
- Luego de los muertos en el Jet Set, los fallecidos en Semana Santa y la ida del papa Francisco, el pueblo dominicano debe armarse de entusiasmo.
- La ocasión es para los nuestros apasionarse, entusiasmarse y no lucir desinteresados, fríos y apáticos.
- Lo que la actual situación le dice al pueblo dominicano es no pensar en frustración y desaciertos, sino en éxitos.
- De la cabeza del dominicano hay que sacar lo que signifique malogrado, estropeado, inútil, desesperanza, arruinado, abatido, hundido y amargado.
- Ante los episodios de tragedias, pesares, pena y luto, hay que superarlos para disfrutar una venturosa, afortunada y plena felicidad.
- Para nuestro pueblo todo no debe ser desgracia, infelicidad, luto, desventura y desdicha. Lo de perjudicarnos no debe acompañarnos.
- Los dominicanos, en todo el curso del mes de abril, lo que han sido es víctimas de desgracia, infortunios, descalabros y tragedias.
- Dominicanas y dominicanos, debemos levantarnos para quitarnos de encima todo lo que pueda perjudicarnos y abatirnos.