Constitución, régimen económico y pueblo
- Todo país civilizado está organizado bajo una Carta Magna, la ley fundamental del Estado, que determina su régimen social y estatal, sistema electoral, los principios de organización y actividad de los diversos órganos de poder, los derechos y obligaciones de los ciudadanos.
- Lo que enseña la vida política de los pueblos es que la existencia de los derechos y las libertades no depende de que figuren claramente en la Constitución, sino de que formen parte del accionar de los ciudadanos.
- Los derechos absolutos de las ciudadanas y los ciudadanos dominicanos están expuestos de manera nítida en la Constitución; solo falta su materialización.
- Una cosa es la vigencia de un derecho absoluto o no, en el instrumento constitucional, y otra, el dominio e influencia ejercido por el sistema social predominante.
- Al pueblo dominicano llano, al de a pie, al que come a veces, hay que explicarle que sus derechos a vivir dignamente figuran en la Constitución dominicana, pero carecen de vigencia por la forma como está regida la sociedad.
- Cada dominicano tiene derecho a los servicios de salud, pero esa facultad se convierte en letra muerta porque el sistema se traga la prerrogativa, y finalmente el titular queda desamparado, aunque la Constitución lo protege.
- Lo que la realidad le dice a los pueblos es que no basta con que luchen por conquistar derechos, sino que extiendan su batallar a cambiar el régimen económico, que es el que determina el funcionamiento bueno o malo de la sociedad.
- Derecho a la salud, a una educación de calidad, a una vivienda digna, al empleo, a la seguridad personal y de bienes; estos y otros derechos constitucionales son inherentes a cada ciudadano y ciudadana.
- Pero todo queda en lo que contiene por escrito la Carta Magna, nada materializado en la persona física llamada a ser la beneficiada con la disposición constitucional.
- La gente del pueblo merece conocer de la dicotomía que se produce en nuestro país entre la Constitución y la forma de organización social.
- Por muy hermosa redacción que tenga la actual Constitución dominicana, ella no llena las legítimas aspiraciones de la mayoría de la población dominicana.
- La Constitución dominicana hay que verla como una dualidad, lo que en ella se puede leer, pero no ejecutar.
- Analizando de manera objetiva la Constitución que hoy nos rige y su contradicción con la vida material y espiritual del pueblo dominicano, lo que se impone es, en cualquier escenario, bregar por cambiar el régimen económico presente para ponerlo acorde con las disposiciones constitucionales.
- Para nuestro pueblo es un logro que la Constitución funcione acorde con los principios sobre los cuales descansa la organización social y económica.
- De cualquier forma que se lea la Constitución que impera aquí, ella no deja ver “la anatomía”, el régimen económico y social que le sirve de sustentación, como tampoco el contenido con relación a la igualdad de posibilidades, que nada tiene que ver con la igualdad ante la ley.
- Las grandes mayorías nacionales deben poner en un primer plano luchar por un ambiente en el cual exista concordancia entre el régimen económico y la Constitución política, que uno y otra respondan de manera armónica al sentir popular.