El dominicano, un cuadro penoso que no siempre será igual
- Lo que se identifica como pueblo dominicano lleva encima todos los pesares, desde pobreza hasta inseguridad personal. Esto está a la vista, es evidente.
- Aparentemente, la mayoría de la población dominicana acepta resignada sus padecimientos físicos y morales.
- Las grandes mayorías nacionales lucen solas, como abandonadas a su suerte; sin ningún doliente. De ellas nadie se conduele.
- Los pobres, los que aquí padecen miseria, permanecen en estado de desamparo. No hace acto de presencia la voz solidaria que les llame a ponerse de pie contra la pobretería que cada vez les hunde más.
- Las personas que en el medio social dominicano carecen de lo necesario para vivir dignamente, desde hace muchos años no sienten a su lado a la mujer o al hombre que las motive a movilizarse, a tomar las calles, la plaza pública, demandando sus más sentidas reivindicaciones.
- Los menesterosos conciudadanos nuestros, esos que andan por ahí detrás de un pedazo de pan para mitigar su hambre, no sienten extendida la mano solidaria para arrancar y emprender la marcha hacia la conquista del poder.
- Los trabajadores dominicanos, del campo y la ciudad, con su salario deprimido, tragado por la inflación, no tienen codo a codo, al dirigente sindical que les acompañe en sus justos reclamos, como ayer lo hicieron Julio de Peña Valdez, Barbarin Mojica, Francisco Santos, y otros de igual raíz y tronco.
- La República Dominicana, está integrada por un grupito de vive bien, una caterva de mendigos que malviven de limosnear, implorando caridad de puerta en puerta, y una clase media, en su mayoría, medrando a costa de la politiquería.
- Necesitados y pedigüeños, ricos y ricachones; politiqueros, oportunistas e indiferentes, este es el penoso cuadro dominicano.
- Entonces, lo que nos queda es continuar como hasta ahora, o luchar para modificar el ordenamiento económico y social bajo el cual estamos viviendo.
- Los grupos económicos y políticos que se benefician de la situación actual de descalabro, no quieren ni les conviene que se produzca un cambio. Para ellos, lo ideal es que siga el statu quo.
- La mayoría de las dominicanas y los dominicanos no están en condiciones, hoy, de producir una modificación a la presente situación. Aunque las fuerzas motrices para alterar, pasar del atraso al progreso, están presentes en el escenario político nacional, unas se encuentran dispersas, y otras cautivadas, atrapadas, por los partidos del sistema y la politiquería.
- En la actividad política hay que ser realista. Una cosa es lo que queremos que sea, y otra lo que nos presenta la práctica, lo que a diario vemos y comprobamos. En el presente no es posible alcanzar lo deseado.
Ideas finales
- Que ahora en el país no estén dadas las condiciones para cambiar de mal para bien, esto no quiere decir, en modo alguno, que van a continuar. La coyuntura conveniente va a venir de manera inexorable.
- El deterioro, la degradación ética y moral de la sociedad dominicana de esta época, ha viciado a amplios grupos humanos, lo que ha impedido la integración de un colectivo que haga de fuerza motriz liberadora.
- El régimen económico actual necesariamente dará paso a otro con las condiciones esenciales de hacer posible satisfacer las necesidades materiales y culturales de toda la comunidad dominicana.