Por: Ramón Antonio Veras.
Introducción
El día jueves
30 de junio de 2016, fui invitado
por el Foro para la Reflexión, a
un panel sobre “Democracia y Proceso
Electoral”. En el curso de mi exposición dije, entre otras cosas, que
los partidos tradicionales del país
están en la imposibilidad de
realizar movilizaciones populares de contenido político y social. Mi opinión fue refutada por algunos de los
asistentes, bajo el argumento de que
con el planteamiento que había
hecho contribuía a la desmovilización.
Le contesté de inmediato, y mediante
este escrito hago una más amplia
motivación al criterio expuesto
I.- Los partidos políticos del sistema temen a las
movilizaciones
1.- Está
equivocado el que cree que un partido
político se forma para ocupar un lugar en el espacio y ser aplaudido;
que es un club social o una agrupación de personas en procura de hacer en
común labor de filantropía. Pero nada de eso;
el partido es una asociación que expresa los intereses de determinadas
clases o capas sociales, creado para encaminar sus pasos a la conquista del
poder y dirigir la sociedad. No se identifica como defensor de una clase,
sino de la comunidad entera, para hacer
creer que su existencia es para bien de pobres y ricos,
de los de arriba y de los de abajo. La verdad es que oculta su verdadera esencia de clase para
confundir a las masas populares.
2.- Los partidos constituidos para proteger un sistema que favorece a las
minorías, propugnan por conservar el
orden establecido, aunque no se definen como tales fines. A veces se disfrazan de paternalistas llegando a
estimular la repartición de migajas para acallar las protestas de las víctimas
de la explotación.
3.- En nuestro medio, las organizaciones del
sistema conocidas también como
tradicionales, poseen sus programas y
métodos de trabajo que responden a la
ideología de las clases sociales que lo
forman, y tienen como objetivo
alcanzar el poder del Estado, y el mecanismo para lograrlo son los procesos
electorales. En su afán por conseguir el favor de los votantes diseñan las más
variadas formas de captación de la
voluntad de los posibles sufragantes. En los marcos de las campañas nada
quita que los candidatos promuevan movilizaciones.
4.- En periodos electorales es de gran satisfacción
para los partidos tradicionales, que las masas respondan a sus llamados
movilizándose por calles y avenidas, o verlas concentradas en plazas públicas
escuchando los discursos de los candidatos. Pero ojo, hasta ahí.
5.- Una vez concluye el proceso electoral, los
dirigentes de las estructuras del sistema quieren que las masas populares
permanezcan tranquilas, sin ocuparse de nada relacionado con política, hasta que nuevamente vuelva otra campaña
electoral.
6.- Las organizaciones tradicionales sólo toman en
cuenta al pueblo cuando les conviene legitimar el sistema por medio de los
procesos electorales. Después de las
campañas, los grupos políticos conservadores no quieren movilizaciones
ni por asomo, se muestran intranquilos, en zozobra si ven al pueblo agitado.
7.- Las corporaciones del orden establecido, una
vez logran su objetivo de legalizar las instituciones del Estado por
medio del voto, en lo adelante lo que les conviene es la
inactividad, la pasividad, la apatía del pueblo hacia la política; que
desaparezca el dinamismo, la inquietud que había mostrado en el curso de los comicios, concluidos los cuales
esos organismos entran en una especie de
reposo, cambian de actitud; ya no quieren nada de ruido, de algarabías, ni
mucho menos movilizaciones de masas.
8.- Las entidades
del sistema se sienten temerosas, muy asustadizas cuando les hablan de
movilizar al pueblo; se tornan tembleques desde que escuchan que las masas
populares van a movilizarse, se sienten con el alma en un hilo si saben que se efectuarán acciones públicas.
9.- Mientras las masas se mantienen quietas todo marcha bien para el sistema.
Permanecer serenas, armadas de paciencia, entregadas a lo que Dios quiera, hace
sentir bien a los aprovechados del orden establecido.
10.- El ente
conservador no quiere que nada le
estorbe su funcionamiento; trata de que
no aparezca algo que llegue a entorpecer, obstaculizar la marcha normal
del orden establecido que necesita
tranquilidad, paz social para seguir su misión explotadora.
11.- El cuerpo social dominante está contra todo aquello que pueda
causar un cambio, una modificación del sistema. De ahí que es celoso, no acepta
que nadie venga a revolotear el medio
social, quiere que sea espantado lo que
cause revuelo.
12.- A los principales dirigentes de los organismos
del sistema se les ve dar diente con diente, cerrar los ojos, cuando presencian
una acción de masas, el pueblo en la calle reclamando, exigiendo reivindicaciones. No están preparados
para ser testigos de semejante vía de lucha social, porque fueron creados para
el mantenimiento del orden
establecido, no aceptan cambiarlo porque
la transformación va contra sus intereses, y el pueblo movilizado representa un
peligro para que persista el dominio de
sus adversarios.
II.- Las movilizaciones de masas
13.- En países con
estructuras económicas como el nuestro,
donde un puñado de hombres y
mujeres controlan el poder, el pueblo está representado por los trabajadores
del campo y la ciudad, las capas
medias, intelectuales de avanzada
y sectores de la burguesía no ligados a
los monopolios extranjeros. Los ideólogos del sistema saben que la fuerza del
pueblo reside en su movilización con la
que demuestra inconformidad, y no resignación ante la opresión.
14.- Los partidos de la minoría nacional están
interesados en que se mantenga el sistema que garantiza el statu quo, para que todo siga igual, sin modificación alguna que pueda favorecer
al pueblo. Sustituir, o de cualquier forma reemplazar el orden actual, lesiona a los que son menos en la sociedad
dominicana.
15.- El pueblo tranquilo, con signos de
entrega no significa nada, carece de influencia. Por el contrario,
se observa vigoroso, activo, altamente pujante, demuestra energía cuando está accionando
política y correctamente orientado; se revela con dominio y real poderío
movilizado, dando demostración de pleno vigor. Sólo así se
puede hablar de que el pueblo es poderoso, recio, con capacidad de demostrar su
entera energía.
16.- Cuantas veces las masas se mueven
políticamente bien dirigidas, logran sus objetivos; impulsarse, sacudirse,
removerse hacia lo que es de su provecho, guía a los que en cada país son los más, el pueblo, al triunfo, a innovar el
medio social.
17.- No es lo mismo estimular a las masas oprimidas
y burladas a que estén caravaneando en procesos electorales, que exaltarlas,
incitarlas para que vean materializadas sus más sentidas aspiraciones, logrando
así transmutar la correlación de fuerzas.
18.- Lo que sirve de motor, de causa movilizadora
al pueblo, son sus legítimos
intereses. Su acción es noble porque es por el bien de las mayorías; con su
movilización cambia el atraso por el avance y lo individual por lo colectivo.
19.- Es correcta la movilización para el pueblo
cuando se le explica la razón por la
cual debe accionar; si se le enseña el
método correcto que debe ser aplicado en la ocasión para que tenga éxito en su empresa. Las masas tienen que ser
dirigidas con conciencia, no tomarlas
como cosas, poniéndolas a dar vueltas detrás de un caudillo.
20.- Las masas despiertan, adquieren la conciencia necesaria y se hacen
dueñas de su destino desde el momento
que por convicción infunden energía y
combatividad, lo que les permite despertar en la política para tomar
caminos liberadores.
21.- Cuantas
veces las masas movilizadas toman las calles, tienen éxitos y avanzan hacia la
conquista de amplias y nuevas victorias. La realidad demuestra que el
avance, la acción del pueblo paraliza la prepotencia de los grupos de poder.
22.- Es una
verdad histórica comprobada que cuando las mayorías están movilizadas, realizando manifestaciones públicas,
sus enemigos tradicionales tienden a replegarse y luego,
miedosos, responden con reformas
destinadas a remendar el sistema en las áreas más deterioradas, procurando así
calmar a los oprimidos.
23.- Las expresiones populares conjuntas sirven para las
masas demostrar la unidad de acción y
propósitos, así como también ponen en evidencia sus potencialidades para librar batallas de más
amplio contenido social y político, algo que sólo puede estar dirigido por una
organización o un partido con una política que reconozca como necesaria y
correcta la lucha y movimiento de los hombres y mujeres del pueblo.
III.- Los partidos del sistema son contrarios al
pueblo movilizado
24.- Los partidos que tienen por finalidad que
prosiga el estado actual de opresión
contra el pueblo, son contrarios a las
movilizaciones porque les conviene preservar el estado actual y que sea aceptado sin resistencia alguna.
Además, las acciones de masas obligan a
las minorías a hacer concesiones a favor de las mayorías.
25.- Cualquier movimiento de los de abajo es visto
como una turbulencia por el grupo que está arriba disfrutando de los beneficios que genera el poder político, y se
siente amenazado con los movimientos
sociales.
26.- Es algo peligroso para el sistema que
predomina en el país, que aquellos que representan las grandes mayorías, rompiendo los lazos que
las atan a los partidos tradicionales,
se pongan en actividad política y social demostrando sus potencialidades. El desplazamiento de las
masas, con objetivo político y social,
motoriza los cambios que requiere
la sociedad dominicana.
27.- Los hombres y mujeres que deciden
movilizarse sin tomar en cuenta los
partidos del sistema, dan prueba de su
deseo de construir el futuro suyo y de todos los afectados por
el ordenamiento económico y social actual que genera desigualdad en perjuicio
de los que se llama pueblo dominicano.
28.- Es legitima la movilización del pueblo
dominicano para alcanzar un nuevo
amanecer desarrollando acciones sin ataduras politiqueras, soltándose de las ligazones que ha mantenido con los partidos que juegan
a la politiquería para conservar los irritantes privilegios que históricamente han lesionado a lo mejor del país.
29.- Solo el pueblo movilizado tiene capacidad y posibilidad para hacer efectivas sus reivindicaciones,
porque posee las condiciones necesarias
para, sin limitación alguna, llevar hasta las últimas consecuencias la lucha emprendida. Su accionar por causas
justas no tiene límites y da demostración de gran poder porque con su empuje hace añicos
el bloque de sus adversarios.
IV.- Los partidos del sistema están impedidos de
movilizar al pueblo
30.- Los partidos políticos tradicionales, aquellos
que aquí representan a las clases sociales en decadencia, y han controlado el poder político luego de la
desaparición física de Trujillo, no están en condiciones de motivar, o de cualquier forma estimular a
las masas populares a movilizarse reclamando derechos políticos y sociales,
porque de hacerlo así conspirarían contra sus intereses, que son los mismos a los
cuales hacen oposición los que movilizados impugnan.
31.- Es un contrasentido, una sin razón, que las organizaciones que hacen posible el mantenimiento del actual orden económico decidan
apoyar con movilizaciones demandas
que conducen a cambiar el sistema que, por apego a sus ventajas particulares, han mantenido invariable en perjuicio del pueblo.
32.- Es impropio de un partido de las clases dominantes respaldar acciones
públicas de masas que tienen por objetivo sacar del poder a los que lo
detentan para beneficio propio, y de grupos minoritarios que se oponen a
cualquier modificación de las arcaicas
estructuras que asfixian a la mayoría.
33.- Los partidos de la minoría nacional que se
aprovechan de las inactividad, quietud e inamovilidad de las masas populares,
de un momento a otro no van a provocar dinamismo en ellas, a sabiendas de que con semejante proceder se convierten
en sus propios sepultureros. Las clases
no se suicidan, jamás llegan a inmolarse
por capricho, ni abandonan el
escenario voluntariamente.
34.- Partidos políticos estructurados para hacer politiquería, están incapacitados
a motivar al pueblo a luchar por cambios
verdaderos; demuestran impotencia para
accionar a los fines de que los
afectados por el presente régimen tomen
las calles en busca de hacer realidad
sus demandas.
35.- Los intereses
a los cuales están vinculadas las
organizaciones políticas tradicionales, las
inhabilitan para vincularse con
el pueblo movilizado; es algo quimérico pensar
que un partido que tiene por base un programa político que santifica el orden establecido, pueda
guiar a las masas a movilizarse para
cambiar la realidad actual.
36.- A las
agrupaciones políticas preocupadas por la conservación del orden establecido, conviene el quietismo de las masas; procuran
verlas estacionarias, sosegadas, envueltas en el marasmo de la politiquería clientelar. La movilidad,
la aspiración de cambio por parte de los hombres y mujeres del
pueblo, aterra a los que disfrutan de las ventajas del sistema.
37.- La excitación de los golpeados por el presente
orden económico, hace morir de miedo,
pone a temblar, con los pelos de puntas a los dirigentes de los partidos
fabricados para engañar al pueblo mediante la politiquería de dádivas.
Los politiqueros pegan el grito al cielo, se llenan de espanto, quedan impávidos cuantas
veces observan en forma activa
movilizados a los oprimidos levantando sus banderas de liberación de toda
clase de opresión.
Reflexiones
a.- En la sociedad dominicana, por su naturaleza policlasista, proliferan partidos políticos que, aunque con nombres diferentes, representan
los intereses de las clases dominantes, de la minoría nacional. Aquellas organizaciones políticas dirigidas
por grupos curtidos en la marrullería, son incapaces de impulsar acciones de
masas en interés de la mayoría. Los movimientos democráticos solo pueden surgir de los sectores con visión de futuro,
dispuestos a romper con el pasado y construir un orden nuevo en provecho de lo
que en verdad se llama pueblo.
b.- La movilización
popular solamente puede ser comprendida, aceptada y llevada a la
práctica por partidos no comprometidos con el mantenimiento de caducas estructuras que representan la
opresión de las mayorías. La vida enseña
que en los movimientos voluntarios de masas está el germen de los grandes cambios sociales que van en consonancia con los deseos del pueblo en general.
c.- Movilizar al pueblo para que haga efectivas sus conquistas, nunca puede
estar en los planes de los partidos que representan a los que se nutren,
precisamente, del sudor de los oprimidos, como tampoco pueden
coordinar movimientos que tengan por finalidad cambiar la situación de
penurias de las masas desposeídas, de los
marginados de la sociedad. Partidos diseñados para estar en el juego de
la politiquería, jamás van activar al
pueblo para que movilizado modifique el
orden actual que sirve de base de sustentación y operaciones a la politiquería
y el engaño.
Santiago de los Caballeros,
18 de julio de 2016.