martes, 5 de julio de 2016

La sociedad dominicana ¿sirve o no sirve?

Por: Ramón Antonio Veras.
Introducción
1.- Recientemente comparecí en condición de invitado a un programa de televisión que se origina  en  la ciudad capital; en el curso de la entrevista, una de las preguntas que me formuló el entrevistador fue  de por qué en  distintos escritos he hecho críticas severas a la sociedad  dominicana.

2.- La respuesta que le di fue  que  no cabe duda  de que en nuestro país hay hombres y mujeres que son ejemplos de bondad, honestidad,  sensibilidad y cuantas virtudes pueden adornar al ser humano; los buenos sentimientos les acompañan en cada una de sus actuaciones.  Pero también le precisé que   tengo la creencia de que   como sociedad  la dominicana no sirve,   está averiada, deteriorada desde arriba hasta abajo, y como personas civilizadas no debemos continuar  viviendo  en la forma que lo estamos haciendo. Para  formarme  el citado criterio parto de lo siguiente.

I.-  La sociedad dominicana en su conjunto
3.- Para valorar una sociedad en su conjunto,  y no por unas de sus partes, debemos orientarnos por su  aspecto progresivo  que es lo que brinda  y marca  el desarrollo y bienestar general de los que la habitan. No es la felicidad de un puñado de personas,  la gran cantidad de  hermosos edificios y los muchos  lujosos  vehículos de motor,  los  que hablan del progreso de una sociedad,  sino  la sanidad de sus habitantes,   esperanza de vida,   el alto porcentaje  que sabe leer y escribir, buena  instrucción  educativa, media y superior,  y tener a su alcance  centros educativos y   maestros calificados para impartir  enseñanza de calidad.

4.- A los fines de saber  si la sociedad dominicana sirve o no, procede examinar objetivamente lo  que estamos viviendo,   chequear el   modelo económico  vigente, observar el desempeño de las instituciones y órganos del Estado; con sentido crítico y libre de prejuicios  pasarle  revista a los servicios públicos de educación, salud, transporte y seguridad ciudadana; la forma de  comportamiento  de   ciudadanos y ciudadanas, en fin  mirar de arriba abajo el medio social  dominicano.

5.- En el mundo terrenal no podemos pensar que vamos a estar en el ambiente social idílico,  paradisiaco, pero tampoco en uno   prosaico, pedestre.  La vida,  dentro de lo posible hay que hacerla llevadera,  no intranquila y mortificante. Nadie está preparado para el aburrimiento, algo  debe  servirle de entretenimiento.

6.- Una sociedad con una estructura económica, social y política añeja, agotada,  no está en condiciones de motivar alegría a los  que en ella viven, porque en lugar de gozo causa desagrado, más que gusto,  trae disgusto, y el  lugar del placer lo ocupa el fastidio.

7.- Para el  individuo vivir no todo es  trabajo, alimento, vestir y diversión; requiere además disfrutar,  respirar en un ambiente sano, una atmósfera saludable, que  el entorno esté cuidado y bien   aseado. Un  escenario contaminado enferma a los que lo ocupan.

8.- La aspiración de todo ser humano es vivir en un medio social en el cual satisfaga dignamente las necesidades más apremiantes en el orden material y espiritual;  tener una existencia tranquila, moverse en un espacio con deleitación y bienestar para él y los suyos.

9.- Allí donde las personas deciden vivir quieren  tener  asegurada su subsistencia; seguridad en su movilidad y confianza en las autoridades;   que el servicio judicial sea creíble,  sus bienes estén salvaguardados, y la vida suya  y de su familia  debidamente protegida.

10.- Una sociedad donde no  funcionan las instituciones del Estado, impera el desorden; el desconcierto se apodera de la comunidad; viene el desbarajuste y la armonía se hace imposible. El desbarajuste dice presente ante la  infuncionalidad institucional. Sin orden institucional manda el dinero,  la politiquería dirige y cada quien  se cree con derecho a actuar manga por hombros.

11.- Todo sistema social basado en lo justo debe garantizarle a los miembros de la comunidad servicios públicos de calidad para  que pueda existir una  igualdad de condiciones y de oportunidades. Asegurarle al ser humano educación y salud de calidad es cumplir con disposiciones constitucionales,   y por ahí comienzan  a hacerse efectivas las garantías económicas y sociales de los ciudadanos y ciudadanas.

12.- Adecentar la vida pública en un medio social determinado entraña  mandar señales desde el poder político de que se impone que cada miembro de la  sociedad ha de   actuar acorde con las normas  de honestidad, probidad, integridad y absoluto decoro. De  lo contrario se estimula la indignidad, la deshonestidad y la completa indecencia.

3.- Sirve para bien  una sociedad que envía mensajes de correcto comportamiento,  y  enseña  a la niñez  y  a la juventud  que  el ser humano vale por su buena conducta privada y pública,   y que la ética,  la moral, la rectitud y el correcto proceder definen  a las personas.

14.- Da demostración de que  acepta al impúdico, corrupto y vil, como ejemplo a seguir,  un medio social que no sanciona al indecoroso, desvergonzado, obsceno, degradante y repugnante. La indiferencia, la tolerancia a las porquerías sociales hace incurable, insanable a  una sociedad.

15.- Desde el momento que  la educación pública de un país no orienta a las niñas y a los niños  de que está mal hecho lo ilícito, injusto e ilegal,  se le está diciendo que la moral de la sociedad es tan amplia como elástica, y que ella no impone normas de buena conducta, que se puede ser íntegro y sobornable,  virtuoso y corruptible,  que da lo mismo hacer dinero honradamente, que por medio  de la corrupción. 

16.- La violencia, criminalidad y otras lacras sociales nacen,  crecen y se desarrollan en ambientes en los cuales el ordenamiento económico y social le  es propicio, ayuda a que se originen  y se mantengan  porque el medio le es favorable.

17.- Resulta insostenible un sistema en el que una gran  parte de los miembros de la sociedad,  por necesidad  tengan  que pordiosear,  andar  de calle en calle  revisando zafacones en busca de desperdicios de alimentos, y  de puerta en puerta implorando caridad.

18.- Desde el momento  que se comprueba que hombres y mujeres tienen que limosnear para vivir, ese ordenamiento económico social puede  ser un  paraíso para una minoría,  pero el infierno para el pueblo.

II.- La sociedad que tenemos
19.-  En el ser humano una cosa es su deseo, lo que quiere, y otra muy distinta, la que  le pinta la realidad. Así, por ejemplo, yo quisiera decir que vivo en una sociedad agradable, acogedora, sumamente humana. Pero mi anhelo choca con la materialidad, porque vivo en un medio social inútil, cruel, desagradable, donde impera la desigualdad de oportunidades.

20.- La forma como está organizada la sociedad dominicana, la hace incapaz de garantizar  una existencia digna; resulta  inservible para generar felicidad;  inútil para crear solidaridad; imposible de motivar  el decoro, la honradez y las virtudes cívicas y ciudadanas. Ella es una calamidad porque es incompetente  para satisfacer las necesidades materiales y espirituales más apremiantes  de nuestro pueblo, Es  inoperante porque no valida al ser humano por sus méritos, sino por su patrimonio económico.

21.- Lo que tenemos como sociedad está contaminada por los vicios nocivos que genera el orden establecido; su  ineficacia  la  hace   un medio de enredos, enigma y misterios, en la  que no hay certidumbre de nada. La intriga, el cabildeo y el maniobreo   es  algo cultural.

22.- El ambiente dominicano  daña el correcto proceder,  deja sin efecto la buena conducta, estropea el deseo de ser buen ejemplo,  desactiva el impulso al trabajo, premia  la haraganería y condena a quien aspira a una vida civilizada.

23.- La infuncionalidad  de las instituciones guía a la sociedad dominicana al  descalabro,  invalida el sentido de justicia, nulifica la creencia en la legalidad y hace  ineficaz el estado de derecho. La quiebra  institucional   impulsa   la venganza privada a nivel popular.

24.- Una sociedad que,  como la dominicana,  no estimula lo humano y compasivo, contribuye  a que se afiance  crueldad, insensibilidad y lo despiadado. La ingratitud ha eliminado la gratitud como virtud humana.

25.- Aquí la maldad se  acepta con indiferencia, hasta el punto de que  difamar y deshonrar se ve como algo normal, como si se confundiera el elogio con la descalificación, y la  canallada con la nobleza, la perversión con dignidad.

26.- La sociedad dominicana,  desde cualquier ángulo que se analice,  se evidencia infecunda,  es inoperante; de ella no hay nada que esperar  si continua como hasta ahora; está inservible, y de insistir en mantenerla igual,  el resultado será vano.

27.- El pueblo dominicano se está moviendo en un medio social en el cual de  un momento a otro ocurre el ataque repentino, la ilegalidad imprevista,  la burla súbita  al  derecho a la vida y a los bienes. La sociedad dominicana de hoy luce huérfana de escrúpulos;  cada quien impone su  forma de  vida y costumbres; no vale probidad, comedimiento ni pudor.

28.- Nos encontramos en una sociedad desprovista de  personas modestas,  que practiquen la sencillez. La mercancía dinero ha hecho sobresalir la vanidad, el  engreimiento y la arrogancia descarada. La pedantería es exhibida como un trofeo por el presumido más descarado.

29.- Lo que padecemos hoy es un ordenamiento económico y social en  el cual poco importa que una gran parte de la población pase  hambre, mientras  una minoría  saciada  llena de alimentos  los zafacones.

30.- En nuestro medio no hay distinción entre el  hampón y el honrado, el corrupto y el honesto, el haragán y el laborioso, el farsante y el sincero. La moral de esta sociedad tiene tanta y tanta elasticidad que no exige buena conducta; se puede actuar como persona de rígido buen proceder, y ser un vagabundo de  pomposo actuar.

31.- Allí donde el individualismo  es  tolerado, impulsa a que cada quien se eduque formado para actuar según su propia conveniencia, sin tomar en cuenta a los demás;  y la sociedad termina aceptando al egoísta como  ente normal a quien  no hay que reeducar en el amor, la comprensión y la solidaridad.

32.- Una sociedad en la cual la generalidad de los miembros  que la componen acepta como normal  la trampa, termina desorientada; y  regida por las engañifas y otras tantas formas de marrullerías  que van desde numerologos hasta los que viven de la superchería.

33.- Se le abre un  amplio espacio a la inmoralidad,  cuando  no se aconseja, orienta y guía a la sociedad en línea aleccionadora y reconfortante para que sus miembros actúen apegados a las normas éticas y morales

34.- El mediocre  sólo sobresale en una sociedad en la cual las personas de escasas cualidades ocupan  lugares  de preeminencia reservados a los que se destacan como extraordinarios, sobresalientes.

35.- Una sociedad se torna inviable cuando sus integrantes consideran que no pueden realizarse como  seres humanos  porque no es  factible una existencia digna;  lo que se le presenta es una disyuntiva: seguir bajo lo imposible, o luchar por lo deseado.

Reflexiones finales
a.-  En forma intencional no he hecho referencia a los partidos políticos  del país identificados con el sistema, porque  la degradación de los mismos es bien conocida. De igual manera, la democracia que padecemos no la someto a crítica porque sabemos que   proclama los derechos del pueblo,   en la misma medida que  le  cercena   su ejercicio.

b.-  Espero que cada padre, madre, abuelo o abuela, que tenga la posibilidad de  leer  el contenido de este trabajo  medite  un poco  en el sentido de si  se siente a gusto  que sus hijas, hijos, nietas y nietos  se formen  y desarrollen en la sociedad dominicana de hoy, en la misma que a diario mueren  13 bebés de menos de 28 días de nacidos por causas prevenibles, además de que nuestro país figura entre los más corruptos de América Latina y  el Caribe. 

c.- La sociedad dominicana de hoy es la misma  donde no hay seguridad personal ni de bienes; la vida tiene un precio en las  tarifas de los   sicarios; el narcotráfico influye en la economía y la política; los asaltos y atracos forman parte de la cotidianidad; es  común  el secuestro de adultos y ancianos; los instrumentos legales  favorecen a los delincuentes de  cuello blanco y sucio; el fenómeno de la corrupción es más poderoso que todas  las instituciones; enfermedades previsibles afectan a miles y matan a decenas;  la degradación moral permea a toda la sociedad, en fin, este es el medio social en el  cual de 100 maestros que se someten  a una prueba, el  71 % resulta reprobado.

d.- A  los amantes de la cultura y el buen gusto les recuerdo que cuando una sociedad  está podrida, por cualquiera de sus órganos  que se toca bota  pus,  y no sorprende a nadie que  recientemente  el maestro Rafael Solano, el autor de la canción   “Por amor”,  dijo: “La música criolla va camino a la prostitución”. 

e.-  El fino artista Rafael Solano,  al momento de hacer su declaración  demostró  tener su reloj en hora con relación a la sociedad donde vivimos, porque  al  poco rato  de emitir  su opinión,   la prensa nacional  publicó la noticia de que  “el  cantante  urbano  Jesús Jiménez “El Químico Ultramega”, promueve en las redes sociales  el consumo de la marihuana  y la vulgaridad”. 

f.- Finalmente,  como si le  faltara  algo a la radiografía de la sociedad dominicana actual,   a los lectores y a las  lectoras de este escrito,  les dejo esta perla: “De enero a abril de este año se han registrado en el país  2,315 casos de abuso sexual  y violencia infantil y sólo  diez  condenas”. 

Santiago de  los Caballeros,
04 de Julio de 2016.