Por: Ramón Antonio Veras.
Expresiones iguales
entre adversarios ideológicos
1.- Aunque la sociedad dominicana está compuesta
por diferentes clases sociales, en raras ocasiones se observa distinción en el lenguaje empleado por los
intervinientes en los debates políticos, hasta el punto de que cuando se escucha una discusión entre
personas que se suponen sostienen criterios ideológicos diferentes, la
desemejanza en sus expresiones resulta muy difícil de distinguir.
2.- En la mente de nuestro pueblo se forma tremendo embrollo si no se le explica con palabras claras el origen de los males sociales presentes en la sociedad dominicana que tienen un componente netamente sistémico.
3.- La confusión se advierte en nuestro medio
político desde el momento que un individuo de ideas progresistas polemiza con un conservador, y emplea los
conceptos democracia y derechos
humanos, sin explicar el contenido clasista e ideológico que
encierran ambas expresiones.
4.- Lo mismo
ocurre en el curso del desarrollo de exposiciones hechas por grupos de avanzada
en las que hablan de corrupción, miseria, explotación, desempleo, prostitución
y desigualdad, sin explicar que son lacras propias del sistema social que
predomina en el país, y para eliminarlas
se requieren no sólo cambios
de contenido político, sino también sociales.
5.- Si nos
llevamos de los discursos de los politiqueros, es posible que nos formemos la
falsa idea de que vivimos en un paraíso social; que en el ambiente
dominicano no hay separación entre opresores y
oprimidos, el que vive en
abundancia y el que carece de todo, el que come lo que le plazca, y el hambriento. En nuestro medio, los negociantes de la política con sus
peroratas pretenden llevar al pueblo a que crea que aquí ocupa el mismo
lugar en la pirámide social, desproporción e igualdad, disparidad y
semejanza, opulencia y miseria,
felicidad y calamidad.
6.- Lo que observamos en el panorama nacional es
que, al parecer, conservadores y progresistas se han puesto de acuerdo para utilizar el mismo
discurso a los fines de que el medio social dominicano sea aceptado por
todas y todos como algo idílico, la sociedad encantadora, la ideal para vivir los de arriba y los de abajo, los saqueadores y
los saqueados, y que nos estamos
moviendo en un paraíso terrenal, y no en un infierno prosaico.
7.- Si no fuera por la notoria desigualdad que
genera el actual ordenamiento económico social, cualquier ingenuo podría pensar
que estamos en el país de los satisfechos, que
existe un acuerdo de clases sociales para que no se exprese
confrontación a nivel social, que todo
está organizado para que se mantenga la paz entre desiguales y no ocurra lucha social alguna.
8.- En la política dominicana, en lugar de conflictos sociales lo que sale a
relucir a cada instante es el
lenguaje del coqueteo, del maridaje, una común seducción de clases
sociales para encantarse, llenarse de
gracia y que todo siga igual para los que lo tienen todo y los que nada tienen; la minoría rapaz e insaciable, y la gran mayoría
depauperada.
9.- La lucha en favor de los que en cada país son
los más tiene su lenguaje, que difiere del
que utilizan los ideólogos de
los que se preocupan para que todo se mantenga
sin modificación alguna, es decir
que siga el orden establecido
santificado con la opresión social.
II.- Los
dimes y diretes no generan lucha social
10.- A lo largo de la historia política
dominicana, ha formado parte de la lucha politiquera la infeliz tradición de prácticas transmitidas
de generación en generación expresadas en el relajo, las mutuas acusaciones
personales, los dimes y diretes, el lanzamiento de reprimendas chismosas, las
andanadas groseras y los términos
disonantes; el tratamiento a patadas y todo aquello que crea malquerencia a
nivel personal.
11.- La política grotesca contribuye a mantener el
estatus quo, contraponiéndola a las expresiones que encierran cuestionamientos
al orden económico y social que padecemos, y son utilizadas por quienes están
en la politiquería por ventajas personales y puro negocio.
12.- En la
política con contenido social, su máxima amplitud y profunda intensidad
tienen que estar orientadas a combatir
todo aquello que representa traba para salvar al pueblo dominicana de la
situación de descalabro material y espiritual que hoy se encuentra. Sólo el
accionar político social nos puede sacar del actual atolladero.
13.- La política en procura de generar lucha social
debe hacerse exponiéndole al pueblo la
necesidad de realizar transformaciones de fondo en la sociedad; de cambios que
modifiquen profundamente el régimen económico, social y político; la conveniencia de pasar de la sociedad atrasada
que lamentamos padecer, a otra
diferente que motive satisfacción, alegría, y no pesar e incertidumbre.
14.- Hay seriedad en la política y se procura un
cambio real, si se lleva al seno de la opinión pública sensata y sensible, un
recado, el anuncio de que la mayoría de nuestro pueblo vive maltratada, con
mala vida en lo social y económico, porque el modelo impuesto solo beneficia a
la minoría, mientras golpea, ultraja,
daña, humilla y oprime a las grandes mayorías.
15.- Nuestro pueblo merece que se le hable en
lenguaje de contenido social, no como ocurre en la actualidad que se le
envuelve la mentira con un manto de verdad, se le cubre la realidad
empaquetándola con la apariencia, en fin,
se le simula que va a ser elevado,
cuando lo que se persigue es degradarlo, envilecerlo.
16.- A los hombres y mujeres del pueblo dominicano no se les puede continuar sembrando la ilusión de que bajo este sistema
van a lograr liberarse de la miseria, el
oscurantismo, el hambre y la opresión social en general, cuando es una quimera, un sueño y fantasía dosificada, hacerle creer que este
orden económico puede dulcificarse o humanizarse, cambiando de opresor a
magnánimo de angustioso a aliviado y de imperioso a condescendiente.
17.- A diferencia de los politiqueros que han hecho creer a las masas populares
dominicanas que están viviendo bajo un
orden social angelical, candoroso y ampliamente bendecido, los que en el futuro decidan hacer
política seria, con sentido
humano, deben llevar
conciencia social al pueblo; y
enfrentar a los mistificadores,
farsantes y embaucadores que han procurado
mantener anestesiadas a las víctimas de las desigualdades que genera el sistema que padecemos.
Reflexiones finales
a.- Cada clase social tiene motivación política y
social, y cuantas veces recibe un mensaje que encierra sus intereses se pone en
tensión, reacciona dependiendo de las circunstancias y procede en
consecuencia. La misión del dirigente
político es llevar a la
conciencia de aquel que procura atraer
lo que es de su agrado y conveniencia.
b.- La propuesta de contenido social hecha por un
ente progresista debe estar en cada enfrentamiento político; a los adversarios de clase no se les puede
andar con evasivas, se les responde con
la expresión ideológica adecuada a la
ocasión. Hay que propiciar la defensa
con la fuerza que da la
razón de
respaldar una causa justa.
c.- En el curso de conversaciones entre políticos tradicionales
es común escuchar, cuando se refieren a la democracia dominicana, tratarla como si fuera la misma
para todos los dominicanos y las dominicanas, escondiendo con juegos de
palabras su naturaleza de clase; la mencionan como si la democracia fuera
un concepto general, que no
envuelve intereses de clase
social especifica.
d.- Lo mismo ocurre cuando los defensores del
sistema se refieren a la Constitución, y
hablan de los derechos de los ciudadanos
y del pueblo en sentido general, en
abstracto, sin hacer mención de las
clases sociales favorecidas por ese
instrumento constitucional; el
encubrimiento, la abstracción, persiguen que las palabras igualdad ante la
ley y derechos sean aceptadas como que
son las mismas para
oprimidos y opresores.
e.- En la lucha política resulta de mucha
importancia que las masas populares tengan la oportunidad de conocer la esencia
de lo que les plantean los políticos que
buscan engatusarlas, porque al desconocer términos tales como representatividad, igualdad, justicia social,
orden establecido, etc., la generalidad de las veces resultan engañadas por los vivos
politiqueros.
f.- Lo que en verdad se llama pueblo debe estar preparado para reprobar aquellos discursos huecos
desprovistos de contenido social,
que sólo sirven para
crear confusión. Tomando
conciencia los de abajo contribuyen a
liberarse de las trampas superficiales que les ponen en los oídos sus enemigos
políticos disfrazados de aliados.
g.- Aquellos que hacen política de falsedades contra la mayoría de la población, nunca ponen como
asunto a discutir a nivel político
cuestiones que se relacionan con la lucha social ni con el sistema, sino que siempre caen en vaguedades.
Santiago
de los Caballeros,
11 de julio de 2016.