Por: Ramón Antonio Veras.
1.- Desde el día 2 de junio de 2010, fatídica fecha
de la tentativa de asesinato contra mi hijo Jordi Veras, estaba consciente de
las vicisitudes que tendría que
pasar, y así ha ocurrido. Son muchas las peripecias, los bandazos que he tenido que dar para que los
culpables de la acción criminal paguen con una sanción penal el daño causado a
mi hijo, a nuestra familia y a toda la sociedad.
2.-Con motivo del citado hecho, las alteraciones anímicas en mi
han sido constantes, porque el
trajinar en la investigación y el
proceso judicial, ha sido traumático; he estado en permanente ajetreo, en un ir de acá para allá, pero
siempre con el mismo espíritu de que en algún momento el caso ha de
concluir en los tribunales.
3.- Desde el inicio del juicio en primera
instancia, hasta que se dictó la sentencia definitiva en ese grado, todo fue un martirio, un verdadero
calvario, porque soportamos decenas de
reenvíos, en el curso de los cuales los
tormentos matizaron cada audiencia.
4.- Ante la Cámara Penal de la Corte de Apelación,
los imputados, y algunos de sus
defensores técnicos, se emplearon a fondo para que el caso no avanzara,
provocando aplazamientos temerarios, burlando las garantías procesales e hiriendo
con gestos y palabras a la víctima y a sus abogados.
5.- Pero todos los plazos llegan a su vencimiento; no prospera eternamente
la perversidad, perversión y
bajeza. En un momento dado la vileza se cansa y, entonces, hace acto de presencia el sentido de lo
justo.
6.- La Cámara Penal de la Corte de Apelación de
Santiago, el 29 de junio próximo pasado, dictó sentencia confirmando en todas
sus partes las condenaciones penales impuestas por el tribunal de primera instancia
a Adriano Román y a los demás criminales que quisieron asesinar a Jordi.
7.- La sociedad se siente bien cuando los antisociales resultan sancionados; los
malvados merecen ser penalizados por sus
fechorías, porque sólo así pagan, en parte, las lesiones que causan a las
personas de bien. Adriano Román, y los demás malévolos que le acompañaron en la acción criminal contra mi hijo, debe
cumplir la merecida condenación de primera instancia, ahora confirmada en grado de apelación.
8.- En mi
condición de padre de Jordi, debo darle seguimiento al caso que lo ha afectado
a él y a toda nuestra familia; en mi no hay espacio para descansar; la perseverancia seguirá siendo mi norte, la
tenacidad mi aliada, y la firme voluntad
de que triunfe la justicia, mi empeño.
9.- Con la misma persistencia que he actuado hasta ahora, continuaré dándole seguimiento al caso;
proseguiré sin interrupción alguna reclamando justicia para que ésta se imponga
ante la ignominia. La
tenacidad la mantendré como aliada inseparable, porque con ella tengo un pacto de no cansancio.
Santiago de los Caballeros,
02 de junio de 2016.