lunes, 25 de julio de 2016

Ante la indiferencia, se impone la lucha


Por: Ramón Antonio Veras.
Introducción

1.- De la misma forma que los arboles  necesitan un  terreno adecuado para desarrollarse, la especie humana requiere de  un medio social en el cual  ha de formar su conducta,  y la  forma   de expresarla conforme las  normas establecidas. Cada período  de la historia de la humanidad ha tenido su moral,  de acuerdo con el régimen económico predominante que guía  las actuaciones de los miembros de  cada  comunidad.

2.- El carácter, la manera  o forma de ser  define la personalidad del individuo;  sus  características y particularidades identifican  la fibra de que está constituido,   y lo marcará   en sus actos, en sus relaciones con los demás. Su  bien o mal accionar  lo  individualizará.

3.- Para comprender como actúa hoy la generalidad de los dominicanos y dominicanas,  necesariamente debemos  tomar en consideración el ambiente donde nos desarrollamos, la educación familiar y escolar,  y cuáles son los principios éticos y morales  de la sociedad actual.

I.-  Actitud de  desgano hacia la lucha política y social

4.- El trato diario con muchos de nuestros coterráneos  nos está diciendo  que estamos en presencia  de personas que no tienen solidez, de débil formación  personal, dotadas de  personalidad inconstante;  de pobre firmeza,   inclinadas a la flexibilidad,  y cambiadizas en sus decisiones.

5.- Abunda en nuestro medio  el desvergonzado, dado  a ser movedizo  cuando sus actuaciones requieren constancia. De ahí que  ya la  confianza  no se deposita  con facilidad porque  pululan los de proceder  ambivalente 

6.- Nos encontremos  con sujetos veleidosos  que revelan  ligereza  en sus actos; tienden a portarse erráticos, lo que motiva a ser considerados puras veletas. Semejante proceder es muy propio de los caprichosos  e inmotivados  porque llegan a manejarse arbitrariamente, como si estuvieran fuera de sí.

7.- La inconstancia  está  fija  en amplios sectores  de nuestra sociedad; ha desaparecido el perseverante en sus convicciones; ya no se ve  la tenacidad  que caracterizó a los jóvenes de ayer, imponiéndose  ahora los que demuestran falta de empeño  en los fines perseguidos.  La facilidad es bien aceptada para lograr todo con el menor esfuerzo.

8.- En el medio nuestro lo dificultoso  se ve  como imposible de solucionarse;  se ha convertido en ideal, propicio, para alcanzarlo todo cómodamente;  lo que se trata es  de hacer la vida  llevadera, manejable;   aceptar las situaciones  como juegos de niños, cogerlo suave, con ligereza y total placidez.

9.- A cada instante  estamos  tratando  a    hombres  y mujeres   adecuadas  para no luchar,  como si estuvieran hechos para ser blandos, a no enfrentar las adversidades;  listos para pulimentar   los conflictos sociales, desbaratar  cualquier reclamo justo de los oprimidos. En sí, afinan con los buenos y con los malos.

10.- En el medio dominicano  cada vez se hace más notoria  la presencia  de grupos diseñados para  hacer   de bomberos sociales, tranquilizadores de  los que  demandan reivindicaciones,  aplacadores de revueltas justificadas. Ellos son  los que están siempre dispuestos para  serenar  a los que motivados a luchar  y vencer.

11.- La situación se torna sumamente adecuada para el pasivo, cansado, perezoso y estimulador de la inactividad. La persona resuelta, siempre decidida,  no es bien aceptada por aquellos que son contrarios a enfrentar  la triste realidad que padece la gran mayoría de nuestro pueblo.

12.- Aquel que hace el papel de observante del drama nacional, el simple mirón es bienvenido; el que acata y respeta las reglas del orden establecido, nunca va a encontrarse  en dificultad; por el contrario,  es un  ente ejemplo de docilidad y buen ciudadano.

13.- El individuo de temperamento dúctil, el flojo de carácter,  es aceptado como amable, cordial y dulce; es visto como almohadillado, adaptado  a las circunstancias; su dulzura lo hace pasar como un deseado blandengue del medio en que vive, llegando a convertirse en poca cosa, típico miedica.

14. El que es fofo, moldeable, el papandujo  está listo para ser llevado  hasta lo más alto como agasajado, finamente piropeado  y cargado de zalamerías por aquellos que se benefician de las taras sociales. La adulación  alimenta y  sirve de bonita diversión  a los complacientes  y amantes de las lisonjas. 

15.- El doblamiento de la conducta está dando buenos resultados a los que aquí demuestran flexura  para hacerse simpáticos ante  los dueños y señores del poder económico y  político. La  condición  de ser  pliegue identifica a los que aquí  se han entregado  a lo que quiere el otro,  el que ejerce dominio sobre los que sin luchar se dan por vencidos.

II.-  La dañina  aceptación  del ordenamiento actual
16.- Sin mucho esfuerzo comprobamos que el espíritu de lucha social se ha perdido en  algunas capas sociales  que han resignado, sucumbido;  están rendidas ante la dura realidad nacional que exige resistencia frente a la opresión material y espiritual. El abatimiento ha hecho posible el dominio de las minorías sobre las grandes mayorías.

17.- La realidad está  indicando  que el acomodamiento, la inclinación reverente al poder, y  la blandura permanente  ha contaminado, está influyendo en personas dispuestas a morder el polvo,  doblar la cerviz y no revelarse;  se sienten mejor arrastrándose que desobedeciendo; la complacencia los  ha cautivado, demostrando falta de voluntad propia.

18.- En esta sociedad abundan boquimuelles,  los de postura  suave como un  guante de seda. La maleabilidad y la sumisión van de la mano, y  conducen a que se le dé aquiescencia a las decisiones de los que inciden en la voluntad de las personas de manso proceder

19.- En nuestro país  son muchos los que  en nombre de llevar la vida fácil  idealizan mantenerse recibiendo beneficios sociales, haciendo el papel  del mosquita muerta;  mansurrones, bonachones y tristes figuras amparadas por el oficialismo;  les hace falta honor para avergonzarse por  ser parásitos  sostenidos, abastecidos,    y alimentados profesionales del Estado.

20.- Es común ver a los convertidos en  hombres castrados  mentalmente,  aquellos que se  han acomodado al orden establecido, y están prestos a aceptar  lo peor,  dejar pasar, aguantar sin límites,  tener aguante para las humillaciones, decir  amén  a las burlas que se les hagan y permitir que el país se hunda y  no decir ni pío.

21.- En estos momentos, no es sorpresa  la gran  cantidad de mujeres y hombres que están condicionados en su voluntad, supeditados a lo que quiera cualquiera que tenga poder político;  se comportan postrados,  subalternos, algo así como  accesorios de aquellos  a  quienes   consideran  sus superiores,   demostrando  así su  inferioridad.

22.- La reducción a nada de una  persona la observamos en el medio social dominicano, en los  sirvientes políticos que hacen de descarados y faltos de hidalguía, porque  actúan    como vivo ejemplo de majaderos y vulgares mentecatos. A los sumisos se les achica la mente cuando están sirviéndoles a su protector;  el entendimiento se les  nulifica y se mueven como verdaderos adocenados, prosaicos y ramplones.

23.-  Lamentablemente hoy, en el mundo político dominicano,  están proliferando  los que, acomodados a la degradación de la sociedad, poco les importa ser ultrajados, ofendidos o de cualquier forma denostadas; porque han  perdido la vergüenza, la vejación no les  molesta, y  les da lo mismo ser vilipendiados  que enaltecidos, ofendidos que elogiados.

24.- El miedo ha hecho posible que algunos dominicanos que ayer demostraron firmeza, hoy,  al aceptar la docilidad, se han visto tan empequeñecidos que viven intimidados por su propia sombra; amedrentados, doblegados por temor a pensar en envalentonarse. Los  aborregados permanecen suave, sedosos, muy aterciopelados.

25.- En algunos de nuestros compatriotas,  luce diluida la disposición a luchar por una sociedad diferente a la  que padecemos en el orden social,  económico y de decencia; esto  se evidencia por la indiferencia, la  desatención a ocuparse  de eliminar fenómenos dañinos presentes en el ambiente nacional. El relajamiento, el  desentenderse de lo que  nos afecta a todos y a todas, demuestra que se ha desvanecido el ardor que dominaba ayer, se ha anulado  la aspiración a disfrutar de un mejor  país.

26.- Se nota la falta de interés por llevar la lucha política al terreno social;  el no entusiasmo para que las masas populares se movilicen reclamando, exigiendo reivindicaciones;  la disposición a integrarse a la política sin  procurar beneficios personales es tímida en amplios sectores de la sociedad dominicana. La energía en procura de los cambios que necesitamos parece agotada; una especie de olvido acomodaticio  esta dominando el ambiente, la dejadez está pegada.

27.- La pasión  por construir un  nuevo orden social,   que anteriormente existía en   amplios grupos de las capas medias del país,  ya no se siente  en la mayoría de ellas. Cada quien parece estar apartado de todo, pensando en lo individual, desviado del camino hacia lo colectivo,  como si estuviera  viviendo en un vacío político y social.  Al parecer el estímulo está derribado;  nada  apasiona, encanta ni motiva.   Se observan  unidos  tristeza  y  debilidad espiritual, indolencia y frialdad.

Reflexiones
a.-  De la misma forma que cada actitud tiene una explicación fruto de la voluntad del actor,  las  consecuencias sociales también tienen  sus causas generadoras en los marcos de una coyuntura presente   en una sociedad determinada. El proceder acomodaticio de amplios sectores nacionales explica lo que está ocurriendo con relación a la inacción en el  movimiento popular y democrático.

b.- Basta con tener un mínimo de conocimiento de la realidad  política nacional para darse cuenta que estamos  en una  etapa de reflujo del accionar político con sentido de cambios sociales. En los últimos años se nota un descenso de la lucha de masas, las cuales lucen  paralizadas  partiendo del ascenso que vivieron en épocas pasadas.

c.- No  estamos viendo accionar a personas   pertenecientes   o no a diferentes iniciativas para alcanzar reivindicaciones. Las grandes participaciones de hombres y mujeres del pueblo, levantando sus consignas, son cosas del pasado. El estancamiento es notorio y penoso,  porque la paralización impide los cambios que requiere la sociedad dominicana.

d.- Se impone reanudar con bríos las acciones populares; se hace necesario retomar, motivar a lo mejor del país a la lucha social y democrática, a los fines de lograr las transformaciones  que necesitamos y merecemos. El anquilosamiento y el embotamiento  reflejan  insensibilidad, algo de lo que no adolece  nuestro pueblo.

e.- Hay que aislar todo aquello que obstaculice, inhiba o pueda hacer  colapsar  un movimiento cualquiera tendiente al despegue, a la partida de los distintos destacamentos donde están integrados los órganos  motrices llamados a ejecutar los cambios que anhelamos y merecemos.

f.- En todo el curso de la humanidad, históricamente las grandes transformaciones   han sido obra de los que luchan, de los que piensan en el porvenir y abrazan las causas justas. El momento que vive nuestro país no está  para lamentaciones ni  quejas; hay que romper con la indiferencia, apatía  y pasividad. No podemos contar con los que  ya están  identificados y acomodados  al actual ordenamiento económico y social.

g.- Las fuerzas democráticas  están en el deber  de estimular, motivar el resurgir en nuestro país  del movimiento obrero, sindical, estudiantil, gremial,  juvenil, femenino,  en fin,  hacer que se pongan en tensión todos los hombres y mujeres no conformes con la situación actual y aspiran  a cambios de contenido social, todo sin importar criterios ideológicos, etnias  o  ubicación social.



Santiago de los Caballeros,
25 de Julio de 2016.



lunes, 18 de julio de 2016

Los partidos tradicionales y las movilizaciones

Por: Ramón Antonio Veras.

Introducción
El día jueves  30 de junio de 2016, fui invitado  por el Foro para la Reflexión,  a un panel sobre  “Democracia y Proceso Electoral”. En el curso de mi exposición dije, entre otras cosas,  que  los partidos tradicionales del país   están en la imposibilidad de  realizar movilizaciones populares de contenido político y social.  Mi opinión fue refutada por algunos de los asistentes,   bajo el argumento de que con  el planteamiento que había hecho    contribuía a la desmovilización. Le contesté de inmediato,  y mediante este escrito  hago una más amplia motivación  al criterio expuesto 


I.- Los partidos políticos del sistema temen a las movilizaciones

1.-  Está equivocado el que cree que un  partido político se forma para ocupar un lugar en el espacio y ser  aplaudido;  que  es un club social o una  agrupación de personas en procura de hacer en común labor de filantropía. Pero nada de eso;   el partido es una asociación que expresa los intereses de determinadas clases o capas sociales,  creado  para encaminar sus pasos a la conquista del poder y  dirigir la sociedad.  No se identifica como defensor de una clase, sino de la comunidad entera, para  hacer creer que su existencia es para bien de pobres y  ricos,   de  los de arriba y  de los de abajo. La verdad es que  oculta su verdadera esencia de clase para confundir a las masas populares.

2.- Los partidos constituidos  para proteger un sistema que favorece a las minorías,   propugnan por conservar el orden establecido, aunque  no  se definen como tales fines. A veces  se disfrazan de paternalistas llegando a estimular la repartición de migajas para acallar las protestas de las víctimas de la explotación.

3.- En nuestro medio, las organizaciones del sistema conocidas también  como tradicionales, poseen sus  programas y métodos de trabajo  que responden a la ideología de las clases sociales que lo  forman,   y tienen como objetivo alcanzar el poder del Estado,  y el  mecanismo para lograrlo son los procesos electorales. En su afán por conseguir el favor de los votantes diseñan las más variadas formas  de captación de la voluntad de los posibles sufragantes. En los marcos de las campañas  nada  quita que los candidatos promuevan movilizaciones.

4.- En periodos electorales es de gran satisfacción para los partidos tradicionales, que las masas respondan a sus llamados movilizándose por calles y avenidas, o verlas concentradas en plazas públicas escuchando los discursos de los candidatos. Pero ojo, hasta ahí.

5.- Una vez concluye el proceso electoral, los dirigentes de las estructuras del sistema quieren que las masas populares permanezcan tranquilas, sin ocuparse de nada relacionado con política,  hasta que nuevamente vuelva otra campaña electoral.

6.- Las organizaciones tradicionales sólo toman en cuenta al pueblo cuando les conviene legitimar el sistema por medio de los procesos electorales. Después de las  campañas, los grupos políticos conservadores no quieren movilizaciones ni por asomo, se muestran intranquilos, en zozobra si ven al pueblo agitado.

7.- Las corporaciones del orden establecido, una vez  logran su objetivo de  legalizar las instituciones del Estado por medio del  voto,   en lo adelante lo que les conviene  es la  inactividad, la pasividad, la apatía del pueblo hacia la política; que desaparezca el dinamismo, la inquietud que había mostrado en el  curso de los comicios, concluidos los cuales esos organismos  entran en una especie de reposo, cambian de actitud;  ya no  quieren nada de ruido, de algarabías, ni mucho menos movilizaciones de masas.

8.- Las entidades  del sistema se sienten temerosas, muy asustadizas cuando les hablan de movilizar al pueblo; se tornan tembleques desde que escuchan que las masas populares van a movilizarse, se sienten con el alma en un hilo si saben  que se efectuarán   acciones públicas.

9.- Mientras las masas se mantienen  quietas todo marcha bien para el sistema. Permanecer serenas, armadas de paciencia, entregadas a lo que Dios quiera, hace sentir bien a los aprovechados del orden establecido.

10.- El  ente conservador  no quiere que nada le estorbe su funcionamiento; trata de que  no aparezca algo que llegue a entorpecer, obstaculizar la marcha normal del orden  establecido  que necesita  tranquilidad, paz social para seguir su misión explotadora.

11.- El cuerpo social  dominante está contra todo aquello que pueda causar un cambio, una modificación del sistema. De ahí que es celoso, no acepta que nadie venga a revolotear  el medio social, quiere que sea espantado  lo que cause  revuelo.

12.- A los principales dirigentes de los organismos del sistema se les ve dar diente con diente, cerrar los ojos, cuando presencian una acción de masas, el pueblo en la calle reclamando,  exigiendo reivindicaciones. No están preparados para ser testigos de semejante vía de lucha social, porque fueron creados para el mantenimiento  del orden establecido,  no aceptan cambiarlo porque la transformación va contra sus intereses, y el pueblo movilizado representa un peligro para que persista  el dominio de sus adversarios.


II.- Las movilizaciones de masas
13.- En países con  estructuras económicas como el nuestro,  donde un  puñado de hombres y mujeres controlan el poder, el pueblo está representado por los trabajadores del campo y la ciudad, las capas  medias,  intelectuales de avanzada y  sectores de la burguesía no ligados a los monopolios extranjeros. Los ideólogos del sistema saben que la fuerza del pueblo reside en su movilización con  la que demuestra inconformidad, y no resignación ante la opresión.

14.- Los partidos de la minoría nacional están interesados en que se mantenga el sistema que garantiza el statu quo,  para que todo siga igual,  sin modificación alguna que pueda favorecer al pueblo. Sustituir, o de cualquier forma reemplazar el orden actual,  lesiona a los que son menos en la sociedad dominicana.

15.- El pueblo tranquilo, con signos de entrega  no  significa nada,  carece de influencia. Por el  contrario,  se observa vigoroso, activo, altamente pujante,  demuestra energía cuando está accionando política y correctamente orientado; se revela con dominio y real poderío movilizado,  dando  demostración de pleno vigor. Sólo así se puede hablar de que el pueblo es poderoso, recio, con capacidad de demostrar su entera energía.

16.- Cuantas veces las masas se mueven políticamente bien dirigidas, logran sus objetivos; impulsarse, sacudirse, removerse hacia lo que es de su provecho, guía a los que en cada país son  los más, el pueblo, al triunfo, a innovar el medio social.

17.- No es lo mismo estimular a las masas oprimidas y burladas a que estén caravaneando en procesos electorales, que exaltarlas, incitarlas para que vean materializadas sus más sentidas aspiraciones, logrando así transmutar la correlación de fuerzas.

18.- Lo que sirve de motor, de causa movilizadora al pueblo, son  sus legítimos intereses.   Su  acción es noble porque  es por el bien de las mayorías; con su movilización cambia el atraso por el avance y lo  individual por lo colectivo.

19.- Es correcta la movilización para el pueblo cuando se le explica  la razón por la cual debe accionar;  si se le enseña el método correcto que debe ser aplicado en la ocasión  para que tenga éxito en   su empresa. Las masas tienen que ser dirigidas con conciencia,  no tomarlas como cosas, poniéndolas a dar vueltas detrás de un caudillo.

20.- Las masas despiertan, adquieren  la conciencia necesaria y se hacen dueñas  de su destino desde el momento que por  convicción infunden energía y combatividad,  lo que les  permite despertar en la política para tomar caminos liberadores.

21.-  Cuantas veces las masas movilizadas toman las calles, tienen éxitos y avanzan hacia la conquista de amplias y nuevas victorias. La realidad demuestra que el avance,    la acción del pueblo  paraliza la prepotencia de los grupos de poder.

22.-   Es una verdad histórica comprobada que cuando las mayorías están  movilizadas, realizando manifestaciones  públicas,  sus enemigos tradicionales tienden a replegarse y  luego,   miedosos,   responden con reformas destinadas a remendar el sistema en las áreas más deterioradas, procurando así calmar a los oprimidos.

23.- Las expresiones  populares conjuntas sirven para las masas  demostrar la unidad de acción y propósitos, así como también ponen en evidencia sus  potencialidades para librar batallas de más amplio contenido social y político, algo que sólo puede estar dirigido por una organización o un partido con una política que reconozca como necesaria y correcta la lucha y movimiento de los hombres y mujeres del pueblo.


III.- Los partidos del sistema son contrarios al pueblo movilizado

24.- Los partidos que tienen por finalidad que prosiga el estado actual  de opresión contra el pueblo, son contrarios a las  movilizaciones porque les conviene preservar  el estado actual  y que sea aceptado sin resistencia alguna. Además,  las acciones de masas obligan a las minorías a hacer concesiones a favor de las mayorías.

25.- Cualquier movimiento de los de abajo es visto como una turbulencia por el grupo que está arriba disfrutando de los  beneficios que genera el poder político, y se siente amenazado  con los movimientos sociales.

26.- Es algo peligroso para el sistema que predomina en el país, que aquellos que representan  las grandes mayorías, rompiendo los lazos que las atan  a los partidos tradicionales, se pongan en actividad política y social demostrando  sus potencialidades. El desplazamiento de las masas, con objetivo político y social,  motoriza  los cambios que requiere la sociedad dominicana.

27.- Los hombres y mujeres que deciden movilizarse   sin tomar en cuenta los partidos  del sistema, dan prueba de su deseo  de construir  el futuro suyo y de todos los afectados por el ordenamiento económico y social actual que genera desigualdad en perjuicio de los que se llama pueblo dominicano.

28.- Es legitima la movilización del pueblo dominicano para alcanzar  un nuevo amanecer desarrollando acciones sin ataduras politiqueras,  soltándose de las ligazones  que ha mantenido con los partidos que juegan a la politiquería para conservar los irritantes privilegios  que históricamente  han lesionado a lo mejor del país.

29.- Solo el pueblo movilizado  tiene capacidad y posibilidad   para hacer efectivas sus reivindicaciones, porque posee las condiciones    necesarias para,  sin limitación alguna,  llevar hasta las últimas consecuencias  la lucha emprendida. Su accionar por causas justas  no tiene límites y da demostración  de gran poder porque con su empuje  hace añicos   el bloque de sus adversarios.


IV.- Los partidos del sistema están impedidos  de  movilizar al pueblo

30.- Los partidos políticos tradicionales, aquellos que aquí representan a las clases sociales en decadencia, y han  controlado el poder político luego de la desaparición física de Trujillo, no están en condiciones  de motivar, o de cualquier forma estimular a las masas populares a movilizarse reclamando derechos políticos y sociales, porque de hacerlo así conspirarían contra sus intereses, que son los mismos  a  los cuales hacen oposición los que movilizados impugnan.

31.- Es un contrasentido, una sin razón,   que las organizaciones  que hacen posible el mantenimiento  del actual orden económico  decidan  apoyar con movilizaciones demandas  que conducen  a cambiar  el sistema que,   por apego a sus ventajas particulares,  han mantenido invariable  en perjuicio del pueblo.

32.- Es impropio de un partido de las  clases dominantes respaldar  acciones  públicas de masas que tienen por objetivo sacar del poder a los que lo detentan  para beneficio propio,   y de grupos minoritarios que se oponen a cualquier modificación de las  arcaicas estructuras que asfixian a la mayoría.

33.- Los partidos de la minoría nacional que se aprovechan de las inactividad, quietud e inamovilidad de las masas populares, de un momento a otro no van a provocar dinamismo en ellas, a sabiendas  de que con semejante proceder se convierten en sus propios sepultureros. Las clases  no se suicidan, jamás llegan a inmolarse  por capricho, ni abandonan  el escenario voluntariamente.

34.- Partidos políticos estructurados  para hacer politiquería, están incapacitados a motivar al pueblo  a luchar por cambios verdaderos;  demuestran impotencia para accionar a los fines de que  los afectados por el presente régimen  tomen las calles  en busca de hacer realidad sus demandas.

35.- Los intereses  a los cuales están vinculadas  las organizaciones políticas tradicionales, las  inhabilitan  para vincularse con el pueblo movilizado; es algo quimérico pensar  que un partido que tiene por base un programa político  que santifica el orden establecido, pueda guiar a las masas a movilizarse  para cambiar la realidad actual.

36.- A  las agrupaciones políticas  preocupadas  por la conservación  del orden establecido,  conviene el quietismo de las masas;  procuran  verlas estacionarias, sosegadas, envueltas en el marasmo  de la politiquería clientelar. La movilidad, la aspiración  de cambio  por parte de los hombres y mujeres del pueblo,  aterra  a los que disfrutan de las ventajas  del sistema.

37.- La excitación de los golpeados por el presente orden económico, hace morir de miedo,  pone a temblar, con los pelos de puntas a los dirigentes de los partidos fabricados para engañar al pueblo mediante la politiquería   de dádivas.  Los politiqueros pegan el grito al cielo,  se llenan de espanto, quedan impávidos  cuantas  veces   observan en forma activa movilizados a los  oprimidos  levantando sus banderas de liberación de toda clase de opresión.

Reflexiones
a.- En la sociedad dominicana,  por su naturaleza policlasista,  proliferan partidos políticos que,  aunque con nombres diferentes, representan los intereses de las clases dominantes, de la minoría nacional.  Aquellas organizaciones políticas dirigidas por grupos curtidos en la marrullería, son incapaces de impulsar acciones de masas en interés de la mayoría. Los movimientos democráticos solo pueden  surgir de los sectores con visión de futuro, dispuestos a romper con el pasado y construir un orden nuevo en provecho de lo que  en verdad se llama pueblo.

b.- La movilización  popular solamente puede ser comprendida, aceptada y llevada a la práctica por  partidos  no comprometidos  con el mantenimiento de  caducas estructuras que representan la opresión de las mayorías. La vida  enseña que en los movimientos voluntarios de masas está el germen de los grandes  cambios sociales que van  en consonancia  con los deseos del pueblo en general.

c.- Movilizar al pueblo para que  haga efectivas sus conquistas, nunca puede estar en los planes de los partidos que representan a los que se nutren, precisamente, del sudor de los oprimidos, como tampoco    pueden  coordinar movimientos que tengan por finalidad cambiar la situación de penurias de las masas desposeídas, de los  marginados de la sociedad. Partidos diseñados para estar en el juego de la politiquería, jamás van  activar al pueblo para que  movilizado modifique el orden actual que sirve de base de sustentación y operaciones a la politiquería y el engaño.


Santiago de los Caballeros,

18 de julio de 2016.

La lucha social, está ausente en los debates

Por: Ramón Antonio Veras.

Expresiones iguales  entre  adversarios ideológicos
1.- Aunque la sociedad dominicana está compuesta por   diferentes clases sociales, en  raras ocasiones se observa distinción  en el lenguaje empleado por los intervinientes en los debates políticos, hasta el punto de que   cuando se escucha una discusión entre personas que se suponen sostienen criterios ideológicos diferentes, la desemejanza en sus expresiones resulta muy difícil de distinguir.

2.- En la mente de nuestro pueblo  se forma tremendo embrollo si no  se le explica con palabras claras  el origen de los males sociales  presentes en la  sociedad dominicana  que tienen un componente netamente sistémico.

3.- La confusión se advierte en nuestro medio político desde el momento que un individuo de ideas progresistas  polemiza con un conservador, y emplea  los  conceptos   democracia y derechos humanos, sin explicar el contenido clasista e ideológico  que  encierran  ambas  expresiones.

4.-  Lo mismo ocurre en el curso del desarrollo de exposiciones hechas por grupos de avanzada en las que hablan de corrupción, miseria, explotación, desempleo, prostitución y desigualdad, sin explicar que son lacras propias del sistema social que predomina en el país, y    para  eliminarlas   se requieren  no sólo  cambios  de contenido político, sino también sociales.

5.-  Si nos llevamos de los discursos de los politiqueros, es posible que nos formemos la falsa idea de que vivimos en un paraíso social; que en el ambiente dominicano  no hay separación  entre opresores  y  oprimidos, el que vive  en abundancia y el que carece de todo, el que come lo que le plazca,  y el hambriento. En  nuestro medio,   los negociantes de la política con sus peroratas pretenden llevar al pueblo a que crea que aquí ocupa el mismo lugar  en la pirámide social,   desproporción e igualdad, disparidad y semejanza, opulencia  y miseria, felicidad  y calamidad. 

6.- Lo que observamos en el panorama nacional es que, al parecer, conservadores y progresistas se han  puesto de acuerdo para utilizar el mismo discurso a los fines de que  el  medio social dominicano sea aceptado por todas y todos como algo idílico, la sociedad encantadora, la ideal  para vivir los  de arriba y los de abajo, los saqueadores y los saqueados,  y que nos estamos moviendo en un paraíso terrenal, y no en un infierno prosaico.

7.- Si no fuera por la notoria desigualdad que genera el actual ordenamiento económico social, cualquier ingenuo podría pensar que estamos en el país de los satisfechos, que  existe un acuerdo de clases sociales para que no se exprese confrontación a nivel  social, que todo está organizado para que se mantenga la paz entre  desiguales y no ocurra lucha social alguna.

8.- En la política dominicana,  en lugar de conflictos sociales lo que sale a relucir a cada instante es el  lenguaje  del coqueteo,  del maridaje, una común seducción de clases sociales  para encantarse, llenarse de gracia y que todo siga igual para los que lo tienen todo  y los que nada tienen; la  minoría rapaz e insaciable, y la gran mayoría depauperada.

9.- La lucha en favor de los que en cada país son los más tiene su lenguaje, que difiere del  que   utilizan los ideólogos de los que se preocupan para que todo se mantenga  sin modificación alguna,  es decir que siga  el orden establecido santificado con la opresión social.

II.-  Los dimes y diretes  no generan  lucha social
10.- A lo largo de la historia  política  dominicana, ha formado parte de la lucha politiquera   la infeliz tradición de prácticas transmitidas de generación en generación expresadas en el relajo, las mutuas acusaciones personales, los dimes y diretes, el lanzamiento de reprimendas chismosas, las andanadas  groseras y los términos disonantes; el tratamiento a patadas y todo aquello que crea malquerencia a nivel  personal. 

11.- La política grotesca contribuye a mantener el estatus quo, contraponiéndola a las expresiones que encierran cuestionamientos al orden económico y social que padecemos, y son utilizadas por quienes están en la politiquería por ventajas personales y puro negocio.

12.- En la  política con contenido social, su máxima amplitud y profunda intensidad tienen  que estar orientadas a combatir todo aquello que representa traba para salvar al pueblo dominicana de la situación de descalabro material y espiritual que hoy se encuentra. Sólo el accionar político social nos puede sacar del actual atolladero.

13.- La política en procura de generar lucha social debe hacerse exponiéndole  al pueblo la necesidad de realizar transformaciones de fondo en la sociedad; de cambios que modifiquen profundamente el régimen económico, social y político; la  conveniencia de pasar de la sociedad  atrasada  que  lamentamos padecer, a otra diferente que motive satisfacción, alegría, y no pesar e incertidumbre.

14.- Hay seriedad en la política y se procura un cambio real, si se lleva al seno de la opinión pública sensata y sensible, un recado, el anuncio de que la mayoría de nuestro pueblo vive maltratada, con mala vida en lo social y económico, porque el modelo impuesto solo beneficia a la  minoría, mientras golpea, ultraja, daña, humilla y oprime a las grandes mayorías.

15.- Nuestro pueblo merece que se le hable  en    lenguaje de contenido social, no como ocurre en la actualidad que se le envuelve la mentira con un manto de verdad, se le cubre la realidad empaquetándola  con la apariencia,  en fin,  se le simula que va a ser elevado,  cuando lo que se persigue es degradarlo, envilecerlo.

16.- A los hombres y mujeres del pueblo  dominicano no se les puede continuar  sembrando la ilusión de que bajo este sistema van  a lograr liberarse de la miseria, el oscurantismo, el hambre y la opresión social en general, cuando es  una quimera, un sueño y  fantasía dosificada, hacerle creer que este orden económico  puede dulcificarse  o humanizarse, cambiando de opresor a magnánimo de angustioso a aliviado y de imperioso a condescendiente.

17.- A diferencia de los politiqueros  que han hecho creer a las masas populares dominicanas  que están viviendo bajo un orden social angelical, candoroso y ampliamente bendecido, los que  en el futuro decidan   hacer  política seria, con sentido  humano,    deben  llevar  conciencia social al pueblo; y   enfrentar  a los mistificadores, farsantes y embaucadores que han procurado  mantener  anestesiadas  a las víctimas de las desigualdades  que genera el sistema   que padecemos.

Reflexiones finales

a.- Cada clase social tiene motivación política y social, y cuantas veces recibe un mensaje que encierra sus intereses se pone en tensión, reacciona  dependiendo  de las circunstancias y procede en consecuencia. La misión del  dirigente  político  es llevar a la conciencia  de aquel que procura atraer lo que es de su agrado y conveniencia.

b.- La propuesta de contenido social hecha por un ente progresista   debe estar  en cada enfrentamiento político;  a los adversarios de clase no se les puede andar con evasivas, se les responde  con la expresión ideológica  adecuada a la ocasión. Hay que propiciar la defensa  con la  fuerza que da la razón  de  respaldar una causa justa.   

c.- En el curso de conversaciones entre políticos tradicionales es común escuchar, cuando se refieren a la democracia  dominicana, tratarla como si fuera la misma para todos los dominicanos y las dominicanas, escondiendo con juegos de palabras  su naturaleza de clase;  la mencionan como si la democracia fuera un  concepto general,  que no  envuelve intereses de  clase social especifica.

d.- Lo mismo ocurre cuando los defensores del sistema se refieren a la Constitución,  y hablan de  los derechos de los ciudadanos y del pueblo en sentido general,  en abstracto, sin  hacer mención de las clases sociales favorecidas por  ese instrumento constitucional;  el encubrimiento,   la abstracción,   persiguen que las palabras igualdad ante la ley y derechos sean aceptadas como que  son las   mismas  para  oprimidos y opresores.

e.- En la lucha política resulta de mucha importancia que las masas populares tengan la oportunidad de conocer la esencia de lo que  les plantean los políticos que buscan engatusarlas,  porque al  desconocer términos tales como  representatividad, igualdad, justicia social, orden establecido,  etc.,  la generalidad  de las veces resultan engañadas por los vivos politiqueros.

f.- Lo que en verdad se llama pueblo  debe estar preparado para  reprobar aquellos discursos huecos desprovistos de contenido social,  que   sólo sirven  para  crear  confusión. Tomando conciencia los de abajo contribuyen  a liberarse de las trampas superficiales que les ponen en los oídos sus enemigos políticos disfrazados de aliados.

g.- Aquellos que hacen política de falsedades contra  la mayoría de la población, nunca ponen como asunto a discutir  a nivel político cuestiones que se relacionan con la lucha social ni con el sistema,   sino que siempre caen  en vaguedades.


Santiago  de  los Caballeros,

11 de julio de 2016.

martes, 5 de julio de 2016

La sociedad dominicana ¿sirve o no sirve?

Por: Ramón Antonio Veras.
Introducción
1.- Recientemente comparecí en condición de invitado a un programa de televisión que se origina  en  la ciudad capital; en el curso de la entrevista, una de las preguntas que me formuló el entrevistador fue  de por qué en  distintos escritos he hecho críticas severas a la sociedad  dominicana.

2.- La respuesta que le di fue  que  no cabe duda  de que en nuestro país hay hombres y mujeres que son ejemplos de bondad, honestidad,  sensibilidad y cuantas virtudes pueden adornar al ser humano; los buenos sentimientos les acompañan en cada una de sus actuaciones.  Pero también le precisé que   tengo la creencia de que   como sociedad  la dominicana no sirve,   está averiada, deteriorada desde arriba hasta abajo, y como personas civilizadas no debemos continuar  viviendo  en la forma que lo estamos haciendo. Para  formarme  el citado criterio parto de lo siguiente.

I.-  La sociedad dominicana en su conjunto
3.- Para valorar una sociedad en su conjunto,  y no por unas de sus partes, debemos orientarnos por su  aspecto progresivo  que es lo que brinda  y marca  el desarrollo y bienestar general de los que la habitan. No es la felicidad de un puñado de personas,  la gran cantidad de  hermosos edificios y los muchos  lujosos  vehículos de motor,  los  que hablan del progreso de una sociedad,  sino  la sanidad de sus habitantes,   esperanza de vida,   el alto porcentaje  que sabe leer y escribir, buena  instrucción  educativa, media y superior,  y tener a su alcance  centros educativos y   maestros calificados para impartir  enseñanza de calidad.

4.- A los fines de saber  si la sociedad dominicana sirve o no, procede examinar objetivamente lo  que estamos viviendo,   chequear el   modelo económico  vigente, observar el desempeño de las instituciones y órganos del Estado; con sentido crítico y libre de prejuicios  pasarle  revista a los servicios públicos de educación, salud, transporte y seguridad ciudadana; la forma de  comportamiento  de   ciudadanos y ciudadanas, en fin  mirar de arriba abajo el medio social  dominicano.

5.- En el mundo terrenal no podemos pensar que vamos a estar en el ambiente social idílico,  paradisiaco, pero tampoco en uno   prosaico, pedestre.  La vida,  dentro de lo posible hay que hacerla llevadera,  no intranquila y mortificante. Nadie está preparado para el aburrimiento, algo  debe  servirle de entretenimiento.

6.- Una sociedad con una estructura económica, social y política añeja, agotada,  no está en condiciones de motivar alegría a los  que en ella viven, porque en lugar de gozo causa desagrado, más que gusto,  trae disgusto, y el  lugar del placer lo ocupa el fastidio.

7.- Para el  individuo vivir no todo es  trabajo, alimento, vestir y diversión; requiere además disfrutar,  respirar en un ambiente sano, una atmósfera saludable, que  el entorno esté cuidado y bien   aseado. Un  escenario contaminado enferma a los que lo ocupan.

8.- La aspiración de todo ser humano es vivir en un medio social en el cual satisfaga dignamente las necesidades más apremiantes en el orden material y espiritual;  tener una existencia tranquila, moverse en un espacio con deleitación y bienestar para él y los suyos.

9.- Allí donde las personas deciden vivir quieren  tener  asegurada su subsistencia; seguridad en su movilidad y confianza en las autoridades;   que el servicio judicial sea creíble,  sus bienes estén salvaguardados, y la vida suya  y de su familia  debidamente protegida.

10.- Una sociedad donde no  funcionan las instituciones del Estado, impera el desorden; el desconcierto se apodera de la comunidad; viene el desbarajuste y la armonía se hace imposible. El desbarajuste dice presente ante la  infuncionalidad institucional. Sin orden institucional manda el dinero,  la politiquería dirige y cada quien  se cree con derecho a actuar manga por hombros.

11.- Todo sistema social basado en lo justo debe garantizarle a los miembros de la comunidad servicios públicos de calidad para  que pueda existir una  igualdad de condiciones y de oportunidades. Asegurarle al ser humano educación y salud de calidad es cumplir con disposiciones constitucionales,   y por ahí comienzan  a hacerse efectivas las garantías económicas y sociales de los ciudadanos y ciudadanas.

12.- Adecentar la vida pública en un medio social determinado entraña  mandar señales desde el poder político de que se impone que cada miembro de la  sociedad ha de   actuar acorde con las normas  de honestidad, probidad, integridad y absoluto decoro. De  lo contrario se estimula la indignidad, la deshonestidad y la completa indecencia.

3.- Sirve para bien  una sociedad que envía mensajes de correcto comportamiento,  y  enseña  a la niñez  y  a la juventud  que  el ser humano vale por su buena conducta privada y pública,   y que la ética,  la moral, la rectitud y el correcto proceder definen  a las personas.

14.- Da demostración de que  acepta al impúdico, corrupto y vil, como ejemplo a seguir,  un medio social que no sanciona al indecoroso, desvergonzado, obsceno, degradante y repugnante. La indiferencia, la tolerancia a las porquerías sociales hace incurable, insanable a  una sociedad.

15.- Desde el momento que  la educación pública de un país no orienta a las niñas y a los niños  de que está mal hecho lo ilícito, injusto e ilegal,  se le está diciendo que la moral de la sociedad es tan amplia como elástica, y que ella no impone normas de buena conducta, que se puede ser íntegro y sobornable,  virtuoso y corruptible,  que da lo mismo hacer dinero honradamente, que por medio  de la corrupción. 

16.- La violencia, criminalidad y otras lacras sociales nacen,  crecen y se desarrollan en ambientes en los cuales el ordenamiento económico y social le  es propicio, ayuda a que se originen  y se mantengan  porque el medio le es favorable.

17.- Resulta insostenible un sistema en el que una gran  parte de los miembros de la sociedad,  por necesidad  tengan  que pordiosear,  andar  de calle en calle  revisando zafacones en busca de desperdicios de alimentos, y  de puerta en puerta implorando caridad.

18.- Desde el momento  que se comprueba que hombres y mujeres tienen que limosnear para vivir, ese ordenamiento económico social puede  ser un  paraíso para una minoría,  pero el infierno para el pueblo.

II.- La sociedad que tenemos
19.-  En el ser humano una cosa es su deseo, lo que quiere, y otra muy distinta, la que  le pinta la realidad. Así, por ejemplo, yo quisiera decir que vivo en una sociedad agradable, acogedora, sumamente humana. Pero mi anhelo choca con la materialidad, porque vivo en un medio social inútil, cruel, desagradable, donde impera la desigualdad de oportunidades.

20.- La forma como está organizada la sociedad dominicana, la hace incapaz de garantizar  una existencia digna; resulta  inservible para generar felicidad;  inútil para crear solidaridad; imposible de motivar  el decoro, la honradez y las virtudes cívicas y ciudadanas. Ella es una calamidad porque es incompetente  para satisfacer las necesidades materiales y espirituales más apremiantes  de nuestro pueblo, Es  inoperante porque no valida al ser humano por sus méritos, sino por su patrimonio económico.

21.- Lo que tenemos como sociedad está contaminada por los vicios nocivos que genera el orden establecido; su  ineficacia  la  hace   un medio de enredos, enigma y misterios, en la  que no hay certidumbre de nada. La intriga, el cabildeo y el maniobreo   es  algo cultural.

22.- El ambiente dominicano  daña el correcto proceder,  deja sin efecto la buena conducta, estropea el deseo de ser buen ejemplo,  desactiva el impulso al trabajo, premia  la haraganería y condena a quien aspira a una vida civilizada.

23.- La infuncionalidad  de las instituciones guía a la sociedad dominicana al  descalabro,  invalida el sentido de justicia, nulifica la creencia en la legalidad y hace  ineficaz el estado de derecho. La quiebra  institucional   impulsa   la venganza privada a nivel popular.

24.- Una sociedad que,  como la dominicana,  no estimula lo humano y compasivo, contribuye  a que se afiance  crueldad, insensibilidad y lo despiadado. La ingratitud ha eliminado la gratitud como virtud humana.

25.- Aquí la maldad se  acepta con indiferencia, hasta el punto de que  difamar y deshonrar se ve como algo normal, como si se confundiera el elogio con la descalificación, y la  canallada con la nobleza, la perversión con dignidad.

26.- La sociedad dominicana,  desde cualquier ángulo que se analice,  se evidencia infecunda,  es inoperante; de ella no hay nada que esperar  si continua como hasta ahora; está inservible, y de insistir en mantenerla igual,  el resultado será vano.

27.- El pueblo dominicano se está moviendo en un medio social en el cual de  un momento a otro ocurre el ataque repentino, la ilegalidad imprevista,  la burla súbita  al  derecho a la vida y a los bienes. La sociedad dominicana de hoy luce huérfana de escrúpulos;  cada quien impone su  forma de  vida y costumbres; no vale probidad, comedimiento ni pudor.

28.- Nos encontramos en una sociedad desprovista de  personas modestas,  que practiquen la sencillez. La mercancía dinero ha hecho sobresalir la vanidad, el  engreimiento y la arrogancia descarada. La pedantería es exhibida como un trofeo por el presumido más descarado.

29.- Lo que padecemos hoy es un ordenamiento económico y social en  el cual poco importa que una gran parte de la población pase  hambre, mientras  una minoría  saciada  llena de alimentos  los zafacones.

30.- En nuestro medio no hay distinción entre el  hampón y el honrado, el corrupto y el honesto, el haragán y el laborioso, el farsante y el sincero. La moral de esta sociedad tiene tanta y tanta elasticidad que no exige buena conducta; se puede actuar como persona de rígido buen proceder, y ser un vagabundo de  pomposo actuar.

31.- Allí donde el individualismo  es  tolerado, impulsa a que cada quien se eduque formado para actuar según su propia conveniencia, sin tomar en cuenta a los demás;  y la sociedad termina aceptando al egoísta como  ente normal a quien  no hay que reeducar en el amor, la comprensión y la solidaridad.

32.- Una sociedad en la cual la generalidad de los miembros  que la componen acepta como normal  la trampa, termina desorientada; y  regida por las engañifas y otras tantas formas de marrullerías  que van desde numerologos hasta los que viven de la superchería.

33.- Se le abre un  amplio espacio a la inmoralidad,  cuando  no se aconseja, orienta y guía a la sociedad en línea aleccionadora y reconfortante para que sus miembros actúen apegados a las normas éticas y morales

34.- El mediocre  sólo sobresale en una sociedad en la cual las personas de escasas cualidades ocupan  lugares  de preeminencia reservados a los que se destacan como extraordinarios, sobresalientes.

35.- Una sociedad se torna inviable cuando sus integrantes consideran que no pueden realizarse como  seres humanos  porque no es  factible una existencia digna;  lo que se le presenta es una disyuntiva: seguir bajo lo imposible, o luchar por lo deseado.

Reflexiones finales
a.-  En forma intencional no he hecho referencia a los partidos políticos  del país identificados con el sistema, porque  la degradación de los mismos es bien conocida. De igual manera, la democracia que padecemos no la someto a crítica porque sabemos que   proclama los derechos del pueblo,   en la misma medida que  le  cercena   su ejercicio.

b.-  Espero que cada padre, madre, abuelo o abuela, que tenga la posibilidad de  leer  el contenido de este trabajo  medite  un poco  en el sentido de si  se siente a gusto  que sus hijas, hijos, nietas y nietos  se formen  y desarrollen en la sociedad dominicana de hoy, en la misma que a diario mueren  13 bebés de menos de 28 días de nacidos por causas prevenibles, además de que nuestro país figura entre los más corruptos de América Latina y  el Caribe. 

c.- La sociedad dominicana de hoy es la misma  donde no hay seguridad personal ni de bienes; la vida tiene un precio en las  tarifas de los   sicarios; el narcotráfico influye en la economía y la política; los asaltos y atracos forman parte de la cotidianidad; es  común  el secuestro de adultos y ancianos; los instrumentos legales  favorecen a los delincuentes de  cuello blanco y sucio; el fenómeno de la corrupción es más poderoso que todas  las instituciones; enfermedades previsibles afectan a miles y matan a decenas;  la degradación moral permea a toda la sociedad, en fin, este es el medio social en el  cual de 100 maestros que se someten  a una prueba, el  71 % resulta reprobado.

d.- A  los amantes de la cultura y el buen gusto les recuerdo que cuando una sociedad  está podrida, por cualquiera de sus órganos  que se toca bota  pus,  y no sorprende a nadie que  recientemente  el maestro Rafael Solano, el autor de la canción   “Por amor”,  dijo: “La música criolla va camino a la prostitución”. 

e.-  El fino artista Rafael Solano,  al momento de hacer su declaración  demostró  tener su reloj en hora con relación a la sociedad donde vivimos, porque  al  poco rato  de emitir  su opinión,   la prensa nacional  publicó la noticia de que  “el  cantante  urbano  Jesús Jiménez “El Químico Ultramega”, promueve en las redes sociales  el consumo de la marihuana  y la vulgaridad”. 

f.- Finalmente,  como si le  faltara  algo a la radiografía de la sociedad dominicana actual,   a los lectores y a las  lectoras de este escrito,  les dejo esta perla: “De enero a abril de este año se han registrado en el país  2,315 casos de abuso sexual  y violencia infantil y sólo  diez  condenas”. 

Santiago de  los Caballeros,
04 de Julio de 2016.