I.- La formación humana en la política
1.- Nadie
llega a formar parte del mundo de los vivos con un marbete colocado
en la frente indicando qué labor
hará durante su existencia en el mundo terrenal; su forma de proceder se comprobará en el ínterin, en
el intervalo de trato con los demás.
2.- Cada persona se maneja dependiendo de la
conducta, la pauta que le trazan las normas que ha aceptado como guía de actuar en el ambiente
donde vive, estableciendo una reconexión entre ideas y accionar.
3.- En cada quien comprobamos las habilidades que
tiene para hacer las labores a las que se dedica, lo competente que demuestra
ser en el oficio que desempeña; cómo se
familiariza con las maniobras necesarias en la actividad comercial o
empresarial. Hasta para regatear como comprador hay que poseer cierta soltura, aunque a
veces un buen adiestramiento
basta para sobresalir en lo que se realiza.
4.- En el medio social donde vivimos compartimos
con hombres y mujeres que demuestran estar formados para componer, no para
desarmar; amar, no odiar; educar, no
atrasar; honrar, no deshonrar; para
acreditar y no desacreditar, en fin, están
hechos para generar bondad y cordialidad, jamás perversidad ni inquina.
5.- La vida nos enseña que para ser malvado no hay
que hacer mucho esfuerzo, pues basta tener una conducta despreciable y
adecuarse a ser un excelente pervertido, un malicioso, rastrero y granuja.
Aquel que no sirve se mueve fácil en un medio social diseñado para forajidos,
infames y canallas.
6- Pero hay actividades que quienes
las ejecutan tienen que estar
formados de un contenido muy especial, principalmente moldeados en el hogar familiar; ser el resultado de la prédica
y el proceder de
sus progenitores. Así, por
ejemplo, politiquero puede ser
cualquier sinvergüenza, pero luchador
social solamente la mujer
o el hombre de valía.
II.- El accionar político decente es para personas decentes
7.- Una
sociedad donde convergen diferentes clases sociales, cada una de ellas
manifiesta su criterio político atendiendo a su pensamiento, el cual se refleja en su forma de proceder en el lugar que desarrolla sus distintas
actividades. La forma de actuar define a la persona.
8.- En el seno de la sociedad dominicana, y en otra
de igual composición clasista, la acción
política está definida por la conducta de la generalidad de los que a
ella se dedican en forma habitual o circunstancial; y permite
conocer la alta o baja estatura moral de los accionantes en el quehacer
político nacional.
9.- La política desarrollada con proyección social es una de las actividades
humanas que requiere de más condiciones en quienes la practican, por lo que no toda persona está formada para dedicarse a ella
con la prestancia exigida y con el fin
de que cumpla su cometido.
10.- La
franqueza, la sensibilidad y la
honestidad deben acompañar a quien
acciona en política para prestigiarla, honrarla y hacerla merecedora
de respeto. La función efectiva de la
política se evidencia cuando es motivo
de buen crédito porque se
practica para glorificarla, no
desacreditarla. Ella es el resultado de las ideas que tiene el que la impulsa en
un medio social determinado; y cumple
una función positiva o negativa
dependiendo del pensamiento que sustenta
quien le da vida y la motoriza ante los
demás miembros de la sociedad.
11.- La actividad política decente, propia de
personas decorosas, difiere de la
politiquería, obra de aquellos que actúan mediante maniobras sin principios para lograr
los fines que persiguen, y son duchos en
bajezas e intrigas.
12.- Ciertamente, la forma de hacer política
deshonrosa y deshonesta cuadra perfectamente con la catadura moral de aquellos
que hacen política sin respetar principio alguno e identificados con lo que
conviene al sistema que impera en el país. La nobleza, la integridad, la
probidad y la rectitud constituyen
estorbos para el accionar
politiquero.
13.- Para moverse en política con el objetivo de
sacar provecho personal, basta con tener una formación de cafre, moral de
truhán y un temperamento adaptado a
todas las circunstancias, adecuado a un medio social como el nuestro degradado en lo ético y
moral.
III.- Para el futuro necesitamos políticos
decentes
14.- El hecho de
que en el país predomina hacer política de baja estofa, no debe
inducirnos aceptar con indiferencia semejante accionar; se impone bregar para
elevar la manera de obrar en la política, y hacer de ésta una tarea de gente
buena, con actitud de servir a la
sociedad, y no con propensión al
individualismo y la conveniencia.
15.- Para
bien del país es una necesidad la
modificación de la forma actual de hacer
política, porque al corregir
el proceder en esa actividad abre la posibilidad de que, en el futuro,
surjan mujeres y hombres que abrazándola
la lleven a la práctica con un fin
social y como aporte
cívico.
16.- Aquellos que en el futuro estén interesados
de estar en política con sentido
de decencia y honorabilidad, tienen que entregarse a ella con
desprendimiento, en beneficio de la
comunidad; para así sanar el medio donde nos encontramos hoy
que ha sido contaminado por las malas actuaciones de los que se han integrado a la política para quitar no para
aportar, deteriorar no mejorar, hacer
daño y no bien.
17.- El político nuevo debe actuar
en base a principios y normas de conducta que sirvan de modelo cívico, y
estar formado con reglas de sana convivencia, para que se impongan y
sean tomadas como líneas del bien
actuar y con propósito enaltecedores.
18- Nuestro pueblo merece que quienes se vinculen a
la política se propongan comportarse como personas de bien, que quieran accionar para cambiar la
situación actual, y tengan la intención de poner su pensamiento a trabajar para
contribuir a disfrutar un mejor país, para que sea cuestión del pasado llegar a
la política con los pasos dirigidos a andar detrás de prebendas, picando en alto para sí y los suyos.
19.- El político del futuro debe ser limpio por
entero, y no estar en esa función para
enriquecerse, justificando inconductas, aprovechándose de las ocasiones que le
facilitan estar al frente de
un órgano o institución del Estado.
20.-El país necesita individuos que estén en
la política en forma desinteresada, para
que así el pueblo se olvide de muchos
politiqueros de ahora que no son más que oportunistas, sacadores de
partidos favorables; engañadores, vividores, barredores hacia dentro de su casa, metedores de mano al erario, en sí,
actúan en política para prevalecerse y
nada más.
21.- Uno de los objetivos de quienes en lo
adelante decidan incidir en la política
dominicana, debe ser exhibir un comportamiento de personas
virtuosas, con calidad para generar confianza pública en sus conciudadanos. La
forma de actuar ha de ser la carta de presentación de todos aquellos que
comparecen ante el pueblo con un discurso totalmente diferente al de los
politiqueros de ahora que con sus actuaciones han deshonrado la política,
haciéndola una mancilla.
22.- Aquel
que comparece ante el pueblo
dominicano para hacer política distinta a como se ha hecho hasta ahora, tiene
que estar formado como un ser humano
sensible, honrado y de firmes convicciones democráticas, con un mensaje de
persona comprometida con la lucha social, y
el mensaje que envie forme parte de su conciencia,
pensamiento y sentimientos.
23.- Hay que esperar que en lo adelante lleguen a
la política dominicana ciudadanas y ciudadanos sencillos, de trato humilde y
franco; para así
olvidar para siempre a la generalidad
de hoy que son pretenciosos, cargados de petulancia, descaradamente
pomposos y fanfarrones.
Santiago de Caballeros,
20 de Junio de 2016.