lunes, 18 de abril de 2016

La ineficacia de los partidos tradicionales

                                                                                              
Por: Ramón Antonio Veras.

I.- Politiqueros que  hacen reír

1.- Las rígidas estructuras que genera el sistema económico y la superestructura que gira a su alrededor,   han quitado al pueblo dominicano su deseo  de  ser alegre,  y  permanecer en estado de buen  humor, vivir  sonriente, totalmente sonrisueño, bienhumorado.

2.- No obstante, lo que a diario más  escuchamos, en el medio social dominicano,  son expresiones que motivan hilaridad, carcajadas y permanente regocijo. Los pronunciamientos de los politiqueros del patio, con relación a algunos temas del quehacer político nacional, resultan muy divertidos, humorísticos y graciosos.

3.- Aquellos que aquí están en política para engañar al pueblo, sin proponerse ser calificados de hazmerreir, payasos o bufones de mal gusto, de vez en cuando, algunos,  salen con ocurrencias propias de loquescos, con historietas adecuadas para hacer gracia o motivar el sueño a un bebe.

4.-  Para hablar con el fin  de confundir, hay que ser  un lenguaraz, hablanchín o amante de las charlatanerías,  que sólo generan  el rechazo al sujeto que las expone. Pero aquel que le gusta chacharear, darle a la sin hueso, no le importa hacer el ridículo.

5.- Como farsantes, politiqueros de historietas, pueden identificarse  aquellos que a cada momento dicen que en el país el sistema de partidos está a punto de colapsar, como si el colapso fuera a llegar desde el  cielo, y no causado por los mismos actores que hacen negocio con las organizaciones políticas.

6.- De la  misma forma que se ha agotado  el modelo económico sobre el cual descansa la sociedad dominicana, también está llegando a su término el funcionamiento de los partidos del sistema,   los cuales lucen deshechos; llegaron a su final, están listos para ser lanzados al zafacón de la  historia. Los mismos politiqueros gastaron, han desguanzado a sus partidos.

7.- Hacen de bufones aquellos que dicen estar sorprendidos por lo raquítico que están los partidos tradicionales, sabiendo ellos que han  ejecutado todas las cosas feas y sucias  para que desaparezcan hechos añicos, papillas,  y  ya sólo funcionan como desechos de la politiquería nacional.

II.- El lamento  por  los partidos del sistema que colapsan

8.- Esas entelequias, muchas de las cuales por condescendencia llamamos  partidos del sistema, y  han servido a muchos de sus dirigentes como medio de enriquecimiento ilícito  al vapor,  están exhaustas, no   porque así lo ha querido  la divinidad, sino por las bellaquerías  que con ellas han hecho sus beneficiarios, llevándolas a  la fatiga,  y al  fallecimiento.

9.- Los politiqueros, vividores de la vagancia, la haraganería y la vaguería, dicen estar preocupados porque los partidos no son  respetados por sus miembros, y  el transfuguismo los lleva al descalabro, olvidándose  que esa truchimanería de cambio de chaqueta, ha sido una de las tantas formas de ellos llevar a sus partidos al colapso y el descredito.

10.- Los partidos del sistema, los mismos que hoy agonizan, y a los cuales sus beneficiarios lloran como hipócritas plañideros, son los mismos que ha utilizado el hampa política para asaltar el poder; el lumpen quejicoso, el granuja lacrimoso, el bravucón gemebundo,  para hacer diabluras, diezmar el erario, aniquilar al pueblo trabajador y hacer estragos con los  bienes públicos.

11.- Todos aquellos que con actuaciones propias de personas del bajo fondo,  han contribuido a degradar la vida política del país, no pueden  desconocer que,  no solamente sus partidos políticos constituyen una afrenta en extinción, sino que también han convertido la política en una afrenta, un bochorno, una desvergüenza.

12.- La generalidad de los dominicanos y dominicanas decentes, se sienten hastiados, exasperados, asqueados por la forma como muchos dirigentes han utilizado a los partidos para, por su mediación, prostituir el ambiente político y degenerar las instituciones.

13.- El aburrimiento hace acto de presencia, la irritación es notoria, el fastidio es  evidente  en  aquellos  que  quieren  que el país se mueva  por senderos de progreso y limpieza política;  pero consideran que los partidos del sistema representan trabas, obstáculos para adecentar la vida pública, higienizar la actividad política.

14.- Sorprende a muchos el hecho de que todavía hombres y mujeres de bien se mantienen como miembros de partidos que simbolizan la desfachatez, el descaro y la ofensa al buen actuar; aunque  de seguro  el cansancio, la irritación y hastío les motivará  a abandonar  esos  espacios  políticos  que no son  adecuados  para personas de  valía. 


III.- Los muchos partidos no es signo de democracia

15.- En nuestro país, la realidad ha demostrado que la proliferación de partidos no es signo de democracia;  su abundancia, la difusión  que han tenido las organizaciones que inciden en el quehacer político nacional,  en nada han contribuido al bienestar material y espiritual de las masas populares, como tampoco su propagación ha hecho posible el fortalecimiento de las instituciones del Estado.

16.- Hubiera resultado provechoso  para el desarrollo de la actividad política,  el afianzamiento institucional y el adecentamiento de la vida pública dominicana, la total desaparición, reducción o  escasez  de los  partidos del sistema que hemos tenido que soportar aquí.

17.- La eficacia, efectividad y eficiencia de un partido   político no se determina por el enriquecimiento y los beneficios económicos que obtengan sus más altos dirigentes, sino  por los aportes, la  contribución que haga para orientar y materializar un programa de contenido social y político, que llene las aspiraciones más sentidas  del pueblo.

18.- Los integrantes de los partidos políticos deben valorar a sus más calificados  líderes, por el comportamiento público y privado que exhiben  desde  el punto de vista ético y moral. Ninguna calidad tiene aquel que forma parte de la dirección de un partido, si una vez su organización  llega a controlar el  Estado, se  dedica a sustraer  fondos públicos y a favorecer a sus familiares y allegados.

19.- Nada positivo y sano aportan  a la lucha política  aquellos  que carecen del sentido de la honradez, porque  degradan  la organización que los aloja. Los  empedernidos, faltos de calidad humana, despiadados  e impasibles, lo único que han hecho en los partidos del sistema, que ya están agotados,  es aprovecharse de los mismos para enriquecerse y prostituirlos.

20.- Los hombres y mujeres decentes que todavía quedan  en los partidos que ya cumplieron su función política, y ahora  son utilizados para hacer negocios, deben estimular, promover la creación de organizaciones que desempeñen  labores acorde con la decencia, aislando así a la basura politiquera. Estimular lo bueno hace posible que surja lo conveniente, necesario y útil a la sociedad.

21.- Por muy deteriorada y degradada que esté una sociedad desde el punto de vista de la decencia,  como ahora está la dominicana, siempre hay personas de honor, vergüenza,  dignidad, y suficiente entereza  para no continuar  compartiendo con aquellos cuya presencia lo único que hace  es restar, dañar, empantanar y deslustrar.

Reflexiones

a.- En el periodo   de su historia política,  cuando  el país nuestro tiene en su seno a las mujeres y a los hombres  más preclaros, de lucidez exquisita  y pensamiento profundo, resulta que algunos grupos  desaprensivos   tienen cautivos, bajo control político e ideológico, a la gran mayoría de ciudadanas y ciudadanos, dominio que ejercen  por medios de partidos de negocios, utilizando el clientelismo con la mercancía dinero como atractivo, seductora que enloquece a los siervos de la politiquería dominicana.

b.- La sociedad dominicana, en general, ha llegado a un grado tan perjudicial, sumamente dañado, que  todo lo que en  ella se mueve resulta contaminado, razón por la cual hay que estar siempre alerta, listo para hacer labor de prevención  con  mecanismos de profilaxis social.

c.- Resulta un contrasentido pensar que un cuerpo social con sus órganos   vitales enfermos, puede tener en su seno alguno que esté al margen de la malignidad; lo que se traduce diciendo que, siendo los partidos del sistema parte del organismo de la sociedad dominicana averiada, en  modo alguno pueden estar al margen de  la contaminación.

d.- La generalidad de los que activan en política desde los partidos tradicionales, no son más que unos desorejados que accionan  para hacer dinero, por lo que no resulta fácil higienizar el ambiente político. Aquí la mugre está por encima de la limpieza.

e.- El cuerpo social del país está averiado, y es el adecuado para personas sin escrúpulos sobresalir en partidos que no tienen un filtro, carecen de un  colador para separar lo podrido de lo sano.  De ahí que conviene aislar lo corrompido de lo que todavía sirve, y tiene algo de pureza.

f.- De los partidos tradicionales sólo deben ser conservados sus bases, compuestas por hombres y mujeres del pueblo,  víctimas de las maquinaciones de la  mayoría  de las  cúpulas directivas, que utilizan su preeminencia para obtener beneficios personales,  mientras que los  de abajo, que constituyen la gran mayoría y dan sustentación a la organización, permanecen perjudicados, siempre lesionados.

g.- Los partidos políticos del sistema desempeñan diferentes funciones en beneficio de las clases sociales aliadas al orden  establecido, porque además de servirles para alcanzar el poder político del Estado, cuando están a punto de desaparecer son utilizados   para hacer distintas clases de negocios  politiqueros.

h.- Cada uno de los partidos políticos que han controlado el Estado dominicano, es responsable de la situación de desigualdad,  pobreza y opresión que sufre la gran  mayoría de nuestro pueblo; de igual manera, ha  impedido el fortalecimiento de la institucionalidad, el adecentamiento de la vida pública y ha  obstaculizado  el desarrollo de la lucha democrática.

i.- Partiendo del carácter heterogéneo de la sociedad dominicana,  y siendo los partidos expresiones clasistas,  en los cuales convergen mujeres y hombres de las más  variadas clases sociales, de seguro que en las organizaciones políticas tradicionales hay adeptos con decoro y firme vergüenza, para abandonarlos o expulsar a  los  nocivos   alojados  en ellas.

j.- Por la degradación, degeneración y decadencia que los partidos tradicionales han llevado a nuestro país, la persona seria, honesta y de valía que se integra a los mismos pone en peligro su vida. El íntegro y el deshonesto  no pueden ocupar el mismo espacio, y así quedó  demostrado con el asesinato  de que fue víctima recientemente  el distinguido ciudadano y exrector de la UASD, doctor  Mateo Aquino Febrillet.

k.- Los partidos del sistema, por fisonomía, composición y fines a alcanzar,  están impedidos de actuar,  proceder o de  cualquier forma incidir  en provecho de lo que en  verdad se llama pueblo dominicano. Pretender que la  generalidad de los que  forman  un partido del sistema van a  luchar para que  cambie  el orden  económico y social vigente, es  como  pensar que puede constituirse un banco comercial con fines de hacer labor de filantropía. El  egoísmo y la mezquindad no pueden  andar de las manos con la generosidad y el altruismo.

l.- En toda sociedad humana debemos estar preparados para tratar con personas virtuosas y benignas, lo mismo que con malos y malvados. En la misma línea, no podemos sorprendernos de encontrar en los partidos del sistema  a mujeres y hombres compasivos y tiernos, como también  a crueles e indolentes, propicios y perjudiciales, a malvados y nobles, a honrados y ladrones.

ll.- En algunos países, a los partidos tradicionales se integran jóvenes con inquietudes renovadoras, que con su presencia  logran  eliminar  o neutralizar a los sectores conservadores portadores de ideas atrasadas; pero en el caso dominicano no  ha ocurrido igual fenómeno,  porque la generalidad de la juventud que llega a las organizaciones del sistema,  se confabula, hace alianza impúdica,  indecorosa;  complicidad en el  saqueo de los fondos públicos,  con los que sostienen ideas retardatarias. Por lo regular, los  jovencitos que llegan   como nuevos a los viejos partidos del sistema, asumen las mismas añejas prácticas corruptas, las rancias  modalidades politiqueras, y los métodos  arcaicos  de hacer politiquería clientelar.

m.- El joven  mediocre  con su  integración  a un partido del sistema,  encuentra una forma de escalar socialmente sin el mayor esfuerzo. Por tal  razón es que vemos a un  novel profesional  sin talento y falto de vergüenza, honor y decoro, cambiando su vida  material y espiritual una vez entra a formar parte del aparato o círculo politiquero que administra los fondos públicos en provecho suyo y de sus secuaces.

n.- Los partidos tradicionales, defensores del actual modelo económico, de la política clientelar y de los fenómenos nocivos que lesionan  a todo el medio social del país, en lugar de perjudicar la lucha política con su desaparición  la favorecen. Contribuiría al desarrollo del país, la creación, el surgimiento de partidos nuevos, con visión de futuro, dotados de  programas que recojan  las aspiraciones del pueblo, y dirigidos por hombres y mujeres  de ideales, que lleguen a la acción política a aportar.


Santiago de los Caballeros,
18 de abril de 2016.