Por:
Ramón Antonio Veras.
Introducción
1.-
Electores y electoras hacen acto de presencia en los colegios electorales
dominicanos, impulsados por distintas
motivaciones, las cuales encierran las causas más diversas, que van
desde políticas, pasando por ideológicas, hasta
llegar a las de por conveniencias.
2.-
Aquel que ejerce el derecho al sufragio porque es miembro o simpatizante del
partido que favorece con su voto, lo
hace políticamente convencido de lo que
está haciendo; su voluntad la manifiesta
poniendo en ejecución su
deseo, el propósito que anidaba en su
conciencia.
3.-
La ideología de una persona puede guiarla a votar por una organización política
que no es la suya; es posible que lo haga porque, coyunturalmente, considera que, para sus
objetivos estratégicos, resulta conveniente que favorezca con el sufragio al
grupo político que le dio el voto.
4.-
A veces ocurre que la ciudadana o el ciudadano sufraga por relaciones personales con el candidato o
candidata de tal o cual partido. Los vínculos familiares, de amistad o
afectivos, en ocasiones sirven de motivación a algunos sufragantes que no tienen definida
inclinación política o ideológica.
5.-
Ningún elector o electora pone su gana, deseo de votar, por puro capricho, por estar de voluntarioso o fastidiar a alguien.
Raras veces vemos un obstinado gratuito ocupando un
espacio de su tiempo para ir a un centro de votación.
6.-
Ejecutando la calidad de elector encontraremos a un individuo que con su voto persigue algo; desde el fondo de su
alma manda un mensaje, dice un antojo; expresa un anhelo echando una papeleta en una urna, lanza su albedrio dándole
riendas sueltas a los dictados de su conciencia.
7.- Aunque no esté bajo custodia o vigilancia
alguna al momento de inclinarse para tirar en la caja la papeleta que ha marcado
señalando los candidatos seleccionados,
el elector o la electora no siempre comparecerá libremente a elegir los candidatos de su preferencia.
I.-
Acomodar para cautivar al elector
8.-
La libertad de electoras y electores puede estar acondicionada
mucho antes del día de sufragar;
acomodada para que responda a un
objetivo determinado; inducida a los fines de que cumpla con el fin perseguido por el
acondicionador; con el
acondicionamiento de la libertad,
la persona se aclimata en forma tal que hace
habitual su forma de proceder.
9.-
En el caso especifico de la política electoral dominicana, la preparación de un
posible votante es una labor de captación que se hace para conquistar el voto
del elector captado. Es un trabajo de
tanta habilidad que la víctima no se
da cuenta de la operación de que ha sido objeto en su voluntad.
10.- En el medio político dominicano el
acomodamiento de la intención del votante se ha utilizado desde siempre; unas
veces por medio de la violencia física, y en otras
mediante las dádivas. Los donativos han cambiado de acuerdo a la época,
las posibilidades del donante interesado y
las necesidades del que los
recibe.
11.-
El arreglo de la voluntad de aquel que se busca cautivar para lograr su voto,
resulta de una operación de
acondicionamiento; atraerlo para provecho político de quien hace el
aporte aparentemente caritativo,
pero tiene en el fondo la marcada
intención de ir condicionando el libre
albedrio, para convertirlo en prisionero de sus necesidades materiales y
espirituales.
12.-
El votante acomodado por el caudillo político, se adapta con facilidad a sus caprichos. En la medida que el posible sufragante es conquistado con los regalitos, se rinde a las decisiones del captador de
voluntades, apresador de la libertad de
pensar y actuar.
13.-
La entrega a un ser humano lleno de pobreza, de un sobre con una pequeña cantidad de dinero o una fundita conteniendo algunos
alimentos, lo acomoda, hace posible la
adaptación de su voluntad a las pretensiones
de quien hace de politiquero generoso con los necesitados, desprendido con
los de abajo, espléndido con las masas
desposeídas; desconociendo el menesteroso que su situación de miseria es
causada, precisamente, por ese simulador
dadivoso.
14.- En el ambiente político electoral
dominicano, los que ejercen el derecho
al voto lo hacen acondicionados por aquellos que, previamente, hacen labor de
acondicionamiento de los electores y electoras dominados por la más
horripilante miseria.
II.-
El deseo de votar libremente choca con las necesidades del votante.
15.-
El voto acondicionado ha estado decidiendo los procesos electorales dominicanos
en los últimos años, y ahora no es diferente; la pobreza en el seno de nuestro
pueblo lo lleva a entregar su voluntad política a cambio de un pedazo de pan o
una hoja de zinc.
16.-
La aspiración del sufragante votar con
plena libertad, choca con las necesidades apremiantes que padece, y cree que las ha resuelto con una
pequeña suma de dinero recibida en tiempos de elecciones, el hambre
mitigada por unos días.
17.-
La ignorancia, el atraso político, y la opresión social en todos los órdenes,
ha hecho posible al buscador de votos
acondicionar espontaneismos e impide a las grandes mayorías nacionales meditar y
reflexionar en paz. Un sujeto que no tiene garantía de comida,
empleo, techo ni servicios de salud, es
presa fácil del desaprensivo.
18.-
Una cosa es el deseo que tiene la
electora de sufragar por el
partido de su simpatía, por el que la motiva,
y otra la necesidad de subsistir, de comer, tener un techo, y la posibilidad de
acceso a los servicios de salud. El
anhelo de votar para satisfacer su
intención política, resulta frustrada por el acondicionamiento de que ha sido
objeto, que la impulsa a desdeñar su
libre albedrio, para complacer a quien puso
en sus manos un salami criollo.
19.-
En nuestro medio los hermosos ideales liberadores del votante, han sido
desechados porque la voluntad política del elector es sobornada,
aprehendida por quien busca votos
condicionados, ha resultado atraído, no
con mensajes de liberación, sino con un bono luz o un bono gas. Los bolsillos
repletos de dinero arrastran a su favor
a miles de votantes fascinados por recibir unos pesos.
20.-
Los defensores del sistema social dominante en el país, se interesan en
mantener a grandes masas de sufragantes viviendo en estado de marginación
social, porque mientras sufran esa
situación son prisioneros seducidos por aquellos que hacen política clientelar,
atraen votantes miserables a cambio de comida, enajenan voluntades con limosnas, conquistan simpatías con manos de plátanos.
21.-
Una gran cantidad de ciudadanos y ciudadanas van acondicionados a las urnas el
15 de mayo próximo, por culpa del modelo económico actual, a causa de su
miseria, como consecuencia de haber sido acorralados por las donaciones, en
vista de que no tienen opción para, por
ahora, liberarse del secuestro que sufre
su voluntad política, porque una minoría
tiene dominado por miseria, preso por necesidad, y cautivo por hambre el voto
electoral decisivo.
22.- Regalitos, funditas, sobrecitos y cuantos
donativos se mueven en los procesos electorales, sirven de señuelos,
cebos, acondicionadores de voluntades,
captación de votos, retorceduras de intenciones y burlas a los pobres votantes; sirven de engaños, lazos
para amarrar incautos, incentivos para que los marginados sociales entreguen
sus votos, inclinen su cerviz, para
depositar pobreza en una urna.
23.-
Sufragar en nuestro país, es pagarle con el voto lo invertido por el
politiquero; costear con el sufragio la fundita recibida; proveer con el voto
al dirigente que dio el salchichón. De cualquier forma, resulta igual, voto, votación y
elección de aquel que trafica con la miseria, opresión y desprecio al ser
humano, y, además, sufragando se subvenciona a quien se cree que ampara a los votantes manteniéndolos
como semovientes electorales.
Reflexiones
a.-
El voto del cual queremos que el pueblo dominicano haga uso es del consciente de lo que está
haciendo, el intencional con fines liberadores;
el propio, no inducido ni mucho menos condicionado ni acondicionado, el
espontaneo fruto de su conciencia libre,
el facultativo sin condicionamiento alguno, en fin, el optativo ha de
ser en el futuro el voto de la mayoría de nuestro pueblo.
b.-
Ha de llegar, y espero que pronto, el día en el que electoras y electores vayan
a las urnas a depositar sus votos libremente, como dueños de su destino; no
forzados por el hambre, ni obligados por necesidades materiales y espirituales;
a elegir a sus preferidos, a nominar a los candidatos honrados y decentes;
sufragar por los meritorios, virtuosos y ejemplo de civismo.
c.-
Como persona civilizada y decente, debe ser un objetivo nuestro aspirar vivir en un medio social en el que
nunca más la voluntad política le sea
torcida a un elector o electora a cambio de recibir, como contrapartida por su voto, un servicio
de comida, una suma de dinero, o por miedo a ser privado de una prebenda desde
el gobierno central o municipal.
d.-
Debemos luchar para alcanzar un ambiente
político en el que ningún votante dominicano se vea obligado a recibir orden de
como sufragar, por mandato, orden, exigencia, por miedo a quedar sin empleo, a
no recibir algún beneficio, ayuda o
favor de un político rapaz con fachada
de benevolente, condescendiente o aparente clemente.
e.-
La dignidad que acompaña a todo hombre o mujer,
antes y durante el sufragio,
jamás puede ser reducida por
quienes disponen de recursos económicos
para darles a los votantes trato de
mercancías, cosas, entelequias, baratijas políticas, cachivaches de caravanas,
chismarracos, bártulos vendedores de votos a precio de quincañeria.
f.-
La necesidad del ser humano de
comer no debe convertirse en
comercio electoral; consumir alimentos no debe ser objeto de compraventa de campaña comicial; la obligación de
nutrirse jamás ha de ser
objeto de trafico político para los electores tragarse un pedazo de yuca. El votante en ningún
momento debe llegar a la humillación.
g.-
En nuestro país jamás debe ocurrir, que
un camión repleto de víveres y otras provisiones, colocado cerca de un centro
de votaciones, sea signo de que se cambiará
el consumo de alimentos por votos. La degradación de los procesos
electorales no puede continuar
identificando a los sitios de
votación con establecimiento de
compraventa de votos a necesitados, lugar de trato para negociar sufragios por bastimentos.
h.- Desde el momento que un sufragante está
condicionado a depender de otro para
vivir, su voto está supeditado a la conveniencia de quien le hace posible la
subsistencia, y sometida su voluntad política a quien le proporciona el
sustento; doblega la intención de
otro quien lo consuela con fines
políticos, y lo nutre para condicionarlo con fines ulteriores de su interés.
i.-
La desigualdad que predomina en nuestro país en el orden económico y de posibilidades, se extiende al derecho de
elegir; no tiene igualdad de posibilidad
de sufragar libremente, el que tiene resueltos sus problemas materiales
y espirituales, a diferencia de aquel que de nada dispone. El primero es un
elector en libertad de votar conforme su
voluntad política, mientras que el
segundo está condicionado, sujeto a
quien le proporciona, sojuzgado por otra intención, domesticado para recibir
orden, relegado a lo que sea el deseo de quien le extiende la mano con aparente piedad, pero con fines políticos.
j.-
La brecha, el boquete que presenciamos con claridad entre las distintas clases
que convergen en el medio social dominicano, donde hay una minoría que lo tiene todo, y las grandes masas
populares que nada tienen, también expresa
el desnivel y contraste entre el que sufraga, vota libremente, y el
que está supeditado, sujetado, postergado,
condicionado para votar por lo que decide otro.
k.- El voto es la expresión de la voluntad de
aquel que es libre de votar, pero se
convierte en una compensación, una contrapartida, resarcimiento, algo para desquitarse. En los procesos
electorales dominicanos, la generalidad de las ciudadanas y ciudadanos sufragan
en provecho de otros como una
forma de compensar lo recibido de parte del beneficiado con voto.
Santiago
de los Caballeros,
11
de Abril de 2016.