Por:
Ramón Antonio Veras.
1.-
La tarde de ayer, lunes 4 de enero en curso, 2016, recibí la infausta noticia
del fallecimiento de Luis Galán, a quien
conocí, por medio de mis padres,
al final de la década del cincuenta del siglo pasado.
2.-
Luis, una vez llegado al país desde su natal España, se integró a compartir con
el pueblo dominicano, haciendo causa común, en forma muy discreta, con los integrantes de la resistencia interna
contra la tiranía de Trujillo,
vinculándose con el padre Daniel Cruz
Inoa, quien dirigía la organización clandestina Acción-Clero-Cultural.
3.-
En sus actividades laborales, Luis
siempre se desempeño en el sector
comercial, donde se distinguió por su laboriosidad y seriedad, llegando a
disfrutar del respeto y la consideración de todos los que tuvieron la
oportunidad de tratarlo en ese medio
empresarial.
4.-
A Luis le admiré y distinguí por sus cualidades, su manera de ser en el trato
con los demás; fue sumamente sensible y solidario. De él tengo gratos recuerdos; satisfactorias
experiencias, vividas en momentos cuando
se daba mucho valor y honra a la palabra dada.
5.-
Si el proceder ante la vida sirve para definir a la especie humana, a Luis
Galán lo identifico como bondadoso, sincero,
respetuoso, emprendedor, sensible, discreto, leal, valiente, sociable y
sencillo. Pura y simplemente, Luis fue el prototipo de los seres humanos que
vienen al mundo para servir, y él
lo hizo bien.
6.-
La última vez que Luis y yo nos encontramos
fue en el curso de las pasadas navidades, en la ciudad capital; nos
saludamos con la fraternidad acostumbrada y nos despedimos con un abrazo
caluroso. Lejos tenía yo de que me estaba separando para siempre de mi
inolvidable amigo, a quien hoy solamente me
resta decirle: Luis, adiós.
Santiago
de los Caballeros,
05
de enero de 2016.