Una paz malentendida
- Las mujeres y los hombres que a nivel mundial conocen o han sido debidamente informados de los horrores causados por las dos guerras mundiales, rechazan los enfrentamientos bélicos.
- La tendencia natural de la especie humana es su inclinación a la paz, que no exista la guerra y se imponga siempre la tranquilidad espiritual.
- Para que exista una común voluntad nacional e internacional de paz, se hace necesaria una colectividad o sistema social común, compuesto por los mismos intereses, donde prime la homogeneidad, no la diversidad.
- Allí donde está lo desemejante, lo desigual en lo económico y social, se hace notoria la desigualdad y no puede haber analogía en la forma de pensar y actuar.
- La forma como está organizada la sociedad dominicana es de desigualdades desde el punto de vista clasista, y como tal hay tantas aspiraciones como intereses contrarios.
- El concepto de paz es distinto para el que lo tiene todo y aquel que no dispone de lo indispensable para vivir dignamente.
- En nuestro país, la paz social es muy común, sumamente apropiada para el que se favorece de la quietud, de la paralización de la lucha, de la brega de los oprimidos.
- En la presente coyuntura que vivimos, partiendo de como permanece el pueblo en lo material y cultural, es algo difícil de comprender el concepto de querer la paz.
- Carece de toda lógica levantar la paz en un ambiente donde la mayoría de la población no tiene resueltos sus problemas más urgentes.
- En lugar de armonía, el que padece hambre ve en la discordia un espacio desde el cual puede lograr la conquista de su posibilidad de comer.
- En países donde predomina la desigualdad entre los miembros que lo integran, la paz no tiene igual sentido para todas y todos, porque no razona igual el saciado, el harto de comida, que el hambriento, el que tiene mucha hambre.
- Lo que se ve en la República Dominicana es un cuadro social que no guarda relación con lo que es realmente. La paz luce protectora de la apariencia.
- La mención de sociedad humana buena, fruto de una propaganda dirigida a una supuesta bonanza, ideológicamente ha servido para contaminar y neutralizar a fuerzas políticas llamadas a contrariar los deseos de los que se aprovechan de la paz malentendida.
- Debemos aceptar como legítimo el deseo de convivir en paz, pero que sea resultado de una realidad disfrutada en común por el esfuerzo material y cultural del pueblo.
- Un sentimiento de paz es posible de lograr partiendo de la creación de un estado de colaboración fraternal entre gente trabajadora, sobre la base de intereses sociales comunes de solidaridad y ayuda mutua.
- En nuestro país se logrará la paz cuando en común sea posible construir un orden social que tenga como objetivo la felicidad colectiva alcanzada con el trabajo manual e intelectual para el desarrollo humano de todas y de todos los que forman parte del pueblo dominicano, sin distinción.