No eludir la lucha social
- En un país como la República Dominicana, a una persona sensible le resulta difícil mantenerse imperturbable, como si nada ocurriera a su alrededor.
- Hay que ser un flemático, más o menos un perfecto consumado en su forma de no inquietarse por lo que negativamente le sucede a los demás.
- Las condiciones de vida material y espiritual que está padeciendo la mayoría de los dominicanos están a la vista; son más que evidentes, innegables.
- Lo que plantea la realidad dominicana es que todo siga igual, como hasta ahora, o que cambie para mejor. No hay término medio.
- Los grupos económicos y políticos nacionales y extranjeros, que se aprovechan del descalabro nacional, no están interesados en la modificación del statu quo, por lo que de su parte no hay que esperar interés de cambio real.
- El número de los afectados por la vigencia de la desigualdad son los más en la población dominicana, pero por sí mismos no están en condiciones de llevar a efecto las transformaciones requeridas que cada vez se hacen más imperiosas.
- De la pobreza de nuestros connacionales se aprovechan no solamente la minoría nacional y sus compinches extranjeros, sino también sectores que sacan beneficios, aunque no sean de los poderosos.
- En el medio dominicano de hoy, la politiquería ha permitido que oportunistas, haciendo de caradura, pescando en río revuelto, barriendo hacia adentro, han sabido sacar punta para servirse del presupuesto nacional.
- La tranquilidad que los adversarios políticos y sociales demuestran al pueblo, prueba que aquí los de abajo están descuidados, no se les presta atención, no se le hace caso a su desgracia.
- El ambiente político nacional dominicano, en el orden de lucha social, se ve con indiferencia despreciativa; cada quien trata de esquivar o menospreciar la batalla que puede generar cambios.
- Lo que estamos presenciando es una sociedad de opresores y oprimidos, tranquilamente aceptada por displicentes, sin nada de respeto y atención.
- Una sociedad como la dominicana, preñada de injusticias, merece contar con mujeres y hombres decididos, no inclinados a esquivar y sí prestos a la confrontación, a afrontar con éxito.
- La forma como los poderosos y sus ideólogos han diseñado gobernar a perpetuidad al pueblo dominicano, es mediante el reparto del presupuesto nacional en forma de migajas para las masas populares y otros desperdicios para politiqueros.
- No es más que una estupidez creer que la minoría nacional va a propiciar el enfrentamiento con sus adversarios; lo suyo son las componendas, los arreglos de aposentos, los chanchullos, las tramas al margen de la gente del pueblo.
- Los luchadores por democratizar el país no deben eludir la brega social. Nada de dar de lado ni soslayar. Hay que aceptar el reto y marchar hacia adelante, triunfante.
- Como se presenta el sitio dominicano ahora, es ideal para llevar a efecto la contienda social. Solo falta tomar la determinación de enfrentar a los contrarios en diferentes espacios y con métodos ajustados a la ocasión.