Ramón Antonio Veras.
Preámbulo
A cualquier persona que vive de realidades le es imposible apoyar sus
razonamientos en rumores difundidos con la finalidad de confundir
ideológicamente a sectores acostumbrados a que les vendan como cierto lo que es
falso.
No creo en el comportamiento que por contingencia adopta una persona. Me
gusta estar fundamentado en lo que es el resultado de la certidumbre. Confío en
la práctica de la vida, no en el providencialismo. Para mí los hechos son los
hechos y no se derriten. No doy fe a lo que el ser humano diga o aparenta ser,
sino a su actitud ante la vida. Su proceder me lo define.
Muchos años antes de peinar las canas presentes sobre mi cabeza y ver
arrugas en mi cara, tengo conocimiento de lo que es el papel del individuo en
la historia. El culto a la personalidad no forma parte de mi formación
ideológica. No utilizo la palabra para atribuir cualidades virtuosas a personas
por deberes cumplidos, porque solamente el trabajo para la colectividad da
méritos.
No estoy preparado mentalmente para elevar a la divinidad a ninguna
persona. El endiosamiento lo veo como promoción a la petulancia que solo
conduce a la presunción ridícula. Las veces que reconozco la valía de un
funcionario no lo hago para adularlo, pues “la adulación es un comercio de
mentiras, basado, de una parte, en el interés, y de la otra, en la vanidad”.
Además, “las personas de sentimientos delicados soportan mejor una crítica
necia que una necia alabanza”.
No sería otra cosa que mezquinar desconocer el correcto proceder de una
persona. De la misma forma que censuro las malas actuaciones, estoy presto para
encomiar las buenas, sin importar las voces que se levanten por mis opiniones
en uno u otro sentido. No escribo sujeto al parecer de ningún bando político.
He hecho esta introducción porque en la carta que publico en este espacio
me voy a referir al trabajo de una persona física, y no quiero que se confunda
mi razonamiento con respecto a su proceder como ente social, y se crea que le
estoy haciendo labor de envanecimiento.
Licenciada
Yeni Berenice Reynoso
Sus manos
Estimada Yeni:
1.- En el curso de la semana pasada hice unas declaraciones en las que
dije, entre otras cosas: “Si la magistrada Yeni Berenice Reynoso, es impulsada
a dejar de formar parte del Ministerio Público, la que resulta lesionada no es
ella, sino la parte sana de la sociedad dominicana porque ya no va a contar con
un referente de honorabilidad en el área de la justicia penal”.
2.- Al exponer la idea anterior quise significar que la forma decente de
manejarte le da brillantez, glorifica y hace lucir esplendoroso el órgano de un
cuerpo que, como el judicial, está ensombrecido por las actuaciones corruptas
de algunos de sus integrantes.
3.- Lo que pinta la sociedad dominicana de hoy, agrietada desde la célula
familiar hasta las instituciones del Estado, es que personas con una conducta
como la tuya lo que hacen es perturbar el normal funcionamiento de las
inconductas; subvertir el orden que necesita la delincuencia de cuello blanco y
de cuello sucio para el libre ejercicio de sus operaciones al margen de la ley.
Tu integridad, rectitud y moralidad chocan con la perversión, el desenfreno y
la depravación que ya son hábitos, rutinas, estilo de vida de amplios segmentos
en el medio social dominicano.
4.- Resulta muy difícil tratar de sanar un cuerpo social que padece
enfermedades que lo hacen moribundo. El estado declinante del sistema
predominante aquí no resiste la intervención de un facultativo que como tú
quieres aplicar correctivos que van contra los intereses que permanentemente
están escoriando los vicios sociales y no resisten a quienes desean su
eliminación. Por el contrario, los quitan del medio como dañinos.
5.- Te he tratado y sé de tu reciedumbre para enfrentarte con los casos que
manejas sin importar la investidura de los actores, su condición de clase
social ni la naturaleza del expediente. Pero, lamentablemente, tu entereza va
en contra de intereses que con energía has enfrentado y necesitan tener en el
cargo que ocupas a personas que den demostración de dobleces. En determinados
momentos la honradez se convierte en un estorbo, en una barrera para las
pretensiones de los que bien se mueven en lo ilícito.
6.- En nuestro país, el funcionario judicial que obra dentro de los marcos
de la ley, la ética y la moral, se encuentra accionando en una especie de
laberinto por los conflictos que tiene encima. Por un lado haciéndole honor a
sus convicciones de legalidad y moralidad, enfrentando el delito, y también
teniendo como adversarios a grupos de poder que hacen alianza impúdica con la
delincuencia. Es en una verdadera maraña que aquí tiene que moverse el
Ministerio Público, hasta el punto que por momentos se convierte en parapeto de
conflictos grupales.
7.- Durante años te has entregado por completo a trabajar sin límite de
tiempo ni tomar en cuenta los riesgos que entrañan enfrentar a la nueva
modalidad criminal del sicariato y el desarrollo del consumo y tráfico de las
drogas ilegales. Pero nada de esto se ha valorado ahora, llegado el momento de
tomar en consideración tus actuaciones y la materialización de tu desempeño en
provecho de la sociedad.
8.- A lo mejor esté equivocado, pero es mi creencia de que contigo no se ha
obrado con sentido legal y de justicia. Lo equitativo hubiera sido que en
virtud de lo que dispone la Ley Orgánica del Ministerio Público, se te
sometiera a una evaluación para luego de una estimación determinar el trabajo
realizado, porque para tener en cuenta una actividad humana cualquiera hay que analizarla y luego, libre
de todo prejuicio, valorarla o desestimarla. Un examen desapasionado hace
posible censurar o aprobar.
9.- Aquellos que procuran sacarte de la fiscalía recurriendo a tejemanejes,
y así justificar su actitud contra ti ante la opinión pública sensata, tratan
de presentarte como una ambiciosa aferrada al cargo que llegaste por méritos
bien ganados y del cual, me consta, has estado dispuesta a salir
voluntariamente, sin requerimiento alguno. Pero “no hay cosa tan común en el
mundo como hacerse insoportable con sus buenas cualidades”. No debes ignorar
que de lo que la gente buena te hace digna de elogio, fastidia a tus rivales.
10.- Tu paso por la fiscalía de Santiago y tu permanencia, hasta ahora, en
la del Distrito Nacional, le manda un mensaje de aliento al país para que se
mantenga animado y con la esperanza de que personas como tú, con su correcto
proceder, pueden mandar señales que sirven para que otros sepan que actuar
correctamente tiene como contrapartida el merecido respeto y la consideración
de aquellos que creen que es posible ejercer funciones públicas y salir de
ellas sin máculas. Muy al contrario de otros que proceden manchando el nombre
suyo y el de sus familiares.
11.- Cada situación social que ocurre hay que analizarla tomando en cuenta
la dialéctica del fenómeno. Tu presencia en el Servicio Judicial ha servido
para que lo sano de nuestro país se dé cuenta que no todo está perdido, que
aunque la sociedad está averiada, descompuesta por todas partes, todavía en su
seno hay personas con condiciones de mantenerse al margen de las lacras que
genera el vertedero donde nos ha correspondido vivir.
12.- En las funciones que has desempeñado recibiste lo que sembraste, la
consideración y las sanas opiniones. A tus cargos no fuiste hacer dinero sucio
porque no eres corrupta, como tampoco has procurado fama, porque sé que estas
convencida de que “la gloria humana no es más que un hálito de viento, que unas
veces sopla de aquí y otras de allá, y cambia la reputación cuando cambia la
dirección”.
13.- El día que dejes de estar al frente de la fiscalía del Distrito
Nacional, la satisfacción que te llevas es la de haber ejecutado con dignidad y
decoro la función puesta a tu cargo. Hacer uno lo que debe o está obligado, es
honrar cumpliendo. Tú has realizado lo que se te encomendó, y la parte limpia
de la sociedad ha valorado positivamente tus ejecutorias, siempre apegadas a la
ley y obrando con ecuanimidad.
14.- Yeni, debes armarte de más fortaleza que la que has demostrado porque
el día que ya no estés en las funciones que ahora desempeñas van a venir las
críticas gratuitas, que no serán otras que las de aquellos que con gallardía
has enfrentado. No debes olvidar que “el crimen hace iguales a todos los
contaminados por él”. Y son muchos los inclinados a la criminalidad que con
resolución has enfrentado.
15.- Si el nuestro fuera un país en el cual la institucionalidad funcionara
igual para todos y todas, existiera un sólido movimiento cívico y las fuerzas
motrices llamadas a enfrentar el statu quo estuvieran debidamente organizadas,
no se decidiera así por así tu retiro del aparato judicial. Con todo pesar hay
que decir que estamos viviendo una etapa en la cual da lo mismo tener en los
órganos de decisión a un honrado que a un ladrón; a un servidor público honesto
que a un corrupto. La dinámica de la vida diaria está llevando al pueblo
dominicano a aceptar los hechos como si llegan consumados, enviados por la
divinidad.
16.- Yeni, debes de estar preparada para lo que decidan con relación a tu
permanencia o no en la fiscalía. Tomar todo con calma; nada de malestar
anímico; que tu consuelo sea haber cumplido con tu deber demostrando que estas
formada de un material especial y has enseñado que tu carácter es el resultado
de tu formación hogareña y puesto en práctica en ese torbellino que es la
fiscalía de Santiago y el Distrito Nacional.
17.- Esta comunicación podría enviártela por la responsabilidad y seriedad
que siempre te han caracterizado, y en particular en el caso de mi hijo Jordi;
como también en mi condición de abogado valorando tu correcto proceder. Pero
quiero que la recibas como enviada por un ciudadano interesado en el
adecentamiento de la vida pública; preocupado por la debilidad institucional, y
porque cree que al mandártela interpreta el sentir de las grandes mayorías
nacionales que se identifican con tus actuaciones apegadas a las leyes en
interés de llegar a tener un mejor país.
18.- Por último, pensando en tu merecimiento como funcionaria judicial,
quiero concluir esta misiva exponiéndote
lo que hace un tiempo leí: “Los méritos pueden hacer de un sargento un coronel
y pueden también servirle de estorbo para ascender más alto”.
Yeni, quedas en libertad de hacer del contenido de esta carta el uso que
consideres.
Atentamente,
Santiago de los Caballeros,
13 de agosto de 2018.