lunes, 30 de octubre de 2017

Trato de ser el testamentario de mi madre

Por: Ramón Antonio Veras.

I.- Los consejos de mamá

1.- Son muy altas las motivaciones para vivir con eterna gratitud hacia mi madre. Seria prolijo enumerar los argumentos que guardo para expresar mi sentir en torno a mi progenitora. No dispongo de espacio para describir las causas para adorar al ser que me trajo al mundo de los vivos, ni palabras para narrarlas.

2.- No sé cómo decir lo bien que me siento por la forma que mamá, dentro de su limitada preparación escolar, desde lo más profundo de su alma sacó habilidades para transmitirme orientaciones que se han convertido en la brújula de mi comportamiento.

3.- No es nada cómodo desarrollar lo que un ser humano se dedicó hacer por ti para que en el futuro tuvieras una existencia llevadera sin importar el medio en el cual vas a vivir. Mamá no se imaginó lo que estaba haciendo por mí al lograr estructurar lo que llegaría a ser el código de mis actuaciones.

4.- A mi vieja no le pasó por la mente lo mucho que llegaría a ser para mí sellar en el pensamiento sus orientaciones para tomar decisiones y hacerle frente a situaciones que se me podrían presentar y no las viera como dificultades sin solución.

5.- Tengo muy presente a cada instante a mi madre porque antes de tomar cualquier determinación la traigo a mi memoria; revivo sus consejos. Evocar en mi cerebro sus observaciones me hacen sentir que la tengo a mi lado aleccionándome para que proceda sin vacilaciones.

6.- No me quejo de haber aprovechado las indicaciones que me aportó mamá. Las tengo como el arquetipo, la directriz que debo seguir para no fallar en lo que me vea en la necesidad de enfrentar con posibilidades de éxitos.

7.- He llegado a tener a mamá en un lugar tan especial en mi conciencia que la he inmortalizado. Lo que de ella aprendí quiero eternizarlo como un testimonio a perpetuidad. Que la constancia de lo aprendido se mantenga en mí como algo vitalicio, para así honrarla hasta el último día de mi existencia.

8.- A veces escucho expresiones que creo que mamá me las está dirigiendo a fin de que las retenga, tales como: “No hagas eso nunca para que la cara no se te caiga de vergüenza”. “No te pongas hacer lo que no sabes”. “Piénsalo bien para que luego no te fastidies”. “Debes saber con quién te juntas”. “No hagas caso a los dimes y diretes”. “Esas actuaciones no son de gente honesta”. “Fulano anda por mal camino, de seguro terminará mal”.

9.- Mamá me hablaba deseando que copiara en mi cerebro lo que me estaba diciendo. Se expresaba delineando; haciendo de cada palabra una especie de dibujo, un esbozo; un croquis de lo relatado. Me compenetré tanto de sus advertencias que me han seguido como la sombra de mi cuerpo.

10.- En el curso de mi niñez nunca pensé lo mucho que hoy me servirían las conversaciones sostenidas con mamá. He llegado a valorar tanto sus reflexiones que mi atención en su recuerdo, al pasar el tiempo, las he consolidado hasta el punto que he logrado tenerlas como la acreditación de lo que debo hacer o no hacer.

II.- Lo aprendido de mi madre

11.- He tenido una existencia feliz porque mi madre me enseñó a querer; a sentir afecto por los seres humanos, aunque no mantuviera con ellos lazos sanguíneos. Me preocupo para que aquel a quien trato se sienta querido por mí; le demuestro simpatía para que disfrute mi querer.

12.- El bienestar de los demás lo disfruto como mío. Me motiva satisfacción lo afortunado que se encuentra aquel que se ha esforzado para lograrlo. Cuantas veces compruebo que uno cualquiera de los míos, familiar o amigo, está alegre por su triunfo, hago mía su alegría.

13.- De mi querida madre cultivé lo que es la solidaridad. Su comportamiento me enseñó a no ser individualista. La solidaridad la he abrazado como la más alta expresión de la especie humana, y he tenido la dicha de ponerla en práctica en todos los continentes, extendiéndoles las manos a aquellos que precisan calor humano. Me vinculo a las personas sin distinción de nacionalidad, etnia, ideología política o pensamiento religioso.

14.- Al lado de mi madre aprendí que hay que luchar para hacerle la vida llevadera a los demás; preocuparse para que la persona tenga una existencia digna. El ejemplo de mamá me motivó a la lucha social, a la brega contra la injusticia.
15.- La prisión de mamá por cuestiones políticas, siendo todavía un púber, me impulsó a accionar en defensa de los derechos humanos y las libertades públicas. No tolero el despotismo y rechazo la intolerancia política.

16.- Mi madre me enseñó con su ejemplo a que hay que ser digno, modelo de respetabilidad, integridad y probidad, porque solo así se llega a ser persona de bien. He vivido con el convencimiento de que la bajeza reduce, la indecencia margina y la indignidad hace al ente social despreciable.

17.- Me decía mamá, “Negro, no olvides, que debes ser activo durante todo el curso de tu existencia; porque así demostrarás que te parí para que fueras un hombre emprendedor, resuelto; siempre dispuesto a mantenerte con dinamismo”. He tratado de ser consecuente con su petición al no aceptar la pasividad como formando parte de mí; nunca he acariciado la pereza.

18.- Con su lenguaje sencillo, llano, ausente de artificiosidad, mi progenitora, siempre con mucha calma, me aconsejaba sobre asuntos que en la coyuntura actual que vive nuestro país, me sirven de gran estímulo. Así, sin enredo de palabras, me hablaba de los falsos, hipócritas y simuladores.

19.- Hablándome de las personas que hacen de la falsía un hábito, me comentaba mama: “Negro, la doblez, la vas a encontrar en aquellos que viven de falsear y difamar, y para más, son desleales por formación; tú debes de ser siempre franco, sincero y auténtico. Solamente así sería digno de ser mi hijo”.

20.- Por asimilar las observaciones que mamá me hacía en el curso de nuestras conversaciones, me he salvado de no ser víctima de muchos de los malvados que abundan en el medio que me ha correspondido vivir.

21.- Aunque cuando era niño el oportunista no estaba activo  en el país, con respecto a este espécimen me decía mamá: “Negro, no seas muy confiado, porque el que menos tú crees, no es más que un aprovechador, ventajista, capaz de disfrazarse de santo, no siendo más que un demonio. Aquel que vive de beneficiarse de la ocasión- me reiteraba mi madre- es sumamente agudo, penetra con facilidad y tiene un gran sentido de la oportunidad”.

22.- Mi progenitora, con el fin de motivarme al trabajo, ella misma se ponía de ejemplo diciéndome: “Mira Negro, ahora mismo hago tres trabajos al día, en diferentes casas de familias, pero no me doy por cansada, porque sé que tengo que fajarme para que ustedes puedan tener por lo menos la comida. No creo en la haraganería ni en la vagancia”.

23.- No siempre está presente en el medio social el modelo de ser humano que fue mi mamá. Me adoctrinó demostrándome con la práctica de su vida, que solo el trabajo eleva a la persona y la hace útil; diferente al vago, zángano y perezoso que solo sirven para estar haciendo el papel de parásito social, y terminan convirtiéndose en lacras de la sociedad.

24.- Su limitada preparación escolar no impedía a mamá transmitirme a mí, y a mis otros hermanos, ideas de cómo comportarnos ante los demás. Nos decía, en forma reiterada: “Deben conservar siempre una forma correcta de vida; comportarse exhibiendo buena conducta; actuando con buenos modales, no dar notas feas en sus actuaciones”.

25.- Durante mi niñez, nunca vi a mi mamá lamentarse en los momentos intrincados. Ella los enfrentó con el criterio de que no podía caer en la desesperación. Buscaba la forma de que de sus hijos no se apoderara la angustia, la inestabilidad emocional.

26.- Cuando niño, la ocasión que sentí más aflicción ante mi madre fue cuando la escuché, frente a un juez, diciéndole: “Usted quiere humillarme con la acusación que me hace el fiscal de portar arma blanca, pero tengo para decirle que es mentirosa la acusación y falsa la sentencia que va a dictar en mi contra”.

27.- Luego de ser condenada, ya en la cárcel, mamá me dijo, “Negro, el chivato que hizo de delator fue el señor…; no quiero que guardes rencor alguno en su contra, ni contra el juez que me condenó”. Después de ser puesta en libertad, mi madre siempre me hablaba de los días amargos que permaneció en la Fortaleza San Luis.

28.- El episodio de la prisión de mi madre, y su advertencia de que ese hecho no me marcara, me ha servido para no guardar odio. Llevo una vida sin resentimientos; no sé lo que es resquemor; el reconcomio no forma parte de mí. Por más disgusto que me motive una persona no sé odiarla. Me basta con ser ante ella indiferente, verla como si no existiera.

29.- Por seguir los lineamientos trazados por mamá, me mantengo mentalmente liberado de manifestar repugnancia, tirria o saña. No estoy formado para anidar ideas que vayan dirigidas a despreciar a otros. La actitud horrible, de desdén, nunca ha estado en mí, porque semejante proceder lo creo propio de aquellos que se desarrollan ausentes de bondad.

30.- Retengo en mi cabeza palabras que mi progenitora me decía que nunca quería ver que se ajustaran a uno de sus hijos, tales como: resentido, vengativo, hostil, odioso, grosero, desleal, corrupto, farsante, sinvergüenza, haragán, avaricioso, cobarde, siniestro e insensible. Semejantes calificativos mamá los consideraba como contrarios a lo que debe ser una persona conveniente a la sociedad de la que forma parte.

31.- Mi madre siempre me hizo hincapié de que fuera expresivo, que no guardara nada que podía y deseaba decir; que debía de comportarme lo más espontáneo posible porque demostraba así ser natural, desenvuelto. Ser introvertido -me decía mamá- impide que seas conocido a cabalidad.

32.- He vivido con la creencia de que soy el encargado por mi madre de cumplir con lo que fue su libérrima voluntad. Ella quiso ver materializadas sus ideas, y al no tener la posibilidad de cumplir sus deseos, me hizo su testamentario; y yo, haciéndole honor a sus aspiraciones, no le puedo fallar. Ella me hizo de una sola pieza y así debo vivir y morir.


Santiago de los Caballeros,

30 de octubre de 2017.

Al valorar la moral y la honestidad, separar a los honestos de los deshonestos

Por: Ramón Antonio Veras.

Introducción

1.- Históricamente cada sociedad humana ha tenido su moral, la que ha sido considerada como buena o mala dependiendo del ordenamiento económico y social establecido, porque la conciencia social determina lo que el individuo acepta como formando su ideario de principios éticos y morales.

2.- La conducta humana está regida por normas de convivencia que se establecen en el medio donde cada quien realiza sus actividades. En sociedades como las nuestras, la moral tiene expresión contradictoria, porque es practicada dependiendo de la condición clasista, la formación ideológica y la educación doméstica.

3.- La incompatibilidad entre lo que debe hacerse respetando normas y principios, y lo que no ha de realizarse, sirve para identificar a quien se comporta con coherencia en la ejecución de los principios y el que procede con incoherencia.

I.- Una moral ajustada a la conveniencia

4.- La sociedad dominicana de hoy es un entorno propicio para distinguir a las personas por el sentido que tienen de conservar respetabilidad por ser honradas, integras y dignas. Aquel que aspira a gozar de estima y deferencia, debe actuar de conformidad a principios que sean referentes de lo que es aceptado como correcto por la comunidad.

5.- Por su flexibilidad, la moral sobre la cual descansa el ordenamiento social y económico predominante en nuestro país, permite que cada quien la lleve a la práctica a su mejor conveniencia, de donde resulta que en la cabeza de cada dominicano o dominicana existe un código con las reglas que rigen su proceder.

6.- Mientras más en descomposición está una sociedad, mucho más se eleva aquel que se mantiene al margen de los fenómenos nocivos presentes en todo cuerpo social degradado. Está por encima de las contrariedades quien demuestra estar formado para vencer problemas que a otros arropan. En un ambiente de pillos tiene espacio limitado aquel que conserva sin mancha su reputación.

7.- Cada quien con sus actos decide la forma como merece ser tratado en sus relaciones con los demás, sin importar la labor que realice en el ámbito donde vive. Quien usa su moral tomando en cuenta lo rentable que le es para su buen vivir, se sirve de ella con el convencimiento de que poco le importa el qué dirán, ya que actúa aplicando lo que son los principios de su moral.

8.- La moral de cafre, aquella que le cuadra al que ejecuta el ladronismo como algo normal, sirve de guía a la conducta de quien hace del robo un accionar corriente, con tanta frecuencia que se convierte en una habitualidad en su vida de ladrón. El que se acostumbra a sustraer lo ajeno no se molesta si es calificado como salteador porque está siendo identificado con una mención que no afecta su moral.

9.- El funcionario público que dispone en su provecho de los dineros del erario, si su moral está ajustada a la conveniencia, a lo que es de bien para su enriquecimiento ilícito, nada lo perturbará. Se comportará lo más quitado de bulla si escucha la censura contra los depredadores del patrimonio del Estado. Al corrupto que procede siguiendo su línea de conducta, le resbala la crítica a la corrupción.

10.- Enriquecerse mediante el contrabando y reteniendo para sí el impuesto al consumidor, -el itbis-, moralmente no afecta a quien lo hace si sus principios éticos y morales están basados en hacer dinero por cualquier vía, sin importar los medios. Esa es la esencia del principio moralista jesuítico de que el fin justifica los medios.

II.- Cada quien con sus actuaciones da valor a su moral

11.- En la mente de muchos de nuestros paisanos la moral tiene el don de la elasticidad; es vista como algo flexible que se adapta a la conveniencia de cada quien. De ahí que vemos individuos que tienen consistencia de moralidad, mientras que otros se manejan moralmente con cierta plasticidad. Para las personas honestas las palabras ladrón, corrupto y degenerado son una afrenta, pero para quienes no ajustan su vida a la decencia, llegan a ser algo así como una pleitesía, un agasajo.

12.- En la valoración que cada quien tiene de su conducta en el seno de la sociedad, reside el respeto que exige a su honra. La apreciación, el crédito guarda relación directa con lo que ha sido el correcto proceder, el sometimiento de sus acciones a normas de buen vivir.

13.- Aquel que se mueve en las aguas profundas de las taras sociales, no tiene nada de qué quejarse si es calificado de degenerado, porque si ha hecho de sus actuaciones un truhan, no puede reclamar trato de honorable. El bellaco no tiene reclamo al no ser llamado honrado.

14.- Por muy averiada que esté una sociedad en lo social, ético y moral, en su seno hay hombres y mujeres que llevan una vida digna, libre de máculas, resultado de su correcto proceder; expresión de limpieza, de trato respetuoso, lo que le motiva consideración.

15.- Lo que hace a la persona digna de elogios, de méritos, es la actitud que tiene ante sus semejantes. Es una especie de premio que le genera el derecho a ser respetada en su honra; de la misma forma que quien mantiene un comportamiento inadecuado, se hace acreedor de recriminación.

III.- Proceder ajustado a ética y moralidad genera respeto. Los jueces honestos hay que resaltarlos

16.- La sociedad está regida por normas de conducta que marcan la pauta a seguir. La directriz que señala la trayectoria que al transitarla sin violarla demostramos ser merecedores de consideración, pero si no ajustamos nuestros actos a la línea trazada como correcta por la mayoría de la población, al quebrantarla o de cualquier forma vulnerarla, en lugar de respeto nos hacemos desmerecedores de consideración.

17.- Aquel que siembra buenas obras en la sociedad, ha de cosechar honores. De igual manera, el que da motivos para ser censurado, no puede esperar elogios de los que se comportan correctamente.

18.- Sin mucho esfuerzo comprendemos que como sociedad nos estamos moviendo en un verdadero atolladero; en una especie de lodazal social, donde lo ético y moral andan manga por hombro. De ahí que hay un interés marcado por parte de los sinvergüenzas en hacer creer que como el medio está averiado, todos los que aquí vivimos estamos contaminados por el fenómeno de la corrupción.

19.- Si es cierto que las lacras sociales, y en especial la corrupción, arropan a todo el ordenamiento social e institucional, no es menos cierto que no todo está perdido, porque la polución no ha tocado a todos los que aquí vivimos. Además, en todos los órganos e instituciones del Estado hay mujeres y hombres que están al margen del derrame de degradación que como cuerpo social nos daña.

20.- Por más de cincuenta (50) años ejerciendo en forma activa e ininterrumpida la profesión de abogado, litigando en diferentes departamentos judiciales, y ante jueces de distintas conductas, me permite saber y decir que por el servicio judicial han pasado, y se mantienen, mujeres y hombres de acrisolada ética y moral; la quintaesencia del honor, la integridad, la rectitud y apego a la decencia.

21.- La mayor parte de mi vida llevando encima la toga y el birrete, y por espacio de siete años trajinando en los tribunales por el caso de mi hijo Jordi, tengo elementos de juicio más que suficientes para estar convencido de que en el servicio judicial hay magistrados que honran la majestad de la justicia, la elevan con su pulcro y proceder decoroso.

22.- Aquellos que hemos tenido la dicha de conocer el comportamiento limpio de la mayor parte de los que ayer honraron la magistratura con sus actuaciones ejemplares, y los que hoy están dando brillo a Themis como la diosa de la justicia, estamos en el deber de levantar la voz para reclamar respeto por el mérito que se han ganado al conservar el tratamiento de honorables magistrados.

23.- La realidad nos dice que son muchos los magistrados que andan por ahí, viviendo de una pensión insignificante, llevando una vida material de limitaciones y con la frente en alto, diferente a aquellos que con sus actuaciones corruptas han manchado la función de juez. Algunas personas están siendo injustas con miembros de la judicatura que son honestos, al objetar su probidad; rebatiéndoles su demostrada honradez y poniendo en duda su limpia trayectoria al servicio de la ley, el derecho y la sana justicia.

24.- Aunque los tribunales del país no son santuarios, casas de devoción presididas por almas de Dios o chupacirios, es una verdad irrefutable que en su seno hay magistrados que con sus actuaciones simbolizan el servicio judicial por el cual nuestro pueblo ha luchado y es merecedor.

25.- El descrédito contra los que administran justicia ha llegado a un grado tal que todo aquel que quiere quitarse de encima la calificación que bien le corresponde de corrupto, levanta la voz contra magistrados probos para sembrar la confusión y hacerse pasar como honesto, olvidando que una sentencia no da derecho a quien sucumbe en la litis a manchar la honra de los miembros del tribunal que la dictó.

26.- Al defender la honra de los magistrados honestos, no buscamos silenciar la censura que merecen aquellos que deciden expedientes conforme el monto que reciben de una de las partes, o del asesino confeso. Lo que debemos procurar es que en la lucha por adecentar el servicio judicial, no impliquemos a los honrados y a los ladrones; no mezclemos a los sanos y a los podridos, no enredemos con la misma madeja al honesto y al deshonesto. En los ataques debemos mantener aislados, disyuntos a los que merecen permanecer en los tribunales, de aquellos que hay que pasar primero por las horcas caudinas y luego llevarlos a la cárcel.

27.- Si los que aquí todavía sirven como mujeres y hombres de honor, guardan silencio, se quedan calladitos ante los ataques a magistrados honestos, entonces va a tomar sentido de verdad que en este país nadie sirve; que el territorio nacional está convertido en una cueva de ladrones, en un refugio de hampones, en una madriguera de truhanes.

28.- En lo que a mí respecta, creo que no hubiera sido consecuente con mi forma de pensar y coherente con mis actuaciones, si en su oportunidad guardo silencio ante la exclusión por honesto, hecha por el Consejo Nacional de la Magistratura, del doctor Julio Aníbal Suárez, como juez de la Suprema Corte de Justicia. Lo mismo que si ahora procedo a enmudecer ante los ataques al honor y consideración de la magistrada Eunisis Vásquez Acosta.


Santiago de los Caballeros,

24 de octubre de 2017.

sábado, 14 de octubre de 2017

Campaña afrentosa para deshonrar una juez

I.-Conocer a las personas

  1. La vida en sociedad sería sumamente fácil, si todos los seres humanos tuviéramos igual forma de comportamiento. La comunicación se establecería sin inconveniente alguno; cada quien sería asequible sin dificultad de ninguna índole, pero ocurre que la especie humana reacciona con posturas diferentes.
  2. Para conocer a una persona no podemos tomar un solo agente denominador como característica de su proceder. La acumulación de conocimientos hace posible saber de sus reacciones, de los hábitos que llevan a hacer notorias sus actuaciones.
  3. En mi comunicación con los demás trato de ser observador para comprender sus defectos y virtudes. Partiendo de que nadie es bueno entero ni malo entero, procuro valorar a las personas por la educación doméstica; la región del país donde nació y se desarrolló; su origen social, ubicación clasista, cualidades de sensibilidad, probidad y lealtad.
  4. Siempre presumo que la persona es buena, suposición que mantengo hasta que me doy cuenta que he errado en mi conjetura inicial.

II.- La Eunisis que conozco

  1. He hecho la introducción anterior para decir que el día martes 19 de junio de 1990, en la ciudad capital, por medio de mi amigo, el doctor Danilo Pérez Zapata, conocí a Eunisis Vásquez Acosta, con la que me he tratado. Ella es sumamente animada, de mente ágil, trato afectuoso y ampliamente conversadora.
  2. En Eunisis he observado que es solidaria; altamente dadivosa, practicante del altruismo. Su vocación religiosa la ha llevado a adherirse a los que en el seno de la iglesia Católica ligan su devoción cristiana con la causa de los oprimidos.
  3. Eunisis es entregada a su familia de la cual es una especie de benefactor, teniendo siempre en su mente no solamente a la residente en el país, sino también a la que está en Europa y en los Estados Unidos. La actitud de protección a su círculo familiar dice mucho de las condiciones humanas que rodean a Eunisis.
  4. La Eunisis que por más de 25 años he tratado, por su temperamento se conecta con facilidad con los demás, y es de carácter tratable. No da demostración de ser mordaz.
  5. La interacción de Eunisis con diferentes clases y capas de la sociedad dominicana, le han permitido tener trato con personas que están o han estado en las alturas del poder político del Estado; en la cima de la curia del catolicismo; departir con la intelectualidad adulta y joven del país; con rasos y oficiales de alto rango de los cuerpos militares y policiales. Mantiene comunicación con prominentes empresarios, legisladores, artistas, en fin, tiene amistad con hombres y mujeres que, en su conjunto, constituyen el abanico de seres humanos que es el pueblo dominicano.
  6. Lo que he observado y comprobado en mis relaciones con Eunisis es que tiene una buena formación hogareña, la que la ha llevado a mantener una vida honesta y decente, ser cumplidora como ciudadana, madre, profesional del derecho, juez y amiga leal.
  7. Estoy escribiendo de la Eunisis Vásquez Acosta, que he tratado, y sé que tiene sus defectos como un ser humano cualquiera formado y desarrollado en esta sociedad, que genera vicios que nos tocan a todos y a todas y afectarían, si existiera y viviera aquí, hasta a la madre Teresa de Calcuta.

III.- La razón de este escrito

  1. Lo que me impulsa a elaborar este artículo no es destacar lo que pueda embellecer o afear la persona de Eunisis Vásquez Acosta, sino exponer mi parecer en torno a una campaña llevada a cabo con el fin de presentarla como una magistrada corrupta, todo porque no se confabuló con los intereses de una de las partes en una litis.
  2. Actualmente Eunisis Vásquez Acosta, se desempeña como Presidenta Interina de la Segunda Sala de la Cámara Civil y Comercial de la Corte de Apelación del Distrito Nacional, tribunal que se encontraba apoderado de un asunto que envuelve altas sumas de dinero en dólares, y aunque Eunisis se inhibió, se abstuvo de intervenir en el fallo del caso, en su contra se ha desatado por los medios de comunicación una campaña despiadada e implacable.
  3. El nombre de Eunisis Vásquez Acosta, ha sido vapuleado con calificativos afrentosos y términos injuriosos. Su investidura como juez ha sido flagelada, censurada y sacudida. Se le ha dado un trato cruel y crudo, con el objetivo de descalificarla y, a la vez, mortificarla y torturarla mentalmente.
  4. La campaña perversa dirigida a manchar como juez el nombre de Eunisis Vásquez Acosta, fue pensada y ejecutada en forma calculada, fríamente diseñada para que fuera recibida como cierta por la opinión pública nacional, de por si indignada de tanta corrupción pública y privada.
  5. Para dañar a Eunisis Vásquez Acosta, como Presidenta Interina de la Segunda Sala de la Cámara Civil y Comercial de la Corte de Apelación del Distrito Nacional, lo primero que se hizo fue, en forma aviesa e infame, alterar en su declaración jurada de bienes el monto de su patrimonio real declarado de RD$11, 374,621.33, falseándolo en RD$67, 954,073.73.
  6. Una vez los perversos distorsionaron el monto auténtico de la declaración jurada de bienes de Eunisis, que figuraba en la página web de la Suprema Corte de Justicia, iniciaron su labor de derrumbamiento de la buena conducta que Eunisis ha mantenido.
  7. 18.- La trama urdida desde la página web de la Suprema Corte de Justicia, es donde está la base de sustentación de todo lo que se ha movido alrededor de la difusión e informaciones vergonzosas, censurables, maliciosas y obscenas contra la magistrada Eunisis Vásquez Acosta.
  8. La alteración del monto en la declaración jurada de bienes de Eunisis Vásquez Acosta, en la página web de la Suprema Corte de Justicia, y la realización de una rueda de prensa contra su persona en la primera planta del edificio de la Suprema Corte de Justicia, llama la atención, mueve a suspicacia y revela los hilos que se han movido y se mueven en la trama para descalificar moralmente a Eunisis.
  9. Los daños causados a Eunisis Vásquez Acosta, con el sucio operativo ejecutado desde la página web de la Suprema Corte de Justicia, no deben quedar subsanados con una explicación socarrona. La opinión pública decente del país debe saber todo el entramado en torno a las denuncias afrentosas llevadas a cabo por interesados, por distintos medios de comunicación, contra Eunisis Vásquez Acosta.
  10. Antes de dictarse la sentencia relacionada con el asunto que ha motivado la sucia campaña contra Eunisis Vásquez Acosta, personas con marcado interés en el expediente se movieron procurando que relacionados con ella influyeran para que inclinara a su favor la vara de la justicia.
  11. En ese sentido, no fue por casualidad, coincidencia, ni por pura aventura que en mi escrito de la pasada semana dije lo siguiente: “10.- La abogada o el abogado que se obliga con su cliente a darle un resultado satisfactorio de su caso, es el mismo que no tiene escrúpulos, vergüenza ni reserva alguna para asediar al juez en su hogar; cabildear con los relacionados sin importar que sean hijos, hermanos o amigos. Con el fin de alcanzar lo prometido a su pagador, los indignos profesionales del derecho hacen hasta lo más vulgar”.

IV.- La buena imagen del juez

  1. La honra de todo magistrado debe estar al abrigo de toda duda, sospecha o interrogación, porque la más leve suspicacia la pone en entredicho, creando en sus decisiones inseguridad, desconfianza y ausencia de pureza. La dignidad cuestionada, puesta en tela de juicio, coloca a la persona en situación de descrédito, y sus opiniones las hace inverosímiles, cargadas de escepticismo.
  2. Aquel que administra justicia se le exige celo, meticulosidad y esmero porque está llamado a decidir pretensiones de naturaleza muy diversas. Su conducta debe permanecer acrisolada, purificada, bien aquilatada. Solo así es merecedor de dar buen nombre a lo que es sometido a su consideración en la jurisdicción donde desempeña sus funciones.
  3. La sentencia dictada por un juez lleva su sello, el aval, la garantía, el respaldo que merece su investidura por la buena reputación de que es merecedor y los méritos ganados con sus actuaciones. El juzgador prestigioso, respetado y afamado debe conservarse incensurable, impoluto, sin contaminación alguna, porque la confianza es como la vida, que cuando se va, jamás vuelve.
  4. Hay que cuidar de que no aparezca un malvado a estrujar un buen nombre, en una sociedad como la dominicana, en la cual la palabra corrupción, ladronismo, sinvergüenza y bandido está a flor de labios, lista para ser colocada al servidor público más honrado; ponérsela como marbete al más honesto; indicarla como sobrenombre al cristiano más puro.

V.- Los jueces honestos deben permanecer en estado de alerta

  1. La honradez de un juez, en un abrir y cerrar de ojos, en un santiamén, resulta destrozada, desvirtuada y estropeada, bastando que un litigante temerario tenga buenas relaciones en los órganos del tren judicial llamados a velar por la disciplina y correcto proceder de los miembros de la judicatura y que, además, cuentan con informaciones privilegiadas de la vida y bienes de sus integrantes.
  2. Es difícil de arreglar el estado lamentable que ha quedado el buen nombre de la magistrada Eunisis Vásquez Acosta, porque ha sido convertido en una lástima, está totalmente ajado. Los difamadores hicieron una desgracia, un desbarajuste de la fama de Eunisis.
  3. Lo que le ha ocurrido a la magistrada Eunisis Vásquez Acosta, debe servirle de motivación a los jueces limpios del país, para que se mantengan en sobre aviso, en guardia; para que no sean tomados de sorpresa en su buena fe; no se queden con la boca abierta el día que en la página web de la Suprema Corte de Justicia, aparezca su declaración jurada de bienes con un monto en su patrimonio veinte veces mayor que el realmente declarado.
  4. Lo penoso es que hoy, luego de la sucia campaña contra la honra de la magistrada Eunisis, esta no ha recibido ni recibirá explicación convincente y seria de cuál fue la persona interesada que alteró el monto de su patrimonio que figura en la declaración jurada fiel que ella hizo, y que reposa con igual fidelidad en su poder y en la Cámara de Cuentas.
  5. Solamente me resta decir que por ahí andan, de boca en boca, en periódicos manuales y digitales, las palabras afrentosas salidas de las gargantas malvadas y de las plumas perversas contra la Honorable Magistrada Eunisis Vásquez Acosta, y que solo pueden ser olvidadas o borradas por una sentencia definitiva e irrevocable en su provecho, y contra los que han pretendido, sin lograrlo, deshonrarla.


viernes, 13 de octubre de 2017

No todos los jueces son corruptos

Por: Ramón Antonio Veras.

I.- La dificultad aquí de ser juez honesto

1.- En una sociedad como la nuestra, deteriorada en lo ético, moral y social,  la de juez es una ocupación  difícil de llevar a cabo porque para honrarla no basta con ser honesto, talentoso, laborioso y tener el más amplio sentido de ecuanimidad.

2.- En nuestro medio, por más equilibrado, objetivo y equitativo que sea un juzgador, se encontrará con momentos engorrosos, sumamente pesados. La paz le será trastornada, y  permanecerá en todo momento mentalmente  afectado. Aquel que ejerce como árbitro en el servicio judicial dominicano, debe estar preparado para encontrarse con los peores percances. Debe saber que le acecha la contrariedad más desagradable.

3.- El que aquí hace de sentenciador a lo mejor vive sin percatarse que está moviéndose en un lodazal social, y talvez no llega a tomar conciencia que cada expediente en sus manos es un conjunto de papeles previamente envenenados por litigantes que los aportan al proceso para que el magistrado, sin advertirlo, se queme las manos y ensucie su limpia conciencia.

4.- Una persona honrada y honesta que aquí decide ser juez, no debe pasar por alto que va a desempeñar una labor que en la presente coyuntura se encuentra en un verdadero dilema, no solo por los intereses encontrados, sino también por la conducta de los que intervienen en los litigios.

5.- A la vista de muchos abogados promiscuos, los jueces del país sin importar su dignidad y honradez probada, no son más que unos pillos que se engancharon a la judicatura para enriquecerse por cualquier vía, y para obtener dinero están dispuestos a llegar a cualquier canallada.

II.- Abogados que aspiran a tener jueces preferidos

6.- Cada oficina de abogados creada para traficar con sentencias, quiere tener su juez conveniente, para que le falle los asuntos de su interés en la forma de su agrado. En sí no quieren un magistrado para que juzgue, sino para que santifique malandrinadas, no importa la cochinada decidida.

7.- Los profesionales del derecho que hacen la función de mercaderes, necesitan un juez dócil, porque solo  así un granuja puede darle a su cliente garantía de ganancia de causa. Su obligación profesional ya no sería de medios, sino de resultados anticipadamente garantizados.

8.- Una vez el abogado marchante se encuentra con un juez honesto, de inmediato lo enfrenta por todos los medios bajos posibles, hasta llevarlo al descrédito. Aquel que es un magistrado que le da brillo a la judicatura va a tener como adversarios a toda la basura social de la toga y el birrete, a  esa escoria identificada como abogados y abogadas.

9.- Solamente aquellos que en el ejercicio de la profesión creen que los tribunales son mercados, centros comerciales, plazas para el tráfico de influencia, se ocupan de estar presentes en los despachos de los jueces haciéndoles visitas para sonsacarles; indagando sus vidas; sondeándoles, tanteándoles, explorando su situación económica con el fin de hacerles propuestas corruptas.

10.- La abogada o el abogado que se obliga con su cliente a darle un resultado satisfactorio de su caso, es el mismo que no tiene escrúpulos, vergüenza ni reserva alguna para  asediar  al juez en su hogar; cabildear con los relacionados sin importar que sean hijos, hermanos o amigos. Con el fin de alcanzar lo prometido a su pagador, los indignos profesionales del derecho hacen hasta  lo más  vulgar.

11.- El abogado canalla no se siente a gusto  cuando su caso está en manos de jueces con sentido de honradez, responsabilidad y crédito. Es entonces cuando  lanza la duda para desacreditar sus fallos, siembra en los mismos  la vacilación y la incertidumbre; llevando incredulidad, cuestionamientos y suspicacias,  persiguiendo  que las decisiones se vean dubitativas, confusas e inciertas.

12.- Aquellos que, más que profesionales del derecho son intermediarios en favor de causas perdidas, justifican el fracaso de sus gestiones poniendo a circular la especie de que el caso fue conocido por un tribunal colegiado compuesto por individuos maleables, dóciles, blandos, flexibles, que carecen de carácter para decidir situaciones que envuelven sumas millonarias.

13.- La conducta de los magistrados honestos permanece en un hilo, porque depende de un malvado que la somete a conspiraciones, maquinaciones y todas clases de conjuras, hasta lograr ponerlos por el suelo. De ahí lo complejo, dificultoso y embrollado que es para un magistrado decente conservar buena imagen.

14.- Aquel que tiene capacidad  e idoneidad para desempeñarse como juez, hoy se encuentra en situación difícil de llegar a serlo, y si lo logra termina convertido en un fracasado, arruinado en sus aspiraciones, porque el ambiente para el magistrado con independencia de criterio, buena formación hogareña y académica, representa una incomodidad, porque no está educado para hacerle el juego a los que aquí quieren tener jueces serviles, bajunos, lavacaras, quitapelillos y corruptos.

15.- Cada día el medio nuestro se hace más difícil para el juez honesto, porque tiene que permanecer estupefacto, patidifuso a la espera de que en cualquier momento un desvergonzado va hacer uso de las redes sociales hiriéndole en su honor.

16.- Los jueces exaltados, encumbrados, glorificados y altamente ensalzados por los abogados corruptores, son aquellos que están dispuestos a inclinar la vara de la justicia en provecho de quien  pone en sus manos el sobre  con dinero.  El que procede en sentido contrario, comportándose como magistrado honorable, no va a vivir en paz por el fuego lanzado por el que no logra corromperlo.

17.- Los abogados que  van a los tribunales en busca de jueces corrompidos, se sienten mal cuando se encuentran con los que no se transan porque  entraron  y quieren salir del servicio judicial limpios con la honorabilidad que han vivido. Por tal razón es que se ha convertido en una proeza, un acto de valentía el rechazo a las tentaciones, incitaciones y seducciones deshonrosas provenientes de los pervertidores de jueces.

18.- El traficante de expedientes que no logra corromper a un juez, lo califica de caprichoso, abusivo, antojadizo y parcial. Hace todo lo posible para que el juzgador  sea manchado con un mote insultante para que la calificación odiosa quede clavada como deshonra,  que haga la función de mancillar, de ultraje.

19.- El abogado que se ufana de tener en sus manos a los jueces; que con ellos se entiende muy bien; que tiene posibilidad de  saber cuál juez es manejable y cuál no, es el mismo que se expresa como un gran conocedor de las debilidades y necesidades de los jueces y que le es fácil doblegar y mandar hacer las sentencias de sus pagadores.

20.- Los profesionales del derecho que se dedican a difamar a jueces  que no les complacen con sucias pretensiones, hacen alardes de que logran poner  tribunales  a su servicio porque cuentan con amplios recursos económicos, y hacen de dilapidadores y derrochadores para deslumbrar a jueces deshonestos. Ese abogado intrigante es el mismo que está presto para poner en la picota al magistrado que eleva la judicatura con sus actuaciones honestas.

21.- A los abogados deslenguados, difamadores, murmuradores y descarados que lanzan duda sobre la honestidad de magistrados probos, hay que ponerlos en evidencia, dejarlos ante la opinión pública como verdaderos irresponsables y sicarios morales.

III.- Precisiones  finales

22.- La honra, el honor, la entereza y el decoro, deben ser las virtudes que adornen la persona de los magistrados que el país aspira se mantengan con orgullo en los órganos del servicio judicial del país.

23.- Los pesares justificados, presentes en la conciencia de nuestro pueblo,  por el mal proceder de muchos jueces, no pueden ser extendidos a aquellos que con estoicismo han soportado tentaciones de todo tipo, y se han mantenido firmes poniendo por delante la honestidad y el buen nombre que merece llevar el magistrado virtuoso.

24.- Ninguna sociedad puede aceptar callada los cuestionamientos a la conducta de los integrantes honestos del servicio judicial, y mucho menos deben guardar silencio los organismos llamados a conocer del comportamiento de sus miembros, sin importar que las imputaciones provengan de personas descalificadas. La confianza de la comunidad en la integridad, probidad y honorabilidad de quienes administran justicia, no puede estar en entredicho.

25.- La falta de consideración; la ausencia de respeto; la irreverencia a lo que se llama magistratura, hay que pararlo, no por los que han prostituido con sus inconductas la deferencia que merece el concepto justicia, sino por las tantas personas que han dado los mejores años de su vida a la función de juez, exhibiendo civismo y dando ejemplo de ser ciudadanos y ciudadanas ilustres. 

26.-  Mantener  silencio ante el  vituperio contra  jueces con méritos, es contribuir a que se acepte el falso criterio de que todos los jueces son  sobornables, condicionados para ser corruptos. Debemos levantar la voz  en nombre de los magistrados que sabemos son sanos, están limpios y seguirán así.

27.- Ante la embestida llevada a cabo contra jueces honestos, se impone que por el bien de la parte sana de la sociedad dominicana; de la justicia que aspiramos y merecemos,  y en particular  por el respeto a  la honra de los miembros de la judicatura más recientemente lesionados,  se impone que se pongan en tensión los organismos llamados a velar por el adecentamiento del servicio judicial.

28.- La Procuraduría General de la República, está apoderada de una denuncia contra la licenciada  Eunisis  Vásquez Acosta,  Magistrada Presidenta de la Segunda Sala de la Cámara Civil de la Corte de Apelación  del Distrito Nacional,   a los fines de que proceda a ser  investigada sobre una serie de hechos articulados en su contra que lesionan vivamente su honor y consideración como persona y juez.

29.- De igual manera, la Magistrada Vásquez Acosta,   le hizo al  Consejo del Poder Judicial, una formal solicitud  para que  realice  una minuciosa investigación sobre el  monto de su patrimonio colocado  en forma aviesa  en la página web de esa  institución, y que fuera expuesto al público.  Además, le hizo la petición de que  luego de realizadas las pesquisas de lugar los resultados  fueran puestos al alcance de la opinión pública.

30.- Solamente quienes bien conocemos el origen familiar y correcto proceder de la  licenciada Eunisis Vásquez Acosta, sabemos los graves daños de todo tipo que le han causado a ella, a su hijo y a su familia entera,  los comentarios afrentosos llevados a cabo en su contra por diferentes medios de comunicación, incluyendo las redes sociales.

31.- Creo  que lo que no sirve en el área del servicio judicial  hay que mandarlo al zafacón, pero lo sano debe ser conservado  con nitidez y sin sospecha alguna.  Contar con jueces confiables debe ser preocupación de los mejores hombres y mujeres  del país.

Santiago de los Caballeros,

7 de octubre de 2017.

Las redes sociales, daños e impunidad

Dedico este artículo a las víctimas  de los irresponsables y anónimos en las redes sociales.

Por: Ramón Antonio Veras.
Introducción

1.-   Ha sido un gran logro de la especie humana conquistar el espacio sideral, y con sabiduría, conocimientos y alta preparación poner a su disposición todo lo que se puede obtener de la tecnología llevada a su más alto grado.

2.- Es indudable que va en favor de las personas físicas saber, entender, estar al tanto del progreso del pensamiento a nivel universal y de lo que es su materialización y uso para satisfacer la alimentación, la salud, la educación  y todo cuanto  vaya  a ser fructífero para la preservación de una vida feliz.

3.- Lo que hace posible que las ideas de los demás se conozcan, hay  que darlo por bienvenido; recibirlo con beneplácito, algarabía, bien humorado; con una salutación que salga de lo más profundo de nuestros corazones. Lo que viene a salvar hay que reverenciarlo; aplaudir lo que trae avance, progreso y grato vivir. Debemos dar el visto bueno  lo que hace acto de presencia en procura de la vida llevadera, armoniosa y tranquila.

4.- La existencia en el medio social de órganos que permiten difundir ampliamente el pensamiento, estamos en el deber de protegerlos y garantizarles su funcionamiento; asegurarnos de que nada llegue a entorpecer su desarrollo hasta lo más profundo y con nitidez.

5.- Todo aquel que se preocupa por los cambios sociales, y  lo que se obtiene a nivel científico, ha visto como altamente positivo la llegada de herramientas tales como el internet, twitter,  instagram, facebook, whatsapp y otros, para el individuo expresar libre y sanamente su pensamiento.

I.- Debemos garantizar la libertad de expresión

6.-  Lo que se alcanza en base a esfuerzo y padecimientos;  desprendimiento y entrega, necesariamente es valorado, estimado y debidamente reconocido. De ahí la valoración de la libertad de expresión como  conquista de valía lograda con entusiasmo, fervor y calor humano para disfrute de todas y todos.

7.- Algo tan hermoso, esplendido y maravilloso como es expresarse con libertad, y que tanta energía, empuje y entereza ha costado, debe cuidarse con esmero, extrema sinceridad y minucioso celo. 

8.-  Aquel que mucho ama la libertad de expresión está en el deber de convertirse en su protector; encargarse de que nadie la ofenda; procurar que se mantenga viva; andar con cien ojos para que se conserve sin limitaciones caprichosas; ser diligente para que lo mejor de la sociedad la goce satisfactoriamente; ser su supervisor y estar atento para que nadie la prostituya, degrade, deshonre, vulgarice, convirtiéndola en pendanga, en una capulina.

9.-  Ante la prepotencia, la arbitrariedad y la ilegalidad para impedir que el ser humano se exprese libremente, con autonomía y sin cortapisas, se han levantado en distintos periodos, millones y millones de mujeres y hombres exigiendo el respeto de  su derecho a expresar de diferentes formas sus ideas y creencias.

10.-  Los pueblos con su accionar, por su lucha tesonera, han afianzado el derecho a expresarse, llegando a obligar a los gobernantes de turno a que concreticen, puntualicen, individualicen y materialicen la libertad de expresión en Constituciones políticas y leyes especiales.

11.-  Lo que evidencia la historia de la lucha por el derecho a la expresión libre, es que su realidad no ha sido una concesión, dádiva, gracia, favor ni privilegio, sino un esfuerzo, el sacrificio audaz, intrépido, resuelto y valiente de los que en cada etapa de las luchas políticas han sabido interpretar el sentir de sus respectivas comunidades.

12.- La libertad de expresión y difusión del pensamiento debe ser garantizada; preservada, pero reconociendo que ella tiene su línea de demarcación; que está sometida a reglas y que, por tanto, no puede llegar al colmo, a rebasar los límites para  el que haga uso de ella saciar su voluntad difamadora, calumniadora y descalificadora.

II.- El uso abusivo de las redes sociales daña a las personas

13.- Si es cierto que la libertad de expresión debe ser protegida en lo absoluto, no es menos cierto que también la honra tiene que ser garantizada, asegurada en toda su extensión. Una seguridad total deben tener las personas de bien de que su buen nombre no va a irse al garete, porque así lo decidió un sinvergüenza que se ha extralimitado en su libertad de expresión.

14.-   Absolutamente nadie debe abusar de su libertad o excederse en el ejercicio de un derecho para fastidiar a los demás, propasándose, translimitándose, pasándose de la raya para golpear el honor de otro. El comedimiento debe  tomar su imperio para que el vagabundo no imponga sus designios atropellando, haciendo gala de sus desmanes.

15.- El uso abusivo de las redes sociales la hacen  estorbos, un lastre para las personas de vida ejemplar. Se convierten en rémoras, en lugar  de contribuir al más amplio ejercicio de la libertad de expresión. Nada bueno trae lo que llega para lastimar y disgustar, y no complacer y agradar.

16.- El individuo de baja estofa, el desenfrenado, el impúdico, no está en condiciones de comportarse con decencia al utilizar las redes sociales, porque confunde la libertad con el libertinaje, obscenidad, y licencia para darle riendas sueltas a sus perversidades.

17.- Las redes sociales vienen a ser  exquisiteces para los vulgares que solo se manejan bien con las banalidades, chabacanerías, trivialidades e insignificancias.  El  que se forma para contravenir, conculcar, está a su anchura haciendo diabluras con la libertad de expresión.

18.- Resulta saludable para el desarrollo del pensamiento democrático del país, que las masas populares actúen, desempeñen y hagan de sus derechos y libertades una habitual  dedicación; que apliquen sus conocimientos desplegando acciones que les permitan incidir en el debate político nacional. Para tal fin las redes sociales son un gran soporte, por lo que hay que cuidarlas de la mala práctica  que de ellas hacen uso los desaprensivos.

19.- El rastrero, vagabundo, deslenguado y terrible, pasa de pobre diablo, de insignificante, mediocre y don nadie, a  reseñable una vez por las redes sociales pone en ejecución su mentalidad diabólica, horrible e infernal. Cualquier desventurado logra hacerse el simpático ante los que disfrutan lo morboso,  dañino e insano. El ambiente mugre favorece a quien carece de honor y cultiva la difamación y la chismografía.

20.- La utilidad, lo beneficioso y el gran servicio de las redes sociales hay que garantizarlo para que sigan siendo instrumentos de rendimiento y conveniencia para el desarrollo colectivo de la libertad de expresión y, además, sirvan para que hombres y mujeres del pueblo ejerciten su derecho a manifestarse con relación a los temas más variados.

21.- A los difamadores profesionales que han encontrado en las redes sociales un campo ideal para cometer sus tropelías, hay que objetarlos, impugnar su participación por la vía legal. Aceptar, apoyar y aplaudir a quien daña a otro es  contribuir a que la sociedad siga de mal en peor, de tropiezos en tropiezos; fomentando conflictos, enfrentamientos y discordias.

22.- Mientras más se formaliza el uso de las redes sociales, más provecho saca de ellas lo mejor de nuestro pueblo, a la vez que se aíslan los ofensivos, irrespetuosos, ignominiosos, infamantes e indecorosos, que lo único que hacen es afearlas, deslucirlas, desgraciarlas y estropearlas, perjudicando a quienes denigran con sus infamias, infundios y cuantas habladurías alojan en su cerebro.

23.- Los temerarios, irreflexivos y alocados no pierden la más mínima oportunidad para imponer temor, hacer que la gente buena viva con el alma en un hilo, ante las bellaquerías que hacen por las redes sociales. Hay que cerrarle el paso a aquellos que su pobreza de espíritu la dejan ver cuando ejecutan sus sinvergüencerías y vilezas ofendiendo, insultando y denigrando a quien solo es merecedor de elogios.

Reflexiones finales

24.- La dinámica de como llevamos la vida,  el incansable accionar y lo resueltos que actuamos, a veces nos impiden analizar detenidamente diversos asuntos que por su propia naturaleza nos atañen, y su  delicadeza debe impulsarnos a tomar partida demostrando así que no somos indiferentes a lo que nos incumbe.

25.- En el medio donde habitamos cada quien actúa conforme lo que le dicta su conciencia, y su proceder  lo hará merecedor del respeto o la desconsideración de sus conciudadanos. El que mal se  comporta debe estar  separado de quien es acreedor de respetabilidad

26.- Toda sociedad civilizada debe contar con mecanismos legales  para preservar la grata imagen de que goza una persona fruto de la opinión sensata de la generalidad de los integrantes de la comunidad. El prestigio, la buena reputación, la fama no  debe estar a merced de   lo que se le ocurre  decir a cualquier maleante que hace uso de un  medio de comunicación.

27.- Por muy debilitado que esté un país en el orden institucional, algún  instrumento regulador debe funcionar para ponerle freno a los que no están calificados, mentalmente  equipados para  convivir con decencia, ni aptos para ejercer  sus derechos y libertades. El  incorregible, incurable, al recalcitrante hay que buscar la forma de aplicarle un correctivo para que no siga cometiendo sus groserías.

28.- Por más que proliferen los indecentes, inmorales y los sin escrúpulos, las personas correctas, educadas e íntegras no pueden arrinconarse y dejar el espacio libre para que los malandrines sigan actuando como chivos sin ley, porque entonces  aceptamos sucumbir ante la basura social hecha persona o la enfrentamos con la ley.

29.- Aquellos que están preparados para actuar dentro de los marcos legales, no se  sentirían afectados si se legisla para el buen uso de las redes sociales.  En la ilegalidad bien se mueven los que no tienen el menor sentido de lo que es respetar la honra y la dignidad de los demás.

30.- Ha de ser preocupación permanente de los demócratas sinceros que aquello que contribuye a la correcta orientación, a la instrucción adecuada, no llegue a convertirse en algo dañino y perturbador para personas de bien. La tranquilidad espiritual no puede depender de la voluntad de un desaprensivo que con sus inconductas quiera lesionarla.

31.- El hombre o la mujer decente merece que su integridad, probidad y honradez no sea afectada o de cualquier manera dañada. Los miembros de la comunidad necesitan tener garantizada la correcta actuación que han exhibido y que lo hacen merecedores de gran estima.

32.-  El ser humano reconocido como honesto no debe ser víctima de la impunidad que cubre hoy al irresponsable y anónimo en las redes sociales. La ley debe amparar a quienes han llevado una vida correcta y, de igual manera, sancionar a quienes  abusan de los medios de comunicación para herir, fastidiar y deshonrar. La indiferencia no cuadra en los ciudadanos y las ciudadanas que aspiran a vivir en un ambiente  de legalidad y con honra.


Santiago de los Caballeros,

2 de octubre de 2017.

Crimen y actores que retratan nuestra sociedad



Por: Ramón Antonio Veras.

I.- Un hecho criminal más no debe sorprendernos

1.- En determinadas coyunturas de la vida de un país, los miembros de la sociedad no tienen que estar dotados de inteligencia privilegiada para comprender los fenómenos que suceden a su alrededor, porque les basta con darles seguimiento a su continuidad.

2.- Lo cotidiano hace posible que las personas lleguen a dominar situaciones; a conocer lo que ocurre observando, comparando lo que sucede hoy con lo ocurrido en un pasado reciente. Lo acostumbrado, habituado y familiar con el tiempo se hacen frecuentes por la repetición.

3.- Nada hacemos queriendo ver como aislado lo que está unido al cuerpo social. Lo que ocurre continuamente y con igual característica, debemos tomarlo en cuenta partiendo de la fuente desde donde se origina, y llegamos así a fijarnos la idea de que estamos en presencia de un fenómeno social inherente al sistema que aquí predomina.

4.- Si con persistencia presenciamos hechos repugnantes expresados en asaltos, crímenes espeluznantes, escalofriantes, todos teñidos de sangre, y con características que evidencian la pericia de los autores para ejecutarlos, tenemos que admitir que su repetición revela que tienen raíces profundas, arraigadas en el ordenamiento que estamos padeciendo, causante de los males sociales que nos aquejan.

5.- El pueblo dominicano cuenta con mujeres y hombres que han dado lo mejor de su existencia para que aquí impere un ordenamiento económico y social justo, que descanse en la igualdad de oportunidades para todas y todos, fundamentado en principios éticos y morales, aceptados como norma de convivencia civilizada.
6.- La aspiración de contar con un medio en el cual trabajo y talento sean guía para la superación, no quiere decir que tenemos que ignorar la realidad que estamos viviendo, que es contraria a la que queremos.

7.- Anhelar disfrutar de paz, tranquilad y alegría es una cosa, y tenerlas es otra muy distinta. Las ansias legítimas de buena vida choca con la materialidad que estamos viviendo de dificultades, inconvenientes e incertidumbre.

8.- Los hechos son los hechos y no se derriten por muchas lamentaciones, quejas y gritos que lancemos. Lo que a diario estamos viendo en el país no podemos soslayarlo; querer esquivarlo no es más que una estupidez; es tratar de ladear, sustraerse, inhibirse de lo que la práctica nos manda enfrentar con franqueza y valentía.

9.- Lo habitual no debe asombrar a nadie; ya que lo cotidiano jamás puede desconcertar, puesto que es lo que ocurre con normalidad. Por tanto, no es algo extraño que suceda un crimen en un medio social en el cual la criminalidad se ha convertido en algo tradicional.

II.- El proceder de una persona puede expresar el comportamiento de amplios segmentos sociales

10.- Sorprenderse de lo que a cada instante estamos viendo no es más que pura hipocresía, simulación para confundir; santurronería acompañada de estratagema dirigida a engañar a lo mejor de nuestro pueblo ya hastiado de tanto fariseísmo. Comportarse espantado, escalofriante por lo que es el pan nuestro de cada día, es algo así como querer ser un ingenio farsante ante los tontos.

11.- El crimen de que fue víctima la joven Emely Peguero Castillo, se ha querido presentar como asombroso, extraño, fantástico, desconcertante, sorprendente, algo nunca visto aquí en los últimos años. Lo común y corriente se pretende mostrar como alteración de la normalidad, cuando lo que hemos visto no es más que lo rutinario que no tiene nada de insólito, de lo desacostumbrado.

12.- Las distintas actuaciones que rodean el hecho de sangre en la persona de la víctima Emely Peguero, y la participación de actores diferentes, sirven para comprobar el profundo nivel de deterioro de la sociedad dominicana y como se manifiesta en el proceder de amplios segmentos sociales.

13.- Algunas personas se han sorprendido, por ejemplo, de la actitud asumida por la señora Marlín Martínez, y en particular la manera de comportarse en el curso de una rueda de prensa en la que intervino antes de descubrirse el crimen. Su actuación respondió a toda una cultura y formación; a una alineación y forma de conducta dirigida a obrar con indolencia, insensibilidad, frialdad y desamor.

14.- Debemos reconocer que la realización de la señora Marlín Martínez, no está solamente en ella, sino que es algo muy propio de amplios grupos de los que componen la sociedad dominicana de hoy. Ella cumplió a cabalidad el desempeño de muchos de sus coterráneos.

15.- Aquí es algo común ver a individuos que nunca han estado involucrados en crímenes, comportarse de igual forma como lo hizo la señora Marlín Martínez. La postura suya no difiere en nada de la que asumen los desleales y farsantes con los que normalmente nos tratamos y a los que solo bien conocemos cuando ya hemos sido víctimas de sus falsías.

16.- Hablar del cinismo en la señora Marlín Martínez,  no es más que repetir lo que comprobamos en aquellos que se pasan toda una vida fingiéndonos amistad pura, pero con el tiempo nos damos cuenta que era falsificada, engañosa y embustera. El descarado y desvergonzado a cada momento nos da testimonio de su impudicia cubierta de pudor.

17.- La indolencia la presenciamos con habitualidad en aquellos que se comportan indiferentes ante lo que afecta a los demás. Los inconmovibles, flemáticos y remisos se mueven al lado de nosotros lo más tranquilos, porque el dolor ajeno les resbala y el mundo es su mundo; no se interesan por nada ni por nadie, a no ser que tengan algún interés. El indolente y el inútil van de la mano.

18.- El desamor lo advertimos con suma facilidad analizando determinadamente la actitud de los ausentes de cariño, ternura y adoración, que están prestos para expresar odio, rencor, aversión y antipatía. No tenemos que hacer mucho esfuerzo para encontrarnos con aquellos que siempre andan en su mente con animosidad, aborrecimiento y fastidio.

19.- Resulta provechoso para formarnos una idea más o menos clara y comprobar si la forma de conducirse la señora Marlín Martínez,  en el curso del encuentro con la prensa, difiere de la conducta que asumen muchos grupos de la sociedad dominicana. No es difícil saber que igual formación trae consigo idéntico actuar.

Reflexiones finales

20.- El crimen contra Emely Peguero Catillo, por doloroso, lacerante y lastimoso, resulta ilustrativo y esclarecedor a los fines de conocer el estado de descomposición que se encuentra el medio social dominicano en lo ético y moral.

21.- Lo alevoso y malvado del acto criminal en la persona de Emely Peguero, nos debe servir para rechazar el morbo, y no impulsar odios. Lo espeluznante, horripilante y horroroso de un hecho de sangre contra una persona física cualquiera, debe llamar a la reflexión a los miembros de la comunidad donde ha ocurrido.

22.- Se hace necesario pensar en el medio donde estamos viviendo, y no hacernos los desentendidos, para no hacerle frente a la realidad que nos afecta a todos y todas. Nos cubre el mismo cielo, pisamos en el mismo territorio, y son los mismos fenómenos sociales nocivos que nos afectan, por lo que enfrentarlos en común es una necesidad.

23.- El ambiente dominicano no pinta nada complaciente. La sucesión de actos innobles, despreciables e inicuos evidencian inquina, hostilidad y repulsión, que conducen directamente a inquietud, nerviosismo y alteración del estado de ánimo. En semejante forma la vida se hace pesada, que no es la que desea la gran mayoría de nuestro pueblo.

24.- No debemos seguir viviendo sobre la marcha, como si nada estuviera ocurriendo a nuestro alrededor. Los hombres y mujeres que aquí habitamos somos los responsables de todo lo bueno, pero también de todo lo malo que sucede o puede suceder. Es una irresponsabilidad vivir al margen de las realidades y decir que solo respondemos de lo agradable, de lo que nos eleva como país. Colocarnos como jueces condicionados no cuadra en las personas llamadas a tomar partido en todo lo que ocurre en su medio social.

25.- Cada generación de un país está en el deber de cumplir una función social en la etapa que le corresponde vivir, y no transferirla a las que  han de venir. Endosar a otros lo que es de nuestra responsabilidad, no es más que una actitud insensata, ligera y acomodaticia; es actuar conforme su interés personal, como el oportunista que se mueve a su mejor conveniencia.

26.- La actitud ante la vida define a los seres humanos, de donde resulta que nuestro proceder, mientras formemos parte del mundo de los vivos, es el que va a permitir, en el futuro, decidir si nos hemos comportado en cada ocasión como mandan las circunstancias. La coherencia o incoherencia sirve como referencia para la calificación del informe final de nuestra existencia.

27.- No cuadra en una dominicana o un dominicano preocupado por el bien de su país asumir una actitud contemplativa; contentarse con señalar los males sociales sin accionar para erradicarlos. Aceptar la fea realidad sin preocuparse por cambiarla, no es más que hacerse el desentendido; no revelarse contra lo que estamos obligados a eliminar por nocivo.

28.- La ciudadana o el ciudadano que en el fondo de su alma no está de acuerdo con el estado de deterioro ético, moral y social que nos encontramos, y se comporta anónimo, furtivo y velado, está descalificado para solo de palabra impugnar el statu quo, porque no se cambia la materialidad que nos afecta recurriendo a politiquería, chismografía, santurronería, habladurías y lamentaciones.

29.- El país que merecemos no va a ser el resultado de un accionar politiquero ejecutado por grupos insaciables, hipócritas y moralmente inhabilitados, sino que será la obra maravillosa construida con amor y la sana voluntad de los que aquí están en política por convicciones arraigadas y principios sólidos formados en el duro batallar político y social.

30.- Las personas dominadas por nobles sentimientos, son las que deben estar al frente de los procesos sociales, con la participación activa de las masas populares que en todo el curso de la historia han hecho posible las transformaciones que han cambiado para bien la vida material y espiritual de la especie humana.

31.- Nuestro deseo de construir un nuevo país, que sea acogedor, placentero y hospitalario, es posible con el concurso de los que aquí creen en el accionar político basado en principios éticos y morales. Solamente aquellos que van a la brega política en procura del bien de la comunidad humana están en condiciones de luchar por la instauración de un ordenamiento económico justo, libre de privilegios y taras que lesionan la buena formación para vivir en armonía.



Santiago de los Caballeros,
25 de septiembre de 2017.