Por: Ramón Antonio Veras.
I.- Democracia agradable para pocos, y desagradable para muchos
1.- Es posible que en un futuro lejano, mis bisnietas y mis bisnietos se
interesen por saber la forma de democracia que predominaba en nuestro país
cuando su bisabuelo contaba con setenta y cinco u ochenta años de edad.
2.- De la democracia creo que esa forma de gobierno, en los diversos
períodos históricos, su contenido ha cambiado conforme a las transformaciones
que se han operado en el régimen económico imperante. Así ha sido desde la
Grecia y Roma antiguas donde predominó la democracia esclavista.
3.- La democracia que el pueblo dominicano ha soportado es la
representativa de la minoría nacional, que disfrutan placenteramente sus
beneficiarios; la han gozado a su anchura con tanta placidez, suavidad y
tranquilidad que se han olvidado de cuidarla para que les sea duradera.
4.- Aquellos que se aprovechan de la democracia dominicana la ven bella,
una preciosidad, algo así como un encanto, pero la mayoría de nuestro pueblo la observa
fea, desaliñada y desproporcionada; de mala pinta y peor facha, la mira
como algo insoportable a la vista de cualquier persona que ama la limpieza y la
decencia.
5.- La democracia que agrada a un grupo insignificante de la sociedad
dominicana, por el contrario es, para la gran mayoría de los dominicanos y las
dominicanas, una real contrariedad, un percance que con el transcurso del
tiempo va de complicaciones a tropiezos, de desventuras a fatalidad. Es un
régimen que, a quienes son los más les genera pena y tristeza.
6.- Una democracia de obscenidades es la que aquí ha salido de las urnas
cada cuatro años, porque han estado preñadas de deshonestidad, indecencia e
impudicia. Lo sucio, procaz e indecoroso es engendrado en el vientre de una
formación económica porno, como la hedionda democracia que tenemos con
desconsuelo.
7.- Mientras unos pocos permanecen alegres, sumamente contentos con la
vigente democracia, la mayoría de nuestro pueblo se mantiene melodramáticamente
sentimental y penosa, por la infecta laguna donde se mueve, un medio
inapropiado, desolador y pésimo.
8.- La porquería de democracia bajo la cual politiqueros han
puesto a vivir a dominicanos y dominicanas, se torna inviable porque para
aceptarla hay que estar preparado para degradarse, convertirse en una inmundicia altamente podrida; en una
bazofia maloliente e irrespirable, donde pululan los que están formados
para sentirse bien hormigueando en este fango social.
9.- La democracia de aquí es considerada buena por los desfalcadores que
bajo su sombra han arrastrado su vida de pillaje, mal vivir, fraudes, hurtos y
delitos. El delincuente no se siente frustrado en un campo propicio para
ejecutar acciones pecaminosas.
10.- El ambiente de la democracia dominicana de hoy es un edén, una
gloria para quienes hacen de la política una actividad bien vista por
aventureros, malandros, lunfardos y otros tantos facinerosos. Los bandoleros
han simbolizado dignamente la democracia con la que aquí se han deleitado los
antisociales.
11.- La democracia que desde siempre hemos visto es la que ha
contribuido a tener personas que dan demostración de entrega, debilitamiento
y declinación; que marchita al ser humano, lo apaga, haciéndolo sentir
desfallecido para que no luche por liberarse de las cadenas que les
oprimen; para que no demuestre fortaleza, vigor para salir adelante.
12.- Los que diseñaron esta democracia la venden como maravillosa, y es la misma que
procura formar individuos lastimeros, llorones, para que permanezcan suplicando
y rogando; echados a los pies de los opresores; implorando y no exigiendo;
demandando con deprecación y no reivindicando, tolerando y no reclamando; ser
flexible y no firme requeriente.
13.- La democracia modelo para malvados, siniestros y malignos, es
la que al pueblo dominicano le han vendido como que es, supuestamente para
nobles, buenos y bondadosos por entero. Sembrar la confusión entre lo que
queremos y lo que padecemos ha sido obra de los demócratas de pacotilla, los
mismos que han querido fijar en nuestra conciencia la resignación dictada por
mediocres.
14.- La añeja democracia dominicana, que sus defensores venden como
joven, no ha sido capaz de crear instituciones fuertes, decentes y confiables. Por el contrario, las que tenemos constituyen
una afrenta, un bochorno, un insulto a las personas decentes del país. Los
organismos estatales burlan, injurian, deshonran, ofenden a los hombres y
mujeres que aspiran a vivir sin ultraje, vejaciones, ni oprobios
institucionales.
II.- Una democracia de desigualdades
15.- El ordenamiento social y económico que pone a sufrir al pueblo
dominicano, es el que ha parido la democracia que está entre nosotros enseñando
desigualdad de oportunidades; disparidad de situación económica; disconformidad
material y espiritual en el seno de las masas populares; distancia entre
la minoría que lo tiene todo y el pueblo desilusionado que carece para vivir de
lo esencial.
16. El modelo económico actual, y su democracia, es el que
ha traído la crisis ética y moral que nos hiere como país, nos degrada y hace
sentir como que estamos viviendo en un pantano, en un espacio que tiene mucho
de pocilga y poco o nada de sociedad humana.
17.- La democracia que ha dado a luz el sistema social que
domina en nuestro país, ha hecho posible la formación de mujeres y hombres
parlanchines, charlatanes y simuladores, listos para actuar inclinando la
espina dorsal para decir si, doblar el espinazo como expresión de sumisión,
entregarse en cuerpo y alma al que algo de dinero pone en sus manos.
18.- En lugar de educar a la niñez dominicana en la honradez,
integridad, honor y lealtad, la democracia dominicana manda el ejemplo de que
lo que hace al ser humano distinguido es ser corrupto e indecente; al politiquero
desleal; que el descrédito y la buena fama es la misma cosa; que la
respetabilidad la da el dinero, no el correcto proceder.
19.- La democracia limpia, que concita amplia simpatía en el alma
popular, se ha convertido en espejismo, una quimera porque de la que somos
testigos está degradada en todos los aspectos. La actitud delincuencial que
observamos en diferentes capas sociales es el resultado de una forma de
gobierno que ha predominado y en la que el robo se ve como formando parte de la
cultura política nacional.
20.- La democracia dominicana está cimentada en un sistema que estimula
la desigualdad de oportunidades, impide el desarrollo armónico e integral de la
mayoría de los dominicanos y dominicanas, condenándola, hundiéndola en el
hambre, la miseria, el desempleo y la infelicidad.
21.- En los marcos de la democracia representativa, la niñez, la
juventud y los ancianos están abandonados a su propia suerte, porque el Estado
no tiene para ellos una política que les proteja. El abandono, la mendicidad,
la pobreza extrema condena, lleva a la marginación a todos aquellos que carecen
de lo indispensable en el orden material y espiritual.
Reflexiones finales
22.- Las masas populares dominicanas, han aplicado todos métodos de
lucha en procura de una democracia que les traiga alegría, paz, amor,
comprensión, felicidad y, en general, grata vida material y espiritual; pero la
que han encontrado es la democracia que genera tristeza, guerra, odio,
desavenencia, infelicidad y desesperanza.
23.- Nuestro pueblo se ha interesado por disfrutar de una democracia que
estimule desde el poder del Estado la moderación en los gastos, la sobriedad de
los funcionarios, y la prudencia en el proceder oficial, pero ha tenido que
sufrir el despilfarro de los dineros del erario, indecente derroche y ausencia
de comedimiento.
24.- Un pueblo como el dominicano, que se ha interesado por gozar de
seguridad, se ha encontrado con una democracia vulnerable, peligrosa,
totalmente insegura. La tranquilidad, estar a mansalva, es puro deseo de la
familia dominicana bajo una democracia en la que nadie da por seguro contar con
vida ni en su propia casa, porque la criminalidad y la muerte andan en infernal
alianza.
25.- Los mejores hijos de este país se han esforzado, sacrificando hasta
sus propias vidas con el objetivo de
disfrutar de una democracia en la cual funcionen las instituciones, pero su
esfuerzo ha sido en vano. La
institucionalidad no ha sido otra cosa que pura ficción, total apariencia; un
deseo frustrado, una aspiración fallida; una sana voluntad desnaturalizada,
falsificada y secuestrada.
26.- En distintas épocas, en nombre de preservar la democracia
dominicana, desde el poder del Estado se han aplicado los métodos más odiosos y
despóticos contra luchadores democráticos interesados en construir un ordenamiento
económico y social justo y con una nueva democracia que esté basada en la
voluntad libérrima de lo que en verdad es el pueblo.
27.- Hombres y mujeres sensibles del país, con abnegación y total
desprendimiento, han hecho significativos aportes para que disfrutemos de una
democracia con sentido social, pero su esfuerzo no ha dado los resultados
esperados, porque la que tenemos es una democracia que solo favorece a grupos
minoritarios que de ella se han aprovechado en forma miserable, con entera
rapacidad.
28.- Las fuerzas democráticas y progresistas, a los fines de tener una
democracia que genere confianza para salir adelante, han luchado con ahínco,
tesón y alto fervor, pero lo que tenemos es un país rezagado, con un orden
social demorado en el avance socioeconómico.
29.- Nuestro pueblo, en interés de disfrutar de una democracia de oro,
la ha pagado con sudor, sangre y martirio, pero la que tiene no llega a ser ni
de cobre, porque es frágil, sumamente endeble, altamente inconsistente y
enfermiza. Está constituida por un material maleable, enteramente manipulable,
adecuada para ser manejable por los peores intereses nacionales y extranjeros.
30.- Hemos invertido para tener una democracia honesta, pulcra, casta y de
pura decencia, pero la que nos lamentamos disponer es una prostituta, ramera de
poca monta; una golfa descarada, gamberra de orilla, que sirve a los chulos más
contaminados por las enfermedades del sistema. Lamentablemente fracasamos
haciendo fuertes contribuciones con la ilusión de sentirnos contentos con una
niña recatada, pero históricamente lo que nos ha salido es una democracia
degenerada incorregible.
31.- Por último, aquellos que se sientan bien viviendo bajo la actual
democracia, pues que la disfruten,
porque la realidad está diciendo
que la misma no durará por mucho tiempo, y que lo que en verdad se llama
pueblo dominicano está dispuesto a construir una nueva democracia, la suya,
totalmente diferente a la que ahora se lamenta tener.
Santiago de los Caballeros,
3 de abril de 2017.