viernes, 30 de diciembre de 2016

Reflexionando a mis 78 años

Por: Ramón Antonio Veras.

I.- Creo haber nacido  para luchar, servir y reír

1.- Así por así, como quien no quiere la cosa, hoy  25 de diciembre de 2016, cumplo setenta y ocho (78) años desde  que llegué a formar parte del mundo de los vivos, salido del vientre de María Idalia Veras, quien fue asistida  en ese  momento difícil y doloroso del alumbramiento,  por Juana, su vecina comadrona.

2.- Mi vida ha sido un vaivén, un balanceo de alegría y sinsabores,  libertad y encierros; un bamboleo de satisfacción y pesadumbre; una oscilación entre  tranquilidad y sobresaltos. Pero nada,  esa ha sido mi existencia y no otra, los hechos son los hechos y no se derriten.

3.- Aunque la vida ha sido para mi de puro trabajo, la alegría me ha acompañado; ella me mantiene contento, sin importar  a  la tristeza  que han pretendido condenarme mis adversarios ideológicos,  traidores, farsantes y envidiosos. Conservo la jovialidad por encima de mis 78 años, y así quiero permanecer hasta el final de mi existencia.

4.- Me mantengo alejado, por allá en las chimbambas, donde Cristo dio las tres voces, en el quinto infierno. Trato de permanecer  a distancia de quienes  quieren  quitarme el buen humor para verme rumiando penas. Los malvados no lograrán que el aburrimiento,  la pesadumbre me domine; estaré lo más distante posible de los que sufren con mi  dicha, con verme contento. No cambiaré nunca sentirme que vivo de júbilo.   Por cada segundo que me asoma la melancolía, tengo en mi alma un millón  de  contentura.

5.- Conservo  la euforia con que vivo para deleite mío y de mis seres queridos, a quienes transmito permanente optimismo. El contentamiento lo quiero tener como patrimonio anímico, como algo que espanta todo aquello que rompe la exaltación que disfruto al saber lo bueno que es vivir en calma, con fogosidad y plena vehemencia.  Seguir  tranquilo, haciéndome el sordo a las maldiciones, el odio  y el vituperio que sale de las gargantas enfermas  de los amargados y  canallas.

6.- Quiero permanecer, como hasta ahora, campante, como si nada, garboso,  sintiéndome el hijo airoso de Idalia, ufano  de tener seres humanos a los cuales  adoro, y  me hacen sentir un jovencito de 16 años, aunque celebro ahora mis 78; ellos son los mismos que me hacen mantener de buen humor, con buen temple, como una hermosa pascua. 

7.-  Los inconvenientes que he tenido que enfrentar en el curso de mis 78 años,  no me han quitado el deseo de seguir viviendo.  Los problemas  he tratado de solucionarlos convencido de que vivir es luchar; que batallar  eleva al ser humano, no lo reduce. He aceptado las complicaciones como formando parte de la brega por salir adelante sin  importar  los contratiempos.

8.-  Cuantas veces he estado en apuros me he sobrepuesto  a las debilidades circunstanciales   y saco de lo más profundo de mí ser todo lo que significa  firmeza. He hecho de la solidez, de la resistencia una aliada permanente, razonando en el sentido de que mamá me educó,  con su ejemplo de mujer de fortaleza ilimitada,  para que fuera un ser humano de firmeza y  nunca la debilidad se apoderara de mí.

9.- He procurado ser consistente, darle riendas sueltas a mi carácter, a la voluntad de no quedar atrás, al deseo que  he tenido de triunfar sin atropellar a los demás. Estoy  armado de animosidad, del empuje que me  hace no creer en las pusilanimidades que llevan directamente al titubeo, a la irresolución, a la indeterminación que solo conduce a la  incertidumbre que es aliada inseparable de los que están unidos al escepticismo.

10.- Creo  en la perseverancia para alcanzar las metas propuestas; en  la insistencia, la tenacidad para lograr los objetivos que me propongo,  porque me he combinado en forma indisoluble  con la idea de que la tenacidad constituye un eje fundamental en la persona de convicciones,  de ideales puros y nobles. Ser  recalcitrante me ha permitido alcanzar parte de lo que he aspirado ver realizado.

11.- Sereno, sin exaltación alguna, he elaborado planes que he materializado porque he unido el sosiego y la ecuanimidad cuando así me  lo ha impuesto la realidad de la vida. Trato de no estar acompañado de la prisa porque en mi etapa de juventud cometí errores  por proceder con desesperación.   He aprendido, con los años, a no alterarme ni  desmoralizarme impulsado por las emociones  que tantas dificultades me han creado. Ahora procuro  actuar con aplomo, algo relajado, sin pasión ni alteración emocional.

12.-   Controlar mis actuaciones emocionales no ha sido nada fácil para mi. En el pasado   no siempre me hizo bien actuar con vehemencia, con la llama que me  salía a cada instante y que traducía en un  entusiasmo equivocado o erróneamente ejecutado. Ahora,  sin ser un hombre tibio, sé como ser activo; como accionar en forma diligente, con eficiencia, concentrándome en lo que estoy haciendo para obtener resultados positivos sin lesionar a terceros.

13.- He tenido que llegar a los 78 años de edad para accionar  sin tener que lamentarme  después, porque la vida  me ha dicho que en el pasado  en  determinados momentos procedí con mucha ingenuidad, que no supe desentrañar, determinar que actuaba de buena fe ante quien procuraba engañarme; que fui sumamente débil y espontáneo ante maliciosos, marrulleros y zorreros. Pura y simplemente me comporté  con  naturalidad y transparencia  ante farsantes y  traidores.

14.- Aunque he sido víctima de mis debilidades y he errado en la apreciación o valoración de algunas personas que luego he comprobado que no sirven, no me lamento en lo absoluto de mi cándido proceder, porque me siento mejor siendo lesionado, afectado en mi correcto proceder, que dañando a alguien,  aunque sea lo más perverso sobre la tierra. No estoy formado para motivar dolor, ni mucho menos sembrar calamidades.

15.- Actuar como me formó mi madre, y apegado a mis convicciones, me ha permitido vivir en paz espiritual, sin perturbación en mi conciencia. Al llegar a mis 78 años de existencia puedo decir que soy un ser humano libre de desconciertos, turbaciones e  inquietudes mentales. Me he propuesto que el  día que muera hacerlo tranquilo, quieto, totalmente reposado, calmado, liberado de intranquilidad, nada de agitado, y mi velorio ausente de turbulencia.

16.-He vivido con la creencia de que la actitud ante la vida define a los seres humanos; que aquel que quiere despedirse del mundo de los vivos sin remordimientos, compunción, desazón o intranquilidad, lo único que tiene que hacer durante su existencia es actuar correctamente, sin afectar a otros. Sencillamente,  probar en vida que es merecedor de ser tratado con respeto porque sus acciones terrenales lo hacen acreedor  de la consideración de sus coterráneos.

17.-  No me quejo de la vida porque como siempre  digo, ella me ha dado más de lo que le pedí,  aunque he tenido que vivir en constante batallar para subsistir en un medio social que no le garantiza nada al ser humano. Sería  un impertinente insatisfecho si manifiesto lamentaciones luego de haber vivido 78 años,  y en espera de continuar  por muuuuuuchos más formando parte de la lista de los vivos.

18.- Mi madre me educó en el trabajo,  en la faena. Ella  hizo de mi un ser humano diseñado para producir con el esfuerzo, un ente laborioso, esforzado y afanoso. El  trajinar, el quehacer diario,  comportarme incansable, listo para aportar a la sociedad, esa ha sido mi vida. No conozco la haraganería,  me repugna,  y la vagancia la desprecio, porque  donde está la laboriosidad no tiene espacio el ocioso, vago, remolón e inútil.

19.-  Estoy hecho para competir, disputar con lealtad, enfrentar  sin claudicar; debatir sin darme por vencido. Tengo el afanar como algo cultural empeñarme por estar en alguna actividad me hace sentir que tengo vida nueva, renovada; necesito asegurarme de que estoy activo y que puedo contribuir  con mi desempeño. Estar accionando me hace sentir consolidado para  hacer labores constructivas.

20.- Mientras respire debo estar estimulado, con ánimo, impulsado y vivificante porque sólo así me mantengo en disposición de servir al medio donde vivo, hacer todo aquello que está dentro  de mis posibilidades y  sea provechoso para lo que se llama pueblo dominicano.

II.- Mi  convicción  política
21.- Es una aspiración  mía que el día  inexorable de  la  partida del mundo de los vivos, la que ha sido mi forma política de pensar y actuar no sea  inquietud para mis descendientes.   Procuro ser juzgado partiendo de  realidades, no de suposiciones. 

22.- En el orden político y social he vivido con la creencia de que el socialismo real es la única solución  para la humanidad resolver los problemas de desigualdad,  injusticias y toda clase de opresión económica y  social. Sólo bajo el sistema socialista se alcanza el verdadero florecimiento y desarrollo del humanismo, porque descansa en el fundamento del bien del ser humano y para su plena capacidad creadora.

23.- Creo firmemente en mis ideas políticas, pero no soy sectario; no vivo encerrado en mi pensamiento, ni creo en ninguna secta.  Tampoco soy dogmático, porque mi práctica política la hago en base a lo que he estudiado y asimilado; no estoy aferrado a ciegas a mi concepción  ideológica. 

24.- Porque confío en la brega de los pueblos  por sus legítimas aspiraciones, nunca he sido ni seré creyente del fatalismo, porque condena a las masas  populares al conformismo, la impotencia, la pasividad y la sumisión. A la lucha política, social y cívica he ido e iré, dentro de mis posibilidades,  lleno de optimismo, entusiasmo, animado  y rebozado de la confianza en la pureza e integridad de mis ideas.

25.- Antes de concluir estas reflexiones con motivo de cumplir  mis 78 años de edad,  quiero destacar  lo siguiente:

a.- Con  motivo de mis actividades internacionales, como integrante de organismos preocupados por la paz mundial,  tuve la oportunidad de compartir  con  destacados  dirigentes políticos, entre ellos  Fidel Castro,  Yasser Arafat, Kim Il-sung, Dolores Ibárruri, Melba Hernández, Muamar el Gadafi, Luis Corvalán, Omar Torrijos, y otros. De todos,  el que más me impresionó fue Fidel Castro,   a quien he considerado como el más completo líder  político del siglo XX y lo que va del XXI.
b.- Me alegra  saber que el próximo mes de febrero de 2017, voy a compartir al lado de mis compañeras y compañeros de estudios, y con el concurso de mi universidad, la celebración de los 50 años de graduación de la promoción de abogados y abogadas de la UASD 1967, conocida como “La Promoción De La Libertad”, a la que pertenecemos.

c.-  Al cumplir medio siglo como profesional del derecho, tengo muchas satisfacciones, pero la  mayor  ha sido haber prestado  mis servicios  como abogado  a perseguidos políticos  nacionales y extranjeros, sin importar su criterio ideológico o  ubicación, y sin haber esperado ni recibido paga alguna.


Santiago de los Caballeros,

25 de diciembre de 2016.

El pueblo y actos que le motivan indignación

Por: Ramón Antonio Veras.


I.- Las acciones repugnantes cambian el estado de ánimo

1.- La alegría,  el buen humor, estar alegremente es lo normal en el ser humano. Permanecer divertido es su deseo,  por lo que si cambia  a tristeza  es porque algo ha perturbado su regocijo, lo ha  transformado  de bienhumorado  a deprimido.

2.- La modificación en el estado de la persona  de satisfacción a pena,  le puede ocurrir  de un momento a otro, en un santiamén, en un abrir y cerrar de ojos, en un dos por tres. Pero de  seguro que algo ha incidido en su ánimo  para que se produzca  la variación  de dinámico a aburrido. 

3.- En cada ocasión resulta conveniente descubrir, dejar a la vista qué  ha influido en el  individuo para reaccionar  en forma diferente a lo que es su normal proceder.  Actuar con apego o rechazo es una respuesta del estado mental  en un determinada  momento.

4.-   En lo que respecta al pueblo dominicano, que es una comunidad de mujeres y hombres tranquilos y habitualmente calmados,   una serie de hechos  repugnantes  lo están motivando a que rompa  su quietud, apacibilidad y equilibrio,  llevándolo a la intranquilidad e impaciencia.

5.- Para romper con la situación de normalidad, de su rutina de paz, nuestro pueblo no lo hará  como consecuencia de  un arranque emocional, un arrebato irracional, sino  por estar  hastiado, exasperado por ser víctima de acciones  bochornosas que le repugnan  y lo llevan a sentirse asqueado.

6.- Lo mejor de nuestro país  se siente burlado,   tomado de payaso,  tal cual adefesio, el hazmerreír de todo momento. Ese estado de creer   que lo tratan de mamarracho, lo guía a la indignación, a montarse en cólera,  sacarlo de quicio, a sulfurarse de tal forma que será imposible de aplacar.

7.- No hay que hacer mucho esfuerzo ni estar dotado de gran inteligencia  para darse cuenta que la comunidad dominicana  tiene más  que justas  razones  para llegar  al convencimiento  de que la  sucesión de actos bochornosos, asfixiantes moralmente, generan enojos hasta a los más flemáticos, abúlicos e imperturbables.


8.- Sin lugar a dudas, irrita, provoca alteración en las personas sensibles el hecho de comprobar que mientras trabajadores cañeros legítimamente reclaman  el aumento de sus miserables pensiones, una señora, gorda y colorada, permanentemente  maquillada,  recibe del Estado, sin justificación laboral alguna, más de medio millón de pesos mensuales,. 

9.- Hace saltar, pone de banderillas al más tranquilo, levanta ampollas, saber que  fueron  sustraídos terrenos propiedad del pueblo dominicano ubicados en el vertedero de Duquesa, valorados en  cientos de millones de pesos, en tanto 250 familias damnificadas del ciclón  David, exhiben la más espantosa miseria, 37 años después del  paso del citado huracán.

10.- El más sosegado se convierte en cascarrabias, al ser testigo de que están desamparados miles de infelices, a los que las permanentes lluvias de las últimas semanas dejaron sin  techos,  en tanto un jovencito,  muy empolvorado y burócrata, recibe un sueldo de lujo desde un ministerio, únicamente para entregar pergaminos de reconocimientos.

11.- El hombre o la mujer que en  este medio social se desempeña como empresaria y respeta las reglas del sistema, se siente agraviada,   mentalmente insultada, maldice  al funcionario que en un año duplica su patrimonio económico.

12.- Con razón se mantiene bilioso, de mal carácter, el triciclero que a  diario se levanta de  madrugada a trabajar y siempre vive en la miseria, al mismo tiempo que un politiquero tiene una pensión millonaria del Estado, con sólo haber servido dos o tres años en la administración pública.

13.- Se enfurece, se saca de quicio y permanece fuera de sí,  la mujer o el hombre laborioso que recibe por su trabajo un salario mísero, mientras el regidor o la regidora  devenga  sueldos lujosos y otras  entradas no santas.

14.- El fastidio, la molestia que lleva encima la persona que aquí ejecuta trabajos y recibe en forma legítima una suma de dinero, de seguro que en el  fondo de su alma condena, se mantiene endiablada con la situación actual, maldiciendo a los aprovechados del erario y  las iniquidades.

15.- Un ordenamiento económico y social que descansa en la deshonestidad, impudicia, obscenidad e indecencia, no puede mantenerse por mucho tiempo,  porque sus propias contradicciones lo hacen insostenible por intolerable, cargante y abusivo.

16.- Las acciones bochornosas ejecutadas por los mismos que se benefician del sistema, lo convierten en ilógico, incoherente y absurdo. Lo que a diario  vemos en nuestro país  es una prueba evidente de que la debilidad del actual orden reside en lo vulnerable, endeble e inconsistente,  que lo hace atacable e inerme.

17.- Es tan  penoso el vigente sistema que padecemos que ni sus más rancios ideólogos pueden santificarlo, porque no tienen altares para colocarlo y mucho menos glorificarlo. Desde el punto de vista de las ideas que genera el sistema, sus defensores no tienen espacio para rendirle culto; está huérfano, sin amparo, abandonado a su suerte.

II.- Nuestro  pueblo ha de aprender de la realidad   que ha vivido

18.- De la  misma forma que los pueblos valoran,  distinguen y aprecian a quienes dan demostración de respetarlos, también  rechazan a aquellos que los deshonran, envilecen   y desconsideran. La admiración  las tienen reservadas en la conciencia para los que   desde las alturas del poder demuestran  miramiento, no así para los que los irrespetan y descuidan.

19.- Las comunidades humanas se sienten lastimadas, castigadas y de todas formas desconsideradas, una vez se dan cuenta que en su contra se están aplicando políticas de desprecio, desdén y desinterés en la defensa de su patrimonio,  de sus recursos de toda índole. De la misma forma que las masas populares saben demostrar estimación, cariño a quien las valora, saben despreciar a aquellos que  no las honran y enaltecen.

20.- A quien se quiere se respeta, y los actos bochornosos que a diario ocurren en nuestro medio  revelan que hacia nuestro pueblo no hay consideración, cariño y mucho menos se valora su esfuerzo para ser mejor, dejando atrás el atraso, los abusos y todo aquello que nos reduce como una comunidad de mujeres y hombres sensibles,  solidarios y laboriosos.

 21.-  Los actos que nos degradan como  pueblo que aspira  a vivir en un ambiente limpio, libre de las lacras de la corrupción y la impunidad, están llevando a lo mejor  del país a la convicción  de que no podemos continuar como hasta ahora, en este medio que deshonra, denigra, reduce a la nada a las personas que respetan y se respetan.

22.-  La sociedad dominicana luce que en  ella se ha perdido el respeto al trabajo, a la vergüenza y a la honradez, y   su lugar ha sido ocupado por la haraganería, la  desvergüenza y el ladronismo, porque resulta que comportarse decente, proceder con decoro, actuar escrupulosamente, ya no  tiene sentido porque descararse, descomponerse y ser desfachatado  ha tomado carta de presentación.

23.- Sufrir, aguantar, soportar tranquilamente no es la tradición, la costumbre de nuestro pueblo. Lo que sí ha demostrado la historia de lucha de las masas populares dominicanas que se han  rebelado, zapateado cuantas veces las circunstancias lo han requerido. Ceder, transarse, demostrar flexibilidad por debilidad nunca ha sido  nuestro  proceder.

III.- La tolerancia  tiene sus límites

24.- La tolerancia de los pueblos tiene sus  límites,  no llega a lo  insoportable. No  puede confundirse  lo respetuoso con la  docilidad   ciega, sin ton ni son, así como  así, sin más   ni más. Lo permisible no cuadra ante lo que es a todas luces inaguantable.  Tener aguante, soportar no llega a convertirse en siempre decir amén.

 25.-  El dominicano ha  sido algo más  que comprensivo, llegando a comportarse como un manga ancha, lo que no quiere decir, en modo alguno,   que sea consentidor de abusos, atropellos e iniquidades. El arrojo, la valentía, lo indomable de  nuestro pueblo está probado en la práctica,  en su historial de lucha patriótica y democrática.

 26.- A nuestro pueblo tampoco se le puede reprochar,  echar en cara  la resignación ante los abusos en su contra.  No puede ser vituperado por no accionar frente a  ofensas   que merecen la repulsa  colectiva, la recriminación como  respuesta de las fuerzas más activas de la sociedad.

 27.- De lo que no debemos tener la menor duda es que más temprano que tarde, lo mejor del paìs, ahíto, hastiado, colmado de tanto pasar  por  alto porquerías politiqueras en su contra, va a gritar: basta de tanta cochambre, suciedad, desprecios, ignominias, humillaciones, oprobios y canalladas. El deshonor jamás puede mantenerse  por encima de la dignidad y la aspiración de los mejores hombres y mujeres de la sociedad a vivir con hidalguía.

 28.- Nadie con sano juicio puede pensar que las mujeres y hombres  dignos del país van a mendigarles a sus adversarios el derecho a vivir decente y en un ambiente de respeto. Limosnear, pedigueñar lo que puede alcanzar con la acción de masas, nunca ha estado en los planes del pueblo dominicano. El  implorar,  ir de puerta  en puerta jamás será el proceder político de quienes confían en las fuerzas  motrices llamadas a motivar a los que bregan confiados en vencer.

 29.-  Siempre ha estado en nuestro pueblo batallar, la beligerancia, el sentido de combatividad para enfrentarse con quienes han sido sus opresores de turno. Lidiarse, batirse para rechazar e impugnar el despotismo y el golpeo a su dignidad, en reiteradas ocasiones lo ha demostrado el pueblo dominicano. Contradecir a los que procuran silenciarlo es norma, costumbre que ha echado raíces en el sentir popular dominicano.

 30.- Lo que en determinados momentos se ve en las masas como un negativo quietismo, una inactividad frustrante, en el  fondo no es más  que el estacionamiento, el reposo para reflexionar con relación  al movimiento en procura de avanzar,  ir hacia adelante con el fin de alcanzar con éxito  el objetivo perseguido, llegar en firme, con fortaleza a la meta propuesta.

 31.- Nadie debe llamarse a engaño, tomadura de pelo ni dejarse hacer morisquetas, creerse que el pueblo dominicano, por el hecho de no reaccionar ante los desmanes,  está flaqueando, que su voluntad para luchar está resquebrajada, o que ha visto venirse abajo su decisión de levantarse para liberarse de la opresión en su contra.



                                                               
Santiago de los Caballeros,
19 de diciembre de 2016.


lunes, 12 de diciembre de 2016

Abriéndole espacio a las inconductas

Por: Ramón Antonio Veras.


 A manera de explicación

El autor de este escrito no nació con las ideas que hoy domina, sino que las hizo suyas  captándolas de su círculo familiar, en el  discernir del medio que ha vivido, y la concepción ideológica que estudió y le sirve de guía a sus actuaciones.

Al  igual que todos  los dominicanos y dominicanas que se han desarrollado en el actual orden social, estoy preñado, atiborrado, atestado de defectos y debilidades, pero dentro de las sombras a mis escasas virtudes no está la incoherencia entre lo que creo y predico. He tratado de vivir acorde con mis pensamientos y actuaciones.

Para abordar el tema afín con integridad, honradez, honestidad y pulcritud conductual no me ha pasado por la mente creerme un purificado, acrisolado o pontificado de moralidad. Pero creo que a la plasticidad de los honestos y honrados de ocasión,  deben  salirles al frente las mujeres y hombres que han vivido y viven aferrados a la idea de que honestidad, honradez y  decoro, no  son objeto de negociaciones,  interpretación antojadiza, caprichosa e inconstante. La solidez en la formación familiar, la resistencia a lo deshonesto, y la consistencia de pensamiento  debe  mantenerse inalterable y duradera  apegada a sanos principios.
  
I.- Facilitando la Deshonestidad

1.- En el medio social dominicano amplios segmentos de la población acomodan a su conveniencia el pensamiento que tienen sobre honestidad, honor, probidad, seriedad, etc.    La  época   en la cual hombres y mujeres del país sostenían criterios rígidos que les identificaba por hacerles  honor a cualidades morales que les  ensalzaban, está desapareciendo. Al parecer,  decencia y honorabilidad andan de la mano con la deshonra.

2.- Exhibir la honradez como virtud ya no es prueba de entereza,  porque la han convertido en   una necedad. El objetivo es hacer ver como hombre pobre de espíritu a quien levanta la honorabilidad, porque para que se  imponga la transacción de los principios hay que amilanar a quienes  los  elevan  y se mantienen envalentonados, no encogidos ni vacilantes.

3.- Una vez la persona se comporta en forma oportuna para lo que le es ventajoso, somete  su accionar, sujeta su proceder, esclaviza la conducta a lo que le facilita la vida. La sana voluntad se doblega cuando su dueño la abandona  a los fines de mantenerla supeditada obedeciendo a quien lo favorece.

4.- Muchos dominicanos y dominicanas, en procura de recibir prebendas han  ampliado la idea que tenían de la honestidad,  extendiendo la cuerda de la rectitud para con la  elasticidad ensanchar el espacio por donde pueden darles riendas sueltas a la doblez conductual e incoherencia. En la medida que se hace más ancha la facilidad para entrar al círculo de los renegados de la honestidad se diluyen las normas que no se  ajustan  a  la corrupción de los moralistas de hojalata.

5.- A los fines de facilitar la doblez de su acomodaticia  honorabilidad, aquel que cree tener el don de la destreza para manejarse simulando decencia, simplifica el correcto proceder a simples tonterías, superficialidades, para que  le resulte  cómodo ser sinvergüenza y a la vez presentarse como recto y decoroso.

 6.-  Aquí la honestidad se ha llegado a adulterar de tal forma que cualquier  rufián dice ser auténtico y modelo de honradez, aunque por la mañana simula ser  mesurado y virtuoso, en la tarde un truchimán y en la noche un felón, demostrando así que en nuestro medio se puede sintetizar en una misma persona al procaz e insolente.

7.- Hablar ahora de ser honesto deja perplejo a cualquiera porque el pervertido ha logrado ser aceptado como puritano, no siendo  más que un  réprobo educado en la malignidad y la depravación. La desfachatez no tiene límites cuando de ella hace uso el crapuloso que se vende como bueno.

8.- El deterioro ético y moral de la sociedad en que vivimos permite que cualquier corrupto se crea con calidad para sermonear, que es austero, aunque haya permanecido en la movida de la disipación, enviciamiento y amoralidad.  Lamentablemente cualquier bullanguero travieso se siente autorizado a predicar la honestidad siendo un ininterrumpido  depravado.

9.- Ha  caído en el olvido que la honestidad impone a quien quiera honrarla, no contaminarla con impudicias, mañoserías y cuantos vicios constituyen una afrenta al correcto proceder. Es un insulto, una ofensa a la honradez, aprovecharse de un ambiente corrupto para enriquecerse en forma ilícita.

10.- Es un agravio a la buena conducta acomodarse  a las  prebendas haciendo  uso de simulada decencia. Resiente el correcto proceder quien  haciéndose el afamado y gracioso deshonra la ética y la moral social. No puede levantarse el honor con las manos sucias, haciendo de la ascosidad, de la puercada una bandera, un cromo.

11.- La decencia, lo respetable, integro y recto no forma parte de la cultura de quien con  sus actuaciones niega lo pudoroso, noble y digno. No es persona a imitar quien en el medio social donde vive aparenta integridad, pero en su accionar se comporta medio sinvergüenza y reduplicado vagabundo. La falsedad, el disimulo no sirve como pauta de buen vivir,  porque hipocresía y fingimiento no tienen relación alguna con la sinceridad.

12.- La persona honesta, honrada y digna tiene que serlo  por entero,  completa,  totalmente;  nada de fragmentada o parcial; mantenerse coherente, constante,  no blanda, voluble y tornadiza. No se puede vivir predicando la moral robándose los  dineros del erario, legalizándole  ilegalidades  al corrupto, y a voz en grito maldecir la corrupción y adorarla.

13.- Rompe con la honestidad no sólo el que roba y recibe dinero sin laborar, sino también aquel que viola la palabra dada, miente, traiciona, gustosamente ofende, estimula la malquerencia hacia los demás, cultiva la vileza y contamina la mente limpia.

II.- Simplificando la  deshonestidad

14.- La concepción de la honestidad, lo mismo que la honradez, para su amplio manejo ha sido adecuadamente encuadrada a los fines  de que pueda ser disimulada, encubierta atendiendo a la voluntad de quien la levanta en su beneficio.

15.- Por la particularidad como aquí son manejadas las actuaciones, se estrecha o amplia el honor,  la estima y honra, dependiendo de la ocasión y hasta del monto económico que envuelve  la operación. La calificación de un  acto honesto o deshonesto estará sometida a una regulación de conveniencia, ventaja o alivio coyuntural del beneficiado.

16.- En la concepción, en la  mentalidad de muchos individuos, honestidad, honradez y decoro están sometidos  a mediciones particulares. Se ha hecho común  escuchar expresiones de quienes creen poseer el privilegio de tener un medidor de los actos que caen  dentro de la  sucieza o la limpieza, partiendo de su privilegiado tamiz. Su cedazo  le permite decidir si ha ejecutado o no una acción corrupta.

17.- La honestidad es vista como un juego, pasatiempo ideal para quienes se creen dotados de la dicha de ser árbitros, enjuiciadores de sus actuaciones.  Conforme a su muy exclusivo entender están premiados de sabiduría  equilibrada, y jamás atolondrada.

18.- La valoración que se hace en nuestro medio de honestidad, honradez y limpia conducta, guarda relación con el  monto que está de  por medio en la operación corrupta. Sería un diminuto ladrón,  un minúsculo corrupto, si lo que se roba es algo insignificante, sin gran valor en el mercado. Todo se reduce,  al parecer, a llevar el ladronismo a pesos y centavos.

19.-  En procura de colocar el concepto deshonesto en la más  mínima expresión, el lenguaje para identificar a los ladrones, a los que  sustraen fondos públicos, han  hecho de las inconductas una regla de vida,  se recurre a una  ensalada de expresiones, un  amasijo de criterios, un  popurrí de calificativos que tienen como objetivo  hacer ver  al deshonesto como  un pobre diablo, un simple renacuajo social.

20.- En el ambiente dominicano se procura acomodar al antisocial, colocar al degenerado para que armonice con decentes y limpios, con el fin de que se conserve como  aceptado por todas  y todos,  por santos y demonios;  que sienta en lo más profundo de su alma sucia que  aunque es un degenerado,  conserva el don de tener acólitos,  adláteres  que santifican sus sucias actuaciones.

21.-  Con el objetivo de que el degenerado esté en buena posición,  acoplado a los círculos sociales que les son afines,  se le mantiene armonizando, alternando para que,  codeándose con honrados  y ladrones, conserve su falsa imagen de personaje digno de finos  tratos.

22.- La regulación de la forma de comportarse en el medio dominicano la tienen aquellos que se  autocalifican de normalizadores de la vida social,  porque el accionar suyo mantiene arrinconado  el adecentamiento de la vida pública, puesta de rodillas, humillada  la vida de cualquiera que quiera erguirse, alzarse contra el equilibrio, las acrobacias de la sinvergüencería.

23.- La aceptación de que cada  quien  se crea con derecho a la igualdad de conducta aunque sea lo más descarado, ha creado la  falsa idea de que aquí hay analogía en la apreciación de lo honesto y lo deshonesto, aunque la verdad es que la similitud de ajustarse a las reglas  de la moral se está haciendo algo dificultoso, partiendo de que cada vez se ha ensanchado y desfigurado el concepto de persona seria, honesta y  honrada.

24.- Recibir lo indebido, cobrar  sin trabajar, vivir de la  ilegalidad, justificar la trampa y darle viso de limpieza a lo sucio, cae dentro de los lineamientos de aceptar disculpas de irregularidades toleradas, convertidas en exculpación social. Ceñirse a lo honrado carece de sensatez allí donde lo inadmisible está  a bien resguardo  por el pretexto de que se puede vivir inmerecidamente sin crédito.

25.- Señalar al corrupto como formando parte de los marginados de la honradez,  crea la posibilidad de pedirle excusas, luego de que explique que su accionar cae en lo admisible y socialmente acordado, en  vista de que en el medio  nuestro lo injustificado e  indebido tiene razón de ser en la tolerancia y diversidad de criterios, puntos de vista y manera de ver las malandrinadas de los educados y escasamente bondadosos.

26.- Nuestro país está viviendo un periodo idílico para aquellos que están  adecuadamente formados para ser indiferentes a la desaprobación delincuencial, apáticos ante la censura provenientes de grupos decentes, y se mantienen abúlicos frente a la calificación que les hagan de repugnantes, abominables e infectos vulgares.



Santiago de los Caballeros,

12 de diciembre de 2016.

Un cuadro penoso en nuestra educación familiar

Por: Ramón Antonio Veras.

I.-Los padres deben portarse bien

1.- En el hogar, esa ubicación que sirve de albergue originario al ser humano, comienza la formación, a esculpirse el carácter,  el alineamiento mental de lo que será su conducta; y  los que han  de labrarle su forma de ser son los padres con su accionar  en la vivienda familiar y en el seno de la sociedad.

2.- El origen, la estirpe  marca el porte, la forma como actuarán  en el mañana los que se formaron  en la casa. Los retoños no harán  nada diferente a lo que saben y han aprendido en la intimidad del hogar. Nadie nace de buena o mala familia, en  el común vivir, en el  habitual actuar de los directores que  se va cincelando, esculpiendo la figura de la prole.

3.- Por  la  influencia de los progenitores en el proceder de  sus descendientes, su obra les sirve de modelo a seguir, de pauta, de precedente positivo o negativo en el medio donde, en el porvenir, desarrollarán sus actividades.

4.- Por ser paradigma en el destino de sus niñas y niños,  el papá y la mamá están en el deber de comportarse como sus maestros,  conductores históricos vitalicios. No  les pueden fallar en las enseñanzas, en  la labor pedagógica doctrinaria, porque  disciplina es imponer conocimientos mediante la instrucción, la  explicación y también  sirviendo de ejemplo, guía,  itinerario a seguir.

5.- Esa labor de los padres hacer de norte, prácticos, el rumbo de lo que ha de ser la norma de vida, la regla de proceder de sus hijas e hijos,  de su parte entraña  un compromiso familiar y, fundamentalmente, social; un convenio de contenido conductual integral, que no puede ser empañado  de ninguna forma violado en lo decente, ético y moral.

6.- La responsabilidad de padre se asume voluntariamente, no se impone. Nadie está obligado a ser mamá o papá, pero quien decide serlo se hace responsable de cumplir con los deberes que tal condición impone ante los descendientes y la sociedad en general, misión que debe ser asumida con altura e hidalguía,  manteniendo coherencia en todo el curso de la gestión   aceptada con  plena libertad.

7.- El deber de preceptores de los padres para aleccionar, educar a sus hijas e hijos con el  ejemplo, requiere mantener página de vida pública y privada limpias, sin máculas; libres de emporcamiento, impudores y deshonestidad. El ejemplo que manden de su proceder,   no  debe  estar llamado a justificados cuestionamientos, a regaños colectivos.

8.- Ser prototipo de lo bueno impone a los progenitores deberes a cumplir  en lo que refiere a moralidad,  lo que les impide comportarse fuera de la honorabilidad, la  decencia y el decoro. La forma de proceder de los padres manda mensajes en uno  u otro sentido a la sociedad y a sus descendientes. La muestra del ser humano a imitar debe estar en la persona del papá  y la mamá, que con sus actuaciones llegan a ser  la imagen, el reflejo de la ideal conducta.

9.- Al  portarse correctamente los ascendientes les están diciendo a sus vástagos  que  en igual sentido han de actuar en el medio social donde viven,  que sigan la línea trazada en el diario  vivir de sus directores en el hogar  durante el periodo de su adolescencia y han  de continuar en el curso de su existencia.

10.- De la misma forma que no se olvidan los buenos modales retenidos desde  la casa,  tampoco escapan de la memoria los modos de vida que se apartan del adecuado actuar. El patrón, la  horma  sirve para lo impecable, pero también para lo incorrecto, porque  no sólo se logra la igualación de lo  bien imitado, sino también lo negativo aprendido.

11.- El núcleo familiar donde los niños observan de los guías de la familia un actuar escrupuloso, limpio y en todo caso recto, de seguro llegarán a ser adultos educados en actuaciones dignas a ser aprobadas, aplaudidas por los demás miembros de la sociedad que también han sido encauzados, orientados como mandan las normas del buen vivir civilizado.

12.-  El padre o la madre mala calaña, que ha tenido una práctica  social de baja estofa,  no puede esperar que su hija o su hijo va a exhibir un comportamiento de otra índole, porque su naturaleza está marcada por la  de su prototipo. La vida de los padres  se mantendrá inalterable, sin variación alguna en el quehacer, en la futura  faena diaria  de sus descendientes.


II.- Proceder de  padres en nuestro medio

13.-  Lo consanguíneo no es lo que determina la conducta de los emparentados, sino el código que ha copiado en su cerebro fruto de la enseñanza recibida de las acostumbradas actuaciones convertidas en legados de los maestros, la madre y el padre. Se hereda con más fe, utilidad y sentido social la honra y la dignidad que la mercancía dinero.

14.- Los progenitores que alardean y se pavonean porque se han enriquecido mediante prácticas ilícitas, sirven para ser   censurados por la parte limpia de la población; porque con  sus bravuconadas, el darse aires de grandeza, en nada contribuyen a la correcta formación de su familia. Sus hijas e hijos no llegarán a ser otra cosa que presumidos, petulantes y arrogantes que poco sirven como entes sociales, porque se han embarrado en la vida fangosa de sus ascendientes.

16.- El papá que se mueve, hace vida involucrado, armando embrollos comerciales o empresariales, hace creer a sus hijos que les dan buena formación educativa y placeres con  recursos económicos provenientes de su laboriosidad, cuando en verdad debe su riqueza económica a enredos de todo tipo, al lucro peliagudo, propio de puñeteros.

17.- Lo que estamos presenciando hoy en el actuar de la generalidad de los dominicanos y dominicanas, no es otra cosa que el agrietamiento de la sociedad manifestado en la célula de la familia. Al resquebrajarse el ordenamiento social, se ha quebrado, rajado la familia.

18.- En el país nuestro, en  el cual hacer fortuna mal habida, redondearse mediante operaciones corruptas  da categoría de gran ciudadano y hábil político, es modelo de progenitor  el que se contenta con halagar a sus hijas e hijos con regalos adquiridos con dinero  del bajo mundo, y con el agravante de que es aceptado socialmente  como si con su proceder  pudiera dar pauta de padre ejemplar,   de proceder a imitar.

19.- Aquí está predominando el manoseado  llamado Papi, al cual sus hijos adoran porque ha logrado prevalecer,  aprovecharse del cargo público que ocupa para servirse y luego justificarse ante la sociedad y su familia de que es exitoso, que se ha impuesto con el trabajo, que   ha triunfado honradamente y puede servir de ejemplo a la juventud y a su familia.

20.- En un  medio social como el nuestro en el cual es fácil  elevarse como supuesto honorable, muchas veces los hijos e  hijas,  al llegar a la adultez anímicamente se frustran porque  habían idealizado a su padre como honrado, pero luego comprueban que no es más  que un  facineroso cuya vida no  debe ser moralmente reproducida. Es   bueno  calcar el proceder digno, no así el de los malhechores, rufianes y canallas.

21.- El ejemplo vivo del padre que daña a sus hijos e hijas está presente en el país  en aquel que en lugar de servir como parte importante, emblema edificante de actuaciones ejemplarizantes, resulta   ser  una verdadera estampa   de la falsedad, la simulación y la inautenticidad.

22.- No nos engañemos, se advierte un fallo en la buena conducta hogareña porque ha sucumbido la formación  con altura de los padres;  finalizó la época de preparar  en la casa solariega  a mujeres y hombres para constituirse  en personas  de bien, porque  una vez se debilita la norma del  decente vivir,  desaparece  la actuación  acrisolada.

23.- El hecho de los jóvenes nuestros conducirse en forma que desdice mucho del obrar con apego a reglas  de gente educada,  nos dice lo apartado  que están  de servir de ejemplo positivo a las futuras generaciones. Lo que  muchos  padres actuales van  a dejar  a la posteridad da grima, no es nada  encantador porque en lugar de seducir disgusta, espanta.


Reflexiones finales

24.- Los directores de cada círculo familiar en nuestro país están en el deber de revisarse y reflexionar en el sentido de si han procedido correcta y responsablemente en la orientación de sus hijas e hijos, porque lo que nos dice la realidad es que muchos papaítos  lo han hecho muy mal, y de ahí el descarrío   de  jovencitos y jovencitas desperdigados  dando demostración  de que su degeneración, pervertimiento y depravación  tiene su razón de ser en que falló la educación en el hogar.

25.- El jovencito proveniente de una familia adinerada que delinque  estando ligado al crimen organizado, o la jovencita de doce años  de edad,  que estudia en un colegio privado católico,  donde están  matriculados descendientes de los grupos de poder económico social del país, y permite ser fotografiada desnuda por compañeros suyos  para luego vender la foto, revela con su proceder  que sus padres fallaron  como formadores  de hombres y mujeres  ejemplos de decencia.

26.- No hay que hacer mucho esfuerzo  para que los hijos y las hijas  obren correctamente, pero primero los padres deben dar ejemplo de lo que es ser decente, limpio y honorable.  El  cabeza  de la familia debe predicar con el ejemplo para que el hogar familiar sirva de buena escuela,  formador de ejemplar conducta, porque sólo así la familia se levanta bajo normas que se ajustan al buen vivir.

27.- En nuestro medio muchos padres  han creído  que la mercancía dinero  y los halagos a sus descendientes, cubre su responsabilidad.  De ahí el proceder afrentoso  de jovencitas y jovencitos,   víctimas   del  la irresponsabilidad paternal.


Santiago de los Caballeros,

05 de diciembre de 2016.

viernes, 2 de diciembre de 2016

A los 78 meses de la tentativa de asesinato contra mi hijo Jordi

Por: Ramón Antonio Veras.
 
1.-  Una acción criminal teñida de sangre no sólo daña a la víctima directa, sino que sus consecuencias alcanzan a familiares, seres queridos y a la parte más sensible y limpia de la sociedad. Las  secuelas del crimen, su derivación, a veces van más  allá de los objetivos dañinos perseguidos  por los autores y patrocinadores.

2.- La tentativa de asesinato contra mi hijo Jordi, ejecutada el 2 de junio de 2010, le causó lesiones permanentes en su cuerpo, y las mismas ha repercutido en forma terrible  en todo  su entorno, y particularmente a mí  en el orden de salud y emocional.  Pero nada, el hecho ocurrió, Jordi  no lo provocó y yo nunca pensé que un acto tan abominable llegaría a alcanzar a uno cualquiera de mis hijos.

3.-Han transcurrido  78 meses desde que sucedió el operativo de sicariato   financiado por Adriano Román y ejecutado por un equipo profesional del crimen. Durante este  tiempo, arrastrando ese hecho doloroso, he tratado de cumplir con mi responsabilidad como padre y compromiso con la comunidad dominicana que le repugna la impunidad e indiferencia ante el delito.

4.- No estoy formado  para cargar   pesares, anidar rencores  ni vivir bajo pesadilla. Debo seguir adelante  sin tormentos, quejas ni gemidos. El caso de mi hijo Jordi es mío, como también los han sido las de otros dominicanos  y dominicanas a quienes ante la injusticia, con satisfacción y sin paga alguna, ni espera de agradecimiento, he prestado mi concurso y solidaridad plena.

5.- En el caso de mi hijo Jordi, mentalmente he hecho una especie de pacto irrevocable con la perseverancia, tenacidad y tozudez porque me siento encadenado con el  deber de que triunfe la justicia y aferrado al ideal de que en los tribunales sea vencido la criminalidad en la modalidad de sicariato en el crimen organizado.

 6.-   Ha sido un logro para mí permanecer con vida durante todo el período de la investigación  y proceso judicial  del expediente que en forma ininterrumpida he alojado  en mi mente por más de seis (6)  años, soportando pesadumbres de todo tipo. Quiero   continuar formando parte del mundo de los vivos por lo menos hasta que finalice el trance,  la dificultad que la criminalidad organizada, pagada por Adriano Román, colocó como tormento en el centro de mi familia  quitando la tranquilidad espiritual  que creí tener derecho al llegar a mi tercera edad.

7.- Mientras tanto me mantengo a la espera de los resultados de los recursos de casación interpuestos. Aguardo con la creencia de que la justicia imperará a la expectativa  para ver si termina mi calvario. La desesperación y la desesperanza nunca han estado en mí, porque soy persona de convicciones, constancia e ideales.


8.- Finalmente, aprovecho la ocasión para hacer del conocimiento de la opinión pública nacional lo siguiente:

a.-) Que no  escapa a mi conocimiento el interés de Adriano Román, de estar en su casa planificando y pagando nuevos crímenes, y que el deseo suyo de irse a su hogar coincide  con la intención de algunas personas, por conveniencia económica, de que así sea.

b.-) A los  desesperados por obtener  dinero a cambio de que Adriano Román, regrese a su morada,  les recuerdo que legalmente el Centro de Corrección y Rehabilitación Rafey Hombres, es el  único lugar donde le corresponde permanecer  a  Román.

c.-) El estado de salud de Adriano Román,  y la autorización concedida  para contraer matrimonio, no puede ser utilizado para favorecerlo con fines inconfesables.  Los   movimientos del señor Román,  mientras permanezca cumpliendo condena,  interesan a la seguridad pública, a la sociedad y a toda mi familia.



Santiago de los Caballeros,

2 de diciembre de 2016.

Diómedes Mercedes, en la memoria de su pueblo

Por: Ramón Antonio Veras.

I.- Las mujeres y los hombres buenos en el recuerdo de  sus  pueblos

1.- No es normal que la población de un país, teniendo conocimiento  del hecho, su peso específico y  su significación histórica social y política  se mantenga indiferente, desinteresada e imperturbable. La calidez y  la sensibilidad deben motorizar  afectos  y  eliminar  indiferencia.

2.- No es propio de hombres y mujeres preocupados por los problemas que afectan a los demás, aceptar  comportarse neutros,  ver lo ocurrido   a su alrededor como baladí. Es subvalorar, y  no tomar nada en  serio, creer que lo que sucede alrededor le resbala,  es una insignificancia.

3.- El ser humano debe estar preparado  para manifestar deleite, disfrute y placer, no para permanecer en estado de desagrado, disgusto e insatisfacción; como si fuera un inútil, fracasado y perturbado. El alborozo genera buen ánimo a los que nos rodean,  contagia de buen humor.

4.- Los pueblos valoran, conocen la trascendencia de sus  luchadores sinceros,  les  toman en cuenta  y expresan  merecimiento cuando tienen conocimiento de lo que ha sido su accionar,  y como han incidido en los procesos sociales destinados a generar cambios verdaderos.

5.-  Una vida transparente, exhibida con el buen ejemplo, hay que pronosticarla como modelo, y al actor considerarlo por sus actuaciones nítidas, limpias, libres de nebulosas, ambigüedades y oscuridad. Aquel que bien vive y actúa no tiene nada que encubrir, esconder, simular ni contrahacerse.

6.- En la memoria histórica deben tener lugar reservado los mejores, los  abnegados hombres y mujeres que con su comportamiento, valentía y desprendimiento prueban en vida su decidida entrega a las mejores causas.

7.- El ser humano necesita estar adecuadamente orientado para poder inclinarse a una idea o aceptar como buena una opinión; una correcta ubicación hace posible guiar el pensamiento por la línea que nos lleva sin incertidumbre al preciso conocimiento de lo que era desconocido.

8.- Para abordar un tema que sirve de motivación para  exponerlo por escrito, su autor debe sentirse basado en algo, fundamentado en un hecho; estar  estimulado a decir con  letras lo que anida en su corazón.

9.- Precisamente, lo que me ha incentivado a hacer este trabajo es que he observado con preocupación el hecho de que en el seno de nuestro pueblo   está primando el dejar pasar las cosas, como que nada es nada, que  poco importa lo que  ocurra, la vida sigue y pa’ lante.

10.- No es que yo espero ver que cualquier evento se convierta en una razón para un amplio movimiento de opinión pública,  el desplazamiento de miles de personas de un pueblo a otro, un arrebato de emociones ni nada  que se parezca; lo que sí creo es que aquí  tienen lugar sucesos que deben  ser  tomados en cuenta y  lo mejor del país   hacerlos suyos,  darle la importancia, la relevancia que tienen y  merecen.

II.- Enseñar a los pueblos a valorar a los mejores luchadores

11.- Los pueblos deben saber valorar, aprender a reconocer a quienes contribuyen positivamente a crear las condiciones para hacerles la vida menos pesada  en lo material y espiritual. La consideración, la estima ha de estar reservada en el corazón de los que están preparados para querer, distinguir, justamente recordar con apoteosis y justificada glorificación.

12.- Conviene a los padres en el hogar y los maestros en las  escuelas, enseñar  a sus hijos y alumnos para que aprendan a valorar, a comprender lo que es la valía, el mérito y el alcance de un hombre o mujer en el seno de la sociedad; que se estima y distingue al ser humano por su actitud, comportamiento e incidencia en la vida pública.

13.- Es bueno  adoctrinar a la presente y futuras generaciones de dominicanas y dominicanos en el sentido de que  deben saber distinguir lo que es un ciudadano encomiable, loable por sus obras, estimable por  la entrega a su pueblo; valioso por tener un proceder digno, ajustado a las buenas actuaciones que hacen al merecedor ser ponderado, digno de alabanza.

14.- Resulta provechoso instruir a la juventud dominicana para que sepa que es bueno conocer las actuaciones de las personas que hacen vida pública, porque sólo así es posible con certeza poder alabar, loor a quien bien actúa, lo mismo que censurar, criticar, y en todo caso reprobar al que mal procede. Hay que ser exacto posible a la hora de tachar o elogiar.

15.- El buen juicio debe guiar a lo limpio  que todavía queda  en la sociedad dominicana, para  que se forme criterios partiendo  de hechos, en base a sano discernimiento, y no juzgar por simples conjeturas, suposiciones fruto de inexactas valoraciones. No es justo fastidiar, crucificar por lo que ha dicho otro quién sabe con cuales fines.

16.- Debemos cultivar, fomentar en la mente de la niñez dominicana que reconozca  la calidad humana, los atributos que sirven como referencia  para identificar a sus mejores hijos, a los que en vida dan demostración de  poseer  sustancia  de sensibilidad y apego a los principios que adornan a la persona,  y engalanan la  tradición patriótica probada en los hechos y sin  espera de recompensa.

17.- Los hombres y mujeres del futuro deben  ser  edificados, mentalmente  formados para  que con nitidez sepan distinguir la generosidad, la probidad de quienes  participan  en el quehacer democrático con perseverancia y templanza, con la convicción de que proceder así responde  a convicciones resultantes de vivencias categorías y concluyentes recogidas en el quehacer,  en la faena permanente buscando la felicidad de las grandes mayorías  nacionales.

18.- Una  joven o un  joven bien orientado ha de ser el dominicano que se haya levantado en nuestro  medio con la idea clara de  ciudadana o  ciudadano fiel  a su  país y que defiende,  se juega su vida cuando las circunstancias lo exigen,  y  de tierno se convierte en  héroe reconocido por sus compañeros combatientes  que han  apreciado su gallardía, fogosidad, audacia, probada bizarría.

19.- Si en el cerebro de los adolescentes nuestros se fija la idea  de que batallar, reñir por las causas justas es ser buena dominicana o dominicano, siempre van  a tener presente que pugnar  por los interés  sanos, por la soberanía nacional, es señal de contradecir a los que llegan a la política para satisfacer apetencias personales desmedidas,  contra las  legítimas aspiraciones de las masas populares.

20.-  Resulta conveniente hacer que el movimiento estudiantil adopte en la conciencia la percepción de que el  dirigente político bueno,  humano y sensible es aquel que hace con el accionar  político y social un convenio, un  compromiso,   asume responsabilidad de honor,  una transacción irrevocable con todo aquello  que es meritorio, encomiable, y  que  engrandece   a los seres humanos  por sus actuaciones en sus pasos por el mundo de los  seres vivientes.

21.- La cabeza de cada compatriota debe convertirse en una especie de cofre propicio  para conservar para siempre el  nombre de aquellos luchadores sociales que   en el curso de su existencia demostraron ser coherentes con su prédica y práctica, haciendo de su modo de ser el prototipo del hombre o mujer del pueblo llamado  a  ser  imitado por generar con sus actuaciones cánones, fórmulas de proceder dignas a ser  asimiladas para adoptar y no abandonar nunca.

22.- Debemos preocuparnos por activar, impulsar la valoración, el  reconocimiento de quienes bien merecen un espacio en el corazón de las mujeres y hombres de valía; verlo como   un aporte para conservar viva la intención de nunca olvidar a quienes despojados de conveniencias particulares mantuvieron en alto el cumplimiento del deber,  sin estar de politiqueros, peseteros buscavidas.

III.- A Diómedes hay que recordarlo  como bien merece
23.- La desaparición física del Doctor  Diómedes Mercedes, debió de constituir un acontecimiento de la dimensión,  de las proporciones de sus acciones democráticas, patrióticas y revolucionarias. El fue el vivo ejemplo de lo que es un hombre entregado por entero a las causas nobles. Se caracterizó por su sensibilidad, solidaridad y valentía.

24.- Diómedes,  reunía las condiciones de ser diligente, dinámico y laborioso; dispuesto para la lucha y los trabajos   que requerían compromisos políticos. Siempre presto para dar respuesta sin importar  riesgos, se la agenciaba para con su decisión servir de ejemplo.

25.-  Un dominicano  lleno de dignidad, nobleza y probidad, así fue Diómedes Mercedes. Probó ser  una persona de bien,  con mucha vergüenza, vivió en forma sencilla, sin pasarle recibo a su pueblo por los aportes que hizo accionando en diferentes escenarios. Las cualidades de Diómedes,  como luchador social procede sean  conocidas    para que la presente y futuras generaciones sepan que este país ha tenido hijos que pueden ser valorados en cualquier época  y sus hechos arrojan luz, ponen claro  lo que fue su paso por este mundo terrenal.

26.- En  un periodo de la historia política dominicana como la actual, dominado por el individualismo, el egoísmo, el interés particular y   lo  insolidario, enaltecer, encomiar la persona de Diómedes Mercedes contribuye a llevar a la conciencia de la juventud del país  la idea de que esta tierra ha parido hombres que  se han encumbrado por su ejemplo de vida, y que por sus actos,  al morir, han logrado engrandecerse, erguirse sin proponérselo.

27.- Los méritos de  Diómedes Mercedes,  están ahí, como testigos  de piedra, diciéndoles  al país y al mundo  que fue un dominicano de arma tomar, templado en el combate, corajudo, estoico, animoso, ardido, de rompe y rasga. Fue un combatiente de  amplios quilates.

28.- Los dominicanos y dominicanas que tuvimos la dicha de compartir con Diómedes Mercedes;   apreciamos su persona, estimamos sus esfuerzos y bien consideramos  su actividad política y social;  y tomamos en cuenta  lo que fue su historial de militante revolucionario. Los antecedentes suyos en los movimientos estudiantiles, sus referencias  destacadas como político y aguerrido en  el arte  militar, nos dicen  que dejo una vida llena de coherencia, heroicidad, bravura e intrepidez.


Santiago de los Caballeros,
28 de noviembre de 2016.