lunes, 8 de febrero de 2016

A los 68 meses de la tentativa de asesinato contra mi hijo Jordi

Por: Ramón Antonio Veras.
1.- En la vida nada lo veo difícil ni complejo; estoy formado para lidiar con las  complicaciones, sin importar su naturaleza; lo que  se me  presenta dificultoso trato de buscarle solución; me he desarrollado en el ambiente dominicano que se mueve de complicación a inconvenientes y de impases a contrariedades.

2.- Por muy trabajosa que sea una situación me preocupo por hacerla fácil; no me amilano por lo arduo, porque me impongo para hacerlo llevadero;  busco la forma de no condicionarme ante los obstáculos, me esfuerzo por elevarme sobre ellos para salir adelante y arribar a la meta propuesta.

3.- Aquellos que se asociaron para matar a mi hijo Jordi, no van a vencer mi  decisión de que  se les aplique la ley, de que sean sancionados como merecen. El deseo de justicia me acompaña para que la acción criminal no quede impune; y  prevalezca  el derecho a la vida de mi hijo Jordi y toda mi familia.

4.- La criminalidad no va a rendirme por  cansancio ni desesperación. El tiempo no lo tomo en cuenta; todos los plazos tienen vencimiento; poco importan las etapas que han  transcurrido desde el 2 de junio de 2010, día que  en la cara de mi hijo penetraron dos balas disparadas por  el sicario pagado por Adriano Román, y protegido por sus socios  en el crimen.

5.- El pueblo dominicano no puede seguir viviendo bajo el miedo impuesto por el crimen organizado; hay que hacerle frente a los asesinos en cualquier terreno. El temor  no puede arropar a la sociedad; las personas de bien  no pueden  estar permanentemente bajo  estado de horror, angustia y pánico. No podemos arrodillarnos ante los antisociales que mueven los gatillos por el dinero que les pagan los que,  como Adriano Román, tienen dinero para mandar a asesinar.

6.- La realidad le está diciendo a los dominicanos y dominicanas que de seguir la situación de inseguridad y criminalidad como hasta ahora, en corto tiempo  el espacio que hoy ocupamos será dominado por quien  tenga dinero para pagar la tarifa de los sicarios. Nadie tendrá su cabeza segura sobre sus hombros,  porque  puede ser desprendida por cualquier desalmado, desaprensivo asesino a sueldo.

7.- El momento actual no es de lamentaciones ni quejas contra el crimen; hay que accionar en su contra por todas las vías, para  que la delincuencia, indiferente a la sangre de sus víctimas, sepa que no  estamos para quejidos, desolación y suplicas, sino en pie de lucha para enfrentarla con decisión, resolución, firme voluntad y sin debilidad alguna. En los tribunales se está decidiendo el caso de Jordi, y ahí estaremos siempre, como el primer día; sin vacilaciones,   titubeos ni oscilación.

8.- A  los abusadores, aquellos que creen que el hecho de tener intención criminal y dinero, les da derecho a mandar a matar,  hay que  demostrarles  que su inclinación a las tropelías y el crimen tiene sus límites, que  los  miembros de la comunidad que se sienten  lesionados   no están dispuestos a tolerar sus desmanes,  y que se  disponga  de la vida de los demás  impunemente.

9.- A  los asesinos y a los que pagan sicarios hay que mandarles claros mensajes en el sentido de que las personas decentes y nobles del país, no van a comportarse indiferentes ni  permisivas ante aquellos que  han hecho posible la presencia de nuevas “modalidades infracciónales…que marchitan la seguridad”, como dijo  recientemente  el doctor Mariano Germán, Presidente de la Suprema Corte de Justicia.

  10.- En lo que a mi respecta,  a los que en nuestro país andan por esas calles de Dios  matando como chivo sin ley,  debo recordarles que  soy el guachimán,  celador custodio, velador, el vigilante; el arma defensiva, el abrigo, salvaguarda, en si, el escudo de mi familia; y una acción en su contra,  de cualquier naturaleza, venga de donde  venga, la voy a enfrentar por todos los medios a mi alcance y en el escenario que sea.  Soy un hombre de paz,  pero aquel que quiere lesionar  a uno  cualquiera de los míos,  me tendrá de frente,  lo interpreto  que me ha declarado  la guerra, y no voy a rehuir el enfrentamiento.

Santiago de los Caballeros,

2 de febrero de 2016.