Por: Ramón Antonio Veras.
I.- Creo haber nacido para luchar, servir y reír
1.- Así por así, como quien no quiere la cosa,
hoy 25 de diciembre de 2016, cumplo
setenta y ocho (78) años desde que
llegué a formar parte del mundo de los vivos, salido del vientre de María
Idalia Veras, quien fue asistida en
ese momento difícil y doloroso del
alumbramiento, por Juana, su vecina
comadrona.
2.- Mi vida ha sido un vaivén, un balanceo de
alegría y sinsabores, libertad y
encierros; un bamboleo de satisfacción y pesadumbre; una oscilación entre tranquilidad y sobresaltos. Pero nada, esa ha sido mi existencia y no otra, los
hechos son los hechos y no se derriten.
3.- Aunque la vida ha sido para mi de puro trabajo,
la alegría me ha acompañado; ella me mantiene contento, sin importar a la
tristeza que han pretendido condenarme
mis adversarios ideológicos, traidores,
farsantes y envidiosos. Conservo la jovialidad por encima de mis 78 años, y así
quiero permanecer hasta el final de mi existencia.
4.- Me mantengo alejado, por allá en las
chimbambas, donde Cristo dio las tres voces, en el quinto infierno. Trato de
permanecer a distancia de quienes quieren
quitarme el buen humor para verme rumiando penas. Los malvados no
lograrán que el aburrimiento, la
pesadumbre me domine; estaré lo más distante posible de los que sufren con
mi dicha, con verme contento. No
cambiaré nunca sentirme que vivo de júbilo.
Por cada segundo que me asoma la melancolía, tengo en mi alma un
millón de contentura.
5.- Conservo
la euforia con que vivo para deleite mío y de mis seres queridos, a
quienes transmito permanente optimismo. El contentamiento lo quiero tener como
patrimonio anímico, como algo que espanta todo aquello que rompe la exaltación
que disfruto al saber lo bueno que es vivir en calma, con fogosidad y plena
vehemencia. Seguir tranquilo, haciéndome el sordo a las
maldiciones, el odio y el vituperio que
sale de las gargantas enfermas de los
amargados y canallas.
6.- Quiero permanecer, como hasta ahora, campante,
como si nada, garboso, sintiéndome el
hijo airoso de Idalia, ufano de tener
seres humanos a los cuales adoro, y me hacen sentir un jovencito de 16 años,
aunque celebro ahora mis 78; ellos son los mismos que me hacen mantener de buen
humor, con buen temple, como una hermosa pascua.
7.- Los
inconvenientes que he tenido que enfrentar en el curso de mis 78 años, no me han quitado el deseo de seguir
viviendo. Los problemas he tratado de solucionarlos convencido de que
vivir es luchar; que batallar eleva al
ser humano, no lo reduce. He aceptado las complicaciones como formando parte de
la brega por salir adelante sin
importar los contratiempos.
8.- Cuantas
veces he estado en apuros me he sobrepuesto
a las debilidades circunstanciales
y saco de lo más profundo de mí ser todo lo que significa firmeza. He hecho de la solidez, de la
resistencia una aliada permanente, razonando en el sentido de que mamá me
educó, con su ejemplo de mujer de
fortaleza ilimitada, para que fuera un
ser humano de firmeza y nunca la
debilidad se apoderara de mí.
9.- He procurado ser consistente, darle riendas
sueltas a mi carácter, a la voluntad de no quedar atrás, al deseo que he tenido de triunfar sin atropellar a los
demás. Estoy armado de animosidad, del
empuje que me hace no creer en las
pusilanimidades que llevan directamente al titubeo, a la irresolución, a la
indeterminación que solo conduce a la
incertidumbre que es aliada inseparable de los que están unidos al
escepticismo.
10.- Creo en
la perseverancia para alcanzar las metas propuestas; en la insistencia, la tenacidad para lograr los
objetivos que me propongo, porque me he
combinado en forma indisoluble con la
idea de que la tenacidad constituye un eje fundamental en la persona de
convicciones, de ideales puros y nobles.
Ser recalcitrante me ha permitido
alcanzar parte de lo que he aspirado ver realizado.
11.- Sereno, sin exaltación alguna, he elaborado
planes que he materializado porque he unido el sosiego y la ecuanimidad cuando
así me lo ha impuesto la realidad de la
vida. Trato de no estar acompañado de la prisa porque en mi etapa de juventud
cometí errores por proceder con
desesperación. He aprendido, con los
años, a no alterarme ni desmoralizarme
impulsado por las emociones que tantas
dificultades me han creado. Ahora procuro
actuar con aplomo, algo relajado, sin pasión ni alteración emocional.
12.-
Controlar mis actuaciones emocionales no ha sido nada fácil para mi. En
el pasado no siempre me hizo bien
actuar con vehemencia, con la llama que me
salía a cada instante y que traducía en un entusiasmo equivocado o erróneamente
ejecutado. Ahora, sin ser un hombre
tibio, sé como ser activo; como accionar en forma diligente, con eficiencia,
concentrándome en lo que estoy haciendo para obtener resultados positivos sin
lesionar a terceros.
13.- He tenido que llegar a los 78 años de edad
para accionar sin tener que
lamentarme después, porque la vida me ha dicho que en el pasado en
determinados momentos procedí con mucha ingenuidad, que no supe
desentrañar, determinar que actuaba de buena fe ante quien procuraba engañarme;
que fui sumamente débil y espontáneo ante maliciosos, marrulleros y zorreros.
Pura y simplemente me comporté con naturalidad y transparencia ante farsantes y traidores.
14.- Aunque he sido víctima de mis debilidades y he
errado en la apreciación o valoración de algunas personas que luego he
comprobado que no sirven, no me lamento en lo absoluto de mi cándido proceder,
porque me siento mejor siendo lesionado, afectado en mi correcto proceder, que
dañando a alguien, aunque sea lo más
perverso sobre la tierra. No estoy formado para motivar dolor, ni mucho menos sembrar
calamidades.
15.- Actuar como me formó mi madre, y apegado a mis
convicciones, me ha permitido vivir en paz espiritual, sin perturbación en mi
conciencia. Al llegar a mis 78 años de existencia puedo decir que soy un ser
humano libre de desconciertos, turbaciones e
inquietudes mentales. Me he propuesto que el día que muera hacerlo tranquilo, quieto,
totalmente reposado, calmado, liberado de intranquilidad, nada de agitado, y mi
velorio ausente de turbulencia.
16.-He vivido con la creencia de que la actitud
ante la vida define a los seres humanos; que aquel que quiere despedirse del
mundo de los vivos sin remordimientos, compunción, desazón o intranquilidad, lo
único que tiene que hacer durante su existencia es actuar correctamente, sin
afectar a otros. Sencillamente, probar
en vida que es merecedor de ser tratado con respeto porque sus acciones
terrenales lo hacen acreedor de la
consideración de sus coterráneos.
17.- No me
quejo de la vida porque como siempre
digo, ella me ha dado más de lo que le pedí, aunque he tenido que vivir en constante
batallar para subsistir en un medio social que no le garantiza nada al ser
humano. Sería un impertinente
insatisfecho si manifiesto lamentaciones luego de haber vivido 78 años, y en espera de continuar por muuuuuuchos más formando parte de la lista
de los vivos.
18.- Mi madre me educó en el trabajo, en la faena. Ella hizo de mi un ser humano diseñado para
producir con el esfuerzo, un ente laborioso, esforzado y afanoso. El trajinar, el quehacer diario, comportarme incansable, listo para aportar a
la sociedad, esa ha sido mi vida. No conozco la haraganería, me repugna,
y la vagancia la desprecio, porque
donde está la laboriosidad no tiene espacio el ocioso, vago, remolón e
inútil.
19.- Estoy
hecho para competir, disputar con lealtad, enfrentar sin claudicar; debatir sin darme por vencido.
Tengo el afanar como algo cultural empeñarme por estar en alguna actividad me
hace sentir que tengo vida nueva, renovada; necesito asegurarme de que estoy
activo y que puedo contribuir con mi
desempeño. Estar accionando me hace sentir consolidado para hacer labores constructivas.
20.- Mientras respire debo estar estimulado, con
ánimo, impulsado y vivificante porque sólo así me mantengo en disposición de
servir al medio donde vivo, hacer todo aquello que está dentro de mis posibilidades y sea provechoso para lo que se llama pueblo
dominicano.
II.- Mi
convicción política
21.- Es una aspiración mía que el día inexorable de
la partida del mundo de los vivos,
la que ha sido mi forma política de pensar y actuar no sea inquietud para mis descendientes. Procuro ser juzgado partiendo de realidades, no de suposiciones.
22.- En el orden político y social he vivido con la
creencia de que el socialismo real es la única solución para la humanidad resolver los problemas de
desigualdad, injusticias y toda clase de
opresión económica y social. Sólo bajo
el sistema socialista se alcanza el verdadero florecimiento y desarrollo del
humanismo, porque descansa en el fundamento del bien del ser humano y para su
plena capacidad creadora.
23.- Creo firmemente en mis ideas políticas, pero
no soy sectario; no vivo encerrado en mi pensamiento, ni creo en ninguna
secta. Tampoco soy dogmático, porque mi
práctica política la hago en base a lo que he estudiado y asimilado; no estoy
aferrado a ciegas a mi concepción
ideológica.
24.- Porque confío en la brega de los pueblos por sus legítimas aspiraciones, nunca he sido
ni seré creyente del fatalismo, porque condena a las masas populares al conformismo, la impotencia, la
pasividad y la sumisión. A la lucha política, social y cívica he ido e iré,
dentro de mis posibilidades, lleno de
optimismo, entusiasmo, animado y
rebozado de la confianza en la pureza e integridad de mis ideas.
25.- Antes de concluir estas reflexiones con motivo
de cumplir mis 78 años de edad, quiero destacar lo siguiente:
a.- Con
motivo de mis actividades internacionales, como integrante de organismos
preocupados por la paz mundial, tuve la
oportunidad de compartir con destacados
dirigentes políticos, entre ellos
Fidel Castro, Yasser Arafat, Kim
Il-sung, Dolores Ibárruri, Melba Hernández, Muamar el Gadafi, Luis Corvalán,
Omar Torrijos, y otros. De todos, el que
más me impresionó fue Fidel Castro, a
quien he considerado como el más completo líder
político del siglo XX y lo que va del XXI.
b.- Me alegra
saber que el próximo mes de febrero de 2017, voy a compartir al lado de
mis compañeras y compañeros de estudios, y con el concurso de mi universidad,
la celebración de los 50 años de graduación de la promoción de abogados y
abogadas de la UASD 1967, conocida como “La Promoción De La Libertad”, a la que
pertenecemos.
c.- Al
cumplir medio siglo como profesional del derecho, tengo muchas satisfacciones,
pero la mayor ha sido haber prestado mis servicios
como abogado a perseguidos
políticos nacionales y extranjeros, sin
importar su criterio ideológico o
ubicación, y sin haber esperado ni recibido paga alguna.
Santiago de los Caballeros,
25 de diciembre de 2016.