Por:
Ramón Antonio Veras.
I.-
Sentimientos diferentes en un mismo espacio
1.- En una sociedad humana como la nuestra, con estructura clasista heterogénea,
convergen personas que anidan ideas muy diversas, que van desde altruistas,
pasando por egoístas hasta llegar a diabólicos.
2.-
Así como hay sujetos con sentimientos
variados, también tenemos en nuestro medio entes sociales con conductas
disímiles, por lo que no resulta fácil
establecer relaciones en base al afecto y la sinceridad recíproca.
3.- La desigualdad de conductas en el
entorno hace posible la existencia de miembros
con los más variados vicios sociales, entre los que sobresalen intrigantes,
chismosos, tergiversadores, escabrosos, incómodos, fastidiosos, puntillosos y
quisquillosos.
4.-
En ese mosaico de desagradables e irritantes, estamos obligados a movernos porque,
quiérase o no, la convivencia civilizada impone la tolerancia. La sociabilidad
manda la deferencia y llaneza, aunque sin caer en zalamería ni blandura.
5.-
Partiendo de la realidad de nuestro medio social, debemos estar preparados para tratar a quienes viven listos para mosquear sin razón, golpear a
quienes buscan acariciarles, calumniar al que trata de ensalzar, vapulear al que procura
aplaudirle, en fin, de un momento a otro nos encontramos que somos odiados por aquel a quien
demostramos cariño y amistad entrañable.
II.-
Los que nada hacen, pero critican al que
hace
6.- He escrito los párrafos anteriores con el
fin de ubicar al lector o lectora en el
sentido de que estamos en un ámbito en
el cual, sin darnos cuenta, a diario tratamos con personas a las cuales creemos
bien conocer, pero en un abrir y cerrar de ojos comprobamos que no, que
estábamos equivocados, que a quienes creíamos sinceros son falsos; que son de los quisquillosos que no hacen
ni dejan hacer, no lavan ni
prestan la batea, no dan ni dicen dónde
hay, en sí, no son ni fu ni fa.
7.-
Es el caso, por ejemplo, de muchas personas que tienen facilidad para
transmitir su pensamiento por medio de la escritura, pero no lo hacen
por falta de tiempo, dejadez o por
cualquier otra causa de índole
personal; otros no escriben por falta de talento; y algunos por falta de
calidad y autoridad moral para abordar temas que, aunque son de su interés, se sienten impedidos de abordarlos
porque están descalificados para hacerlo.
8.-
Algunos que están inhabilitados para escribir sobre asuntos relacionados con
las lacras que ponen en evidencia la podredumbre, el descalabro ético y moral
de la sociedad dominicana, se contentan
con criticar en forma solapada como verdaderos socarrones, a los
que pueden escribir porque tienen la
facilidad y posibilidad de hacerlo libremente, porque de las
manos de donde salen sus escritos,
pueden ser abiertas y de ellas no cae al suelo sangre, ni dinero robado
al erario ni al sector privado.
9.-
Libre no es el ser humano que dice serlo, sino aquel que puede ejercer la
libertad, y cuando la practica hablando
o escribiendo su palabra no vuelve atrás; porque es la verdad o su verdad. No se puede
escribir por sumisión o encargo, con limitación
y por requisito, formalismo o ejercicio intelectual.
III.-
La libertad para escribir
10.-
Particularmente yo, en el curso de mi vida he escrito exponiendo honradamente, de buena fe lo
que creo es la verdad, y cuando me he
equivocado no he tenido el menor reparo en rectificar, porque nunca me he
creído poseedor de la verdad absoluta.
11.- En los últimos años, mis escritos, los he elaborado pensando en
mis nietas y nietos, más que en otra cosa. Mis ideas las vierto con la creencia de que pueden
llegarles, aunque no estoy muy
convencido de que así sea; pero
por lo menos me siento bien sabiendo que hago el esfuerzo de que mi
descendencia más cercana en el mañana tenga
a su alcance las ideas que yo sostenía en la sociedad que me
correspondió vivir al final de mi
existencia.
12.-
Sin pensar en el qué dirán los mezquinos
y resentidos, trato de aprovechar el tiempo que me queda de vida y
lucidez, para hacer del conocimiento de
los míos la forma como veo la sociedad dominicana ahora, la cual pinta un
cuadro desolador en lo ético y moral, por lo menos para cualquier
ciudadano o ciudadana que aspira vivir en un
ambiente de decencia, no impúdico
como el que ahora predomina aquí.
13.-
Al igual que cualquier abuela o abuelo, me siento bien cuantas veces dirijo mis ideas a quienes aspiro a que en el mañana se comporten como hombres y
mujeres de bien, que puedan ser modelo de lo que muchos dominicanos y dominicanas queremos sea
nuestro país y que no hemos
logrados por razones ajenas a nuestra voluntad.
14.-
Sé que se sienten mal aquellos que con su
sucio proceder han contribuido a
que el medio dominicano de hoy sea
apestoso, fétido en lo ético y moral;
ellos maldicen a aquel que por medio de escritos quita el velo, el manto
que cubre la sucieza que apesta a lo mejor y sano del país.
IV.-
Los farsantes y francotiradores aquí
15.-
Por el hecho de que los autores y coautores del desastre nacional no están en condiciones de levantar la voz para
decir que nos estamos moviendo en su pantano social, y por más
anatemas y murmuraciones que lancen, no
podemos ignorar la realidad y actuar como veleidosos, inconsistentes y barcinos.
16.-
Aquel que se ha dedicado a hacer
diabluras, a estar de crapuloso, granuja y siniestro, debe mantenerse tranquilito, calladito rumiando pesares, cuantas veces vea a los que
con legítimo derecho le decimos al
país que este ambiente decadente, dañoso y en estado de descomposición, no
puede seguir como hasta ahora, que
esto hay que cambiarlo para bien, para que en el mañana sea bonito, agradable, viable,
acogedor, libre de indignos, degenerados y envilecedores.
17.-
La actitud ante la vida define a los seres humanos. El quehacer diario sirve para medir
la conducta, el comportamiento de las personas ante los hechos que se dan en el medio donde desarrollan sus
actividades. Aquel que ha sido indiferente, no
tiene nada que dejarle a la posteridad; se ha manejado como si fuera un
anacoreta, un anodino.
18.- Los francotiradores les hacen un bien a la sociedad, si ante la actitud firme y decidida de otros, guardan silencio
digno porque no hicieron, no han hecho
ni pueden hacer lo que les corresponde y por ser
degenerados están impedidos de
bien orientar a su comunidad.
19.-
En todo el país abundan mujeres y hombres que generan fragancia, mientras otros
son desodorantes; los hay odoríferos y
pestilentes. Lo mismo puede decirse de que
hay luchadores y conciliadores,
esforzados y haraganes.
20.-
En el medio donde vivimos, hay miembros
que creen haber cumplido con su deber
porque han amasado mucho dinero y se han
comportado simpáticos ante los suyos, pero se han mantenido al margen de la higienización
de la sociedad que con su proceder han
hecho posible los vicios sociales.
21.-
No están en el plano de los coherentes, aquellos que han hecho de su accionar político un
columpio, puro transfuguismo politiquero; moviéndose, bamboleándose entre el
partido que está arriba y el que posiblemente suba. El tránsfuga y el
desleal van de la mano, conspirando contra el noble,
firme y leal.
Reflexiones
a.-
Las transformaciones sociales nunca han
ocurrido al azar, sino porque
fuerzas motrices incubadas en el seno del mismo sistema en decadencia, han
impulsado la rueda que activa los
cambios. Los actores que promueven el avance, alientan lo nuevo, fomentan lo
positivo que ha de venir, los
transformadores son los hombres y
mujeres que con su accionar han escrito la historia de la humanidad.
b.-
En la acera contraria a donde están los seres humanos que buscan alterar,
mudar, en todo caso cambiar la actual realidad, se encuentran aquellos que
hacen de retranca para que continúe lo
mismo, se mantenga lo añejo y no surja
lo nuevo, permanezca el atraso y no llegue el progreso.
c.-
Entre los que se interesan por la
vigencia del statu quo, para que
prevalezca la mugre, la porquería, se encuentran los pusilánimes, que con
argucia hacen críticas alegres contra
todo aquel que en forma abierta, responsable y seria quiere que lo nuevo, lo sano
y moderno se imponga para superar lo inservible de la sociedad.
d.-
De los que como buitres se alimentan de la podredumbre, no podemos esperar que
quieran cambie el actual ambiente dominicano;
su lugar propio es el de los
cerdos, no el de los seres humanos de
conciencia y proceder aseado. No todos los miembros de la comunidad dominicana
están diseñados para rechazar lo apestado, la fetidez que hoy despide
el medio social dominicano.
e.-
Desde el punto de vista de la higiene política, por más vueltas que podamos
dar, debemos reconocer que el entorno
nuestro está contaminado, el ambiente se
mantiene a un nivel tal que da ganas de vomitar, genera nausea. Esto sólo es tolerado sin repugnancia por los que bien lo saborean por apetecer y digerir lo podrido de un sistema social decadente.
f.-
La sociedad dominicana es un escenario donde convergen fuerzas económicas,
políticas y sociales que permite ver con
claridad la pugna entre los que quieren
que todo siga como está, un
pantano infectado por todo lo podrido; y aquellos que aspiran a un nuevo orden,
en el cual el pueblo se mueva en aguas limpias, y no en las ahora infectadas.
g.- En lo que a mí respecta, dentro de mis
posibilidades, y sin buscar ni esperar
nada material del Estado ni de particulares, en cada coyuntura de la vida
política del país he actuado de frente, de cara al sol, con transparencia,
exponiendo mis ideas sin cortapisas, sinuosidades ni muletillas.
h.-
Para ser
consecuente con mi forma de pensar, mientras esté formando parte del
mundo de los vivos, y pueda accionar mis manos para escribir, estaré
transmitiéndoles a mis nietas y nietos, lo que a diario veo, y que a ellos
corresponde cambiar de sucio a limpio, de deshonesto a honesto, de este medio pocilga, a un ambiente
higiénico.
i.-
Continuaré escribiendo como hasta ahora lo he hecho, haciendo caso omiso a los
que se han limitado a criticar sin aportar, vituperar para confundir, y dañar
para ocultar su responsabilidad en el desastre material y moral del país.
Seguiré exponiendo mis ideas, impugnando
el latrocinio que callan los que desde
su poltronería vagabunda se molestan
porque le censuro
su podrida sociedad.
j.-
Siempre me voy a sentir bien exponiendo sobre asuntos que considero sirven
como aporte para que cambie la situación de descomposición que hoy se encuentra la sociedad dominicana, porque
contribuir con proposiciones saludables sirve para comenzar a sentar las
bases para superar la estropeada
etapa que estamos viviendo.
k.-
Creo en la franqueza y he tratado de
decir lo que pienso conviene a mi país;
no conozco la murmuración, la chismografía ni la calumnia, y por
formación personal desprecio la
maledicencia, aunque he sido víctima de ella proveniente de simulados amigos.
l.-
Lamentablemente, por más sinceridad que se le demuestra al que tiene por
costumbre obrar sin lealtad, al final saca la felonía; el canalla, el felón
vive dominado por la traición que es
la sustancia que eleva su estado de
ánimo hasta encumbrarlo en la cima de su trastada de falso.
ll.-
Porque creo tener mi cabeza algo
amueblada, no me voy a dejar
perturbar por los que se mantienen apesadumbrados porque no tienen
calidad ni autoridad para dirigirle a la parte sana de la sociedad
mensajes de orientación, decencia
y honradez. Los liliputienses
siempre están moral y anímicamente debajo de los
talones de los pies de aquellos que ven como gigantes.
m.-
Todo lo que sea necesario y posible
hacer para que nos liberemos de la situación de mediocridad que nos encontramos, debemos hacerlo
sin pensar en el qué dirán los mezquinos, que sólo saben censurar a los
que se comportan con sentido de firmeza y desprendimiento, procurando elevar y no
reducir, porque merecemos vivir en un mejor país.
n.-
Es duro reconocerlo, pero hay que decirlo sin tapujos: toda
persona decente que hoy se mueve en la sociedad dominicana debe estar
consciente de que está
pisando un terreno de personas buenas,
nobles, pero que en ese mismo espacio físico hay sujetos con condiciones para convivir con ratas en una alcantarilla; son de conductas adecuadas para permanecer en
vertederos como semovientes con algunos rasgos humanos.
ñ.-
Al escribir con relación a la necesidad de adecentar la vida pública, no busco reconocimientos, halagos, obsequios
ni elogios; lo hago por compromiso
social y responsabilidad ciudadana. Me tienen sin cuidado las críticas de los mediocres y el desdén de
los malvados.
Santiago
de los Caballeros,
9
de noviembre de 2015.