miércoles, 4 de noviembre de 2015

A los 65 meses de la tentativa de asesinato contra mi hijo Jordi

Por: Ramón Antonio Veras.

1.-  Para cumplir con un deber no podemos fijarnos  plazos ni condiciones;  debemos acatar hasta consumar el compromiso que hemos asumido, si en verdad estamos decididos a actuar con la  responsabilidad que implica la misión  o encargo.

2.- En mi condición de padre de Jordi Veras,  me he impuesto la obligación  de accionar para que  impere la justicia en el caso de la tentativa de asesinato de que fue objeto el 2 de junio de 2010. No puedo, bajo ninguna circunstancia, permitir que por una negligencia  o despreocupación mía, triunfe la impunidad. El deber me manda a mantenerme vigilante, ser cuidadoso y desplegar todo mi empeño para que sean castigados los culpables como bien  merecen.

3.- La acción criminal contra mi hijo Jordi, no fue la obra de un delincuente  actuando en forma individual,  sino un operativo orquestado, planificado por un colectivo,  una asociación que  trabaja con los métodos del crimen organizado al más  alto nivel del sicariato moderno.

4.- Se ha comprobado que el concierto criminal instrumentado para matar a Jordi,  no terminaría con el asesinato, sino que fue pactado hasta más allá, lo que se ha evidenciado por la armonía, la coordinación, la  coincidencia que han mantenido los coautores ante los tribunales.

5.- Adriano Román y la asociación  de criminales  que contrató para asesinar a Jordi, en todo el curso del proceso judicial, en lugar de arrepentimiento, han demostrado satisfacción por el acto criminal. En ellos no hay remordimientos, sino contumacia, persistencia, obstinación en seguir abrazados al crimen,    desconocer la justicia y continuar matando por encargo.

6.-  De la misma forma que calmadamente se reunieron  para planificar el crimen contra mi hijo,  en  igual  sentido, tranquilamente han preparado los incidentes para eternizar el conocimiento del asunto. Proceden a ritmo, sincopado,  para que nada sea discordante. Aunque con diferentes  defensores,  tienen  semejanza en los argumentos a los fines de burlar el sistema judicial.

7.-  No escapa a la inteligencia de los hombres y mujeres sensatos del país, que  la asociación  de criminales  que procuraron matar a Jordi, han recurrido a todas las maniobras ante  la Cámara  Penal de la Corte   de  Apelación,  para que no sea conocido el recurso que ellos mismos interpusieron, lo que prueba que la impugnación que hicieron  a la sentencia de primer grado no  ha sido  más que  con el fin de  continuar burlando el sistema judicial, a la sociedad, a la víctima y a su familia.

8.-   Los responsables  de la tentativa de asesinato contra mi hijo Jordi, en  forma colectiva acordaron  ejecutar el crimen, y  también en sociedad  han coordinado  que no concluya  el proceso  en grado de apelación.  Pero  la dilación  del caso no ha impedido ni impedirá mantenernos en firme  reclamando justicia, y el transcurso de los meses  no hará que cambiemos de actitud. Cualquier ocasión  será oportuna para que predomine  la justicia  sobre la criminalidad y su aliada la impunidad.

9.- La sociedad dominicana se ha mantenido atenta  a todo el curso del expediente del caso de mi hijo Jordi, no sólo por lo execrable del acto criminal, sino también por la alta peligrosidad que representa la cáfila de asesinos que componen  Adriano Román y la banda de sicarios que contrató.

10.- En la etapa actual de la vida dominicana, cuando la criminalidad mantiene en estado  de desasosiego a la sociedad, constituye un mensaje tranquilizador,  para la comunidad decente del país que aspira a  no vivir bajo la voluntad y capricho de la delincuencia, que se  aplique   la ley  a los que  se unificaron  para llevar a cabo  el asesinato contra Jordi.

Santiago de los Caballeros,
2 de noviembre de 2015.