lunes, 16 de noviembre de 2015

La dominicana: una sociedad asfixiante

Por: Ramón Antonio Veras.

I.- El ambiente en que vivimos  genera inquietud

1.- Aquel que vive en un lugar que habitualmente está en  situación  de perturbación,  se mantiene en desasosiego; el nerviosismo le domina; la intranquilidad le daña su existencia, porque a cada instante la turbación le toca su conciencia.

2.-  Una persona normal no soporta un ambiente perturbado; la serenidad desaparece del lugar caótico, que solo es propicio para los  revoltosos e insensatos; quien aspira a vivir tranquilo, el  medio accidentado le resulta azaroso y procura abandonarlo  para estar sosegado.

3.- Una vez el ser humano conoce de algún acontecimiento, una sorpresa agradable, o experimenta un disgusto,  su estado de ánimo se altera, se siente emocionado, de igual forma, el entusiasmo  provoca emoción,  conmociona.

4.- Un medio social puede convertirse en caldo de cultivo para agobiar; en un centro que produce tensión  nerviosa; lugar ideal para causar estrés y llevar a los miembros de la comunidad a mantenerse angustiados e inquietos.

II.- Tesis erradas
5.- La irritación  impulsa a demostrar inconformidad y   lleva  a  los  indignados  a la desesperación, que les induce  a cometer errores  en el método aplicado como respuesta al hecho que motiva el disgusto.

6.- Históricamente, los pueblos han utilizado diferentes formas para manifestar  su indignación  ante una realidad,  o  fenómeno social, y el  enojo lo  expresan  en forma pacífica  o violenta, abierta  o encubierta.

7.- En el siglo XIX, artesanos ingleses ejecutaron amplias protestas como  respuesta a la introducción, en las grandes fábricas,  de máquinas,  porque veían en estas las causas de sus despidos o imposible acceso al empleo.   Este  se conoce en el movimiento obrero como ludismo.

8.-  Los anarquistas,  abrazan el anarquismo  invocando  la libertad y los derechos ilimitados del individuo, y sostienen que el Estado es el  culpable de todos los males  y que,  por tanto, hay que destruirlo.

9.- El sufragismo,  un movimiento feminista  bregaba por los derechos electorales de las mujeres,  pero sin  enfrentar el régimen  social del cual  deriva  la discriminación  de la mujer en lo económico, social y político.

10.- En el movimiento de los trabajadores, a nivel sindical, existe la corriente del sindicalismo, que  propugna por  mantener la lucha  de los trabajadores en el plano  sindical, y no  en  el terreno político,  que es lo único que libera  a la clase obrera,  la que  no excluye la sindical. La  acción  política guía a la liberación, la sindical  a la sujeción  al sistema de dominación.

11.- El terrorismo es una corriente aventurera, aislada de las masas populares; caracterizado por acciones ineficaces. Sólo el movimiento del pueblo puede considerarse como lucha política correcta.

III.- Un medio social que irrita
12.- En diferentes etapas de su vida política, los pueblos  pasan por  momentos difíciles en el  orden social  y económico,  cuando salen  a flote  toda  una serie de taras  que  ponen  de manifiesto la enfermedad del sistema social imperante.

13.- Muchas personas,  en estado de ahogo por la intranquilidad en que vivimos,  buscan  aliviarse de cualquier  manera para  superar   su desaliento; tratan de encontrar una alternativa a los fines de liberarse de  la  desmoralización motivada  por la descomposición social que las  está llevando  al abatimiento.

14.- Por lo regular, un ordenamiento económico basado en la desigualdad, está acompañado de toda una serie de máculas que lo manchan  por todas partes,   las cuales a su vez crean malestar,  irritan  a la generalidad de los que componen la sociedad.

15.- Es difícil vivir en un país donde no hay seguridad personal ni de bienes; la vida tiene un precio en las  tarifas de los   sicarios; el narcotráfico influye en la economía y la política; los asaltos y atracos forman parte de la cotidianidad; es  común  el secuestro de adultos y ancianos; los instrumentos legales  favorecen a los delincuentes de  cuello blanco y sucio; el fenómeno de la corrupción es más poderoso que todas  las instituciones; enfermedades previsibles afectan a miles y matan a decenas;  la degradación moral permea a toda la sociedad, en fin, en una nación en la cual de 100 maestros que se someten  a una prueba, el  71 % resulta reprobado.

16.- El sistema social que padecemos los dominicanos y dominicanas, al estar  fundamentado en la desigualdad,  está unido en forma indisoluble   a  corrupción, perversión, desenfreno, degeneración y otros vicios que le son propios.

17.- Los privilegios que traen  consigo las diferencias sociales,  motivan desaliento y disgustos que,  unidos  a los males   sociales,  crean  en el  seno de la sociedad un ambiente propicio para la desmoralización.

18.- La exasperación va apoderándose poco a poco   de amplios segmentos de la sociedad,  que consideran que cualquier medio es correcto para hacerle  frente a la situación. De ahí que algunos grupos caen  en abrazar la errada tesis de que  el fin  justifica los medios.


IV.- En la degradación es difícil  vivir personas decentes

19.- La reacción  del ser humano ante  algo que le crea desazón  se comprueba tomando en cuenta su repulsa,  la muestra de resistencia a aceptar resignado aquello que le  enoja y le lleva a la indignación.

20.- Un análisis sereno y desapasionado de la  degradación que está viviendo hoy  la sociedad dominicana,  nos permite comprender la forma  como  reaccionan algunos sectores que indignados  demuestran  sentirse hastiados,  cansados de las cosas feas que a diario ocurren y que  enfadan  hasta el más impasible.

21.- Una persona de buenos sentimientos y correcto proceder, no se siente a gusto  viviendo en este ambiente de criminalidad, inseguridad e impunidad. La  indiferencia, la apatía es extraña  a quien  ajusta sus actos a la convivencia decente y civilizada.

22.- Aquel que cree en el honor, el decoro, la  justicia y  la honra, se molesta cuando advierte que  se está moviendo en un fango,  un medio social en el cual se santifica la bajeza, la indecencia  y la canallada. No  cuadra en la misma persona la ruindad y la nobleza.

23.- El entorno que nos encontramos no es el ideal para personas  educadas en el proceder con moralidad; lo que las impulsa a procurar cambio  en la situación actual. Lo mejor del país quiere reivindicar su derecho a vivir bajo un estado real de derecho, no en una  ficción  de garantías.

24.-  Debemos reconocer que estamos conviviendo  el obsceno y el decente, el indecoroso y el honrado, el decoroso y el grosero; es aceptado el que  hace lo  prohibido y el  justo, el encantador y el vulgar, el digno y el repugnante, el que  agrada y el que irrita.

25.- El sentir de amplios sectores de la sociedad dominicana es que  aquí se ha hecho difícil vivir,  que la  felicidad se ha perdido, que  estar contento es cuestión del pasado, porque  la incertidumbre  está creando descontento, desventura y tristeza.

26.- El estado de malestar, el hastío  del pueblo dominicano ante la  situación  de descalabro, es el  resultado del cansancio  generado por tantas y tantas cosas desagradables que  han ocurrido y ocurren  sin  que en lo inmediato se vea solución alguna.

V.- El pueblo está desesperado

27.- La intranquilidad que padece una gran parte de nuestro pueblo, fruto del embrollo que le  afecta,  lo  lleva  a actuar en forma emocional; la pasión se impone a la serenidad, y  lo sentimental predomina ante lo racional.

28.- El desaliento, el abatimiento lo manifiestan mujeres y hombres del país que,   desilusionados   por el descalabro ético y moral,  expresan pesar diciendo: “esto se jodio”; “aquí no se puede vivir”, este país hay que dejárselo  a los ladrones; hay   que  cerrar el congreso; “no votaré en las  próximas  elecciones”.

29.- El desaliento lleva a quienes proceden dominados  por la emoción,  a buscar salidas desesperadas que en nada contribuyen  a enfrentar con éxito los problemas  sociales generados por el decadente   sistema que   motiva angustia y abatimiento.

30.- Algunos grupos de alto poder económico,  ante el temor de enfrentar  el poder político,  reaccionan indignados  manifestándose,   por órgano de sus más calificados dirigentes empresariales, impugnando la corrupción y otras lacras sociales;   mientras que otros sectores sociales, víctimas  de la marginación que les  condena el sistema,  llegan hasta  el suicidio, algo  que ha sido recurrente  en  los últimos tiempos en nuestro país.

31.- Los momentos de degradación moral no se enfrentan actuando motivados por malhumor ni desesperación; la tosquedad impide el análisis sereno, la impaciencia induce al error, la irritación impide la dirección correcta, la desazón nos lleva a la imprudencia y al fracaso.                  

32.- El estado de agobio que causa lo infame  hay que superarlo con bríos,  con el ímpetu que motiva querer vivir libre de perversión,    ignominia y  depravación. La  deshonra, la canallada no puede estar por encima de lo bondadoso y honorable.       

33.- Caer en la postración, en la tristeza, conduce al hundimiento; sería el triunfo del alicaído frente al entusiasmado,  sobresalir el  derribado ante el  alentado;  frente a lo negativo    de la sociedad, no  debemos jamás abdicar; la renuncia equivale  a la entrega, a la aceptación de lo que estamos en el deber de enfrentar y  vencer.

34.- Los fenómenos sociales tienen solución cuando son enfrentados con acciones colectivas, por el actuar certero de las masas populares, correctamente dirigidas por sus más consecuentes  líderes.

Reflexiones
a.-  Por puro capricho no cambia el estado anímico de un pueblo; algo  muy fuerte tiene que haber ocurrido o estar ocurriendo, para  que cambie el comportamiento de los  dominicanos  y las dominicanas;  la modificación de lo adquirido por costumbre sólo  es posible por una  influencia exterior que lleva  al sujeto a deshabituarse, para familiarizarse con otra forma de actuar.

b.- En toda lucha política y social  debe aplicarse  la vía correcta para obtener resultados positivos, pues de lo  contrario  se cae en el  abatimiento, hasta llegar a la postración.  Cada  momento de acción  impone una orientación  certera, que se convierte en  conveniente con los resultados positivos esperados.

b.- La repulsa, el rechazo a la situación de indignidad que estamos viviendo, no  puede enfrentarse  con resabios. Este ambiente asqueante hay que  combatirlo con métodos políticos adecuados; con el apoyo de los  mejores, aquellos que les repugna lo asqueroso, el deshonor, la perversión y todo lo que huele a corrupción.

c.- Por muy loable que sea una actividad política destinada a enfrentar un fenómeno  social,  la misma está  condenada al fracaso, si no se ejecuta en el momento oportuno y con los métodos apropiados. Lo  meritorio,  lo encomiable se determina por el  logro alcanzado.

d.- La desfachatez irrita, pero no se combate bajo estado de ira. El  impudor y el tupé se rechazan   motorizando acciones de personas de vergüenza y honor. Por muy descarados que actúen los vagabundos, su proceder perturbador e infame nunca llega a predominar en la sociedad por muy averiada que esté.

e.- El desaliento no contribuye a generar los cambios que precisa la sociedad dominicana para salir  del atolladero que nos  encontramos. Por muy nocivo que esté un medio  social,  siempre  es posible encontrar la vía para que impere lo sano.

f.- Por muy profundo que sea el descalabro moral actual, no podemos caer en la desesperación y desaliento;  debemos accionar para superar esta situación,  sin caer en el  desconcierto; no debemos  actuar influenciados por la turbación y el desbarajuste.

g.- El pueblo dominicano ha pasado por momentos difíciles y los ha superado;  y ahora  saldrá nuevamente adelante confiando en sus propias fuerzas;   su ánimo, su deseo de una  vida mejor se ha  de imponer con el esfuerzo de los  que aquí son los más; con el vigor que le da la justeza  de su lucha por construir un mejor país.

h.- Por muy difícil que se presente la situación de desmoronamiento social, las convicciones cívicas y democráticas de nuestro pueblo tienen que ponerse en tensión  para enfrentarlas, accionar  para oponerse con firmeza y solidez hasta que logremos recuperar lo decente, recatado y púdico.

i.- Ante la embestida que ha hecho  aquí   la corrupción, arropando la sociedad entera, en  lugar de timidez y debilidad, a ella hay que demostrarle que tiene  adversarios, contrincantes dispuestos a hacerle  frente, acometer  para eliminarla conjuntamente con el sistema que le sirve de soporte.     

j.- Los procesos sociales transformadores son la obra de aquellos que están  dispuestos al rechazo, a la impugnación de lo vigente nocivo,  que genera disgusto  por decadente, indecente y reprensible.

k.- Mientras más difícil es la situación de un país, con más serenidad hay que actuar, porque una acción bajo impulso imprevisto conduce al desatino, a hacer disparates  que hacen daño al proceso de adecentamiento social. La disconformidad no se vence con arrebatos aventureros; la política seria  no es para aquellos que se ciegan  por la emoción, la cual guía a la torpeza, a  riesgos y contingencias.


Santiago de los Caballeros,

16 noviembre de 2015.

jueves, 12 de noviembre de 2015

Un espectáculo deprimente y vergonzoso



Por: Ramon Antonio Veras.

1.- Toda persona física  que ha  llegado a la tercera edad,  de seguro que ha sido testigo de acontecimientos que, por una  u otra razón, retiene en su conciencia; un imprevisto  se fija,  a veces, como  una estampa en la mente y se convierte  en una especie de grabado.

2.- Mientras más extraño es un evento, la motivación de desconcierto genera en el espectador mucha más inquietud, llegando hasta un estado de espanto, a una demostración excesiva de  admiración, de gran asombro.

3.- Debo confesar que en el curso de mi vida  he sido testigo, en mi país y en el extranjero, de episodios que nunca los he olvidado, y mientras más años transcurren más los recuerdo, razón  por la que no es cualquier peripecia  la que me deja sorprendido.

4.- El día viernes 6 de noviembre en curso,  en un desfile de niñas estudiantes,  efectuado con motivo de las festividades del día de la Constitución, quedé  atónito con lo  que presencié; por un  instante permanecí estupefacto con lo que  contemplaba por televisión.

5.- Las niñas estudiantes que  vi desfilando en San Cristóbal, me causaron asombro por el movimiento cadencioso de sus caderas. Aquello me impactó porque nunca había visto en público, en mi país,  semejante espectáculo.

6.- No soy ni pretendo ser mojigato, ni un hipócrita santurrón. Soy un hombre nacido aquí,  que  ha corrido la vida, y  no procuro presentarme como beato, falso puritano, ni nada por  el estilo, pero la  verdad  es que   lo que  vi me llenó de asombro.

7.- La forma armoniosa que las niñas estudiantes ejecutaban el movimiento de sus glúteos, hacia adelante y atrás, evidencia  que han  recibido  un adiestramiento especial de parte de verdaderos maestros,  en el arte de como  una  mujer debe comportarse  para demostrar  su destreza en erotismo.

8.- El hecho de ver niñitas con las  palmas de sus manitas apoyadas en el pavimento,  y en forma acelerada accionar sus cinturitas,  en lugar de divertirme,  me causó  pena e indignación; nostalgia por las niñitas,  enfado con sus padres e  irritación con las autoridades del Ministerio de Educación.

9.- Para colmo, como si no hubiera  bastado  la obscenidad   en el baile estimulante  de lujuria de las impúber, las mismas se exhibieron   uniformadas con los colores de la bandera nacional, el mismo lienzo que en los libros de cívica se define como el símbolo que representa el alma de la patria. 


10.- Al ver las niñas ejecutando movimientos propios de trabajadoras sexuales  desesperadas por concluir sus  labores, confirmé la  creencia  que tengo de que la sociedad dominicana está averiada, enferma, y que lo peor es que todavía no ha tocado fondo.

11.- Aquel que crea que el hecho que he  narrado aquí es una niñería, le invito a que solicite  al canal de televisión CDN,  una copia del video que recoge el acto en San Cristóbal, al cual he hecho referencia, para que comprenda  que el medio social  dominicano  va por mal camino, y que  a cada momento exhibe su cara fea de degradación.



Santiago de los Caballeros,
12 de noviembre de 2015.








Es un deber cívico denunciar la mediocridad

Por: Ramón Antonio Veras.

I.- Sentimientos diferentes en un mismo espacio

1.-  En una sociedad humana como la nuestra,  con estructura clasista heterogénea, convergen personas que anidan  ideas  muy diversas, que van desde altruistas, pasando por egoístas hasta llegar a diabólicos.

2.- Así como hay sujetos  con sentimientos variados, también tenemos en nuestro medio entes sociales con conductas disímiles, por lo que no resulta fácil  establecer relaciones en base al afecto y la sinceridad recíproca. 

3.-  La desigualdad de conductas en el entorno  hace posible la existencia de miembros con los más variados vicios sociales, entre los que sobresalen intrigantes, chismosos, tergiversadores, escabrosos, incómodos, fastidiosos, puntillosos y quisquillosos.

4.- En ese mosaico de desagradables e irritantes, estamos obligados a movernos porque, quiérase o no, la convivencia civilizada impone la tolerancia. La sociabilidad manda la deferencia y llaneza, aunque sin caer en zalamería ni blandura.

5.- Partiendo de la realidad de nuestro medio social, debemos estar  preparados para tratar a quienes viven  listos para mosquear sin razón, golpear a quienes buscan acariciarles, calumniar al que trata  de ensalzar, vapulear al que procura aplaudirle, en fin, de un momento a otro nos encontramos que  somos odiados por aquel  a quien  demostramos cariño y amistad entrañable.

II.- Los que nada hacen, pero critican al que  hace

6.- He escrito los párrafos anteriores con el fin  de ubicar al lector o lectora en el sentido de que estamos en un ámbito  en el cual, sin darnos cuenta, a diario tratamos con personas a las cuales creemos bien  conocer, pero en un abrir  y cerrar de ojos comprobamos que no, que estábamos equivocados, que  a  quienes creíamos  sinceros son falsos; que son de  los quisquillosos que no  hacen  ni dejan hacer, no  lavan ni prestan la batea,  no dan ni dicen dónde hay, en sí, no son ni fu ni fa.

7.- Es el caso, por ejemplo, de muchas personas que tienen facilidad para transmitir su pensamiento por medio de la escritura, pero  no lo hacen  por falta de tiempo, dejadez o por  cualquier otra  causa de índole personal; otros no escriben por falta de talento; y algunos por falta de calidad y autoridad moral para abordar temas que,  aunque son de su interés,  se sienten impedidos de abordarlos porque  están  descalificados para hacerlo.

8.- Algunos que están inhabilitados para escribir sobre asuntos relacionados con las lacras que ponen en evidencia la podredumbre, el descalabro ético y moral de la sociedad dominicana, se contentan  con criticar en forma solapada como verdaderos socarrones, a los que  pueden escribir porque tienen la facilidad y posibilidad de hacerlo libremente, porque  de  las manos de donde salen sus escritos,  pueden ser abiertas y de ellas no cae al suelo sangre, ni dinero robado al erario ni al sector privado.

9.- Libre no es el ser humano que dice serlo, sino aquel que puede ejercer la libertad,  y cuando la practica hablando o escribiendo su palabra no vuelve atrás; porque  es la verdad o su verdad. No se puede escribir por sumisión o encargo, con limitación  y por requisito, formalismo o ejercicio intelectual.

III.- La libertad  para escribir

10.- Particularmente yo, en el curso de mi vida he escrito  exponiendo honradamente, de buena fe lo que  creo es la verdad, y cuando me he equivocado no he tenido el menor reparo en rectificar, porque nunca me he creído poseedor  de la verdad absoluta.

11.- En los últimos años,  mis escritos, los he elaborado pensando en mis nietas y nietos, más que en otra cosa. Mis ideas  las vierto con la creencia de que pueden llegarles, aunque no estoy muy  convencido de que  así sea; pero por lo menos me siento bien sabiendo que hago el esfuerzo de que mi descendencia más cercana en el mañana tenga  a su alcance las ideas que yo sostenía en la sociedad que me correspondió vivir   al final de mi existencia.

12.- Sin pensar en el  qué dirán los mezquinos y resentidos,   trato de  aprovechar el tiempo que me queda de vida y lucidez,  para hacer del conocimiento de los míos la forma como veo la sociedad dominicana ahora, la cual pinta un cuadro desolador  en  lo ético y moral, por lo menos para cualquier ciudadano o ciudadana que aspira vivir en un  ambiente de decencia,  no impúdico como el que ahora  predomina aquí.

13.- Al igual que cualquier abuela o abuelo, me siento bien  cuantas veces dirijo   mis ideas a quienes aspiro a que en el  mañana se comporten como hombres y mujeres  de bien,  que puedan ser modelo de lo que  muchos dominicanos y dominicanas queremos sea nuestro país y que  no hemos logrados  por razones ajenas  a nuestra voluntad.

14.- Sé que se sienten mal aquellos que con su  sucio proceder han contribuido  a que  el medio dominicano de hoy sea apestoso, fétido   en lo ético  y moral;  ellos maldicen a aquel que por medio de escritos quita el velo, el manto que cubre la sucieza que apesta a lo mejor y sano del país.

IV.- Los  farsantes  y francotiradores aquí

15.- Por el hecho de que los autores y coautores del desastre nacional no están  en condiciones de levantar la voz para decir  que nos estamos  moviendo en su pantano social, y  por más  anatemas y murmuraciones que lancen, no  podemos ignorar  la realidad y  actuar como veleidosos, inconsistentes y  barcinos.

16.- Aquel que se ha dedicado  a hacer diabluras, a estar de crapuloso, granuja y siniestro, debe  mantenerse tranquilito, calladito  rumiando pesares, cuantas veces vea a  los que  con legítimo derecho le decimos  al país que este ambiente decadente, dañoso y en estado de descomposición, no puede seguir como hasta ahora,  que esto  hay que  cambiarlo para bien, para que  en el mañana sea bonito, agradable, viable, acogedor, libre de indignos, degenerados y envilecedores.

17.- La actitud ante la vida define a los seres humanos. El  quehacer diario sirve para  medir  la conducta, el comportamiento de las personas ante los hechos  que se dan en el medio donde desarrollan sus actividades. Aquel que ha sido indiferente, no  tiene nada que dejarle a la posteridad; se ha manejado como si fuera un anacoreta, un anodino.

18.-  Los francotiradores  les hacen un bien  a la sociedad, si ante la actitud  firme y decidida de otros, guardan silencio digno porque  no hicieron, no han hecho ni pueden  hacer lo que  les corresponde y  por ser   degenerados  están impedidos de bien  orientar a su comunidad.

19.- En todo el país abundan mujeres y hombres que generan fragancia, mientras otros son desodorantes; los hay odoríferos  y pestilentes. Lo mismo  puede decirse  de  que hay  luchadores y conciliadores, esforzados y  haraganes.

20.- En el medio  donde vivimos, hay miembros que  creen haber cumplido  con su deber  porque han   amasado  mucho dinero y  se han   comportado  simpáticos ante  los suyos, pero  se han mantenido al margen de la higienización de la sociedad que con  su proceder han hecho posible   los vicios sociales.  

21.- No están en el plano de los coherentes, aquellos que   han hecho de su accionar político un columpio, puro transfuguismo politiquero; moviéndose, bamboleándose entre el partido que está arriba y el que posiblemente suba. El tránsfuga y el desleal  van  de la mano, conspirando contra el noble, firme y leal.

Reflexiones
a.- Las transformaciones sociales nunca han  ocurrido al azar, sino  porque fuerzas motrices incubadas en el seno del mismo sistema en decadencia, han impulsado la rueda  que activa los cambios. Los actores que promueven el avance, alientan lo nuevo, fomentan lo positivo que ha de venir,   los transformadores  son los hombres y mujeres que con su accionar han escrito la historia de la humanidad.

b.- En la acera contraria a donde están los seres humanos que buscan alterar, mudar, en todo caso cambiar la actual realidad, se encuentran aquellos que hacen  de retranca para que continúe lo mismo, se mantenga lo añejo   y no surja lo nuevo, permanezca el atraso y no llegue el progreso.

c.- Entre  los que se interesan por la vigencia del  statu quo, para que prevalezca la mugre, la porquería, se encuentran los pusilánimes, que con argucia hacen críticas  alegres contra todo aquel que en forma abierta, responsable y seria quiere que lo nuevo, lo sano y moderno se imponga para superar lo inservible de la sociedad.

d.- De los que como buitres se alimentan de la podredumbre, no podemos esperar que quieran  cambie el actual ambiente  dominicano;  su lugar propio  es el de los cerdos, no el  de los seres humanos de conciencia y proceder aseado. No todos los miembros de la comunidad dominicana están diseñados para rechazar lo apestado, la fetidez que  hoy despide  el medio social dominicano.

e.- Desde el punto de vista de la higiene política, por más vueltas que podamos dar,  debemos reconocer que el entorno nuestro  está contaminado, el ambiente se mantiene a un nivel tal que da ganas de vomitar,  genera nausea. Esto sólo es tolerado  sin repugnancia  por los que bien lo saborean  por apetecer y digerir  lo podrido de un sistema social decadente.

f.- La sociedad dominicana es un escenario donde convergen fuerzas económicas, políticas y sociales que permite ver con  claridad la pugna entre los que quieren  que todo siga como está,  un pantano infectado por todo lo podrido; y aquellos que aspiran a un nuevo orden, en  el cual el pueblo se mueva   en aguas limpias, y no en las ahora  infectadas.

g.-  En lo que a mí respecta, dentro de mis posibilidades, y sin buscar   ni esperar nada material del Estado ni de particulares, en cada coyuntura de la vida política del país he actuado de frente, de cara al sol, con transparencia, exponiendo mis ideas sin cortapisas, sinuosidades ni muletillas.

h.- Para  ser  consecuente con mi forma de pensar, mientras esté formando parte del mundo de los vivos, y pueda accionar mis manos para escribir, estaré transmitiéndoles a mis nietas y nietos, lo que a diario veo, y que  a ellos   corresponde cambiar de sucio a limpio, de deshonesto a honesto,  de este medio pocilga, a un ambiente higiénico.

i.- Continuaré escribiendo como hasta ahora lo he hecho, haciendo caso omiso a los que se han limitado a criticar sin aportar, vituperar para confundir, y dañar para ocultar su responsabilidad en el desastre material y moral del país. Seguiré  exponiendo mis ideas, impugnando el latrocinio que  callan los que desde su poltronería vagabunda  se molestan porque  le  censuro  su podrida sociedad.

j.- Siempre me voy a sentir bien exponiendo sobre asuntos que considero sirven como  aporte para que  cambie la situación  de descomposición que hoy  se encuentra la sociedad dominicana, porque contribuir con proposiciones saludables sirve para comenzar a sentar las bases  para superar la estropeada etapa  que estamos viviendo.

k.- Creo en la franqueza y  he tratado de decir lo que pienso  conviene a mi país; no conozco la murmuración, la chismografía ni la calumnia, y  por  formación  personal desprecio la maledicencia, aunque he sido víctima de ella proveniente de simulados amigos.

l.- Lamentablemente, por más sinceridad que se le demuestra al que tiene por costumbre obrar sin lealtad, al final saca la felonía; el canalla, el felón vive dominado por la traición  que es la  sustancia que eleva su estado de ánimo hasta encumbrarlo en la cima de su trastada de falso.

ll.- Porque creo tener mi cabeza algo  amueblada, no me  voy a dejar perturbar  por los que  se mantienen apesadumbrados porque no tienen calidad ni autoridad para dirigirle a la parte sana de  la sociedad  mensajes de orientación,  decencia y honradez.  Los  liliputienses  siempre  están   moral y anímicamente  debajo de los  talones  de los pies  de aquellos que ven como gigantes.

m.- Todo lo que sea necesario y posible  hacer para que nos liberemos de la situación de mediocridad  que nos encontramos, debemos  hacerlo  sin pensar en el qué dirán los mezquinos, que sólo saben censurar a los que  se comportan con sentido de firmeza  y desprendimiento, procurando elevar y no reducir, porque merecemos vivir en un mejor país.

n.- Es duro reconocerlo, pero hay que decirlo sin tapujos:   toda  persona decente que hoy se mueve en la sociedad dominicana  debe estar   consciente de  que está pisando  un terreno de personas buenas, nobles, pero que en ese mismo espacio físico hay sujetos con condiciones  para convivir con ratas en una  alcantarilla; son de  conductas adecuadas para permanecer en vertederos como semovientes con algunos rasgos humanos.

ñ.- Al escribir con relación a la necesidad de adecentar la vida pública,  no busco reconocimientos, halagos, obsequios ni elogios; lo hago por  compromiso social y responsabilidad ciudadana. Me tienen sin cuidado  las críticas de los mediocres y el desdén de los malvados.

Santiago de los Caballeros,
9 de noviembre de 2015.


miércoles, 4 de noviembre de 2015

A los 65 meses de la tentativa de asesinato contra mi hijo Jordi

Por: Ramón Antonio Veras.

1.-  Para cumplir con un deber no podemos fijarnos  plazos ni condiciones;  debemos acatar hasta consumar el compromiso que hemos asumido, si en verdad estamos decididos a actuar con la  responsabilidad que implica la misión  o encargo.

2.- En mi condición de padre de Jordi Veras,  me he impuesto la obligación  de accionar para que  impere la justicia en el caso de la tentativa de asesinato de que fue objeto el 2 de junio de 2010. No puedo, bajo ninguna circunstancia, permitir que por una negligencia  o despreocupación mía, triunfe la impunidad. El deber me manda a mantenerme vigilante, ser cuidadoso y desplegar todo mi empeño para que sean castigados los culpables como bien  merecen.

3.- La acción criminal contra mi hijo Jordi, no fue la obra de un delincuente  actuando en forma individual,  sino un operativo orquestado, planificado por un colectivo,  una asociación que  trabaja con los métodos del crimen organizado al más  alto nivel del sicariato moderno.

4.- Se ha comprobado que el concierto criminal instrumentado para matar a Jordi,  no terminaría con el asesinato, sino que fue pactado hasta más allá, lo que se ha evidenciado por la armonía, la coordinación, la  coincidencia que han mantenido los coautores ante los tribunales.

5.- Adriano Román y la asociación  de criminales  que contrató para asesinar a Jordi, en todo el curso del proceso judicial, en lugar de arrepentimiento, han demostrado satisfacción por el acto criminal. En ellos no hay remordimientos, sino contumacia, persistencia, obstinación en seguir abrazados al crimen,    desconocer la justicia y continuar matando por encargo.

6.-  De la misma forma que calmadamente se reunieron  para planificar el crimen contra mi hijo,  en  igual  sentido, tranquilamente han preparado los incidentes para eternizar el conocimiento del asunto. Proceden a ritmo, sincopado,  para que nada sea discordante. Aunque con diferentes  defensores,  tienen  semejanza en los argumentos a los fines de burlar el sistema judicial.

7.-  No escapa a la inteligencia de los hombres y mujeres sensatos del país, que  la asociación  de criminales  que procuraron matar a Jordi, han recurrido a todas las maniobras ante  la Cámara  Penal de la Corte   de  Apelación,  para que no sea conocido el recurso que ellos mismos interpusieron, lo que prueba que la impugnación que hicieron  a la sentencia de primer grado no  ha sido  más que  con el fin de  continuar burlando el sistema judicial, a la sociedad, a la víctima y a su familia.

8.-   Los responsables  de la tentativa de asesinato contra mi hijo Jordi, en  forma colectiva acordaron  ejecutar el crimen, y  también en sociedad  han coordinado  que no concluya  el proceso  en grado de apelación.  Pero  la dilación  del caso no ha impedido ni impedirá mantenernos en firme  reclamando justicia, y el transcurso de los meses  no hará que cambiemos de actitud. Cualquier ocasión  será oportuna para que predomine  la justicia  sobre la criminalidad y su aliada la impunidad.

9.- La sociedad dominicana se ha mantenido atenta  a todo el curso del expediente del caso de mi hijo Jordi, no sólo por lo execrable del acto criminal, sino también por la alta peligrosidad que representa la cáfila de asesinos que componen  Adriano Román y la banda de sicarios que contrató.

10.- En la etapa actual de la vida dominicana, cuando la criminalidad mantiene en estado  de desasosiego a la sociedad, constituye un mensaje tranquilizador,  para la comunidad decente del país que aspira a  no vivir bajo la voluntad y capricho de la delincuencia, que se  aplique   la ley  a los que  se unificaron  para llevar a cabo  el asesinato contra Jordi.

Santiago de los Caballeros,
2 de noviembre de 2015.