viernes, 2 de octubre de 2015

A los 64 meses de la tentativa de asesinato contra mi hijo Jordi

Por: Ramón Antonio Veras.

1.-  En  ocasiones ocurren hechos negativos que afectan a una persona en particular, pero luego se convierten  en experiencias positivas para toda la sociedad. La tentativa de asesinato contra mi hijo Jordi,  ocurrida el 2 de junio de 2010,  fue para él y toda nuestra familia una acción dolorosa, lacerante, de la  cual   la comunidad dominicana puede sacar reflexiones  edificantes.

2.- Adriano Román, estando en la cárcel, condenado por  contratar  y pagar  para matar a su ex esposa Miguelina Llaverías,  reiteró  la acción criminal contra Jordi,  lo que pone en evidencia que desde la prisión  un recluso puede  financiar un operativo de sicariato  contra una persona cualquiera fuera del recinto carcelario.

3.-  El caso de mi hijo Jordi sirvió para demostrar  que  es posible realizar  una sería y efectiva investigación judicial y policial, que posteriormente haga posible una sentencia  condenatoria ajustada a la ley y el derecho.

4.- Las incidencias del juicio que se le sigue a los imputados por la  tentativa de asesinato  contra mi hijo Jordi, se comprueba que el Código Procesal Penal, puede ser burlado por los imputados  a los fines de eternizar el proceso  judicial.

5.- El  expediente  de mi hijo Jordi, ha puesto en evidencia que cuando los imputados saben que la sentencia de primer grado está ajustada a las pruebas,  al derecho y al debido proceso,  utilizan el recurso de apelación como medio de confusión, y continuar  así burlando el sistema judicial, a la sociedad, a la víctima y a su familia. Los condenados en primera instancia, conscientes de la justeza de la decisión apelada, recurren a  los  incidentes para que el fondo del fallo  impugnado no sea conocido, como ha ocurrido con el caso Jordi.

6.- A la luz de lo ocurrido en el proceso judicial que se le sigue a los  que quisieron asesinar a mi hijo Jordi, se impone estudiar a fondo la necesidad de una modificación del Código Procesal Penal, a los fines de impedir que  se extienda la  voluntad criminal de los imputados hasta obstaculizar  la marcha de la justicia.

7.- La garantía y cumplimiento del debido proceso de  que son  merecedores   los  imputados, también  debe alcanzar a la víctima. El caso de mi hijo Jordi ha sido  desesperante   para él, su familia entera y  la sociedad dominicana, y  más agraviante  porque al cumplirse hoy  64 meses del hecho criminal,  los condenados  todavía  continúan, en grado de apelación,   burlándose de la sangre derramada por mi hijo,  las lesiones  permanente que lleva sobre su cuerpo,  y la aspiración de la comunidad dominicana decente de que triunfe la justicia.

8.- He dicho y reitero, que quiero  que mi familia sea  la última  en transitar  por el calvario   que ha  pasado con motivo del hecho criminal contra Jordi, porque  además de lo doloroso de  la acción delincuencial, ha sido víctima  de las imprevisiones del Código Procesal Penal, de las cuales se ha  aprovechado el que pagó  y los que ejecutaron el operativo criminal.

9.- El camino que hemos recorrido  reclamando justicia  ha sido sumamente traumático, y el curso del proceso ha sido un tránsito por el infierno. La parte decente de la sociedad dominicana que se vea en el espejo  nuestro, y  comprenderá  así que estamos viviendo  en un ambiente adecuado para que el crimen organizado y la delincuencia en general  siga moviéndose a su antojo.

10.- La realidad es que Jordi y toda nuestra familia, no tiene otra alternativa que continuar soportando los incidentes burlescos que utilizan  los imputados,   aprovechándose de las  debilidades que contiene el Código Procesal Penal, y que favorecen  a  la criminalidad.

11.- No importa el trecho que falta por recorrer ni lo tortuoso que resulte; estamos formados en la resistencia ante las dificultades; la endeblez jamás nos hará ceder; somos incansables, tenaces en procura de la justicia. Los que quisieron asesinar a Jordi, no lograrán abatirnos, porque nuestras convicciones son inflexibles ante el crimen.

Santiago de los Caballeros,
2 de octubre de 2015.