Por: Ramón Antonio Veras.
1.- En ocasiones ocurren hechos negativos que
afectan a una persona en particular, pero luego se convierten en experiencias positivas para toda la
sociedad. La tentativa de asesinato contra mi hijo Jordi, ocurrida el 2 de junio de 2010, fue para él y toda nuestra familia una acción
dolorosa, lacerante, de la cual la comunidad dominicana puede sacar
reflexiones edificantes.
2.- Adriano Román, estando en la cárcel, condenado
por contratar y pagar
para matar a su ex esposa Miguelina Llaverías, reiteró
la acción criminal contra Jordi,
lo que pone en evidencia que desde la prisión un recluso puede financiar un operativo de sicariato contra una persona cualquiera fuera del
recinto carcelario.
3.- El caso
de mi hijo Jordi sirvió para demostrar que es posible realizar una sería y efectiva investigación judicial y
policial, que posteriormente haga posible una sentencia condenatoria ajustada a la ley y el derecho.
4.- Las incidencias del juicio que se le sigue a
los imputados por la tentativa de
asesinato contra mi hijo Jordi, se
comprueba que el Código Procesal Penal, puede ser burlado por los
imputados a los fines de eternizar el
proceso judicial.
5.- El
expediente de mi hijo Jordi, ha
puesto en evidencia que cuando los imputados saben que la sentencia de primer
grado está ajustada a las pruebas, al
derecho y al debido proceso, utilizan el
recurso de apelación como medio de confusión, y continuar así burlando el sistema judicial, a la
sociedad, a la víctima y a su familia. Los condenados en primera instancia,
conscientes de la justeza de la decisión apelada, recurren a los
incidentes para que el fondo del fallo
impugnado no sea conocido, como ha ocurrido con el caso Jordi.
6.- A la luz de lo ocurrido en el proceso judicial
que se le sigue a los que quisieron
asesinar a mi hijo Jordi, se impone estudiar a fondo la necesidad de una
modificación del Código Procesal Penal, a los fines de impedir que se extienda la voluntad criminal de los imputados hasta
obstaculizar la marcha de la justicia.
7.- La garantía y cumplimiento del debido proceso
de que son merecedores
los imputados, también debe alcanzar a la víctima. El caso de mi
hijo Jordi ha sido desesperante para él, su familia entera y la sociedad dominicana, y más agraviante porque al cumplirse hoy 64 meses del hecho criminal, los condenados todavía
continúan, en grado de apelación,
burlándose de la sangre derramada por mi hijo, las lesiones
permanente que lleva sobre su cuerpo,
y la aspiración de la comunidad dominicana decente de que triunfe la
justicia.
8.- He dicho y reitero, que quiero que mi familia sea la última
en transitar por el calvario que ha
pasado con motivo del hecho criminal contra Jordi, porque además de lo doloroso de la acción delincuencial, ha sido víctima de las imprevisiones del Código Procesal
Penal, de las cuales se ha aprovechado
el que pagó y los que ejecutaron el operativo
criminal.
9.- El camino que hemos recorrido reclamando justicia ha sido sumamente traumático, y el curso del
proceso ha sido un tránsito por el infierno. La parte decente de la sociedad
dominicana que se vea en el espejo
nuestro, y comprenderá así que estamos viviendo en un ambiente adecuado para que el crimen
organizado y la delincuencia en general
siga moviéndose a su antojo.
10.- La realidad es que Jordi y toda nuestra
familia, no tiene otra alternativa que continuar soportando los incidentes
burlescos que utilizan los
imputados, aprovechándose de las debilidades que contiene el Código Procesal
Penal, y que favorecen a la criminalidad.
11.- No importa el trecho que falta por recorrer ni
lo tortuoso que resulte; estamos formados en la resistencia ante las
dificultades; la endeblez jamás nos hará ceder; somos incansables, tenaces en
procura de la justicia. Los que quisieron asesinar a Jordi, no lograrán
abatirnos, porque nuestras convicciones son inflexibles ante el crimen.
Santiago de los Caballeros,
2 de octubre de 2015.