viernes, 25 de septiembre de 2015

El oportunista figura relevante de la politiquería dominicana

Por: Ramón Antonio Veras.


I.- Ese es el oportunista

1.- En muchos círculos sociales del país, es   normal escuchar a algunas personas expresarse en el sentido de que es  bueno  vivir en la democracia representativa dominicana, porque    en ella caben todos, buenos y  malos, serios y sinvergüenzas, sanos y podridos, honestos y  ladrones, coherentes  e incoherentes,  en sí,   la democracia de aquí es, algo así, como un tutifruti, un combo de grupos de diferentes comportamientos.

2.- Partiendo de la idea anterior, en el quehacer diario, en  las distintas actividades  nos encontramos con personas que se lamentan al ver como marcha el país, mientras otras se muestran contentas porque, según ellas, “mejor de ahí se daña”.

3.- Aquellos que tienen lo que se llama sentido de la oportunidad,  nunca están descontentos, se manifiestan satisfechos,  conforme en todo momento; jamás dan querella, viven tranquilitos, nada les perturba; lo de ellos es el momento,  la ocasión suya.

4.- Aquel que procede partiendo de lo que le conviene, se presenta alegre, jovial, es llevadero; de fino hablar, cada una de sus palabras la valora en una onza de oro; es  muy tratable;  cuando tiene que ser ceremonioso, lo es, y si  le interesa ser informal se adapta a esta  posición. No tiene problema de solemnidad; sabe cuándo conviene ser visto como importante o insignificante.

5.- Esa persona que actúa conforme el momento,  es astuta; tiene todo calculado, se mueve en base a una certera evaluación, sopesa cada paso que ha de dar, siempre saca deducciones precisas; es premeditada, no deja nada al azar, valora con lucidez.

6.- Esa figura de las ocasiones es  toda mansedumbre, de una docilidad asombrosa; se manifiesta con dulzura, plena suavidad; se comporta como oveja mansa, con paciencia para lograr lo que persigue; no es iracunda ni  alborotosa,  se mantiene sosegada.

7.- Ese individuo demuestra  agilidad mental cuando cree que no puede perder una oportunidad; saca de abajo, se convierte en un  puro chupabolas; se siente acomodado para en  ese instante ser un gran chupamedias.

8.-  Su deseo es estar siempre dándose la buena vida sin asumir responsabilidad alguna;  de vivebien sin el mayor esfuerzo, llevando una vida sin oler ni heder, para nunca estar  en olla, con su situación  económica  siempre  holgada.

9.- El sujeto que hemos reseñado,  y que así se comporta es, pura y simplemente, el  oportunista,  quien busca sacar provecho en el momento adecuado, ventajas  en la coyuntura que  le convenga, utilidad en cualquier ocasión  que sea necesaria  a su interés muy particular.


II.- El oportunista, su amplio campo de acción aquí,  y   forma de proceder

10.-  Aunque está consciente de que la forma más fácil y lucrativa de desarrollarse es en la  politiquería, el oportunista tiene un amplio campo de acción en nuestro medio.

11.- El oportunista está presente en todas  las esferas de la vida nacional dominicana,  sin importar que sea empresarial, profesional, cultural, comercial, profesoral, en fin, le vemos trasladándose como una culebra de un lugar a otro, en busca del momento, sin importarle llegar empujado, arrastrado, arrodillado o de pie, firme o temblando; no le importa nada, lo que le interesa es aprovechar la ocasión.

12.- Para el oportunista hay una  cuestión clave en su accionar,  y es la  oportunidad para actuar, el  momento para intervenir, el instante adecuado. Ahí está lo suyo: sacar ventaja de una circunstancia, de  una ocasión; hacer de un  triunfo, un logro, una ventaja;  actualizarse con alguien que ha  de  aportarle  beneficios económicos.

13.- El oportunista  procura  resolver.  A él no le importa que  el caso de su interés  tenga solución al instante,  más tarde, en un  soplo, en un santiamén, o que lo logre al trisito.

14.-El oportunista siempre se mantiene en movimiento, no descansa, es sumamente ágil; hace de su  movilidad un arte, y de su rapidez una virtud; nadie le saca media pulgada, como ventajero es un ventajudo aguerrido;  le  es    imposible estar quieto, desconoce la pasividad; no se cansa, se mantiene en ajetreo.

15.- El oportunista cuando le conviene es un ente de mucho vuelo, se mantiene alerta, esquivo; sabe sacar el pie, soslayar una situación que le es indiferente, o enfrentarla si le va a sacar algún  provecho; sabe sortear los momentos para,  con un cálculo rápido, determinar si escapa o permanece; no se pierde en la apreciación de la conveniencia.

16.- El olfato del oportunista es altamente sensitivo y  es poseedor de una gran  intuición;  olfatea   con facilidad el ambiente  para saber cómo procede; es un artista husmeando las coyunturas; sabe observar, atisba en un segundo; tiene una mirada incisiva; se mantiene al acecho de todo a su alrededor para en  el momento adecuado dar el palo acechao  que persigue.

17.- A los fines de confundir y aparentar lo que no es, el oportunista se mantiene a la moda haciendo ostentación; sin poder se mueve  en distintos lugares haciendo alarde de lujear. Le gusta lucírsela, aunque para lograrla tenga que dejar de comer; es un presumido en procura de relumbrar.


III.- El oportunista: figura importante de la politiquería dominicana

18.- El oportunista, en la coyuntura actual que vive el país,  caracterizada por el deterioro económico, social, institucional y moral,  su figura resulta útil  a los objetivos perseguidos por  politiqueros que necesitan de personas fácil de doblar.

19.- La politiquería dominicana le ha caído al oportunista como anillo al dedo, porque le ha permitido desarrollar al máximo sus condiciones excepcionales de persona ideal para las truchimanerias; sobresale como truchimán, un tumbapolvo refinado.

20.- El oportunista cuadra perfectamente en la politiquería dominicana, porque  se acomoda a las circunstancias; se somete al capricho de quien  tiene poder de decisión en el presupuesto nacional; no tiene inconveniente en amoldarse a los dictados del mandamás del momento, en fin, se siente bien entendiéndose con quien le favorezca en sus ambiciones.

21.- El oportunista  brilla en el accionar politiquero de nuestro país porque está hecho del material del lambiscón, y   lambisquear gana la simpatía de aquellos que gozan  con  la adulación; el lambisquero cae bien porque hace de lambón barato para el que se aprovecha de su servilismo. El servil de la politiquería es complacido con los dineros del erario.

22.- Al oportunista, por la degradación de la politiquería dominicana, se le tiene como persona distinguida porque por sus  tigueradas cumple a cabalidad para lo que es  requerido en el tigueraje  politiquero. Es tratado como un  tiguere binbin o, algo así,  como un tiguerón de capa y espada.

23.- Cualquier guanajo que quiere sentirse un politiquero importante le basta con rodearse de oportunistas saltapatràs, y de inmediato recibe de ellos el mote de líder; aquel que está   en la politiquería no le importa codearse con personas decentes o lamparosas.

24.- El oportunista tiene un norte, beneficiarse aunque para lograrlo tenga que convertirse en un estropajo humano;  ser favorecido, lograr ganancia;  sacar rendimiento, no importa cómo ni qué, lo que procura es  que su lambonismo le dé utilidad.

25.- El oportunista,  en sus tejemanejes se convierte en la persona más sabrosa ante quien  desea conseguir algo; es un artista para sabrosear, porque tiene la falsa  idea de que el sabrosón cae bien  a los mentecatos metidos a políticos peplas.

26.- Cualquier mequetrefe politiquero, que se mueve con mucho postín, le gusta tener  a su lado al oportunista porque en éste tiene a quien le sirve como buchipluma, bufeador y  cumbanchero.

27.- El oportunista,  por lo insignificante que es, no se valora ni se da a respetar; su  precio depende de lo que  haga como politiquerito de pacotilla; algunas veces recibe una pacochada, una alta  suma de dinero; en otras ocasiones el pago es paja de coco, algo material sin ningún valor económico.

28.- En cualquier espacio donde el oportunista se mueve, trata  de comportarse coherente, porque  no le gusta sentirse que está   haciendo algo diferente a su esencia  de   persona  de dobleces. El que se aprovecha del  oportunismo no engaña, enseña, muestra su divisa, instruye para que se le conozca.

IV.- El oportunista en los procesos electorales dominicanos

29.- Para el oportunista dominicano,  los procesos electorales son circunstancias de mucha importancia para sacar ventajas; de ahí que se prepara para obtener el mejor provecho posible. La orientación,  saber ubicarse, colocarse para no fallar, forma parte de la preparación  inicial del oportunista.

30.- El oportunista, comenzada en el país la campaña electoral, estudia, analiza  a cuál  candidato va hacerle  galanteos; una vez lo identifica  e  individualiza,  le da riendas  sueltas a la galantería, le lanza piropos  cargados de lisonjas, se comporta como todo un vulgar cobero, lo empalaga,  adulándolo se pasa   de zalamero.

31.- El oportunista es certero en  la  selección del posible ganador de los comicios; su sentido de la oportunidad  no da margen alguno a errar;  su habilidad, la confianza en su olfato politiquero lleva al aprovechado a ser diestro, un experto  en resultados electorales.

32.- Una vez la Junta Central Electoral,  emite los cómputos finales favoreciendo el candidato auspiciado por el oportunista, éste llega primero que nadie  al domicilio del líder de ocasión a felicitarlo, no sin antes recordarle que había confiado en su triunfo, que lo había pronosticado por todos los medios de comunicación  del país. Le precisa, además,   que debe comenzar de inmediato  a escoger el material humano para estructurar el futuro gabinete, todo con el fin de colarse en el mismo.

33.- El oportunista,  en lo adelante se convierte en un chicle, siempre estará   pegado del presidente electo; no le pierde ni pie ni pisada, se cuela en todos los  sitios visitados por el triunfador; se comporta contagioso, viscoso. De tanto entrar y salir de  la vivienda familiar del  candidato ganador, la esposa de éste le coloca al oportunista el mote de La Gaveta.

34.- El oportunista, habiendo resultado  triunfador su  candidato presidencial,   procura ser  beneficiado con una designación en un cargo burocrático de mucho provecho y poco trabajo; en lo adelante se beneficiará de amplias canonjías, lo que le convierte en un ciudadano nuevo, que ha cambiado de mísero a rico, todo por obra y gracia de ser aprovechado, tener sentido de la oportunidad.


Reflexiones finales
a.- El oportunista que conocemos se adapta fácil a cualquier ambiente porque está preparado para  ajustarse de acuerdo a como manda el momento; se aclimata dependiendo del medio donde se encuentra para lograr su meta,  y  de ahí  nadie lo saca.

b.- La existencia del oportunista descansa en una palabra: oportunidad,  que es lo mismo que decir ocasión,  coyuntura o momento. De ahí que tiene que  estar alerta, vigilante, para cuando llegue el instante adecuado accionar como más convenga a su  particular interés; por su agudeza nunca pierde la situación  apropiada. 

c.- El oportunista, para lograr lo que desea da demostración de que está conforme con el ordenamiento social vigente, aunque  le repugne; se contenta con  saber que va a lograr lo que persigue,  aunque sea arrodillado; nada  lo detiene para sentirse que ha  vencido, aunque sea comportándose sumiso, ridículo y degradado, siempre y cuando  su  conformismo le dé felicidad.

d.- El  oportunista, como ente del statu quo, saca a flote su astucia malévola para que no haya lucha entre los que quieren cambios verdaderos,  y aquellos que están  de acuerdo con que  todo  siga igual como hasta ahora, que  se  mantenga  lo actual,   se afiance el sistema,  aunque  sea en base a la desigualdad, la opresión  social y el desprecio de la minoría hacia la mayoría del pueblo.

e.- El oportunista es  una retranca, un estorbo para  las orientaciones de contenido democrático y progresista, porque  los cambios conspiran en su contra. Los oportunistas  se oponen,  en forma tajante, a  la lucha social; a los métodos de acción  política transformadora  que ponen en  ejecución  las fuerzas motrices dispuestas a cambiar las actuales estructuras, por otras que hagan  menos pesada la vida material y espiritual a las grandes mayorías nacionales.

f.- El oportunista es, por esencia, conciliador, busca avenencia con todo el mundo;  se pone de acuerdo hasta con sus más encarnizados adversarios, sin  importarle que sea en el movimiento revolucionario, sindical,  gremial    o partidista;  su misión  es concordar para obtener beneficios, se aprovecha reconciliando, unificando hasta a los santos con el demonio. El que hace de oportunista nunca genera lucha social y democrática; se complace logrando la concordia, aunque sea entre los  buenos y  los malos, el opresor y el oprimido.

g.- Cuando el oportunista no logra conciliar adversarios, hace  magia para concordar, aunque sea en apariencia; sobre la marcha se la ingenia.  El oportunista es un encantador de diferencias, un malabarista; equilibrista para unificar contradicciones diabólicas.

h.- El oportunista, en su afán por sobresalir le gusta pantallear para sorprender a aquel  de quien se quiere  aprovechar. El pataleo le da resultados al oportunista pantallero porque  hay politiqueros que se sienten bien  con esos papeleros de la oportunidad.

i.- En los procesos electorales dominicanos, el oportunista tiene acogida de principalía al lado de los candidatos presidenciales, desde el momento que la política se convirtió en un lucrativo negocio para personas de poca o ninguna valía; su aprobación ha servido  para medir el nivel de la podredumbre politiquera dominicana.

j.- En la medida que el sistema social imperante en nuestro país, se ha hecho más  añejo e infuncional, el politiquero se ha habituado a servirse del oportunista como pieza importante para sus fines de politiquería de baja estofa, aunque luego le dé un trato de  parcho mal pegado; despreciarlo por pegarse de bombardino, de huele fiesta.

k.- Lamentablemente, quiérase o no, el oportunista es una realidad en nuestro medio, porque en las escuelas dominicanas no se orienta a las niñas y niños, en el decoro, el honor y la seriedad; a valorar la dignidad, y rechazar  la desvergüenza, la desfachatez y la procacidad.

l.- Por último,  en lo que a mí respecta, por el  hecho de haber tratado a muchos  oportunistas me siento liberado de sus sinvergüencerías; ellos  contribuyeron a hacer  mía para siempre esta idea: En lo que me queda de vida procuraré continuar hablando con franqueza ilimitada, pero sólo  con el sincero, no con el falso; quiero comentar, explicar posiciones,  pero  con el que  me escucha con sentido de seriedad, no con el perverso; aspiro a razonar  con el que es leal, no con el farsante; busco mediante el lenguaje decir lo que creo es la verdad, no la mentira; platicar sin perder el tiempo que me queda de existencia, que quiero    sea largo y fructífero.



Santiago de los Caballeros,
18 de septiembre de 2015.