Por:
Ramón Antonio Veras.
I.-
La figura del intrigante
1.- Históricamente, el ser humano se ha
interesado por vivir tranquilo, en paz; ha hecho todo lo posible para compartir en forma placentera con aquellos que conforman la comunidad, pero
su anhelo no siempre ha sido alcanzado.
2.-
La armonía resulta frustrada en
sociedades heterogéneas porque cada grupo social tiene diferente actitud en la
forma de mantener la convivencia; se rompe la compenetración allí donde hace
acto de presencia la incomprensión, la intolerancia y la discordia.
3.-
Para que se produzca la ruptura de la
avenencia entre personas que se guardan afecto mutuo, tiene que intervenir alguien interesado en la discrepancia, motivado en que desaparezca el concierto, la
concordia y nazca la desunión, la
diferencia.
4.- Para romper la solidez de los vínculos
creados por lazos familiares, de
amistad, camaradería y confraternidad, ha de intervenir un individuo que
tenga condiciones específicas para hacer labor
de desarmonía y enemistad; sembrar odio, animadversión y encono entre quienes ha existido amor, cariño y sincero afecto. El
intrigante es el ideal para sembrar
desavenencias, la semilla venenosa de la cizaña.
II.-
El intrigante se prepara para actuar
5.-
El intrigante, a los fines de cumplir sus designios malévolos no procede con precipitación,
sino con premeditación; hace cálculos fríos de cómo ha de ejecutar sus acciones; estudia, reflexiona para lanzarse a su tarea
disociadora.
6.-
Hace un retiro espiritual, un
aislamiento por convivencia; de un recogimiento para la maldad, el
intrigante sale listo a darle
inicio a su misión disociadora. Se
considera debidamente acondicionado, presto para intrigar.
7.-
El intrigante, penetra con sigilo para pasar desapercibido, como un ignorado;
aparentemente sin ninguna clase de malicia, aunque tiene en su mente la ponzoña
que va a tirar para que, como un tóxico
cualquiera, surta efecto
perjudicial.
8.- El intrigante se mueve con precisión hacia donde dirige sus pasos para cizañar sin desperdicios; hace acto de
presencia en el lugar donde se encuentra
la persona en la cual va a crear
cisma.
III.-
El intrigante ante quien quiere indisponer
9.-
Con suma habilidad, el intrigante se acerca a quien procura influenciar con su
mensaje insidioso; se expresa con suavidad, hace comentarios de “me
dijeron”, “están diciendo”. Explica con
exactitud la idea que quiere dejar fija en la mente de aquel que busca
indisponer con su hermano, amigo o
socio. Entre opiniones, afirmaciones y
exclamaciones, el intrigante va ganando confianza.
10.-
Moviéndose en el escenario escogido, el intrigante cautiva a la víctima
intrigada, con la cual, haciéndose el bien informado, charla,
comadrea y platica sobre distintos
temas, pero siempre haciendo hincapié, con su perorata malsana, en la idea que
quiere quede de su conferencia.
11.-
A los fines de darle apariencia de sinceridad a sus expresiones, el que intriga
habla pausadamente, con finura y suavidad absoluta; ni por asomo se manifiesta
con aspereza, porque quiere que el que lo escucha crea que está hablando con un
evangelista, un apóstol.
12.- Con palabras dulces, cubiertas de malicia
venenosa, el intrigante se dirige a quien quiere indisponer con otro, como si fuera un consejero que vino a salvar
a su interlocutor de una inminente trama
en su contra; llegó a hacer labor de
salvador, a amparar, proteger a aquel que supuestamente va a ser víctima de una
maquinación.
13.-
En su obra simuladora, el intrigante para lograr su objetivo combina la
apariencia con la realidad; se presenta como para sincerarse, confesarse de
algo no quiere le ocurra al intrigado; hace creer que llegó para desahogarse y
justificar su aparente sinceridad; con su doblez, el que intriga disimula retorciendo la veracidad.
14.-
El intrigante le hace cuentos a quien quiere intrincar; murmura, cuchichea para
mantener el comadreo con quien lo está
oyendo de buena fe, pero ignora que está siendo víctima de la verborrea de
un hablantinoso malicioso, armado de
perversidad.
15.-
Para lograr indignar el intrigante utiliza expresiones, supuestamente dichas
por quien trata de indisponer, con el objetivo de enojar, encolerizar a quien
le escucha. El que intriga es tan
malvado que a la vez que pone en boca de otro lo que no ha dicho, también simula calmar, consolar al que ha
indignado.
16.-
El intrigante, conoce bien al que ha elegido para enemistar con otro, sabe
impresionarlo, conmoverlo en su estado de ánimo; busca ponerlo nervioso,
pensativo y altamente sensitivo; aturdido por la noticia alarmista recibida.
17.-
Con su labor insidiosa, el intrigante hacer creer al irritado que la
información que le ha servido es
simplemente precautoria, para que se
cuide, que lo que le ha dicho lo supo de
manera confidencial y de fuente absolutamente confiable.
18.- El intrigante con sus palabras procura
generar asombro; al conmocionar al
intrigado, lo deja estupefacto; se siente realizado cuando horroriza, dejando
pasmado, atónito a quien sorprende con
la supuesta información milagrosa.
19.-
En lo adelante, el intrigante es visto bondadoso, buenazo, complaciente; como alguien que sirve para auspiciar,
profetizar, proteger a quien podía haber
sido lesionado. Con la maldad, la
intriga, el instigador sale como bienhechor, un valedor, en lugar de lo que es,
un perseguidor, hostigador y perverso.
20.-
La trama urdida por el intrigante surte siempre sus efectos, porque de cualquier forma sale beneficiado con su
intervención; si no consigue indisponer por
completo, por lo menos siembra la duda, crea indecisión, pone a titubear
a quien tenía confianza, ha logrado malquistar.
IV.-
El intrigante está presente aquí, entre nosotros
21.-
Sin mucho esfuerzo se comprende que para germinar, para que pueda brotar un árbol tiene que estar sembrado en un
terreno adecuado a su especie, de lo contrario no puede florecer, su nacimiento es imposible. Lo mismo se puede
decir del intrigante.
22.-
Para una persona desarrollar condiciones que la hagan fomentadora de odios,
rencores, desavenencias, desamor, hostilidad, etc., tiene que haberse formado
en un ambiente propicio a taras sociales
que desdicen del buen proceder de los seres humanos.
23.-
Precisamente, la sociedad dominicana de hoy es la ideal, la sublime para que
un engendro del mal, como lo es el
intrigante, pueda sentar reales, establecerse tranquilamente, apoltronarse para
disociar, desunir, enemistar y de toda forma apartar.
24.- En nuestro medio está firme el intrigante,
porque ha encontrado un campo propicio para sus operaciones infernales; las
travesuras que hace se aceptan con normalidad porque otros disfrutan los actos de intrigas como si se
tratara de algo cultural.
25.-
Hay que ser un depravado para alimentar intrigas. Cada día abundan aquí
los chanchulleros que hacen fina labor
insidiosa indisponiendo a quienes se habían mantenido unidos con afectos.
26.-
El chisme, la discordia, el antagonismo y otros vicios que utiliza el intrigante
para desunir y enemistar, son de uso
corriente en la reunión de personas. En nuestro medio el intrigante tiene un
amplio campo de acción por la diversidad
de grupos sociales, económicos y políticos que intervienen en las diferentes
áreas de la vida nacional.
V.-
El intrigante en la politiquería
dominicana
27.-
El intrigante, en el accionar politiquero dominicano tiene un campo ideal para poner en práctica sus perversidades,
porque la politiquería se nutre de la intriga y la chismografía; y aquel que
sabe chismotear se hace indispensable.
28.-
En las organizaciones politiqueras del sistema sobresale quien mejor maneja la
intriga, poniendo de por medio
comentarios malintencionados para reducir a los contrarios, es decir, el chismerío como arma para generar
divisionismo.
29.-
El intrigante, con sus truchimanerias se
mueve con agilidad cuando procura obtener un cargo en el gobierno; pone a circular rumores con relación a quien
ocupa el puesto que desea; merodea hasta por el Palacio Nacional, huroneando
informaciones; si no le da resultado rumorear, se inventa la emisión de un
Decreto supuestamente emitido por el
Poder Ejecutivo.
30.- El
intrigante, sus estratagemas en el mundo político dominicano
las utiliza para lograr algún beneficio
económico; dirige su mente a majaretear algo del presupuesto nacional, sin
importarle que lo califiquen de trasechador vulgar, o un muérgano indecente.
31.-
Cualquier persona decente debe sentirse asqueada del accionar politiquero
dominicano que descansa en el intrigante, porque este es chismoso, insidioso,
perverso, disociador, confabulador,
maniobrero, pura y simplemente,
es una afrenta para toda organización política que lo acoja en su seno, o
gobierno que lo nombra en un cargo.
32.-
Con todo pesar hay que reconocer que el intrigante se ha convertido en una
gran pieza dentro del tablero político
dominicano, porque el medio social
actual hace posible su permanencia y
desarrollo. Apoyarse en el que intriga
para lograr objetivos politiqueros convierte
al patrocinador en un sujeto de
orilla, de baja estofa.
Reflexiones finales
a.-
El nivel de descomposición de una sociedad puede medirse por la aceptación o
rechazo que tenga el intrigante; acoger a quien se ocupa de intrigar, desdice
mucho de quien lo admite. Donde la
intriga tiene espacio las personas de bien nada buscan, porque el intrigante,
como el fraude, lo corrompe todo.
b.- Son muchos los vínculos de amistad que se han
roto por la labor de zapa de un intrigante. Por tanto, la experiencia nos debe enseñar que el que
intriga, el disociador no es persona de
fiar; de su garganta solo salen
palabras preñadas de veneno para indisponer, malquistar, generar desavenencia
donde imperaba cariño, amistad y unión.
c.-
Debemos mantenernos en tensión, con plena lucidez y agilidad mental para no
llegar a ser víctima de las maniobras
del intrigante. Con el más mínimo descuido, el que intriga aguijonea, motiva la
separación, el rompimiento de relaciones
cordiales y sinceras.
d.-
Si el intrigante se dispone poner en tensión para sacar algún provecho personal
por medio de la insidia, lo logra,
aunque para tal fin se convierta en un majaretero impenitente, con sus malas
mañas indispone, y logra insoportables inquinas.
e.-
Nadie puede esperar que el intrigante va
a actuar en forma arrogante o con guapeza. El
se presenta gracioso, garboso y con apariencia de agraciado, pero en ese
estudiado comedimiento está envuelta su cualidad esencial de zorro para hacer
función de escisión; cuantas veces la
intriga, procede con sigilo, mayor
interés tiene de indisponer. El disimulo, la
cautela en el disociador entraña
peligrosidad en su actuación ponzoñosa.
f.-
Aunque el intrigante se presenta haciéndose el loco, aparentemente
desentendido, en el fondo de su alma subyace el fin que persigue con su actitud, simula que es un guanajo, cuando en realidad
es tremendo avivato, listo y altamente sagaz como promotor del divisionismo, de
la discordia entre personas.
g.-
De las diabluras de los intrigantes deben cuidarse las personas que practican
la lealtad, porque están expuestas a ser sorprendidas ingenuamente por los
instigadores lambisqueros, que adulando
confunden al más avispado. El más despabilado cae ante el disociador que se vende como zángano.
h.-
El que maquina, el intrigante acciona para obtener algo para sí, o lesionar a
otro. En su conjura siempre está de por
medio el interés de sorprender la buena fe mediante el enredo, haciendo
trapisondas.
i.-
La hostilidad lograda por el intrigante,
entre quienes se profesaban total
afecto y mantenían afinidad, satisface al disociador, conseguir rivalidad entre
los que sólo había mutua adhesión.
j.- Ninguna persona con mente limpia y sana
tiene espacio en su cerebro para maquinar; urdir alegremente acciones para sembrar cizaña
entre individuos que han mantenido vínculos fraternos; maniobrar para alcanzar
la desunión y el odio, es obra de perversos.
k.-
La niñez dominicana debe ser orientada, en hogares y centros educativos, en el
sentido de que es algo nefasto para su correcta formación cívica y ciudadana,
anidar las ideas del intrigante, entre ellos embaucar, disociar, enemistar,
intrincar, urdir, tramar, tergiversar y maquinar, y otras que sólo sirven para
crear enigma, desconfianza, duda, desunión, odio, desavenencia y todo lo que
entraña mala cizaña.
l.-
Para comenzar a higienizar la sociedad dominicana se impone que mujeres y
hombres de bien unan voluntades orientadas
a marginar por completo a los intrigantes de toda actividad; en la medida que se arrincona a los disociadores, la confianza mutua se mantiene
libre de intrigas, tramas y artimañas.
ll.-
Por último, en lo que a mí respecta, por
el hecho de haber tratado a muchos
intrigantes me siento curado de sus
diabluras; ellos contribuyeron a
hacer mía para siempre esta idea: En lo
que me queda de vida procuraré continuar hablando q.- con franqueza ilimitada,
pero sólo con el sincero, no con el
falso; quiero comentar, explicar posiciones,
pero con el que me escucha con sentido de seriedad, no con el
perverso; aspiro a razonar con el que es
leal, no con el farsante; busco mediante el lenguaje decir lo que creo es la
verdad, no la mentira; platicar sin perder el tiempo que me queda de
existencia, que quisiera que sea largo y
fructífero.
Santiago
de los Caballeros,
29
de agosto de 2015.