martes, 7 de julio de 2015

Carta de un abuelo a un amigo, padre



       Por: Ramón Antonio  Veras. 

1.- La última vez que hablamos me preguntaste la razón por la cual en muchos  de mis escritos hago hincapié en la necesidad de proteger a la niñez dominicana,  y  los consejos que dirijo a mis  nietas y nietos;  ante tu inquietud te prometí  que, oportunamente, por escrito te daría respuesta.  Porque sé que me formulaste  tu duda de buena fe, me  dispongo por medio de la presente  satisfacer tu preocupación.

2.- Al  igual que tú, estoy plenamente convencido del estado de descomposición  que en todos los órdenes se encuentra la sociedad dominicana, con el agravante de que todavía no ha tocado fondo, lo que quiere decir que lo peor no está presente, y esto te lo digo partiendo de  la  realidad, no de falsa percepción o subjetivismo.

3.- Porque bien me conoces, sabes que no me gusta ver las cosas del lado negativo, sino del positivo; pero por más optimista que sea no puedo sustraerme a lo que está a  mi vista  y   la de toda persona sensata y con sano juicio.

4.-  Mi amigo, no hay que  ser  muy inteligente para darse cuenta que  el medio social bajo el cual estamos viviendo desmoraliza, desanima a cualquiera que no sea cómplice de esta situación  que  día  tras día  genera más y más desilusión.

5.- Por muy alegre que te levantes de tu cama, una vez te mueves por tu ciudad,  te transformas en un ser humano tocado por la pesadumbre, golpeado por la desesperanza; influenciado  por la preocupación y el padecimiento que te lleva casi a la impotencia como hombre sensible.

6.- Al igual que tú, vivo enamorado de la vida, y para mi país deseo lo mejor en el orden material y espiritual, pero una cosa es a lo que aspiramos y otra, muy distinta, la  que pinta la realidad.

7.- Hay que estar privado totalmente de  la vista, o ser frío e indiferente, para no darse cuenta que nos estamos moviendo en una especie de selva, en una  jungla con calles y avenidas, habitada  por persona que  bien aceptan vivir como tribu.

8.- Sé que no desconoces  que la democracia que padecemos, diseñada al gusto  del imperio y la minoría nacional que le es dócil, es de hojalata, y tan frágil  que  se  dobla  por un mísero  peso devaluado,  y sus instituciones endebles  hasta el punto de  que  el vaho que despide la corrupción las cautiva.
9.- Sinceramente te lo digo, sin hacer mucho esfuerzo podemos llegar a la penosa conclusión  de que estamos moviéndonos en un fango social; transitando por un terreno encharcado, y al final del mismo  lo que se vislumbra es algo  legamoso. Lamentable, pero es así.

10.- Si quieres comprobar el cuadro feo que es el medio social dominicano,  basta que detenidamente te pongas a ver lo que a diario ocurre a nivel del fenómeno  de la corrupción  y la ausencia de institucionalidad; inseguridad personal y de bienes; mediocridad educativa; falta de civismo y orgullo ciudadano. En pocas palabras, el ambiente está contaminado, huele mal, apesta, está insufrible.

11.-  Lo expuesto anteriormente no es sorpresa para ti, ni procuro alarmarte; simplemente te estoy reseñando algo de lo que  a diario somos testigos y que, como te dije más arriba, aún lo peor no ha llegado.

12.- Quiero llamar tu atención de que ni por asomo  me ubiques como un pájaro de mal agüero; jamás me voy a convertir en un mensajero de malos presagios; lo que  ocurre es que las señales que envía el ordenamiento social y económico actual, no me hacen ver nada bueno en lo inmediato, aunque si espero y confío en un porvenir de buenos augurios  para nuestro pueblo.

13.- Sinceramente te lo digo, sin mucho esfuerzo podemos llegar a la conclusión de que el grado de enfermedad que padece la sociedad dominicana en lo económico, social, político y de decencia, sólo puede superarse  si la niñez dominicano de hoy es desarrollada con una  mentalidad nueva, diferente a la que predomina ahora,  la cual descansa en  el individualismo, el egoísmo,  la sed de dinero fácil, la ambición desmedida y cuantos vicios y taras convierten al ser humano en un instrumento de pretensiones insociable, en un lobo para el lobo.

14.-  Luego de hacerte una relación de algunos de los síntomas que identifican el cuadro de las  enfermedades que afectan al cuerpo social dominicano, paso a explicarte lo que motiva mi inquietud e  interés para que la niñez dominicana se levante sana, robusta; no contaminada;  para que ella pueda sanar, hacer posible que  nuestro pueblo recupere la perdida salud económica,  social, ética, cívica y ciudadana;  y evitamos que el país se convierta,  en el futuro, en un sanatorio, algo así como un establecimiento de enfermos sometidos a tratamientos para enfermedades terminales.

15.- Quiero significarte  que para depositar mi confianza en aquellos seres humanos que habitan en nuestro medio  y todavía están  en el primer período  de vida,  las niñas y los niños,  tomo en consideración  que los ya adultos estamos formados;  somos malos o buenos; el medio ya nos condicionó;  en la formación de nuestro comportamiento los vicios sociales penetraron en proporciones diferentes, dependiendo de la condición clasista y otros factores.

16.- Mi amigo, la percepción que tengo es que  la única forma de dejarle al país un mejor futuro es salvando a nuestras niñas y niños, educándolos para  que tengan una actitud, una conducta que les haga hombres y mujeres de bien para el porvenir.  El pasado y el  presente no han sido nada halagüeños para nuestro país, y si crees que no  tengo razón te invito a que lances  una mirada retrospectiva a nuestra historia.

17.- No sé lo que piensas, pero  sí  te digo que estoy convencido de que a nuestro país hay que relanzarlo,  a los fines de  que  recobre el civismo perdido; estimularlo para   que rescate  el correcto proceder;  haga suya  la necesidad de  que en él impere  la decencia, la hidalguía y el respeto perdido a la honestidad y a  la honradez; para que a la conciencia de las ciudadanas  y ciudadanos  retorne su actitud hacia  su pasado orgulloso   de ser  personas  confiables  por su integridad.

18.- Con franqueza te digo  que estoy convencido  de que sólo formando a la niñez de hoy en el actuar correctamente podemos recomponer el país, y  con ello eliminar cualquier posibilidad de mantener la enferma sociedad actual, bajo la cual grupos politiqueros en forma desenfrenada,  con avidez,  se han lanzado sobre el erario, desvalijándolo  impunemente.

19.-  No te puedo ocultar que pienso que  una de las tantas formas de perder el tiempo  es creer  que algo bueno  se puede obtener con  el  material politiquero actual, prostituido hasta el tuétano; teniendo  la política como negocio;  con ausencia total  de honestidad;  educado en la desfachatez,  y como línea normal de vida  la  sinvergonzonería   en su más alta expresión.

20.- Anido la concepción   de que para comenzar a formarle a la niñez una idea del medio social dominicano  hay que, de entrada, explicarle que el  sistema social  bajo el cual vivimos es  una especie  de trampa diseñada para  engatusar a la mayoría del pueblo dominicano; que es un instrumento para cazar a todos aquellos que caen como bobos, un cebo debidamente moldeado en manos de sus  ideólogos timadores.
21.- Aunque tú no lo creas, uno de los objetivos de los que manejan la trampa, los politiqueros tramposos, es mantener tranquilos,  en permanente quietud a sus víctimas, a la mayoría del pueblo; y luego serenarlo para hacer imposible cualquier excitación que pueda perturbar el orden establecido que le  oprime y margina.

22.- Todos aquellos que se  benefician   de la mansedumbre de las masas,  jamás quieren verlas movilizadas, en estado bravío, con gestos de valentía, sino como animales domesticados, amaestrados para que  hagan  de yunque, no de martillo.

23.- Lo mejor de nuestro  pueblo no llegará a ningún destino satisfactorio sirviéndole de tonto útil a quienes con la mayor desfachatez le engañan;  debemos cifrar positivas esperanzas en las niñas y niños que tenemos, apoyándonos en su ternura, mimándolos y haciéndoles saber que son la única esperanza sana y limpia con que cuenta el país; que de su formación va a depender que enterremos para siempre este asfixiante fango social  sobre el cual  estamos viviendo que genera pestilencia por dondequiera.

24.- Basta con que  hagas  una reflexión, y sin mucho esfuerzo  comprenderás  que el sistema educativo dominicano, si no fracasó por completo, está por esa vía, por lo menos eso es lo que  dicen las estadísticas. Mi objetivo no es alarmarte, pero la verdad es que la situación  que estamos viviendo es  grave a nivel de  instrucción, aunque se quiere presentar como muy leve, sin trascendencia.

25.- Creo que  hay que salvar a los que no  han quedado atrapados en la red  de formación  mediocre. Sin  una  educación  integral e   instrucción de calidad no vamos a tener hombres y mujeres educados  y, por vía de consecuencia,  el nuestro no será más que un Estado fallido.

26.- Mi buen amigo, no seas ingenuo, debes analizar  con detenimiento la situación  en que se encuentra  nuestro país desde hace tiempo, y comprenderás que el mal que padecemos en lo social, económico y político es sistémico; no es cuestión de poses,  de personas feas o bonitas, políticos jóvenes o viejos; el mal es de fondo, no de forma;  conviene que tú aprendas a distinguir, a  separar lo particular de lo general, en fin, que sepas lo que tenemos,  lo que merecemos y lo que debemos hacer para cambiar la realidad actual.

Mi querido  amigo, finalmente, quiero  retengas estas ideas que  te transmito como abuelo, pero  espero las asimiles como padre: 

a.- La crisis que padece la sociedad dominicana en el orden económico, social, institucional y moral, es sumamente preocupante; y lo peor es que todavía no ha tocado fondo. 

b.- El relajamiento en el seno de la familia ha conducido al desenfreno; la degradación ha sido aceptada por muchos padres con indiferencia, lo que lleva a que la depravación se vea como algo normal.

c.- Los padres de familias que delegan en la escuela la formación de sus hijos e hijas, proceden en forma equivocada, porque desconocen que    la educación en el hogar es la base fundamental para el comportamiento, en el futuro, de los adultos.

 d.- Hay que hacerle comprender a cada niña o niño dominicano  de hoy, que va a ser valorado en el futuro, no por su capacidad, talento y patrimonio económico, sino por la posición que haya asumido en cada coyuntura de la vida política y social del país, al lado de las causas justas.

e) Que las niñas y niños del futuro deben asumir con su país   un compromiso social, ético y moral; que  tienen que revestirse de un espíritu de sacrificio; saber que como miembros de la sociedad donde  han nacido, formado y desarrollado tienen que, además de su actividad  laboral como medio de subsistencia, servirles a la comunidad, incidir en la vida pública  sin importar las circunstancias.



Cincinnati,  6 de julio de 2015.