Por: Ramón Antonio Veras.
1.- La última vez
que hablamos me preguntaste la razón por la cual en muchos de mis escritos hago hincapié en la necesidad
de proteger a la niñez dominicana, y los consejos que dirijo a mis nietas y nietos; ante tu inquietud te prometí que, oportunamente, por escrito te daría
respuesta. Porque sé que me
formulaste tu duda de buena fe, me dispongo por medio de la presente satisfacer tu preocupación.
2.- Al igual que tú, estoy plenamente convencido del
estado de descomposición que en todos
los órdenes se encuentra la sociedad dominicana, con el agravante de que
todavía no ha tocado fondo, lo que quiere decir que lo peor no está presente, y
esto te lo digo partiendo de la realidad, no de falsa percepción o
subjetivismo.
3.- Porque bien me
conoces, sabes que no me gusta ver las cosas del lado negativo, sino del
positivo; pero por más optimista que sea no puedo sustraerme a lo que está
a mi vista y la
de toda persona sensata y con sano juicio.
4.- Mi amigo, no hay que ser
muy inteligente para darse cuenta que
el medio social bajo el cual estamos viviendo desmoraliza, desanima a
cualquiera que no sea cómplice de esta situación que
día tras día genera más y más desilusión.
5.- Por muy alegre
que te levantes de tu cama, una vez te mueves por tu ciudad, te transformas en un ser humano tocado por la
pesadumbre, golpeado por la desesperanza; influenciado por la preocupación y el padecimiento que te
lleva casi a la impotencia como hombre sensible.
6.- Al igual que
tú, vivo enamorado de la vida, y para mi país deseo lo mejor en el orden
material y espiritual, pero una cosa es a lo que aspiramos y otra, muy
distinta, la que pinta la realidad.
7.- Hay que estar
privado totalmente de la vista, o ser frío e indiferente, para no darse cuenta que nos estamos moviendo en una
especie de selva, en una jungla con
calles y avenidas, habitada por persona
que bien aceptan vivir como tribu.
8.- Sé que no
desconoces que la democracia que
padecemos, diseñada al gusto del imperio
y la minoría nacional que le es dócil, es de hojalata, y tan frágil que
se dobla por un mísero
peso devaluado, y sus
instituciones endebles hasta el punto
de que
el vaho que despide la corrupción las cautiva.
9.- Sinceramente
te lo digo, sin hacer mucho esfuerzo podemos llegar a la penosa conclusión de que estamos moviéndonos en un fango
social; transitando por un terreno encharcado, y al final del mismo lo que se vislumbra es algo legamoso. Lamentable, pero es así.
10.- Si quieres
comprobar el cuadro feo que es el medio social dominicano, basta que detenidamente te pongas a ver lo
que a diario ocurre a nivel del fenómeno
de la corrupción y la ausencia de
institucionalidad; inseguridad personal y de bienes; mediocridad educativa;
falta de civismo y orgullo ciudadano. En pocas palabras, el ambiente está
contaminado, huele mal, apesta, está insufrible.
11.- Lo expuesto anteriormente no es sorpresa para
ti, ni procuro alarmarte; simplemente te estoy reseñando algo de lo que a diario somos testigos y que, como te dije
más arriba, aún lo peor no ha llegado.
12.- Quiero llamar
tu atención de que ni por asomo me
ubiques como un pájaro de mal agüero; jamás me voy a convertir en un mensajero
de malos presagios; lo que ocurre es que
las señales que envía el ordenamiento social y económico actual, no me hacen
ver nada bueno en lo inmediato, aunque si espero y confío en un porvenir de
buenos augurios para nuestro pueblo.
13.- Sinceramente
te lo digo, sin mucho esfuerzo podemos llegar a la conclusión de que el grado
de enfermedad que padece la sociedad dominicana en lo económico, social,
político y de decencia, sólo puede superarse
si la niñez dominicano de hoy es desarrollada con una mentalidad nueva, diferente a la que
predomina ahora, la cual descansa
en el individualismo, el egoísmo, la sed de dinero fácil, la ambición desmedida
y cuantos vicios y taras convierten al ser humano en un instrumento de
pretensiones insociable, en un lobo para el lobo.
14.- Luego de hacerte una relación de algunos de
los síntomas que identifican el cuadro de las
enfermedades que afectan al cuerpo social dominicano, paso a explicarte
lo que motiva mi inquietud e interés
para que la niñez dominicana se levante sana, robusta; no contaminada; para que ella pueda sanar, hacer posible
que nuestro pueblo recupere la perdida
salud económica, social, ética, cívica y
ciudadana; y evitamos que el país se
convierta, en el futuro, en un sanatorio,
algo así como un establecimiento de enfermos sometidos a tratamientos para
enfermedades terminales.
15.- Quiero
significarte que para depositar mi
confianza en aquellos seres humanos que habitan en nuestro medio y todavía están en el primer período de vida,
las niñas y los niños, tomo en
consideración que los ya adultos estamos
formados; somos malos o buenos; el medio
ya nos condicionó; en la formación de
nuestro comportamiento los vicios sociales penetraron en proporciones
diferentes, dependiendo de la condición clasista y otros factores.
16.- Mi amigo, la
percepción que tengo es que la única
forma de dejarle al país un mejor futuro es salvando a nuestras niñas y niños,
educándolos para que tengan una actitud,
una conducta que les haga hombres y mujeres de bien para el porvenir. El pasado y el presente no han sido nada halagüeños para
nuestro país, y si crees que no tengo
razón te invito a que lances una mirada
retrospectiva a nuestra historia.
17.- No sé lo que
piensas, pero sí te digo que estoy convencido de que a nuestro
país hay que relanzarlo, a los fines de que
recobre el civismo perdido; estimularlo para que rescate
el correcto proceder; haga
suya la necesidad de que en él impere la decencia, la hidalguía y el respeto
perdido a la honestidad y a la honradez;
para que a la conciencia de las ciudadanas
y ciudadanos retorne su actitud
hacia su pasado orgulloso de ser
personas confiables por su integridad.
18.- Con franqueza
te digo que estoy convencido de que sólo formando a la niñez de hoy en el
actuar correctamente podemos recomponer el país, y con ello eliminar cualquier posibilidad de
mantener la enferma sociedad actual, bajo la cual grupos politiqueros en forma
desenfrenada, con avidez, se han lanzado sobre el erario,
desvalijándolo impunemente.
19.- No te puedo ocultar que pienso que una de las tantas formas de perder el
tiempo es creer que algo bueno se puede obtener con el
material politiquero actual, prostituido hasta el tuétano; teniendo la política como negocio; con ausencia total de honestidad; educado en la desfachatez, y como línea normal de vida la
sinvergonzonería en su más alta
expresión.
20.- Anido la
concepción de que para comenzar a
formarle a la niñez una idea del medio social dominicano hay que, de entrada, explicarle que el sistema social bajo el cual vivimos es una especie
de trampa diseñada para engatusar
a la mayoría del pueblo dominicano; que es un instrumento para cazar a todos
aquellos que caen como bobos, un cebo debidamente moldeado en manos de sus ideólogos timadores.
21.- Aunque tú no
lo creas, uno de los objetivos de los que manejan la trampa, los politiqueros
tramposos, es mantener tranquilos, en
permanente quietud a sus víctimas, a la mayoría del pueblo; y luego serenarlo
para hacer imposible cualquier excitación que pueda perturbar el orden
establecido que le oprime y margina.
22.- Todos
aquellos que se benefician de la mansedumbre de las masas, jamás quieren verlas movilizadas, en estado
bravío, con gestos de valentía, sino como animales domesticados, amaestrados
para que hagan de yunque, no de martillo.
23.- Lo mejor de
nuestro pueblo no llegará a ningún
destino satisfactorio sirviéndole de tonto útil a quienes con la mayor
desfachatez le engañan; debemos cifrar
positivas esperanzas en las niñas y niños que tenemos, apoyándonos en su
ternura, mimándolos y haciéndoles saber que son la única esperanza sana y
limpia con que cuenta el país; que de su formación va a depender que enterremos
para siempre este asfixiante fango social
sobre el cual estamos viviendo
que genera pestilencia por dondequiera.
24.- Basta con
que hagas una reflexión, y sin mucho esfuerzo comprenderás
que el sistema educativo dominicano, si no fracasó por completo, está
por esa vía, por lo menos eso es lo que
dicen las estadísticas. Mi objetivo no es alarmarte, pero la verdad es
que la situación que estamos viviendo
es grave a nivel de instrucción, aunque se quiere presentar como
muy leve, sin trascendencia.
25.- Creo que hay que salvar a los que no han quedado atrapados en la red de formación
mediocre. Sin una educación
integral e instrucción de
calidad no vamos a tener hombres y mujeres educados y, por vía de consecuencia, el nuestro no será más que un Estado fallido.
26.- Mi buen
amigo, no seas ingenuo, debes analizar
con detenimiento la situación en
que se encuentra nuestro país desde hace
tiempo, y comprenderás que el mal que padecemos en lo social, económico y
político es sistémico; no es cuestión de poses,
de personas feas o bonitas, políticos jóvenes o viejos; el mal es de
fondo, no de forma; conviene que tú
aprendas a distinguir, a separar lo
particular de lo general, en fin, que sepas lo que tenemos, lo que merecemos y lo que debemos hacer para
cambiar la realidad actual.
Mi querido
amigo, finalmente, quiero
retengas estas ideas que te
transmito como abuelo, pero espero las
asimiles como padre:
a.- La crisis que padece la sociedad dominicana en el orden económico, social, institucional y moral, es sumamente preocupante; y lo peor es que todavía no ha tocado fondo.
b.- El
relajamiento en el seno de la familia ha conducido al desenfreno; la
degradación ha sido aceptada por muchos padres con indiferencia, lo que lleva a
que la depravación se vea como algo normal.
c.- Los padres de familias que delegan en la escuela la formación de sus hijos e hijas, proceden en forma equivocada, porque desconocen que la educación en el hogar es la base fundamental para el comportamiento, en el futuro, de los adultos.
d.- Hay que hacerle comprender a cada niña o niño dominicano de hoy, que va a ser valorado en el futuro, no por su capacidad, talento y patrimonio económico, sino por la posición que haya asumido en cada coyuntura de la vida política y social del país, al lado de las causas justas.
e) Que las niñas y niños del futuro deben asumir con su país un compromiso social, ético y moral; que tienen que revestirse de un espíritu de sacrificio; saber que como miembros de la sociedad donde han nacido, formado y desarrollado tienen que, además de su actividad laboral como medio de subsistencia, servirles a la comunidad, incidir en la vida pública sin importar las circunstancias.
Cincinnati, 6 de julio de 2015.