viernes, 22 de mayo de 2015

Nuestra sociedad al garete, sin respeto


Por: Ramón Antonio Veras.

I.- Consideraciones pertinentes
1.- El estado de descalabro en que se encuentra la sociedad dominicana se manifiesta, por un lado, en la   desigualdad en el orden económico que se observa por la opulencia de una minoría y la escasez  en amplios sectores populares marginados, así como   en la  inapropiada forma de comportarse   la generalidad de los miembros de nuestra colectividad.
2.- El sentido de respeto se ha  ido deteriorando en la misma medida que se corroe el ordenamiento social. Cada quien anda en su cerebro con una especie de código de comportamiento que lo interpreta  en forma antojadiza, caprichosa.
3.- No hay que hacer mucho esfuerzo para comprobar que, sin  distinción de clase social, en  nuestro medio existe una correspondencia, una analogía en la forma de proceder;  armonía  que con el tiempo se ha hecho más  notoria.  La actuación  reiterada entraña conducta.  En  el medio social dominicano cada quien  interpreta el concepto respeto  conforme su conveniencia.
4.- Lo que se estila aquí es  que el respeto a la palabra dada y a la gratitud,  se recíproca con la murmuración  y la ingratitud;  el compromiso no se honra, sino que se devuelve con infamia y desprecio hacia la persona que dio muestra de  desprendimiento y generosidad. Quien extiende la mano al que necesita  solidaridad, recibe como respuesta maldiciones;  la caridad no se valora, sino la crueldad disfrazada  de sensibilidad.
5.- Lo que a cada instante vemos en el ambiente dominicano es que se está convirtiendo en algo habitual, en una creencia generalizada, que cada quien  se considere con el  derecho de hacer o no hacer,  dependiendo de si le conviene actuar para construir; armar o desbaratar, organizar o desorganizar.
6.- Estamos viviendo en un ambiente en el cual la generalidad procede en forma caprichosa, sin importarle el respeto que merecen los demás. Cada quien actúa a su antojo  sin  miramiento alguno, la imprudencia y desatención van de la mano.
7.- Se ha convertido en algo  común  moverse por las calles  como si viviéramos en una selva; nadie se esmera en ser diligente y respetuoso; lo normal es proceder en forma alocada o indiferente; ser cuidadoso por respeto a los demás, eso ya no cuenta, el escrúpulo  desapareció del medio social dominicano.
8.- La consideración hacia los demás se está manejando en grado de dependencia de la voluntad de cada uno de los miembros de la sociedad, en la que   incide  la condición generacional, la formación familiar y el grado de sensibilidad.
9.- El respeto no cuenta para aquel  que procede sin fundamento alguno; el trato respetuoso  hacia los demás entra en contradicción con el  que tiene por norma “porque a mi me dio la gana”. Lo que está dominando es la arbitrariedad sobre lo justo, lo tiránico frente  a lo legal.
10.- La sin razón es extraña al respeto que debemos  a los demás. Proceder en  forma atropellante evidencia ausencia de sentido de justicia;  es poner la iniquidad sobre la razón. Para que prevalezca el irrespeto  sólo  hace falta el desafuero y la arrogancia.
11.- Cuando en una sociedad el respeto y la consideración  de los miembros dependen  del  patrimonio económico, el respeto  se calcula en números, no en servicios prestados a la sociedad.  Así  anda nuestro país. 
12.- Cada persona tiene legítimo derecho a  ser  respetada, a no ser desconsiderada,  y  sí  ser  tratada con urbanidad y afabilidad. No es correcto manifestarle a otra tosquedad y grosería; la consideración  impone la cortesía, que no tiene nada que ver con el cortesano y servil.
13.- La honra no se adquiere con dinero, sino con el correcto proceder ante la vida. La consideración  que corresponde por el correcto proceder,  es la admiración  de lo mejor de la sociedad como respuesta al adecuado actuar. Este es el respeto que aquí se ha perdido.

II.- Vigencia de lo absurdo y ausencia de respeto
14.- El que quiere ser testigo de lo absurdo solamente tiene que vivir en la República Dominicana; las cosas que aquí se ven no caben en el cerebro de ningún ser humano con  sano juicio. Por mucho esfuerzo que se haga para comprender las locuras que presenciamos, las mismas no resisten el más mínimo análisis; hay que ser un perfecto desatinado para no estar continuamente en sobresaltos, pánicos y conmocionado.
15.- Aquel que se forma la idea de que debe burlarse del vecino, lo hace de cualquier forma, sin importar el daño que pueda causarle con su forma de obrar; y sin tener presente lo absurdo de su proceder. La consideración al vecino, en la mente del abusador,  no cuenta.
16.- El insolente que irrespeta con sus actos, cree que actúa correctamente;  así  no solamente   lo cree  el chofer o conductor que cruza el semáforo en luz roja, sino también  el médico que ignorando el turno que corresponde al paciente,  autoriza la entrada del visitador a médico recién llegado.
17.- Descarado  e irrespetuoso no solo es el  delivery  que se mueve en su motor a una velocidad de ciento cincuenta kilómetros por horas  dentro de la ciudad, sino también  el ingeniero que en el  presupuesto inserta una partida de 20 quintales de varillas  de acero para la construcción, y luego  sólo coloca quince; así como   el abogado que burlándose  de la inteligencia del juez, para confundirlo, en su escrito de defensa,  cita una ley derogada.
18.- Demuestra desconsideración y no respeto, el amigo que traiciona, el socio desleal  o la pareja sentimental infiel, demostrando así  felonía, perfidia y transfuguismo. En nuestro medio estas acciones  se llevan a cabo en forma alegre y con olímpica alevosía.
19.- En nuestro país  cada quien hace uso de sus propias reglas dependiendo de su libre albedrio. Si un desaprensivo decide estacionar su vehículo encima de la calzada, lo hace;  si le place impedir  el acceso de  su vecino a la marquesina de su  hogar, lo hace; el irrespetuoso aplica su  grosería, dependiendo de cómo está su temperamento y si estima que le conviene o no tener consideración hacia su víctima.
20.- El correcto proceder ante los demás es cuestión  del pasado. La  bribonada se está imponiendo sobre los buenos modales; las normas de buena conducta han sido olvidadas, ahora impera la ley del  maleducado; la persona precisa y de orden se considera desfasada. Al enfermo que tiene derecho a que se le respete su tranquilidad, se le atormenta con el bullicio.
21.- La atención, el cuidado esmerado del  que  es acreedor el anciano, la deferencia a su persona por su edad,  se ve como algo en desuso; se le desconsidera, la irreverencia es lo que  prima frente a los envejecientes; en lugar de un trato amable se le expresa burla o repugnancia.
22.- Resulta algo difícil en nuestro medio ver a un joven comportarse respetuoso ante una lesbiana o un homosexual; no se respeta el derecho  a la inclinación sexual; la discriminación es notoria; el irrespeto se observa en todos los segmentos de la sociedad dominicana;  algo que debe ser respetado se ve como un agravio.
23.- El ser humano con alguna limitación  física, un  discapacitado  merece ser  respetado en su integridad. Pero por  la forma  desconsiderada  como se comporta aquí la generalidad al parecer esas personas no merecen   ser tomadas en consideración;  al ciego no se le respeta su seguridad,  se razona que si no tiene visión, ese es su problema. Una incapacidad cualquiera  no quita derechos, ni limita respeto alguno.  Al contrario, nos obliga a ceder parte de nuestros derechos, traducidos en atención y distinción por su estado.
 24.- Aquel que no cree en el respeto  de la vida de los demás, no le importa acelerar su vehículo hasta el piso, sin tomar en cuenta  que transita por el frente de una escuela de parvulitos; su intolerancia ciega su prudencia; su inflexibilidad y severidad le dominan su conciencia de aguante, condescendencia y paciencia; es un todopoderoso con el acelerador de su automóvil.
25.- No respeta lo acordado el comunitario que no paga la cuota para cubrir los gastos comunes del condominio; se hace el loco con su incivilidad, majadería y como pícaro, perillán,  lleva preocupación  a los otros que si hacen honor a lo convenido. No es fácil pactar con el irrespetuoso.
26.- En el mundo de los absurdos,  no es sorpresa el hecho de que la Alcaldía de la ciudad, en una avenida de doble vía, da en arrendamiento  la calzada para que un particular instale una caseta, obligando así a los miembros de la comunidad a poner en peligro su vida.
27.- En nuestro medio no hay que escarbar mucho  para llegar a encontrar los actos que caracterizan  el irrespeto que están presentes en la vida diaria, forman parte de nuestra cultura de desprecio al derecho que tiene toda persona a ser respetada.
28.- Resulta sumamente difícil a cualquier persona civilizada adaptarse a vivir a merced del capricho de grupos que ajustan sus actos a sus designios y no a los que mandan las reglas del correcto proceder. En  semejante forma actúan aquí, por ejemplo, la generalidad de los  que se autocalifican padres de familias.
29.- Aquí la deferencia a la mujer o al  hombre meritorio carece de valor;   se exalta   a los insolentes que sobresalen por sus vulgaridades; la estima, la admiración por méritos bien ganados no se practican, se ignoran.
30.-  La consideración que se le tenía ayer a la persona de bien, hoy se destina al socarrón; el recto y el serio son irrespetados;  son considerados  como pendejos. El respeto está reservado para el zorro, al solapado que nada bueno aporta a la sociedad.
31.- La mujer o el hombre que por su esfuerzo ha ganado reputación  es digno del respeto, estima y consideración  de todos los miembros de la sociedad, pero aquí se procura reducirlo, desacreditarlo;  no reconocerle el valor y estima de que  es merecedor. Sobresale la frialdad,  no se expresa emotividad, está ausente la sensibilidad.
32.- Se ha perdido el sentido de valorar, acreditar para no respetar; descalificar para no apreciar; de juzgar para no bien  considerar; se observa el regateo en procura  de no admitir la buena reputación para así  justificar el irrespeto. Hay interés en opacar, deslustrar la  fama y el prestigio para desconsiderar.

III.- Reflexiones finales
a.- Los problemas sociales no se resuelven con lamentos  ni quejidos, sino con acciones; las dificultades no se solucionan con quejas, sino con ejecuciones; los obstáculos se vencen  actuando con certeza, llegando hasta la eliminación de los inconvenientes.
b.- En nuestro medio las complicaciones resultantes del deterioro social debemos enfrentarlas con medidas de fondo, no de forma. Si el modelo económico ya está agotado, lo que procede es implementar otro diferente, que haga posible la participación del pueblo en los asuntos de trascendencia, para que sea  actor,  no espectador de la vida nacional.
c.-  Alcanzando una adecuada educación para nuestro pueblo, podemos  contar con personas dominadas por la urbanidad y con ella se llega a edificar la conciencia en la cortesía, los buenos modales, el correcto proceder. Podemos lograr en un futuro que desaparezca el actuar con grosería, y desagradable tosquedad.
d.- Si aspiramos  a  que el respeto llegue a convertirse en una rutina, en algo arraigado en la conciencia popular,  se impone un nuevo rumbo; romper la tradición de que cada quien se comporta a su mejor parecer y conveniencia. El proceder tosco cuadra en un ser humano rustico, no en el que tiene fina formación.
e.-  Para que el respeto sea parte de la forma normal de comportamiento hay que comenzar por educar al pueblo, enseñarle las normas de convivencia civilizada, instruirlo en la correcta conducta, encaminarlo para que tenga una nueva formación de un  ser humano nuevo.
f.- La actitud ante la vida define a las personas. En cada sector o grupo social hay que  saber distinguir quien procede correctamente y quien  en forma inadecuada, no apropiada. Aquel que respeta a los demás no debe ser irrespetado, pero quien con sus actuaciones daña el medio social  merece ser reeducado.
g.- Con su comportamiento en el medio social cada quien determina  si se hace merecedor de respeto, consideración y la estima de sus conciudadanos. Aquel que ajusta sus actos  a las buenas costumbres y correcto proceder se hace merecedor  de respeto; quien  actúa en forma caprichosa, irresponsable e insolente ha  de soportar las consecuencias de su imprudente irrespetuoso  accionar.
h.- Lo que a diario presenciamos en nuestro medio social es una desorganización  perfectamente alborotada,  embrollada, trastornada de cabo a rabo, como una cabeza desgreñada. Es posible que  algún desaprensivo  esté pensando que hace falta un predestinado ordenador que venga como un mesías a ponernos en orden.
i.- La realidad nos dice que no podemos seguir como hasta ahora, que esto  tiene que cambiar para bien; es imposible seguir  viviendo en igual forma de comportamiento;  perpetuar lo que estamos practicando desdice de nosotros  como pueblo del siglo veintiuno; prolongar el estado de desorden seria un desatino, un absurdo. Esto tiene que cesar,  debemos hacer un alto en el camino que nos está llevando a la sinrazón.
j.- No puede merecer igual respeto de sus conciudadanos aquel  que ha tenido un comportamiento de compromiso social en el medio donde vive, que quien sólo se ha preocupado de sí mismo; el primero tiene meritos, es un ciudadano relevante; el segundo, es un insignificante. Ambos no pueden ocupar el mismo espacio en el sentir del pueblo.
k.- El respeto hacia quien lo merece eleva a quien lo manifiesta, lo enaltece, no lo reduce;  resulta una paradoja no reconocer lo que por mérito está ligado a una persona de valía reconocida; existe discordancia en la forma de proceder de aquel que se identifica como ecuánime y actúa con mezquindad. Tiene una discordante conducta quien dice ser sensato e irrespeta al hombre o mujer digna. 
l.-  A no ser que todos estemos perdiendo el juicio, creo que nadie quiere continuar viviendo bajo el estado de desorden en que nos encontramos, en el cual cada quien quiere imponer sus designios. Al parecer, cada dominicano o dominicana anda en su cabeza con un proyecto de país que lo ha de desarrollar en el caos; en el  desconcierto. El  desbarajuste que presenciamos, el embrollo que padecemos no debe continuar.
ll.- Aquí no se respeta nada en absoluto; vivimos como chivos sin ley.  Se mide con la misma vara el bueno y el malo,  el honrado y el ladrón; el honesto y el descarado; el comedido, el insigne y el vulgar; el importante y el insignificante.
m.- Estoy plenamente convencido de que si todas esas expresiones de negativo comportamiento fueran canalizadas  como manifestaciones colectivas de indignación contra el sistema social  imperante, hace tiempo que el mismo hubiera sido pulverizado por el accionar de las masas populares.
n.- En las sociedades  escindidas en clases sociales, cada una de ellas  tiene su moral  y la lleva a la práctica  conforme  sus convicciones  con relación a la ética y a la moral; y dependiendo de su comportamiento  se hace o no merecedora de respeto, consideración y estima.
ñ.- Por el derrotero que vamos pinta mal; el camino que estamos trillando no nos lleva  a buen  destino; el comportamiento, la conducta que exhibe la generalidad de los dominicanos y dominicanas no es nada halagüeña. El panorama es, lamentablemente, desalentador.  Y que conste,  soy optimista, pero trato de ser realista;  me gusta tener mi reloj en hora con respecto a la realidad nacional.

Santiago de los Caballeros,
21 de mayo de 2015.



viernes, 15 de mayo de 2015

La mentira, sus usos y efectos nocivos


Por: Ramón Antonio Veras.

1.- Desde siempre se ha discutido si la conducta de la especie humana está influenciada por lo biológico o genético, o por  las condiciones ambientales, principalmente socioculturales, o por ambos factores a la vez. En lo que no hay discusión es que, en cada medio social, esa conducta está conformada por los actos que habitualmente  ejecuta una persona.

2.- Apartándonos de la influencia de lo  biológico o lo social en la forma de proceder  los seres humanos, el ordenamiento  económico que predomina en nuestro país genera, en la conducta de los dominicanos y dominicanas,  toda una serie  de vicios que se observan como habituales.

3.- La rutina en la ejecución de algunos actos evidencia en  muchos miembros de la comunidad dominicana una especie de adición  a los mismos; uno de esos vicios frecuentes es la mentira que está como una dependencia, se hace uso de ella con   una espontaneidad que prueba la naturalidad, la familiaridad a su uso en quien la ejecuta.

4.- La mentira está tan ligada a algunas  personas  que las  convierten  en adictas a su manejo; la consideran como un soporte, un pilar de su modo de vida y sin el cual no pueden manejarse en sus relaciones con los demás. Mentir viene  a ser, para el que  cultiva la mentira, una especie de cualidad virtuosa.

5.- Aquel que se aclimata a practicar la mentira  se capacita para utilizarla tanto que la adecúa a su forma de  ser, procurando acreditarla dándole valor  de confianza absoluta   a lo que en ella se ha fundamentado; el mentiroso busca que su mentira  adquiera categoría  de documento auténtico; quiere que lo espurio se conozca como fidedigno, genuino.

6.- El que profesa la mentira llega a cultivarla en un grado tal que la abraza como una religión; llega a tenerla como una doctrina para sus relaciones,  de su accionar en el medio donde vive;  la reconoce como si fuera un don divino, y su convicción por ella no tiene límites.


II.- La mentira dañina
7.- Mientras la mentira es utilizada  por quien la   practica como un simple medio de persuasión  y penetración, no lesiona; basta con tomarla como un simple vicio  de su portador, su agente transmisor. Pero ocurre  que el artífice de la mentira no se limita a usarla para cosas triviales, sino que también  la usa para dañar, herir, fastidiar y de  cualquier  forma perjudicar  a otros.

8.- Una vez el profesional de la mentira  decide hacerla dañina, se convierte en algo peligroso; en   alguien capaz de hacerle la vida imposible a todo aquel  que no es de su  agrado,  sin importar el nivel de daño que produzca la mentira empleada como arma  de destrucción  de honras, virtudes y méritos, hace efectos dañinos como si  fuera un producto   tóxico, letal por simple respiración  a la distancia, con el  agravante de que la mentira diseñada para afectar a terceros siempre está acompañada de los más diversos componentes generados por cerebros perniciosos.

9.- El mentiroso para su misión dañina hace un estudio  minucioso de cómo  difundir  el veneno, con el que  rodeará sus argumentos lesivos, la profundidad y sistematización  de su falsedad y cuando considera concluido su objetivo nocivo. Mientras más ponzoñosas sean sus mentiras, más bien se siente el falseador; lo ultrajante desempeña una función  fina contra quien  la mentira deshonra y  mancilla a quien goza de  aprecio.

10.- El mentiroso disfruta su labor destructora; se comporta siempre elocuente, efusivo en el desarrollo de su diatriba; con firme vehemencia se refiere a su víctima, siempre busca que  su dardo  venenoso le caiga directamente a su ofendido; en forma intencional  esquilma  a su lesionado a quien estruja con calma  y en forma calculada sus aviesas calificaciones las cuales trata de que sean las más retorcidas posible para causarle más y peores pesares.

11.-  Por lo regular el mentiroso se expresa en forma pausada para que  su falso mensaje  llegue en forma nítida a su interlocutor;  procura adornar su elocuencia a los fines de llamar la atención, y que su  vocablo sea apreciado como  sincero; se esmera por utilizar palabras que cuadren  perfectamente con la idea que desea vender y que sea fácil de asimilar; mientras más incorpora sus falsedades al cerebro del  público  con  más  rapidez  logra  el mentiroso el fin que persigue.

12.- En el desarrollo de sus ideas dañinas, el mentiroso no quiere ser interrumpido; se molesta cuando es interferido por alguien; quiere tener cautivo de su conversación  a quien ha escogido para que reciba la aviesa versión  que tiene contra la persona que ha decidido ofender con sus  maquinaciones; no quiere que su conspiración  nadie  la obstaculice para que  su  falacia pueda calar con más profundidad.

13.- El calumniador se siente triunfador cuando la mentira se ha propagado ampliamente, y más aún si ha llegado a penetrar a los círculos más cercanos e íntimos del difamado; el falsario celebra en grande   cuando su opinión malsana tiene asidero;  si es aceptada como cierta con relación a  aquel contra quien va dirigida.


III.- Comportamiento del mentiroso
14.- Porque tiene que buscar la forma de llegarle a las personas que quiere le sirvan de portavoz, el  mentiroso  se desdobla; unas veces se presenta arisco e insociable; otras, sociable y totalmente afable; dependiendo del ambiente donde busca detractar, arruinar a su víctima, dejar caer inventivas para desbaratarla moral y personalmente.

15.- La sinuosidad del mentiroso se revela en  su forma de penetración antes de lanzar su mentira, primero analiza el ambiente y a  los  presentes; poco a poco va introduciéndose, y luego  suelta las palabras con las cuales busca desdeñar, vilipendiar a quien quiere  infamar.

16.- En su glosario de palabras para dañar, el mentiroso no hace uso de la mentira químicamente pura, por lo que hay que tener cuidado con el componente que utiliza que puede exhibirlo muy fino, con gran elegancia, aunque  en el fondo siempre será su arma predilecta el cuento,  la bola, el embuste, la trola, la falsedad, la patraña, el artificio y la fábula;  metiendo chivos, haciendo cuentos  para confundir.

17.- Aquella persona a quien el mentiroso decide lesionar, puede decir que le ha caído encima la peor maldición cargada de villanía, calumnias, anatemas y ofensas; la bajeza  hecha persona es lo que el mentiroso busca que se crea  el que es su víctima. La iniquidad es una de las armas del embustero.

18.- El mentiroso mancha reputaciones y para tal fin  elabora una especie  de libreto en el cual diseña su plan de acción  enfocado en el descrédito    bien diseminado; un amplio baldón  que alcance totalmente al difamado; combina   falsedades para penetrar con supuestos hechos de deshonor  y deshonra, y cuando ha mancillado plenamente al infamado, entonces el engañoso respira hondo diciendo “misión cumplida”.

19.-  El farsante jamás hace uso de la verdad porque la considera  su enemiga principal; sus aliados diabólicos son el infundio adornado; la patraña expuesta con elegancia aprendida; la malicia presentada con cara angelical; el descaro desarrollado con donaire para influir y dañar por completo; la hipocresía identificada como supuesta  virtud; el  fingimiento dibujado como algo habilidoso; la  sutileza exhibida con grado de finura intelectual; la triquiñuela  elevada a una gracia del espíritu. La camándula la tiene el mentiroso como medio de destrucción de honras escogidas.

IV.- El mentiroso y sus ejecutorias
20.- El que utiliza  la mentira en forma habitual la tiene como algo muy especial de su vida. Con el transcurso  del tiempo hace de  ella su aliada incondicional, sin la cual cree no puede tener existencia; la convierte en un  símbolo, le rinde culto, le profesa veneración y le rinde homenaje. El mentiroso considera la mentira como aquello  que  le hace posible su estancia en el  planeta tierra, porque está educado para mentir, instruido para dañar, adoctrinado para fastidiar, deshonrar y causar pesares a seres humanos de buenos sentimientos.

21.- Para cualquier persona que quiera defenderse de las acciones malignas del mentiroso, es bueno que sepa que él puede ser identificado  como malvado, embustero, perverso, engañoso, infame, trolero, protervo, malicioso, depravado, diabólico, embaucador, cuentista nefasto y enredador despreciable.

22.- Como disociador por excelencia,  el mentiroso procura sembrar cizaña entre personas que se guardan afecto mutuo; él  se la ingenia para convertir el cariño y estima, en odio  y antipatía; los aliados los hace adversarios, donde impera la armonía siembra la discordia, hace  aflorar la discrepancia, la disensión,  la rencilla y la desavenencia, allí donde reina la concordia y la comprensión.

23.- Con su arma venenosa, la mentira, el embustero, para desunir y crear conflictos entre amigos, socios y familiares, comienza lanzando especies que generan discrepancias, disconformidad y duda,  con el objetivo de promover discusión, pugnas y rebatiñas, hasta llegar a la desunión; allí donde existe acoplamiento y firme conexión, el  mentiroso hace labor en procura de la desintegración; donde hay alianza sincera lucha por escindirla.

24.- Por su obstinación a la maldad, el mentiroso no tiene piedad con nadie; puede considerarse desvalido aquel a quien  escoge para descargar la perversidad que le caracteriza; se mantiene en posición recalcitrante, no cede en sus pretensiones hasta conseguir su objetivo destructor.

25.- El mentiroso, en su accionar no se mantiene siempre igual;  cambia conforme su conveniencia;  se presenta de diferentes maneras para no  ser ubicado en sus actuaciones;  su versatilidad es una de las cualidades que le permiten pasar desapercibido,  se hace el ingenuo porque  así  a su versión le da credibilidad; lanza su especie mentirosa y se queda como un despistado.

26.- Ante el ataque artero del mentiroso, su víctima, alarmada por el infundio utilizado en su contra en  forma sorpresiva, queda  desarmada; el desaliento la domina; en su cabeza no cabe la infamia que el embustero ha puesto a circular. Reducir a la persona, hacerla sentir mal, es un objetivo del farsante, que  busca generar tristeza, angustia y pena, hasta llegar a  la  infelicidad.


27.- El mentiroso no tiene componte para su accionar malvado; es implacable, no se detiene ante nada ni  nadie; es inflexible, cruel e intolerante cuando se fija la idea de causarle daño a determinada persona; no conoce la benevolencia, producir tormento es  su norte; la ofensa;  satisface al embustero  la  estigma contra el escogido para infamar.  

28.- En su misión  de hacer labor dañina, el que con la mentira deshonra, no distingue; poco le importa injuriar  al familiar, al amigo, colega, camarada, conocido o vecino; un niño o un adulto, un hombre o mujer. Su objetivo es propagar la invectiva  hasta hundir a su víctima. Se comporta infatigable, dinámico mientras infecta  y  contagia con su mentira, su habladuría.

29.- La cara  de quien   hace de la mentira una manifestación  de conducta viciada, resulta de utilidad retenerla porque permite conocer, en parte,  su forma de actuar; sus facciones, sus rasgos, pueden descubrir su perfil malvado.  La estampa, el porte del mentiroso, en un momento dado los delatan.

REFLEXIONES
a.-) La conducta de los seres humanos debemos verla  como un aspecto del conjunto de caracteres morfológicos, fisiológicos, conductuales y ambientales. El comportamiento varía en dependencia de las condiciones socioculturales, y tomando en consideración sexo, clase social, edad y raza.
b.-) No siempre, históricamente, el ser humano abrazó la mentira como formando parte de su cultura; por tanto, ha de llegar una etapa del desarrollo social  de las fuerzas productivas, en la cual la especie humana estará liberada espiritualmente de toda clase de vicios sociales y, entre ellos,  de la mentira.
c.-) En nuestro país, inexorablemente, va a surgir un  ordenamiento  económico y social,  sobre  el cual se levantará una superestructura, en la que los dominicanos  y dominicanas, por formación  educativa y cultural; y por haber asimilado convicciones éticas y morales, estarán liberados de taras sociales como la mentira, la falsía y otras desviaciones  del correcto proceder.
d.-) En la medida que una sociedad se deteriora, más vigencia tiene el que  hace uso habitual de la mentira; los vicios sociales nacen y se desarrollan en ambientes donde  la mediocridad sobresale, de ahí que en nuestro país los farsantes mentirosos abundan.
e.-) El medio social dominicano actual, por su base económica y la superestructura  que sobre ella levanta, es ideal para la generación de vicios sociales que necesariamente dañan la conducta humana, incluida la mentira y sus negativas vinculaciones.
f.-) En la actualidad, como vicio social,  la mentira está  presente en todas las clases,  capas y sectores de la sociedad; existe como algo sociocultural  que ha infectado a todo el tejido social dominicano.
g.-) A los fines de contrarrestar la transmisión  de los gérmenes que genera la mentira y otras taras sociales, en la  niñez se impone aplicar un amplio programa educativo dirigido a edificar a las niñas y niños de lo nocivo que es la mentira como  deformación  de la conducta del ser humano.
h.-) En nuestro medio, los padres y las madres en el seno de la familia están en el deber de educar a sus hijas e hijos,  en la correcta  conducta  y el recto proceder, a los fines de que no se desarrollen dominados por los vicios sociales  presentes hoy en el seno de la sociedad dominicana,  y cada día se afianzan más en la medida que el modelo económico actual se hace ineficaz  para garantizarle una vida digna al pueblo dominicano.
i.-) Dentro de lo posible se puede implementar un trabajo en las  escuelas primarias edificando  a los párvulos con relación  a la ética, la moral, las buenas costumbres, la lealtad, la fidelidad, la honradez, el honor, el decoro, la dignidad y otros valores y haciendo hincapié en aquellos puntos que elevan a los seres humanos.
j.-) En la escuela primaria se ha de implementar la materia de moral y cívica y en ella el estudio de los vicios sociales, destacando; entre otros,  a la mentira, y precisando que el que hace uso de ella es una persona nociva a la sociedad,  porque daña a los demás,  y el mentiroso es un corrompido, depravado, perverso, perjudicial, pernicioso, inservible, indolente y dañoso, en toda la extensión de la palabra.
k.-) De seguro que toda persona de valía ha sido víctima de una mentira puesta a circular por un malvado mentiroso, y por  lo regular la infamia proviene de alguien  cercano; el agraviado resulta lesionado  dos veces, por la invectiva en su contra y la deslealtad del embustero.
l.-) El mentiroso tiene sus iguales: es hermano gemelo del sinvergüenza, primo directo del traidor y sobrino del intrigante; esta familia tiene en común que se   amamanta de la mentira y no sirve ninguno de sus miembros.
ll.-) Hasta tanto la sociedad no se libere  de  la epidemia de la mentira y su más fiel intérprete  que es el mentiroso, los sufrimientos en los seres humanos siempre serán una posibilidad latente,  porque nadie está fuera del alcance  de quien acecha  al que sirve para causarle  sinsabores y pesares.
m.-) La mentira es tan dañina  que lesiona al que la dice, al que la escucha y a quien la difunde; y su efecto dañoso  se extiende a todos aquellos  que ingenuamente  dan crédito a la mentira propagada  que contamina a los crédulos.
n.-) Los  más  peligrosos mentirosos son aquellos que hilan tan finamente su mentira  que parece una verdad,  y con ella  hacen sentir sumamente mal  a los  que son  inteligentes  y habían confiado en esa verdad y en la amistad del embustero; pero luego comprueban que han sido víctimas porque aceptaron  como verdadera la falsedad de un farsante.
ñ.-) Aquel que hace uso de la mentira no sirve como persona; es una porquería que sólo debe estar en un zafacón; como desecho social daña; su habitualidad a la mentira lo hace  una afrenta a si mismo porque  convierte su comportamiento en una liga de inmundicia, perrería y roña. No merece ni el desprecio.
o.-) Toda persona que logra sacar de su lado a un  mentiroso, puede considerarse afortunada, porque él  es un espécimen que sólo sirve para hacer daño, hasta el punto de que  mohosea los metales preciosos y deteriora el cedro.
p.-) Para mí, no hablar mentira es una norma de conducta, es una cuestión  de principio y  por tal razón todo aquel que me habla mentira, o conociéndome no cree o pone en duda mi verdad, lo saco de mi círculo familiar, de amigos, amigas o amistades.
q.-) Por último,  a mis nietas y nietos les digo que nunca hablen mentiras, y que si después de  yo desaparecer  del mundo de los vivos comprueban  que les dije alguna mentira, vayan a mi tumba y sobre ella lancen un salivazo como desprecio a mi memoria.

Santiago de los Caballeros,
15 de mayo de 2015.


























miércoles, 13 de mayo de 2015

Venezuela, Estados Unidos y la paz

Por: Ramón Antonio Veras.

1.- En su oportunidad,  el comandante Hugo Chávez, y el  presidente Nicolás Maduro, ahora,  se han manifestado dispuestos a sostener un dialogo abierto, sincero y franco con el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama,  a los fines de llegar a acuerdos a ejecutar en un clima  de paz, aspiración legítima  que conviene a los intereses de ambos países.
 2.- Procede que  la actual administración norteamericana, que a cada momento levanta bandera defendiendo los derechos humanos,  tome en consideración que el derecho de los pueblos a vivir en paz es el derecho más esencial. Siendo el que condiciona todos los derechos humanos, sin él no  pueden  realizarse los demás derechos.
3.- Estados  Unidos  y Venezuela pueden acercarse mutuamente y abordar el tema de la paz, elaborar un programa a cumplir en un ambiente  sin tensión. A pesar de todas  las dificultades y divergencias, existiendo buena voluntad e interés  de las partes, es posible llegar a soluciones mutuamente aceptables,  provechosas para  los dos países y que sirvan  a la consolidación del  desarrollo y a la buena comunicación.
4.- Venezuela, al plantear la necesidad de la paz, no procura sacar ventaja política coyuntural ni un respiro para tomar impulso,  porque  los revolucionarios verdaderos no consideran   la distensión como un medio  para impulsar la revolución.  La lucha clasista y liberadora se desarrolla según  sus propias leyes. Allí donde hay opresión  e injusticia, los  pueblos y las masas trabajadoras siempre han prestado y prestarán resistencia. No hay ni  puede haber coexistencia pacífica entre oprimidos y  opresores, explotados y  explotadores, ni entre los estados imperialistas y sus colonias. En esto vemos  una ley infalible del desarrollo social. [i]
5.- El gobierno de Venezuela ha expuesto  una política de paz, porque al motorizar la lucha liberadora democrática procura el desarrollo social para  beneficio  del pueblo, pero busca lograrlo  en la forma menos dolorosa. El avance de la sociedad  venezolana en su conjunto es posible de alcanzar en los marcos de respeto entre venezolanos y norteamericanos.
 6.- Las leyes del desarrollo social señalan que la  liquidación de un sistema de explotación  que se ha hecho caduco, necesariamente da como resultado que sobre sus ruinas se construya uno nuevo, diferente, más avanzado. El movimiento progresivo de la historia  progresa  en un ambiente de comprensión, no de tirantez y agresión. La distensión es la disposición  para solucionar las discrepancias y litigios no por medio de la fuerza, las amenazas y el blandir de las armas, sino por medios pacíficos, en la mesa de las negociaciones. La distensión   es una  determinada confianza y la habilidad para tener en cuenta los intereses legítimos de los otros.

Santiago de los Caballeros.
13 de mayo  de 2015.



[i] R.I. núm. 1, pág. 19, año 1980. 

lunes, 11 de mayo de 2015

Un testimonio penoso y lo que aspiro para mis nietas y nietos


Por: Ramón Antonio Veras.
I.- Lo que a diario veo.

1.- Las circunstancias forman parte de la vida de los seres humanos,   y en determinadas coyunturas hacen posible el conocimiento de   fenómenos sociales. A veces una situación  ocasional incide  para que `podamos valorar, en uno u otro sentido, lo que está ocurriendo en el medio en el cual habitamos.
2.- Precisamente, por pura casualidad, mi bufete de abogado está  ubicado en un área en la que también  funcionan centros educativos a nivel primario, intermedio, básico y universitario, lo que  me permite observar y mantener comunicación  con niños, niñas, jóvenes y adultos, que estudian  asignaturas desde grados  inferiores hasta disciplinas de alto nivel  y calificación académica.
3.-  En el permanente contacto con chiquillos y personas ya maduras,  no me limito a observarlas pura y simplemente, sino que me  detengo a percatarme de cómo se comportan,  los términos que utilizan en su lenguaje; la actitud en sus  relaciones mutuas; el trato con    las demás personas;  la forma de vestir; sus opiniones en torno a la situación política y los problemas nacionales e internacionales.
4.-En particular, me preocupa en grado  sumo lo que percibo en el comportamiento de las niñas y niños que a diario se mueven  por mi lugar de trabajo; advierto que  el sistema educativo y  el control  de  algunos padres está fallando; me resulta penosa   la forma como procede  ese material humano que está en el primer período de la vida humana.
5.- En este escrito expongo la  realidad    que vivo a diario y me llama  a preocupación. No me lo han contado,  es la expresión  de lo que he captado y comprobado en la realidad;  quisiera que lo que estoy escribiendo en el orden  educativo no sea lo común, sino una particularidad; que lo que en forma permanente   veo y escucho sea la excepción, no la regularidad; que de lo que soy testigo permanente  no sea  la normalidad.
6- Escucho a niñas y niños,  cuando me pasan por el lado, en dirección a su escuela, y  los temas que tratan  resultan chocantes, desprovistos de contenido útil; hacen mención a hechos sin importancia e intrascendentes para el ser humano. La inutilidad de   los asuntos que abordan  evidencia la ausencia de formación  escolar para en el futuro ser personas que aporten, y no sean infecundos.
7.- Me genera pena ver a niños  y niñas    que se preocupan muy poco, o nada, por exhibir un comportamiento  propio de futuros ciudadanos educados para servir de modelo;  con una conciencia elevada del honor; con objetivos para una concepción  nueva de la vida y el mundo; con la  idea fija de servir de ejemplo  por tener  hábitos y actitudes  nobles, conducta ejemplar.

8.- De lo que  soy testigo constante, de  la forma de proceder  de niñas y niños que a diario se mueven  por el lugar donde permanezco ocho y hasta diez horas al día,  no quisiera que ocurriera  igual  con mis nietas y nietos, los cuales espero  se estén desarrollando con la diversidad de ideas y principios que elevan al ser humano; que sean capacitados para servir con sentido humano y creatividad a la sociedad en general.
9.- Las niñas estudiantes,  al parecer,  salen de sus hogares, no para la escuela; sino para una pachanga; se exhiben debidamente decoradas; en su cuerpo llevan adornos de todas clases; sus caritas están  pintadas con maquillajes de diferentes colores. En sí, parecen escenografías en movimiento.
10.- En su desenfrenado comportamiento los niños y niñas  que a diario pasan por mi oficina en dirección a sus escuelas, no conocen lo que es el respeto y la amabilidad. Las veces que se  les llama  al buen proceder, lo que sale de sus  bocas  son insultos, su lenguaje es soez, chocarrero  y sumamente bajo; hacen uso de  palabras   agraviantes e hirientes;  procuran  descargar sus afrentosas calificaciones para ofender  a quien sea.
11.- Al momento de abandonar sus respectivos centros escolares, las niñas y niños a  los cuales me refiero, lo  hacen  en forma bulliciosa; el escándalo que producen es insoportable; quieren llevarse el mundo por  delante;  lo que se ve en movimiento no  parecen seres humanos, sino algo así como una  tromba, un torbellino, más o menos un tifón.
12.- Cuantas veces veo a esa niñez estudiantil convertida en una afrenta social, sólo me limito a recordar la falta que hacen profesoras y directoras  de la talla, la autoridad, el don de respeto y disciplina de Blanca Mascaro, Ana Pepín de Gómez, Tàta Iglesias,  Fela Santaella,  que en  conjunto, en su  momento,  simbolizaron el educar con decencia, instruir con altura y formar para que el país contara  en el  futuro con ciudadanos y ciudadanas ejemplares.

 II.- La formación que quisiera de mis nietas y nietos.
13.- Me sentiría bien como abuelo si mis nietas y nietos aprendieran a distinguir de qué lado está lo justo, lo recto y lo virtuoso, y dónde la  verdad, lo ilegitimo y dudoso; que los subterfugios ideológicos no les lleven  a ocultar la realidad de las cosas; que la falacia no les motive a desconocer la verdad  por conveniencia. Que se edifiquen en el sentido de que    la hidalguía resulta de actuar con sentido social,  y que lo demás es pura  mezquindad.
14.-  Quiero  que mis nietas y nietos se formen para servirles a los  demás, impregnados de conocimientos que descansen  en valores sociales; con la noción  de que se han preparado para serles   útiles   a su pueblo y a toda la humanidad, y  convencidos de que la  grandeza de ellos estará en su recto proceder, en su actitud ante la vida.
15.- Mi aspiración es que mis nietas y nietos asimilen bien lo que estudian, y la  enseñanza que les imparten;  que abracen  ideas  que les harán  personas de bien, con un comportamiento que sirva de ejemplo de lo  que debe  ser el ciudadano o la ciudadana que crea en el colectivismo; que retengan conceptos de fraternidad y hermandad entre las personas; y rechacen el fatalismo  y confíen  en el optimismo; aprender de los triunfos y también de los reveses.
16.-  No quisiera que mis nietas y nietos se eduquen en el individualismo,  que conduce directamente al egoísmo; que sepan que  una persona que vive sólo para sí, carece de valor como ser humano;  que  está desprovista de eficacia. Es algo ultrajante para la sociedad un despreocupado que piensa para sí y no para la colectividad.
17.- Es mi deseo que los padres y las madres de mis nietas y nietos  permanezcan vigilantes para que comprueben si  sus vástagos  están siendo educados para reconocer y defender los derechos de los otros, con  el mismo vigor que  los propios, sin distinción de sexo, color, raza, religión, inclinación sexual  o nacionalidad; y que están siendo formados para subordinar los derechos generales a los particulares.
18.-  Lo que cada día estoy presenciando en el caso de  estudiantes imberbes, no quiero pensar que pueda ocurrir con mis nietas y nietos, cuyos padres deben saber que la mayor epopeya de ellos será vigilar la educación de sus descendientes; preocuparse para que se formen  con el espíritu inclinado al trabajo y el honor, que  es lo  que ha de enriquecer para siempre su vida y será su mejor legado; inculcarles la firme  convicción a los fines de que no se  amilanen por nada, y que piensen que si la resistencia   física tiene un límite que es la muerte, la resistencia moral no la vence nadie.
19.- No podemos seguir como hasta ahora a nivel educativo. A las niñas y niños  hay que explicarles, por ejemplo, la falsa  idea de la preeminencia del caudillo, del hombre providencial;  hay que hacerle saber a nuestras  nietas y nietos que la historia no la hace un hombre milagroso, sino las masas populares acorde con los acontecimientos, y que  la voluntad  casual  no tiene nada que  ver con  la lucha social y política de los pueblos.
20.- Por el hecho de que la sociedad en que  estamos viviendo está averiada, no podemos permitir que nuestras nietas y nietos sean educados sin sentido de  lo que debe ser el hombre y la mujer del mañana, con  una formación dirigida a  abrazar valores que los hagan merecedores por su ejemplo de buen  proceder, acreedores de la  consideración  de la sociedad  por su limpio accionar en la vida privada,  familiar y pública. 
21.- El irrespeto que observo  en las niñas y niños que están a mi vista todas las mañanas y las tardes, no lo quiero  ver  ni por asomo  en uno  cualquiera  de mis nietas y nietos. El mejor regalo que puedo  recibir como abuelo es  que mis nietas y nietos se formen  con un carácter humanitario,  demostrado en el accionar diario  en el trato con los demás; quiero ver en ellos  calidez hacia todo ser humano que traten; que demuestren entusiasmo en lo que hacen, absoluta  vehemencia para llevar  alegría a quien precisa de ella; quitar  de su mente todo aquello que daña, pervierte y quebranta la vida sana en sociedad. Que sepan que actuar de forma correcta sirve para demostrar que el buen ejemplo es una fuerza moral.

III.-  Mis reflexiones finales.
a.- La realidad está demostrando que en un ordenamiento social y económico como el que predomina hoy en nuestro  país, no bastan los recursos económicos invertidos en el área de la  educación  para    formar   hombres y mujeres con calidad humana; que rechacen la tendencia al aislamiento, para no caer en el egoísmo y la falsa superioridad.
b.- Las niñas y niños que a diario veo actuar en forma que desdice mucho de una buena  formación  en el hogar y en la escuela, son víctimas del  medio social en el cual  viven;  son la expresión  de una sociedad en descomposición  y que cada día se agrieta más. Lo que pinta  la realidad dominicana es un cuadro feo, y lo que ocurre con la enseñanza sirve para comprender que vamos `por mal camino, por una ruta equivocada.
c.-  Los padres y  los maestros cumplen  con su deber como formadores de los futuros ciudadanos y ciudadanas, si comprenden  la complejidad  y diversidad de los fenómenos que se presentan  en la vida a nivel  educativo, y que el periodo de sólida formación  comprende un conjunto  de procesos que han  de abordar en conjunto y  no en forma particular,  con el fin  de inducir  a las niñas y niños a asimilar las buenas costumbres, los mensajes que se les dirijan para que sean en el mañana hombres y mujeres de  bien,  formados para vivir en una sociedad de personas libres, dignas y decentes.
d.- El Estado dominicano  ha perdido el sentido de responsabilidad en la formación integral;   está desconociendo que el desarrollo de la conciencia social de las niñas y niños es vital, porque es necesario  para el avance progresivo de su apoyo a los deberes como ciudadanos y ciudadanas del futuro, como miembros de la sociedad.
 e.- El hecho del  Estado no ocuparse de la  educación y formación de nuestras niñas y niños, ha fomentado en el seno de nuestro pueblo la claudicación  y la concesión  en los principios; el estímulo del lambonismo y la práctica del oportunismo; el freno a la combatividad y la motivación  al arribismo;  la santificación  de la discriminación  por  el calor de la piel, la edad o la inclinación sexual; y  que el fenómeno de la corrupción se haya convertido en una institución.
f.- Las niñas y niños que me motivan a  escribir este trabajo no están  perdidos;  se pueden salvar si cambia la forma como se están desarrollando, aunque para lograr una modificación en su conducta se impone un cambio del modelo económico predominante.
g.- La dinámica de la sociedad dominicana revela que, al parecer,   la formación  de la niñez no es una prioridad estatal;  que es lo mismo un alfabetizado pleno y un analfabeto funcional,  y  que la mala conducta,  el negativo comportamiento que exhiben las niñas y los niños estudiantes es coyuntural, no sistémico.
h.- Resulta penoso que en un medio social supuestamente civilizado como el nuestro,  se acepte con  tranquilidad,  como algo muy natural, que  una niña o niño  se forme con  el individualismo y el egoísmo;  que sean indiferentes por la suerte de los demás; que no tomen  en cuenta la capacidad, la falta de escrúpulos y el robo  de los fondos públicos, y vean  como   simple  mercancía los valores, las virtudes que adornan  al ser humano,  y  se impulsa a ignorar las reglas éticas y la armoniosa vida con las demás personas.
i.- En nuestro país debemos de estar convencidos que la educación depende de la transformación social para  hacer posible un  acercamiento entre las  condiciones y necesidades de la vida social. La educación no constituye un elemento de igualdad social, sino, por el contrario, un factor de  jerarquía social.
j.- Cada uno de los niños y las niñas que transitan todas las mañanas y las tardes frente a mi oficina,  es la expresión de la realidad de nuestro país en el sentido de que la formal igualdad política de todas las dominicanas y dominicanos se convierte en algo ilusorio a causa de las reales desigualdades sociales y se manifiesta en la enseñanza. Es pura  ilusión creer que las mejoras de la enseñanza general constituye una prueba del punto  de partida humanista del sistema.

Santiago de los Caballeros,
11 mayo de 2015.


Todos al lado de Venezuela


Por: Ramón Antonio Veras.
1.- En América Latina y el Caribe, cada pueblo hará su revolución democrática conforme sus condiciones económicas, sociales y el desarrollo de las fuerzas productivas, pero esto no quiere decir, en modo alguno que, dada la presencia del imperio como natural adversario, pueda prescindir de la solidaridad internacionalista,  que desempeña el papel de traba ante cualquier presencia interventora. La lucha de liberación  nacional de los últimos  años  es rica en experiencias del concurso, el apoyo aportado al país que busca liberarse del colonialismo, en su enfrentamiento contra la potencia colonialista.
2.- La revolución es fruto de las acciones  transformadoras de las masas populares de cada país, pero desde Vietnam a Cuba, desde Angola y Etiopia hasta Zimbabue y Namibia, y de igual manera la contribución  de Cuba, y la solidaridad de otros pueblos latinoamericanos, contribuyó  a la victoria de la Revolución  en Nicaragua.  [i]
3.- El surgimiento en Venezuela,  y otros gobiernos democráticos en América Latina y el Caribe, así como el rompimiento del control de  nuestros países al imperio norteamericano, es inseparable de la resistencia, del triunfo de la indómita Revolución Cubana.
4.- La vida ha enseñado a los pueblos que en la lucha por romper las cadenas de la opresión nacional e internacional,  y frente a adversarios poderosos, deben contar con todos aquellos sectores, clases y capas sociales que generosamente les aportan  solidaridad. Precisamente, en estos momentos, la base del internacionalismo se ha ampliado y fortalecido, porque si en un principio fue un instrumento de lucha de la clase obrera contra la explotación y por la emancipación del trabajo, hoy es aceptado como formando parte de la brega de los pueblos que buscan su liberación nacional.
5.- El pueblo de Venezuela, debe contar en estos momentos  con la más absoluta solidaridad; sin regateo alguno todas las voces de los hombres y mujeres amantes de la paz, la libertad, el progreso, la independencia y el derecho de los pueblos a darse el sistema  social, económico y político que más conviene a sus intereses, deben levantarse reclamando el derecho  a la autodeterminación. La revolución  no se exporta, cada pueblo debe hacer la suya, pero ante el ataque imperial, la solidaridad debe ser  la piedra de toque.

Santiago de los Caballeros,
8 de mayo de 2015.









[i] (1) R.I. núm. 7, año 1980, página 15.  

sábado, 2 de mayo de 2015

A los 59 meses de la tentativa de asesinato contra mi hijo Jordi


Por: Ramón Antonio Veras.

1.- Por más protección que los padres brinden  a sus  descendientes, cualquiera de estos está expuesto a ser víctima de una acción criminal; el resguardo que aporta el padre o la madre escapa a lo que puede sucederle a sus vástagos  en este  laboratorio social que es la sociedad grande, el medio en el cual desarrollamos nuestras actividades.

2.- Aunque siempre he incidido en la vida política del país, he tratado  que mis hijos no se vinculen con mis actividades; ellos tienen su concepción  ideológica y la han  llevado a la práctica conforme su propio criterio, sin que yo intervenga en nada; si algo les ocurre en la ejecución de sus ideas políticas, ese es el resultado de su libre decisión, no motivación  mía, aunque bajo cualquier circunstancia actúo como  su escudo.

3.- No escapa a mi conocimiento que en el ordenamiento social bajo el cual  vivimos en la actualidad,  nadie tiene segura su cabeza; cualquiera está expuesto a que en un santiamén lo eliminen físicamente, sin  importar que la víctima esté en su hogar, en una iglesia o centro de trabajo.

4.- El brazo largo de la criminalidad organizada alcanzó  a mi hijo Jordi, el día 2 de junio de 2010, al momento que hacia su entrada a laborar en un  programa de televisión en Santiago. La acción  se ejecutó el 2 de junio, pero desde hacía varios meses  los miembros de  la organización criminal  le daban seguimiento para identificarlo, ubicarlo y conocer sus habituales movimientos.

5.-Aunque  Jordi hubiera andado en todo momento bajo mi amparo, aquellos que cobraron el dinero pagado por Adriano Román, para asesinarlo,  de todas maneras llevarían  a cabo su misión  criminal. En nuestro medio la seguridad personal es frágil; cualquiera puede ser alcanzado por el gatillo de un sicario, como le ocurrió a Jordi.

6.- El señor Adriano Román pagó para matar a Jordi, porque éste, en su condición de abogado, defendió ante los tribunales a Miguelina Llaverías, ex esposa de Adriano, y contra quien éste también pagó para que le dieran  muerte. Por  tanto, por  cumplir con su responsabilidad profesional, Jordi fue objeto del atentado en su contra el 2 de junio de 2010.

7.- Cincuenta y nueve (59) meses han transcurrido desde el día de la tentativa de asesinato contra mi hijo Jordi. Para mi parece que el hecho está ocurriendo ahora, en este instante, al momento de escribir estas líneas; he  andado con el caso de mi hijo encima, lo tengo fijo en mi conciencia, lo he sentido en el corazón, tocó mi alma.

8.- Ha sido tortuoso el camino por cual he tenido que transitar para que la vara de la justicia alcance al que pagó y a los que ejecutaron  la acción de sicariato contra Jordi; pero no importa lo  ondulante o sinuoso de la ruta que me ha  de llevar al destino final, que no es otro que el de la justicia; para que sea vencida  la criminalidad, y que la sangre derramada por Jordi, y el dolor que me ha acompañado  en unión de mi familia, no quede impune.


Santiago de los Caballeros,
02 de mayo de 2015.



El descalificador en nuestro medio social


Por: Ramón Antonio Veras.

Este escrito se lo dedico a todas las mujeres y hombres meritorios por sus éxitos,  víctimas de los descalificadores.

I.- El descalificador en su sociedad ideal
1.- La  perversión social es la esencia del descalabro de lo que es  una colectividad civilizada en declive.  Es evidente que si no está  podrida,  le falta poco  a  una sociedad como la dominicana en la cual  en forma sucesiva ocurren hechos aberrantes como el de un  nieto que viola a su abuela de setenta y cuatro (74) años de edad; desconocidos queman anciana de 78;  choferes amenazan quemar una guagua llena de niños,  y una madre  negocia actividades sexuales de dos  de sus hijas.
2.- En ese mismo conglomerado  dominicano de hoy es donde abundan nocivos de toda facha, ahítos de taras,  dispuestos a poner en práctica su obstinada obsesión a dañar, lesionar a los demás con su punzante y tormentosa opinión, siempre cargada del veneno descalificador.
3.- El que  descalifica en el fondo de su alma  aloja rencores de todo  tipo, resentimientos  malvados, aversión centralizada y aborrecimiento enfermizo; no tiene espacio  para admirar al exitoso, amar a los demás ni apreciar los valores que acompañan a quien se ha hecho merecedor  de los mismos por su accionar en la vida. En estos momentos, el  estado de descalabro que  se encuentra  la sociedad dominicana, es la ideal para la  formación y desarrollo de quien  procura descalificar a los  que se hacen merecedores del respeto y consideración de la sociedad.
4.- Para hacer labor de descalificador, se precisa estar dominado por la envidia y la intriga, y poner estos vicios en ejecución  cuantas veces  se  quiera incapacitar a otro con virtudes y que goza de respeto ganado con el buen proceder.
5.- No resulta fácil saber cuándo nos encontramos ante un descalificador, aunque en ellos siempre está presente el desvergonzado, zigzagueante, granuja, simulador, indigno, perverso, embustero, insidioso, malicioso e  infame.
6.- La persona  que hace de la descalificación un hábito, permanece mentalmente armada; en su cerebro letrino almacena todo aquello que le sirve como medio de destrucción  de honras, méritos, virtudes, fama, respeto bien ganado por su talento y buen comportamiento.
7.- Los métodos más usados por el descalificador son el chisme, la intriga, la mentira, la insinuación, la difamación, el rumor, la insidia, la maquinación y la estratagema; todo acompañado de hipocresía, simulación, fingimiento; simulación, frialdad, desfachatez y absoluta indolencia.

II.- El descalificador: su víctima, forma de actuar, auditorio y escenario
8.- El descalificador no escoge como víctima a cualquier persona; él  sabe hacia  quien dirige  su proceder diabólico; acciona contra alguien  de valía; lanza sus dardos venenosos para descalificar a los ilustres, a los triunfadores, a los  exitosos, sobresalientes y meritorios.
9.- El descalificador no se ocupa de los  insignificantes, de los sin importancia. En razón  de que  su objetivo es dañar, no logra sus fines  ocupándose de quien carece de brillo. Busca  con su mordacidad deslustrar seres humanos excelentes, no a los mediocres.
10.- El accionar normal del descalificador no es actuar frente a frente ante el que quiere descalificar, sino que hace uso  de la sinuosidad, del ondulante y siniestro zig zag que  le es  inherente  a su persona; su obra infame y serpenteante es extraña a la franqueza y a lo  directo; le conviene actuar disimulado, retorcido, nunca derecho.    
11.-  Para alcanzar su objetivo dañino el descalificador estudia previamente el auditorio ante el cual va a soltar su palma de fuego verbal; le  gusta exponer  sus ideas perversas en un círculo social en el cual su víctima  sea respetada; siempre espera  que la audiencia le preste atención a lo que va  a decir contra el  escogido para descalificar.
12.- En su afán por denigrar a la persona respetable y sobresaliente, el que descalifica se ubica por lo regular donde hay una concurrencia accidentalmente cautiva, ya sea en un encuentro de amigos y amigas, un centro de diversión, una funeraria, un club cultural o social, en fin, allí donde hay una aglomeración  que se ha dado cita por algo de interés común.
13.- El escenario ideal para el descalificador hacer su indigna labor es aquel donde se mueve la persona que busca rebajar o de cualquier forma  denigrar. El ambiente para vilipendiar al hombre o mujer de bien  es allí donde normalmente hacen acto de presencia por su vida laboral o profesional.
14.- Todo aquel que hace el sucio trabajo de descalificar a las personas de prestigio, sabe en el momento que inicia su bajo operativo, pero no cuando lo concluye;  por lo general, considera que su misión  indigna ha concluido cuando ha reducido anímica y moralmente a quien procura descalificar.
15.- Alcanzada la desmoralización, el desprestigio y el descrédito de su víctima, el descalificador se siente realizado en su baja tarea; mientras más estropea la honra y prestigio de su sacrificado, más disfruta su logro; es cuestión de sembrar el descrédito hasta lo infinito.

III.- El descalificador y su lenguaje
16.- El lenguaje del cual se vale el descalificador se ajusta al fin perseguido para envilecer, despreciar  al perjudicado; el sacrificado muchas veces no se da cuenta de la labor agraviante que se hace en  su contra porque los  términos, las expresiones del descalificador siempre están envueltas, cubiertas de malicia y doble sentido, jerga propia de los hipócritas.
17.- Para cubrir la realidad con la apariencia, el descalificador se apoya en  el hablar dudoso, en términos dubitativos; en conceptos vagos y ambiguos, para dejar sembrada en su auditorio una imagen discutible hacia la persona meritoria y que busca descalificar.
18.- Aquel que se ceba descalificando a quien se ha ganado el respeto de la sociedad por sus méritos, recurre a las expresiones de  “a lo mejor”; “tal vez”, “quizás”; “andan diciendo”;  “no sé si  es cierto”, “pero comentan”; “no le doy mucho crédito a lo que dicen, pero quien me lo dijo me merece credibilidad”, “a mi no me lo crean, pero dicen por ahí...”
19.- El descalificador procura sembrar en los demás la confusión  con relación  a quien se persigue deslustrar como persona de consideración y respeto; habla para inducir no a la certeza, sino a la deducción, a la suposición; el objetivo es que queden  en conjeturas las virtudes de aquel  que ha sido escogido para convertirlo en despreciable por desmerecer de esas virtudes.
20.- Enviado el mensaje de incertidumbre sobre las condiciones morales y de consideración  de quien  se trata descalificar, el descalificador logra parte de lo que busca, porque si ayer existía convicción, seguridad de la calidad probada del lesionado, ahora hay vacilación e indecisión.
21.- El descalificador concluye su obra cuando invalida moralmente a su víctima; se siente bien  destruyéndole  la reputación, desprestigiándola  en su buena imagen; haciéndola ver como alguien  ejemplo de deshonor, que sólo merece el desprecio de la sociedad.
22.- El descalificador, habiendo sembrado el desconcierto, si simulaba ser amigo del ofendido, toma distancia de él,  se aleja para que no se sepa que fue  quien sembró la cizaña para descalificar moralmente a su supuesto amigo.

IV.- El descalificador y su cómplice
23.- El descalificador no actúa sólo; necesita la receptividad,  los oídos y la lengua  de un  copartícipe que haga  suya la versión que ha de dañar la honra y dignidad del agredido triunfador sobresaliente; el cooperador disfruta  la acción dañina contra el descalificado con igual intensidad que  el descalificador.
24.- Aquel que escucha al descalificador y da como ciertas sus versiones, se hace cómplice, y debe ser tratado como tal; la víctima de la descalificación ha de actuar frente al coautor con el  mismo método que con  el inventor  calumniador; el compinche de la infamia hay que colocarlo en el mismo plano que al creador de la misma.
25.- El cómplice encubridor forma parte de la trama desde el momento que se hace partícipe de la conjura urdida para lesionar al hombre o mujer con meritos bien valorados por la parte sana de la sociedad.


Reflexión final
a.-  El lumpen, ese desecho social que hace labor de descalificar a las personas dignas, honradas y meritorias, hay que sancionarlo con  indiferencia y absoluta frialdad; haciéndole saber  que es del dominio público  que él es  un zaramagullón  de  la deshonrosa y despreciable  actividad descalificadora.
b.- Las personas ilustres  deben elevarse ante la diatriba de sus detractores; el descalificador, con  su aviesa opinión  de  malvado, no puede mellar la fama bien ganada de un acreditado triunfador o triunfadora.
c.- La perorata, la injuria de aquel que busca fastidiar y reducir al ser humano digno y bien apreciado en la  sociedad, debe ser  ignorada;  el eminente  ha de hacer caso  omiso a lo que diga un descalificador de honras merecidas.
d.- La menudencia de persona que es el que procura descalificar a los sobresalientes, a los triunfadores y exitosos, ha de recibir el trato que merece como desecho social,  vulgar   e insolente y ofensivo de la buena conducta y recto proceder de los demás,
e.- Las palabras  que salen de lo más profundo de  los  intestinos hasta llegar a la boca del descalificador, no deben  ser repetidas por ningún hombre o mujer decente,  porque su resonancia daña; su eco contamina y empaña la mente sana; el vocablo preñado de odio contra un ser humano exitoso, no puede ser objeto de comentario alguno. La cháchara, la verborrea del que descalifica debe caer en el vacío y en el olvido.
f.- Finalmente, me permito sugerir al hombre o mujer exitosa, a los triunfadores y sobresalientes que padecen tristeza y angustia por ataques provenientes de un descalificador, armarse de alegría, mantenerse en júbilo permanente, contagiándose de gozo, y recordarles que, si les tocare llorar, no olvidar que cada lágrima tiene su valor: es la hermana de la sonrisa.

Santiago de los Caballeros,
30 de abril de 2015.