Por: Ramón Antonio Veras
1.- El padre o la madre que por cualquier
eventualidad de la vida un hijo o hija resulte víctima de una acción criminal, debe prepararse para
sufrir todos los pesares, sin importar que, como causa del operativo
delincuencial, su descendiente muera o
sobreviva; si muere, el dolor será
imperecedero; si conserva la vida, el sufrimiento será punzante. Desde el mismo
instante que ocurrió la tentativa de
asesinato contra mi hijo Jordi, he tenido que llevar ese hecho sobre mis
hombros y conciencia.
2.- El
primer martirio para mi fue la noticia
del acto criminal; luego la
incertidumbre de si moría o quedaba con
vida durante el tiempo que permaneció en el quirófano; después la duda de si perdía la visión en uno o en
sus dos ojos; posteriormente la
incertidumbre de si quedaba o no con lesiones permanentes en su cuerpo que
imposibilitarían su movilidad, en fin,
si llegaría a poder ingerir alimentos sólidos o sólo líquidos.
3.-
Todo lo anterior fue acompañado del
desasosiego que viví durante el
tiempo que duró la investigación judicial y policial; y la campaña difamatoria
de los sicarios morales para herir
moralmente a Jordi, a mi y a
la familia entera; pero mi suplicio no
terminó con el descubrimiento de los
autores de la acción criminal. Ha continuado ante los
tribunales.
4.- Si
lacerante fue la noticia con relación al atentado a Jordi, el tormento por
saber cuál sería el resultado de su futuro estado físico y de salud, y
soportar la sucia campaña
difamatoria; peor ha sido lo que he tenido que padecer con los gestos y palabras en las salas de audiencias
de los tribunales, donde he estado presente,
cumpliendo con mi responsabilidad como padre de Jordi, escuchando palabras salidas de las gargantas
de abogadas y abogados que en lugar de
tratar de convencer a los jueces de la inocencia de sus
defendidos, lo que buscan es justificar
la acción criminal contra mi
hijo, procurando herirme, fastidiarme y,
de cualquier forma, hacerme sentir mal
como persona y padre de Jordi.
5.- En
mi condición de padre de Jordi, he tenido que revestirme de paciencia y calma;
abrazar la tolerancia y el aguante, para poder sobrellevar lo que me ha llegado
como consecuencia de la acción criminal
contra mi hijo.
6.- Mi
deseo es que si de algo puede servir el
caso de mi hijo Jordi, sea para que los padres y las madres del país luchen por
todas las vías para que la criminalidad no llegue a sus hogares; porque si por
cualquier eventualidad uno de sus hijos
o hijas es víctima de un acto criminal, de seguro que sus vidas se van a transformar; desaparecerá la paz en el seno
familiar; en lo adelante todo será
tormento, aflicción, inquietud e incertidumbre.
7.- No
escapa a mi conocimiento que ante los tribunales, el caso de mi hijo ha servido
para que aquellos que me adversan por cuestiones de naturaleza política e
ideológica, celo profesional, malquerencia
o aversión gratuita, hayan encontrado en
los estrados el lugar ideal para darle riendas sueltas a sus cerebros preñados
de mezquindades, prejuicios y resentimientos.
8.-
Pero poco importa, no tengo alternativa.
Soy el escudo de mis hijos y debo cumplir con mi función de resguardarlos; una
agresión física o moral a uno cualquiera de ellos la tomo para mi. El cometido con mi familia no tiene
límites.
9.- El
proceso judicial del caso de mi hijo, de cuyo
hecho se cumplen hoy 4 años, está ante la jurisdicción de juicio. Con profundo dolor he escuchado la trama y ejecución criminal de la que fue víctima Jordi,
y el calvario que para él ha significado el atentado en su contra y sus consecuencias. Porque Jordi
y mi familia entera está hecha de
un material humano que no guarda rencor ni anida amarguras; estamos esperando la decisión del
tribunal con la creencia de que, a la
luz de las pruebas que se han aportado,
la sociedad va a recibir con
satisfacción y sentido de justicia, la
sentencia condenatoria contra el que pagó, y los que organizaron y ejecutaron la
tentativa de asesinato.
10.-
Debo reconocer que la tentativa de asesinato contra mi hijo Jordi, me ha resultado menos pesada porque desde el mismo instante que ocurrió el hecho
he recibido el calor solidario de lo
mejor del país, de lo más sano y sensible de la sociedad dominicana, lo
que me ha llegado a lo más profundo de mi corazón, y ha sido altamente valorado
por Jordi y toda la familia.