martes, 23 de enero de 2024

Para adecentar la vida pública: un nuevo orden social

  1. Para vivir en un país subdesarrollado, dominado por minorías nativas y el imperio de occidente, hay que permanecer despierto, ser perspicaz, muy agudo.
  2. Aquel que se comporta sin sacar de abajo habilidades, es posible que en América Latina y el Caribe termine siendo víctima de falta de madurez, pecando de insensatez, estar de alocado.
  3. No es más que exponerse a un riesgo, creer que estamos compartiendo hoy, en nuestro país, con el ser humano que conocimos y tratamos en otras épocas de la comunidad dominicana.
  4. La mujer y el hombre auténticos del pasado, ya están en extinción. El connacional de estos momentos está presto para fingir afectos y emociones. Cuadra perfectamente con la deslealtad.
  5. En el ambiente familiar, empresarial, político o de amistad, nadie está libre de peligro o miedo, porque acecha la inseguridad. La desconfianza se ha impuesto sobre la creencia, el crédito.
  6. Resulta sumamente difícil estar moviéndose en un sitio donde las personas cambian de parecer conforme sea su conveniencia. Aquí abundan por montones los tránsfugas, acomodaticios, chaqueteros y contemporizadores.
  7. No es solamente en el mundo de los negocios, la politiquería y en los vínculos sanguíneos donde comprobamos la existencia de la falsía. La encontramos en todas las relaciones sociales, aunque identificada como hipocresía, practicante de la doblez o simplemente pérfido, desleal.
  8. En cualquier espacio donde nos encontramos departiendo con esa persona de la nueva conducta y generación, ahí sobresale la forma de comportarse el sinuoso, el taimado, listo para presentarse como sincero, pero escondiendo su actitud culebreante, de ladino.
  9. Es más que complicado entenderse, armonizar y de cualquier forma avenirse, hacer química con ese individuo ausente de vergüenza, respeto y consideración hacia a aquellos con los cuales trata de establecer amistad.
  10. Desde cualquier ángulo que examinemos la forma de comportarse el material humano de ahora, en lo ético y moral, los resultados no son nada agradables, porque no producen satisfacción, solo disgustos, tristeza.
  11. Ciertamente, hay una parte de la comunidad dominicana, que se siente a gusto, de buen agrado, a sus anchas, conforme para que todo siga igual, que nada cambie.
  12. Históricamente, las clases sociales en decadencia, se identifican con la moral del régimen económico degradado por completo, y aquí no está ocurriendo la excepción.
  13. El medio social y político nacional es adecuado para desigualarse: unos, los que quieren y les conviene que el pueblo dominicano siga siendo fuente de enriquecimiento oprobioso, y otros, los que aspiran a una comunidad de gente de honor, dignidad y decoro.
  14. En nuestro país, la situación política y social, demanda de fuerzas sociales en ascenso, aquellas que están llamadas a representar el porvenir, a que comiencen a ocupar el lugar que les corresponde para regatearle el poder del Estado, a quienes lo detentan para satisfacer apetencias desmedidas.
  15. Gente nueva en el quehacer político, económico y social, deben traer un renovado gobierno, que ponga al ser humano como lo más importante, con una ética y moral ajustada a la decencia.
  16. Corresponde a mujeres y hombres sensibles del país, hacer conciencia, decidirse por encabezar la lucha por cambios verdaderos, comenzando por poner a su lado a todos aquellos que aquí desean adecentar la vida pública, partiendo de una modificación del ordenamiento socioeconómico vigente, causante de todos los males económicos y sociales que nos lamentamos padecer.