Para superar la degradación electoral
- Lo que deja ver la realidad dominicana es que la mayor parte de la gente de aquí, ha perdido el juicio, lo ha olvidado todo, no está en plenas facultades mentales.
- Lo que a diario estamos viendo es para creer que este es un país de locura, adecuado para los que se comportan haciendo disparates.
- Creo que más que perder el tino, lo que tenemos es una caterva de mujeres y hombres que olvidaron la vergüenza, razón por la cual actúan de manera inverecunda.
- Hablar y obrar como un descarado, es muy propio de quienes hacen del atrevimiento y el cinismo, una forma normal de comportamiento. Tal cual es el que se ha habituado a estar de indecente.
- De seguro que solamente le queda un chin, algo menos que un chinchín, o tal vez un chinchinín de vergüenza a ese que, haciendo de trepador social, se convierte en chaquetero.
- Hay que pensar como un semoviente, un marrano cualquiera, para por una chiripa de dinero pasarse de un partido a otro, y quedarse dándole changüí a sus anteriores compañeros. Los camaleones de la politiquería ahora están de pláceme.
- Basta que desde otro partido del sistema le ofrezcan unos pesos al tránsfuga para verlo levantando la mano derecha y jurando fidelidad a una nueva organización.
- No hay que ofrecerle una fuerte suma de dinero al turpén de la politiquería dominicana para verlo plumearse y así tener segura su chapea.
- Aquel que usted cree que es un desjuiciado, en el fondo es un vivo del accionar politiquero nacional dominicano. Es el mismo que va a las manifestaciones políticas a aplaudir a su partido hoy, y mañana está en el mismo espacio voceando duro, desgañotándose por el nuevo que le compró la voluntad política.
- La situación política electoral dominicana se pone, en ocasiones, algo así como un rebaño, un ambiente propicio para tener a su alcance a negociantes de la política convertidos en reses.
- El país nuestro es el ideal en tiempo de votaciones, porque basta con ser buen marrullero para alzarse con unos cuartos, vendiéndose por pocas libras o barato por inmoralidad. Cualquier marchante gana bien en época electoral.
- El adaptable de poca monta se contenta con recibir cualquier marifinga para cambiar de un partido sistémico a otro de igual calaña o peladez.
- El mundo de la politiquería arropa a varios grupos de la decadente sociedad dominicana, porque es propicia para cualquier vagabundo que crea reunir condiciones para dedicarse a hacer comercio, especular con ideas, o trapichear con principios de gabela.
Ideas finales
- Por encima de todas las operaciones politiqueras, debemos mantener la esperanza de que, más temprano que tarde, vamos a superar el estado actual de degradación en el accionar político
- El truchimán no debe continuar dominando el escenario político del país. El malicioso no puede estar por encima de la mujer y el hombre de bien.
- El papabocó de la política dominicana de ahora, ha de desaparecer y su espacio ocupado por aquel que cree y practica la lucha social para contribuir a hacer posible la modificación del orden social dominicano actual.