jueves, 16 de junio de 2022

Por encima de todo, confiemos en el porvenir

I.- Un orden económico sin equidad

  1. Se está convirtiendo en algo normal, las expresiones de lamentos que salen de las gargantas de amplios sectores y clases que forman parte de la sociedad dominicana.
  2. El ser humano tiende a manifestar queja cuando siente que algo le motiva aflicción. Compartir la desgracia ajena, sentir compasión, genera estado de tristeza.
  3. Las iniquidades, las tantas cosas feas que a diario ocurren en nuestro país, reducen a la nada el mucho ánimo o valor que posee una persona. Cualquiera pierde la ilusión frente a lo que acongoja. 
  4. Ninguna comunidad humana está llamada a permanecer padeciendo a perpetuidad, una situación que lastima a la mayoría de sus miembros. El ultraje ofende y se hace insoportable, por lo que no debe ser tolerado.
  5. No hay que ser un apasionado, ni ser cascarrabias, para oponerse a todo aquello que en nuestro país mantiene a la mayoría de la población indignada, por el sabor amargo que dejan los tantos males resultantes del actual modelo económico.
  6. Sin estar dotado de gran inteligencia, el dominicano o la dominicana, con los conocimientos más elementales de la realidad que estamos viviendo, llega a comprender que la forma como aquí está organizada la vida económica y social, no tiene nada de equidad.

II.- Legitimidad de eliminar lo injusto

  1. Es legítimo de parte de la mayoría del pueblo dominicano, quitarse de encima, eliminar el modelo actual, porque le es perjudicial en lo material y espiritual, y le impide su desarrollo humano integral.
  2. Se hace una necesidad la desaparición de todo aquello que afecta, y de cualquier manera fastidia o vulnera el derecho del ser humano en su progreso económico, social y cultural.
  3. Para cada habitante del territorio nacional dominicano, no ligado a los grupos de poder económico y social, es un compromiso que no puede dejar de ejecutar, luchar contra el sistema porque entristece y es infuncional. 
  4. Resulta un contrasentido mantener y propiciar la existencia, dejar que siga, como hasta ahora, el mismo ordenamiento que nos reduce como país civilizado y nos mantiene avergonzados.
  5. Hay que tomarlo como un mandato, accionar a los fines de hacer cesar aquello que nos hace ver como mujeres y hombres que aceptan con docilidad la opresión y la limitación a la independencia y soberanía nacional.
  6. Tener aguante, dejar pasar, decir amén a las injusticias e inclinar la cerviz para transigir, no debe ser el proceder de quien no está formado para dar aquiescencia a lo que denigra. 
  7. Ningún ente social que vive bajo un modelo económico que daña a la especie humana, está llamado a permanecer apaciguado, ni mucho menos proceder como dando licencia para la prolongación de lo que significa statu quo o atraso.
  8. En el quehacer político dominicano, al conservarse tanto tiempo un modelo económico que es una afrenta, al parecer, sus adversarios no han tomado en serio el descalabro social, ético y moral, o se han dejado tomar el pelo por los grupos dominantes.

III.- No hay que ser revolucionario, simplemente realista 

  1. No hay que ser revolucionario ni intolerante, para actuar contra lo que genera injusticia, y es portador de lacras. Lo inaguantable jamás debe ser pasado por alto; hay que accionar en su contra.
  2. En una persona sensible, resulta imposible de aceptar, el hecho de no darle importancia y tomar a broma, la crisis latente que causa un modelo más que infecundo, totalmente inservible.
  3. En lugar de lo que es inoperante para el pueblo, hay que construir algo nuevo, a los fines de renovar la sociedad y así llegue el progreso para que la mayoría se eleve sobre sus penurias.
  4. Corresponde a las fuerzas motrices sanas del país hacer resurgir un orden social fresco, flamante, diferente al actual, que ha traído pobreza y cuantos males sociales dañan.
  5. El pueblo dominicano, está hastiado e indignado, por tener que vivir bajo una forma de organización social, que lesiona vivamente al ser humano.
  6. Corresponde a las mujeres y hombres de bien, hacer posible la creación de las premisas materiales y espirituales que permiten el desenvolvimiento de la personalidad en todos sus aspectos. 

Ideas finales

  1. El pueblo dominicano alcanzará su pleno bienestar, cuando la sociedad esté organizada, teniendo como base de sustentación un ordenamiento económico y social que procure el desarrollo humano integral.
  2. Por muy difícil que sea hoy la vida material y espiritual de las grandes mayorías nacionales, más temprano que tarde saldrán adelante, con el accionar común y tesonero de sus más consecuentes luchadores democráticos, que confían en que el porvenir nos pertenece.