domingo, 26 de junio de 2022

Depravación en las escuelas públicas

I.- Hechos para despejar dudas

  1. La persona realista ve las cosas y los hechos tal como son, lo que le permite actuar con sentido práctico; sin sustraerse a la realidad para no caer en abstracciones.
  2. El medio social dominicano actual, permite ser analizado de manera objetiva por todo aquel que procura ser veraz y exponer con conocimiento de causa, partiendo de la materialidad.
  3. Sin ninguna clase de remilgo, con suma sencillez estamos en condiciones de emitir opiniones con relación a la sociedad dominicana de ahora, y el resquebrajamiento en el conjunto de principios que deben seguirse para el correcto proceder.
  4. Si algún dominicano o dominicana, tenía duda por donde andan las buenas costumbres y el decente proceder de los adolescentes en el presente, su inocencia desapareció con los actos vergonzosos exhibidos recientemente por varios púberes.

II.- En las escuelas, bailando en blumen, fumando y tomando alcohol

  1. Esas muchachas que en horas de la mañana o de la tarde, salen de sus hogares, con sus uniformes muy ajustados a sus cuerpos, y variados colores en sus labios y rostros, ya demostraron la razón de su coquetería y maquillaje.
  2. Sin ninguna clase de disfraz para cubrir sus rostros, ni disimulo alguno, en pleno centro escolar, un grupo de adolescentes se dejaron grabar, en ropa interior, muy risueñas y ejecutando movimientos cadenciosos.
  3. Además de bailar en pantis, las jóvenes se dejaron ver por televisión, haciendo uso de bebidas alcohólicas, como si su lugar para estudiar fuera un espacio público.
  4. Los adolescentes, para completar las acciones desenfrenadas en su propia escuela, hicieron una demostración de ser expertos fumadores, lanzando por sus bocas una gran cantidad de humo.
  5. Todo aquel que quiso ver lo vio; el penoso espectáculo de jovencitas en su centro de estudios, bailando en ropa interior, tomando alcohol y fumando en unión de compañeritos.
  6. Lo que fríamente hemos expuesto con respecto a la mocedad, y sus diversiones para el público, no fue una actividad para conmemorar un hecho de importancia.
  7. Cada quien atendiendo a su forma de pensar, que califique lo llevado a efecto por jovencitas en una escuela pública. De entrada, hay que decir que fue una acción desenfrenada que llega a la obscenidad.

III.- Los hechos hablan

  1. Por lo agitada que está la vida de nuestro pueblo, moviéndose entre crisis económica, social y sanitaria, a lo mejor no se ha detenido a pensar lo que entraña el bochornoso caso en las escuelas.
  2. Las estudiantes bailando en blumen en su escuela, no es para dejarlo así por así, como si nada hubiera pasado. Esa acción impone reflexión de parte de padres, autoridades, educadores y la sociedad entera.
  3. Los adolescentes que llevaron a cabo el desenfreno en las escuelas, enviaron un feo mensaje de lo que es la sociedad humana donde estamos viviendo. Esto es motivo de vergüenza; nos debe ruborizar, a no ser que aquí triunfó por completo lo indecoroso sobre lo moral.
  4. No hay que ser un pesimista para suponer que lo sucedido en escuelas públicas, con una juventud entregada a inmoralidades, no es más que la señal que manda un orden social despedazado ética y moralmente.
  5. Lo que hicieron esos infantes, no es para celebrar. Por el contrario, debemos verlo como un acto que nos reduce como país y mujeres y hombres de bien. Las vulgaridades no elevan, reducen.
  6. Lo recién ocurrido en los centros escolares, y lo que hicieron las alumnas y los alumnos, lo que prueba es que estamos en una sociedad infructuosa, inoperante, que no sirve para bien formar en lo ético y moral.
  7. Lo que presenciamos por televisión, obra de nuestros futuros ciudadanos y ciudadanas, no es bueno para narrar, porque motiva mala impresión. No es bonito para contar a los demás, porque causa repugnancia e indignación.

Ideas finales 

  1. No nos engañemos. Los actos efectuados por estudiantes en el mismo lugar donde son instruidos, son ofensivos; nos llevan al descrédito como país, y en lugar de ganarnos elogios, nos hacemos merecedores de opiniones afrentosas.
  2. Sin darle mucha vuelta a la cabeza, debemos llegar a la conclusión de que las acciones de las jóvenes en ropa interior, fumando y tomando bebidas alcohólicas, constituye una afrenta; un oprobio y una perversión propias de una sociedad entregada a la indignidad y a las inmoralidades.
  3. Quiérase o no, lo que en su escuela hizo nuestra juventud, hay que tomarlo como síntomas de un cuerpo social enfermo que, por medio de sus miembros más tiernos, envía señales de gravedad.
  4. En nuestro país, los grupos de poder económico, político y social, deben sentirse preocupados por lo ocurrido en las escuelas públicas, y las acciones de las adolescentes bailando en ropa interior, tomando alcohol y fumando.